Concluídas las últimas elecciones realizadas en la Universidad Central, en pasadas semanas, donde una alianza sui géneris ganó las elecciones (el resto de listas representaron de la misma manera alianzas sui géneris); las mismas se caracterizaron por una baja incidencia política, en la cual desde hace tiempo se ha buscado imponer una nueva forma de […]
Concluídas las últimas elecciones realizadas en la Universidad Central, en pasadas semanas, donde una alianza sui géneris ganó las elecciones (el resto de listas representaron de la misma manera alianzas sui géneris); las mismas se caracterizaron por una baja incidencia política, en la cual desde hace tiempo se ha buscado imponer una nueva forma de relacionarse en tiempos electorales, dejando de lado la propuesta política, el análisis crítico, el concepto para cambiar y construir una universidad vínculada con los problemas nacionales, una universidad crítica que aporte con ideas y fundamentalmente con luchas para transformar la sociedad.
Se evidencia una forma de hacer política en la Universidad, una especie de transición de hacer política desde las ideas y debates, a una forma caracterizada por el clientelismo.
El no reconocimiento de las implicaciones históricas de la Universidad Central como la fuente de donde emanaba la crítica y las propuestas ante los acontecimientos que afectan al pueblo ecuatoriano, y ahora reducirla a un espacio de promoción y trampolín político electoral, con sus globos, cartelitos de colores y mascotas para hacer política, es la muestra de la afirmación que se hace, de la imposición de la banalidad como forma política en el movimiento estudiantil universitario.
De ninguna forma, está mal que la Universidad esté llena de alegría, pero el problema no radica en la forma sino en el fondo de las cosas, y el fondo no es otro mas que la carencia de argumentos y propuestas para una comunidad tan grande como lo es la «centralina», que se debate en una serie de problemas, que merman sustantivamente la calidad de la educación, y los profesionales que egresan de la misma.
Una comunidad de aproximadamente 40000 estudiantes, que está integrada por varias capas y estratos sociales desde los más populares hasta clases medias altas,una comunidad que sin lugar a dudas es «privilegiada», al poder acceder a un tercer nivel de educación aparentemente «gratuito» y de calidad, pues a pesar de los decantados gritos de que el acceso a la universidad es para todos somos testigos como semestre a semestre miles de jóvenes no pueden acceder a la universidad.
La Universidad tiene una serie de problemas que aún no han podido ser resueltos, como la actualización docente y de contenidos, existen inumerables ejemplos de «catedráticos» que dictan clases leyendo diapositivas en el mejor de los casos, no están capacitados para el noble acto de la enseñanza porque son meros repetidores de conocimiento, y crean un círculo vicioso del cual no podrán escapar con facilidad los nuevos profesionales.
Aparentemente al elevarse la exigencia de título mínimo para ejercer la docencia a Magister PHD, se elevaba la calidad, craso error de técnicos que planifican el sistema educativo desde otras realidades y en sus cómodos escritorios.
La minima participacion de estudiantes en proyectos de investigación, es un problema enorme primero porque los proyectos de investigación son minimos, y que los estudiantes puedan involucrarse en ellos es una posibilidad muy remota, repercute en que no haya creación académica y que se pierda gran capital cognositivo .
De los grandes problemas universitarios, del cual se ha hecho un mutis colectivo y se ha ignorado en gran parte es sobre el sistema de ingreso y la permanencia en el alma mater hasta concluir los estudios.
Un tema que debe ser tratado es sobre la permanencia en la universidad y la continuidad de sus estudios, principalmente de las mujeres y una de las causas más comunes de abandono de las carreras es por maternidad. No olvidemos que también permanente y numerosas son las denuncias de acoso sexual, que inciden en este factor de continuidad en los estudios, pues muchas veces por el círculo de violencia y miedo creado es la víctima la que busca abandonar esos espacios para no continuar siendo víctimas de esos ataques.
No resulta ajena a la realidad universitaria ver a madres y padres de familia que deben abandonar por que no tiene a quien dejar a sus hijos, por que no hay un sistema que contribuya a insertarles en el mercado laboral, una deuda enorme de la Universidad es la construcción y habilitación de guarderías para resolver este problema.
Es necesaria una verdadera democratización en los espacios políticos de la Universidad que nos lleven a romper con la crisis de representación universitaria, donde la comunidad estudiantil sea la verdadera protagonista en la toma de decisiones, y no que unos pocos representantes se tomen el nombre del estudiantado y negocien, como llegar de a poco a cargos políticos en el sistema público y que los cargos de representación estudiantil no sean más que un botín y un trampolín para insertarse en el acontecer político nacional y su viciado sistema de partidos.
Son muchos los problemas que se pueden seguir enumerando, pero se debe tener en cuenta que de la Universidad salen los profesionales encargados de ayudar a construir a un nuevo tipo de sociedad, no solo desde lo técnico sino desde lo humano, ya no se puede seguir cayendo en el juego electorero, es momento de construir una forma de hacer política diferente que crea en su comunidad centralina y su pueblo, no como medio para llegar a un cargo sino como el fin, para mejorar la calidad de vida de todos, para transformar estructuralmente la sociedad.
Reconstruir el movimiento estudiantil es una tarea impostergable que debe significar potenciar el pensamiento crítico, el análisis, el debate y la lucha.