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Universidad, cultura y democracia en América Latina: La era neoliberal

Fuentes: Argenpress

«Para nadie es un misterio que esta época tan especial, en la cual el capitalismo ha experimentado una reestructuración regresiva a escala planetaria, se encuentra dominada por una ideología: el neoliberalismo. Éste se ha convertido en el sentido común de nuestro tiempo, si bien es cierto que su penetración e importancia práctica se distribuye de […]

«Para nadie es un misterio que esta época tan especial, en la cual el capitalismo ha experimentado una reestructuración regresiva a escala planetaria, se encuentra dominada por una ideología: el neoliberalismo. Éste se ha convertido en el sentido común de nuestro tiempo, si bien es cierto que su penetración e importancia práctica se distribuye de manera sumamente desigual según países y regiones. Así como en el pasado aun los líderes más despóticos y autoritarios no dejaban de exaltar el valor de la democracia y de asegurar que los regímenes que presidían eran auténticas expresiones de la misma, en nuestro tiempo los gobernantes parecen competir en un concurso para ver quién declara con más ahínco su adhesión a los principios del «libre mercado.»Atilio Borón (1).

El contexto

Desde la primera mitad de la década de los ochenta, el desarrollo latinoamericano se encuentra bajo el influjo de las políticas neoliberales. La década de los noventa se constituyó en el momento culminante de su aplicación, cuando se perfilaron los países modelo de acuerdo al llamado Consenso de Washington (2). Chile primero, Argentina y México después, fueron los que marcaron el derrotero que había que seguir para integrar a América Latina al nuevo contexto: el de la economía globalizada. Como apunta Atilio Borón (3), el neoliberalismo se asentó sobre cuatro dimensiones:

a. La avasalladora tendencia a la mercantilización de derechos y prerrogativas conquistados por las clases populares a lo largo de más de un siglo de lucha, convertidos ahora en «bienes» o «servicios» adquiribles en el mercado.

b. El desplazamiento del equilibrio entre mercados y Estado, un fenómeno objetivo que fue reforzado por una impresionante ofensiva en el terreno ideológico que «satanizó» al Estado mientras se exaltaban las virtudes de los mercados.

c. La creación de un «sentido común» neoliberal, de una nueva sensibilidad y de una nueva mentalidad que han penetrado muy profundamente en el suelo de las creencias populares. Como sabemos, esto no ha sido obra del azar sino el resultado de un proyecto tendiente a «manufacturar un consenso», para utilizar la feliz expresión de Noam Chomsky, y para lo cual se han destinado recursos multimillonarios y toda la tecnología mass-mediática de nuestro tiempo a los efectos de producir un duradero lavado de cerebro que permita la aplicación aceitada de las políticas promovidas por los capitalistas. Este conformismo también se expresa en el terreno más elaborado de las teorías económicas y sociales por aquello que en Francia se denomina «el pensamiento único».

d. Finalmente, el neoliberalismo cosechó una importantísima victoria en el terreno de la cultura y la ideología al convencer a amplísimos sectores de las sociedades capitalistas -y a la casi totalidad de sus elites políticas- de que no existe otra alternativa. Su éxito en este terreno ha sido rotundo: no sólo impuso su programa sino que, inclusive, cambió a su provecho el sentido de las palabras. El vocablo «reforma», por ejemplo, que antes de la era neoliberal tenía una connotación positiva y progresista -y que fiel a una concepción iluminista remitía a transformaciones sociales y económicas orientadas hacia una sociedad más igualitaria, democrática y humana- fue apropiado y «reconvertido» por los ideólogos del neoliberalismo en un significante que alude a procesos y transformaciones sociales de claro signo involutivo y antidemocrático.

El neoliberalismo, por lo tanto, más que una doctrina o una simple colección de medidas económicas, constituye una verdadera corriente civilizatoria propia del capitalismo en su actual etapa de desarrollo, es decir, dominado por el capital financiero sustentado sobre la revolución tecnológica acaecida en la segunda mitad del siglo XX.

Esta corriente civilizatoria transformada en sentido común, habiendo llegado a todos los rincones de la sociedad (desde los más públicos hasta los más íntimos), ha alcanzado a la institución universitaria, afectándola tanto «desde afuera» como «desde adentro». En estas condiciones, la institución universitaria se ve cada día más cuestionada (tanto «desde fuera» como «desde dentro»), poniéndose en tela de duda su pertinencia frente a los requerimientos del mundo actual.

El concepto de educación dominante

Bajo la racionalidad neoliberal, que acabamos de exponer, el sistema educativo es analizado en relación a tres ideas fundamentales: eficiencia, eficacia y calidad, que fueron originalmente acuñadas por la pedagogía estadunidense del eficientismo industrial que traslada al campo pedagógico y, en general al de las ciencias humanas, conceptos empresariales. De esta manera, se vincula lineal y mecánicamente el sistema educativo con el aparato productivo, subordinando el primero a los intereses del segundo. Se considera a la educación como producción de capital humano, como inversión personal y colectiva, la cual debe, por lo tanto, ser rentable en términos económicos.

Estos son los principios que rigen los programas educativos para América Latina de organismos internacionales como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. Según este razonamiento, invertir mejor no significa invertir más, sino desarrollar aquellas áreas educativas que demanda el mercado y considerar la educación como una empresa que debe mostrar su eficiencia, eficacia, rentabilidad y calidad. (4)

La universidad que se cuestiona

No toda institución universitaria es cuestionada. Quien se encuentra en el centro de las dudas es la universidad pública estatal. Se remarca el carácter estatal de la universidad pública porque de él deriva buena parte de los cuestionamientos. En términos generales, y como ya se apuntó someramente antes, lo estatal es considerado, desde la ideología neoliberal, la principal rémora que impide el desarrollo y el progreso. Lo estatal sería sinónimo de ineficiencia, corrupción, privilegios gremiales, apatía y, en general, atraso. Por ello, lo estatal debe reformarse o, mejor aún, reducirse o desaparecer. La reducción del aparato estatal (a través de la venta de activos, de la reducción de las planillas, etc.) se constituye en objetivo primordial de los gobiernos que impulsa políticas de carácter neoliberal.

La universidad pública estatal no escapa a esta panorámica. Los argumentos girarán, siempre, en torno a los aspectos antes mencionados y no vale la pena repetirlo aquí. Las consecuencias serán varias e incidirán en muy distintos ámbitos. Uno de ellos será el presupuesto que el Estado está en la obligación de proporcionarle. Ubicándose el «gasto» en educación en el ámbito de lo social, este se verá reducido y se le exigirá a la institución universitaria que genere crecientemente sus propios recursos a través de la venta de servicios. Por otro lado, se verá compelida a «racionalizar» el gasto, lo que incidirá, en primer lugar, en la reducción de su planilla, sobre todo de personal estable, lo que provocará el crecimiento de una masa de profesores flotantes que prestarán sus servicios de forma esporádica y con formas de contratación precarias.

La venta de servicios

Esto generará dinámicas específicas al interior de la institución universitaria. Por un lado, la venta de servicios reconfigurará: 1) el perfil socio-económico del estudiantado en los programas en los cuales se debe pagar; 2) la oferta académica porque, paulatinamente, se irán privilegiando aquellos programas que son «rentables», es decir, que dejan buenos dividendos económicos. Estos aspectos remodelarán a la universidad.

Por un lado, la estratificará en varios sentidos: 1) porque habrán espacios académicos exitosos económicamente y, por lo tanto, con recursos suficiente para acceder a mejorar su infraestructura física, tecnológica, etc., y para que sus académicos se formen, participen en actividades internacionales, etc. Por otro lado, estarán aquellas áreas que, por distintas razones (ideológicas, por no estar en la corriente dominante privilegiada por el neoliberalismo, etc.) no pueden generar exitosas ventas de servicios, lo que las transformará en unidades pobres, a veces carentes hasta de los recursos mínimos para poder funcionar.

Entre las primeras generalmente se encuentran las unidades académicas vinculadas a las áreas tecnológicas (sobre todo la informática), los idiomas (sobre todo las que tienen que ver con la enseñanza del inglés), y los cursos de postgrado. Entre las segundas las humanidades (en primer lugar), las artes y las ciencias sociales. Las dos primeras serán consideradas, en términos generales, prescindibles, en la medida en que no tienen directo carácter instrumental, son críticas con el mundo circundante y no se ubican en la racionalidad tecnológica. Esto generará, por lo tanto, una estatificación interna al interior de la institución.

2) La universidad también se estratificará de otra forma: tendrá estudiantes con más y otros con menos recursos. Los primeros exigirán (y se considerará legitima su exigencia en razón de que están pagando) buenas instalaciones, clases con apoyo tecnológico apropiado, profesores eficientes y… buenas notas.

El personal flotante

El principal impacto que tiene el crecimiento de una población de docentes que no se encuentran ligados a la universidad por lazos estables de contratación es el decrecimiento del compromiso con sus objetivos y programas. Estas formas de trabajo precario, inestable, a veces temporal, reproduce formas de trabajo propias de las maquilas y el trabajo informal (5), aquel que a veces creemos confinado a las esquinas de nuestras populosas ciudades en donde se nos venden baratijas, frutas, dulces o cualquier otra cosa. Esto incidirá de manera directa en la calidad de la docencia pero, sobre todo, de la investigación, la cual será cada vez más artículo de lujo al que se accede después que ha sido satisfecha la primera y más importante tarea a la que se le irá reduciendo a la universidad: la de graduar profesionales.

Una primera conclusión que podemos derivar de lo antedicho es que la cultura neoliberal se ha enquistado con fuerza al interior de la universidad pública, y que esto tiene como uno de sus resultados la existencia, en su seno, de dos universidades:

• una que «avanza con el tono de los tiempos» y otra que «se queda rezagada», cuestionando, oponiéndose o resistiendo al rumbo de los acontecimientos;

• una que accede a mejores condiciones de infraestructura física y tecnológica, y otra a la que a veces le falta hasta lo elemental;

• una que se compromete con los fines y objetivos de la universidad y otra que la ve como «un trabajo» más.

• Una con estudiantes con problemas económicos que a veces ponen en riesgo su estadía en la institución, y otra con muchachos y muchachas que abarrota los estacionamientos con sus automóviles.

Una universidad menos democrática, más excluyente, menos crítica; fracturada y contradictoria.

La educación superior privada

«Es bastante deseable que todos los jóvenes, independientemente de la riqueza, de la religión o del color, o, también, del nivel social de sus propias familias, tengan la oportunidad de recibir tanta instrucción cuanto puedan asimilar, siempre que estén dispuestos a pagar por ella, sea en el presente, sea a costa de rendimientos superiores que percibirán en el futuro, gracias a la instrucción recibida.» Milton y Rose Friedman(6)

El modelo neoliberal de educación, que la entiende como un «servicio» que puede ofrecerse en un mercado en el que compiten distintos oferentes, promueve el surgimiento explosivo de universidades privadas. Estas tienen una oferta de servicios académicos en donde se vislumbran «nichos de mercado» determinados, es decir, en donde se tiene certeza que contarán con una gran demanda.

«Macdonalización de la enseñanza» han dado en llamar algunos al lento pero inexorable proceso de integración de la enseñanza superior al mundo del mercado. Y justamente este paralelismo que parece ser meridianamente claro y «correcto» a la hora de graficar un proceso de cambio que implica, además de globalización, un fuerte desarrollo tecnológico que permite la diseminación del conocimiento, suscita fuertes controversias.

A propósito de esta comparación, el Director General Adjunto de Educación de la UNESCO, John Daniel, señala tres puntos que pueden ayudarnos a reflexionar sobre la evolución que vive hoy la educación: en primer lugar según él, a pesar de su ubicuidad, lo que esta cadena gastronómica brinda, es una proporción mínima de lo que la gente consume; en segundo lugar, vende porque a la gente le gusta la comida que sirve; y por último, la clave de su éxito está en que ofrece un menú limitado de platillos disponibles en locales idénticos y con el mismo sabor y calidad en todas partes del mundo.

Más allá de ello, el eje de la controversia educacional radica en si esta evolución -o comercialización de la educación- es positiva o no para la enseñanza y para la sociedad.

Lo que si está fuera de debate, es que la educación se está transformando en un commodity. No en vano la educación superior ha pasado a ser objeto de estudio de la firma Merrill Lynch, especializada en inversiones bancarias. Tampoco es casual que las dos principales firmas dedicadas a comercializar la educación superior en Estados Unidos (Apollo y Sylvan Learning) coticen hoy en Wall Street y que el Acuerdo General de Servicios Comerciales (GATS) haya incluido a la educación en una lista de servicios a ser privatizados.

Y por ahí parecen pasar hoy las claves del problema. Si la educación es redituable -que lo es- ¿quiénes determinarán los contenidos de los «Menús Combos» de estos «McDonalds de la pizarra»? O bien, siguiendo el razonamiento de John Daniel en cuanto a que la oferta de estos Fast Foods representa una mínima proporción de la comida que la gente consume, no es despreciable el hecho de que cada vez es también menor… «la gente que los puede consumir». ¿Es realmente cierto que lo que ofrecen es lo que gusta al «consumidor»?, o bien es lo que sirve al mercado.

Por un lado se argumenta que la masificación de la educación superior beneficia a los estudiantes potenciales ya que se reduce los costos de producción y por ende se pone el «producto» al alcance de mayor número de personas. Así, las ventajas parecen pasar exclusivamente por una mayor diseminación del conocimiento. Un conocimiento que en apariencia está cada vez más cerca de los «ciudadanos comunes» a través de las nuevas tecnologías o mediante la apertura de los mercados a proveedores extranjeros de educación, que apuntan en particular a los países menos desarrollados, quienes buscan suplir de esa forma sus carencias.

Por otro, la incontrastable realidad parece mostrar día a día cómo el mercado estandariza el menú y los combos se preparan pensando en los comensales de los países desarrollados, para quienes los ingredientes educativos -las asignaturas- deben satisfacer el sabor de la ecuación costo-beneficio, en desmedro de las materias más «insulsas» -o menos rentables- como las ciencias humanas. No sólo se limita el espectro de asignaturas ofrecidas; se lo restringe al modelo occidental hegemónico. Ni hablar del costo que implicará el acceso a estos menús educativos, ya que la comercialización de la educación superior supone la privatización de la oferta educativa. Una oferta que cada vez más gente mirará desde fuera, por la imposibilidad de acceder económicamente a la misma, agudizando así la desigualdad social.

Finalmente, la controversia hoy pasa también por reconocer que dejar a la educación a merced de las fuerzas del mercado implica desconocer que esta es un derecho reconocido por la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Este debate se centra, de igual modo, en aceptar la importancia que la educación tiene y debe tener para el desarrollo de las sociedades. En este entendido, y a juzgar por lo que se comienza a ver, esta Macdonalización parece suponer que la investigación está motivada no por lo que conviene al bien común sino por lo que las grandes empresas consideran lucrativo.

En este marco, la universidad privada se constituye en uno de los motores que profundizan la segmentación, la fragmentación y las desigualdades sociales: podrá estudiar en ellas quienes tengan los recursos para costear una carrera. Para ello, se establecen sistemas de financiamiento que endeudan a los estudiantes y sus familias, los cuales deben rembolsar préstamos (a veces cuantiosos y a largo plazo) una vez que obtengan un título y se incorporen al mercado laboral.

¿Alternativas?

Evidentemente, los cambios que se suceden en la educación superior latinoamericana en la contemporaneidad, y que hemos venido puntualizando hasta aquí, son producto de las profundas transformaciones que sufre el sistema social en general, enmarcado en los procesos de globalización neoliberal que tiene lugar desde la primera mitad de los años ochenta del siglo XX.

Como es ampliamente conocido, América Latina se ha convertido en la región del mundo en donde, a partir de finales de la década de los noventa, se ha venido experimentando una serie de movimientos socio-políticos que exploran la forma de desvincularse de ese tipo de modelo de desarrollo. Estos movimientos encuentran su génesis tanto en formas políticas tradicionales, como en aquellas que se desprenden de la acción de los nuevos movimientos sociales. Todas deben ser entendidas como búsquedas, como propuestas, como intentos por encontrar alternativas más democráticas al estado de cosas que anteriormente presentamos.

Inmersas en las dinámicas antes descritas, las instituciones universitarias parecen no tener suficiente dinamismo para generar cambios que las transformen y resuelvan las situaciones de ambivalencia en las que se encuentran. Desde su seno, sin embargo, grupos vinculados a los llamados nuevos movimientos sociales, o desde estos mismo, han surgido algunas propuestas en torno a cómo reorientar la educación superior pública; dada su naturaleza, éstos ponen énfasis en la creación de modelos educativos que tengan una estrecha ligazón con las necesidades e intereses de aquellos grupos que, habiendo sufrido las mayores consecuencias negativas de la implementación de las políticas neoliberales, han adquirido altas cotas de conciencia política contestataria frente al sistema. Las propuestas resultantes son, por lo tanto, portadoras de un alto contenido de criticidad frente al sistema, y pugnan por la construcción de un pensamiento alternativo al prevaleciente en la esfera de lo oficial.

A continuación presentamos, a manera de ejemplo, dos casos que ilustran lo antedicho; el primero de ellos, que nace del seno de la Escuela de Psicología de la Universidad de Rosario, Argentina, se preocupa por renovar no solamente los contenidos vehiculados sino, también, gestar nuevo conocimiento a partir de procesos participativos. El segundo, nacido de uno de los movimientos sociales de nuevo tipo más conocidos de América Latina, las Madres de la Plaza de Mayo, de Argentina, recuerda aquellos ensayos de centros populares vinculados a la educación que el naciente movimiento contestatario (obrero, sindical, anarquista, socialista y espiritualista) de principios del siglo XX impulsó.

Caso Nº 1:

Una experiencia auto-organizativa en gestación como alternativa a la universidad estatal en descomposición y la universidad de mercado emergente: la Universidad Experimental (UX) (Rosario, Argentina)

La universidad experimental (UX) es un proyecto que funciona en la ciudad de Rosario, Argentina, y que se propone construir un espacio público no-estatal en el que coexistan tres áreas relacionadas: autoformación, laboratorio teórico y co-investigación. Es un intento de producir formas constituyentes de militancia que tengan como terreno existencial los problemas del saber y el pensamiento, de su producción y de su capacidad de producir efectos políticos en las experiencias de auto-organización social.

Es por ello que se propone ir más allá de la crítica de la universidad estatal en descomposición y de la universidad de mercado emergente. En este sentido, la universidad experimental prefigura la universidad pública no-estatal (7): un modelo de universidad contemporánea alternativa a la universidad de mercado. Para ello, se avanza también en la elaboración de un horizonte de composición con movimientos sociales que sostengan procesos de autoorganización a través de los cuales se construyan formas de vida basadas en la autonomía de la producción colectiva.

Organización

1. autoformación: una organización modular

Se propone un recorrido que pueda irse deteniendo en distintos dispositivos de producción de subjetividad contemporáneos (8): el amor, el trabajo, el mercado, la universidad y las problemáticas de género. Y a través de ellos, dentro de ellos, contra ellos, más allá de ellos, los procesos de autoorganización, los dispositivos de autoalteración de la vida que producen tiempos y espacios de singularización en los que podemos decidir cómo queremos vivir.

2. laboratorio teórico

La idea de contar con un laboratorio teórico radica en el deseo de construir un colectivo de trabajo para imaginar conceptos, hipótesis y maneras de pensar que luego puedan ponerse en disponibilidad como herramientas o recursos para el pensamiento en situación. Como espacio de práctica teórica, el laboratorio se orientaría a producir teoría no tanto a partir de problemas y situaciones específicas sino a partir del trabajo de la imaginación. Esto implica experimentar, probar, testear ciertas configuraciones de pensamiento (hipótesis, conceptos), darles forma, complejizarlas, y luego socializarlas para que devengan recursos disponibles para las situaciones de intervención.

En suma, se trata de la constitución de un grupo que se reúna periódicamente a formalizar y repensar los conceptos e hipótesis que venimos utilizando y a imaginar otros nuevos que puedan vislumbrarse como útiles de cara a un futuro.

3. co-investigación y auto-investigación

La co-investigación es una forma de investigación militante que supone un trabajo de cooperación productiva entre colectivos heterogéneos, para poder pensar a partir del encuentro ciertas problemáticas que no podrían pensarse por separado, con la premisa de que el saber generado tiene que ser útil para operar al interior de las prácticas que cada colectivo sostiene.

Por otro lado, la auto-investigación es otra modalidad de la investigación militante en la cual un colectivo construye un proceso de análisis de sus propias condiciones a partir de un recorrido exploratorio por los puntos visibles e invisibles de sus prácticas.

En ambos casos, se trata de constituir experiencias de pensamiento que intensifiquen el desarrollo de la autoorganización social.

4. ejes y espacios transversales

Los procesos de producción de subjetividad y sus relaciones con las prácticas de autoorganización son ejes transversales que atravesarán todas las instancias de la UX (subjetividad amorosa, subjetividad laboral, subjetividad femenina, subjetividad mercantil, subjetividad universitaria, etc.)

La UX desarrolla además un proceso permanente de investigación y formación pedagógica, dedicado a pensar y proponer dispositivos pedagógicos universitarios que constituyan un aporte metodológico a una experiencia de estas características.

La UX dispone, también, de un conjunto de actividades transversales por fuera del cronograma de los módulos de autoformación: debates, jornadas de pensamiento y presentaciones de libros. Estos espacios estarán destinados a presentar problemáticas específicas para intensificar redes de cooperación productiva.

5. modos de participación

Las decisiones generales de la universidad experimental se toman en una asamblea de problematización, elaboración y gestión. Esta asamblea asume la coordinación general del proyecto, las relaciones políticas e institucionales globales, el financiamiento, la promoción del espacio y la gestión de lo imprevisto. Están planeadas reuniones semanales para balancear, registrar, discutir, (auto)criticar, reflexionar sobre las tensiones que vayan produciéndose, etc.

La gestión de cada módulo de auto-formación, de cada espacio de co-investigación y del laboratorio teórico, es asumido por equipos autónomos de elaboración.

6. financiamiento

Los recursos financieros de la UX provienen de la organización de jornadas, eventos y fiestas. Los participantes de las distintas instancias de la UX (miembro de la asamblea de gestión, integrante de equipo autónomo de elaboración, cursante) están convocados a colaborar con el trabajo que hará posible el sustento material del espacio.

Caso Nº 2:

Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo

En 1999, la Asociación Madres de Plaza de Mayo, decide crear lo que ellos llamaron «un nuevo espacio de resistencia»: la Universidad Popular. En septiembre de ese año, a partir del Seminario de Análisis Crítico de la Realidad Argentina (1983-1999) dictado en la Librería de las Madres y del Café Literario «Osvaldo Bayer», comienza a constituirse este nuevo proyecto, mientras se van levantando las futuras aulas.

En abril del año 2000, se inaugura el proyecto que busca ensamblar cultura y política en la formación de los estudiantes.

Así esta Universidad Popular tiene el propósito de estimular un pensamiento crítico y organizar ámbitos grupales de reflexión creativa. Articular la teoría y la práctica, generar herramientas para disputar la hegemonía intelectual, abrir un espacio para que los sectores populares y los nuevos movimientos sociales puedan participar y crear formas de construcción política.

La Universidad Popular se propone superar las prácticas educativas del sistema, legitimadoras de la opresión. La Universidad pretende recuperar las tradiciones de luchas populares, transformar la sociedad y a nosotros mismos, en el saber y la lucha.

Todos los espacios de discusión político-académico que construye la Universidad Popular encuentran su validez en la praxis que se ha sostenido a lo largo de estos años de experiencia junto a las Madres de Plaza de Mayo.

Integran la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo más de ochocientos estudiantes y ciento cuarenta docentes quienes, participan en las distintas Carreras, Seminarios y Talleres apoyados todos ellos por un equipo de no docentes, llevando adelante en su conjunto este proyecto.

La Universidad dicta:

1) Carreras: Derechos Humanos, Psicología Social, Periodismo de Investigación, Economía Política y Social, Educación Popular, Cine Documental, Cooperativismo, Psicodrama, Lic. en Trabajo Social y a partir del año 2007 Abogacía, las dos últimas con título habilitante.

2) Seminarios: Leer El Capital, Introducción al Psicoanálisis, Teología de la Liberación, Arte Rehabilitación e Integración Social y Seminario de Lectura: Pensadores Marxistas Latinoamericanos.

3) Cátedras Bolivarianas: Historia Latinoamericana, Historia del Movimiento Obrero.

4) Clases Públicas: Conflictos Sociales y Lucha Obrera, La Historia Argentina que no nos contaron, Ciclo de Resumen Latinoamericano.

5) Materias de cursada obligatoria para todas las Carreras: Cátedra de Formación Política Ernesto Che Guevara, Cátedra de Formación Política Carlos Marx, Cátedra Historia de las Madres de Plaza de Mayo.

Integran la propuesta político-cultural de la Universidad, la Biblioteca «Julio Huasi», la Librería de las Madres, el Café Literario «Osvaldo Bayer», Ediciones Madres de Plaza de Mayo y la Videoteca de las Madres, completando la oferta de material necesario para el desarrollo de los estudios e investigaciones de estudiantes y docentes.

En sus pocos años de existencia, la Universidad ha gestado numerosas producciones académicas: videos, cortos, libros, cuadernillos; además de establecer y profundizar lazos solidarios y de mutuo aprendizaje con diversos movimientos sociales: trabajadores desocupados, fábricas recuperadas, asambleas barriales, piqueteros de todo el país.

La Universidad está constituida por un Consejo Directivo, con representación estudiantil, docente, no docente y de las Madres de Plaza de Mayo. Un Comité Académico formado por Coordinadores de Carreras y Seminarios Anuales. Un Comité Administrativo integrado por estudiantes, docentes y no docentes. Juntas de Carrera en las que participan docentes y estudiantes de las distintas disciplinas que se dictan en la Universidad Popular.

Conclusiones

1. El modelo civilizatorio neoliberal ha penetrado en la universidad pública estatal y ha provocado, en su seno, el desencadenamiento de una serie de procesos que desnaturalizan algunos de los objetivos básicos para los que fueron creadas en América Latina. Uno de ellos, que debe asociarse el tipo de universidad que nació con la reforma de Córdoba a inicios del siglo XX, es el que se propone que la educación constituya un mecanismo (a veces el principal) de movilidad social contribuyendo, de esta forma, a la democratización de la sociedad en su conjunto.

2. La universidad pública se ha visto compelida a desdibujar el modelo de institución abierta a todos los sectores sociales, viéndose inmersa en procesos que la orientan hacia la comercialización de los servicios que ofrece

3. La puesta en marcha de este modelo ha propiciado, también, una cada vez mayor segmentación al interior mismo de la universidad. Aquellas áreas que se encuentren más en consonancia con la concepción tecnocrática del desarrollo que promueve el neoliberalismo y que, por lo tanto, serán objeto de una mayor demanda, serán más «exitosas» en la venta de servicios y tendrán más recursos. Las humanidades, las artes y las ciencias sociales se encuentran en el ámbito de las disciplinas y áreas del conocimiento consideradas prescindibles por este modelo, con lo que se transformarán en espacios tendentes a la marginalidad.

4. El paradigma de educación superior del neolibealismo es la universidad privada. Esta sido promovida tanto por los gobiernos como por los organismos financieros internacionales. La universidad privada contribuye a reproducir los rasgos antidemocráticos que se deriva de la cultura neoliberal, y colaborará en la creación de una sociedad cada vez más desigual y polarizada.

5. Las alternativas a esta situación son difíciles de ubicar. No se detecta que las instituciones públicas de educación superior latinoamericanas generen movimientos que rompan radicalmente con esta situación, aunque de su seno puedan surgir propuestas que sí se lo propongan. A tono con los tiempos que corren, éstas pondrán especial énfasis en plantear iniciativas que vinculen a la universidad con los nuevos movimientos sociales, que hoy por hoy, tienen buena parte del protagonismo antisistémico que caracteriza a la convulsa situación política latinoamericana. ¿Podrán surgir de ahí nuevas propuestas educativas que renueven los vínculos de la universidad con la sociedad en su conjunto? ¿Podrá la universidad retomar su papel democratizador en la estructura social? ¿Tendrán esas nuevas propuestas la fuerza suficiente para no transformarse, también ellas, en propuestas para una elite? ¿Serán capaces las experiencias nacionales que impulsan alternativas al modelo neoliberal en América Latina, de gestar un tipo de universidad que responda a los requerimientos de esa época de cambios socio-políticos inéditos que construyen; que responda a las necesidades de la crisis ecológica en marcha que amenaza con ponerle fin a la presencia del género humano sobre la Tierra? Estas y muchas otras preguntas quedan sobre el tapete.

Notas:

1) En «Sobre mercados y utopías: la victoria ideológico-cultural del neoliberalismo»; Memoria; México, marzo 2002.

2) Se entiende por Consenso de Washington un listado de políticas económicas consideradas durante los años 1990 por los organismos financieros internacionales y centros económicos con sede en Washington DC, Estados Unidos, como el mejor programa económico que los países debían aplicar para impulsar el crecimiento. Estas políticas pasaban por: 1) la disciplina fiscal; 2) el reordenamiento de las prioridades del gasto público; 3) la reforma impositiva; 4) la liberalización de las tasas de interés; 5) una tasa de cambio competitiva; 6) la liberalización del comercio internacional (trade liberalization); 7) la liberalización de la entrada de inversiones extranjeras directas; 8) las privatizaciones; 9) la desregulación; 10) los derechos de propiedad.

3) Op.cit.

4) Véase Orienta Caponi y Humberto Mendoza; «El neoliberalismo y la educación» en http://www.actaodontologica.com/ediciones/1997/3/neoliberalismo_educacion.asp.

5) Son el resultado de las políticas de flexibilización laboral.

6) «La tiranía del statu quo»; Editorial Ariel; Barcelona; 1934; pg.. 188.

7) Dice su documento fundacional: «La universidad experimental no confronta ni desconoce a la universidad estatal sino que la habita desde otra lógica. A diferencia de otros proyectos militantes su gesto no es tanto el éxodo como el campamento. Éste responde, antes que a una cuestión ideológica, a una concreta disponibilidad de recursos. La hipótesis piquetera colabora en mostrar la vinculación que tenemos con la universidad estatal: no queremos disputar cargos, no queremos gestionar la institución, no queremos el centro de estudiantes. Lo que nos interesa es la apropiación de recursos para la autogestión de nuestros proyectos. En definitiva, apostamos a la sustracción de los intercambios sociales universitarios sometidos a las regulaciones estatales y mercantiles para componerlos con los procesos autónomos de producción de la vida social. Intentamos funcionar como una plataforma de conexiones entre los implicados en la experiencia y los procesos de autoorganización social. Esperamos que este proceso de apertura y articulación nos conduzca continuamente al rediseño del proyecto de la ux»; en «porqué la UX»; Borrador UX 2007

(http://universidadexperimental.wiki-site.com/index.php/Borrador_ux_2007).

8) El acento de los módulos en aspectos de la subjetividad proviene del hecho que la UX nace, como ya acotamos antes, en el seno de la Escuela de Psicología de la Universidad de Rosario, y apenas empieza a expandirse hacia otras áreas del saber y el conocimiento.

Rafael Cuevas Molina es profesor-investigador del Instituto de Estudios Latinoamericanos (IDELA) y del Doctorado en Letras y Artes para América Central (DILAAC) de la Universidad Nacional de Costa Rica.

Referencias:

Borón, Atilio; «Sobre mercados y utopías: la victoria ideológico-cultural del neoliberalismo», Memoria (México, marzo 2002).

Friedman, Milton y Rose Friedman; La tiranía del statu quo (Barcelona, Editorial Ariel, 1934).

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Levin, Henry M. (editor) Privatizing Education. Can de Marketplace Deliver Choice, Efficiency, Equity, and Social Cohesion? ( Boulder , Colorado , Westview Press, 2001).

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Torres, Carlos Alberto y Guillermo Gonzales Rivera (compiladores). Sociología de la Educación (Buenos Aires, Miño y Dávila Editores, 1994, segunda edición).

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Torres, Carlos Alberto. Las Secretas Aventuras del Orden. Estado y Educación (Buenos Aires, Miño y Dávila Editores, 1996–prólogo de Atilio Borón).

«Privatización de la educación»; en http://www.choike.org/nuevo/informes/1185.html.

«Universidad Experimental»; en http://universidadexperimental.wiki-site.com/index.php/Borrador_ux_2007