Ya está, otra vez se entregan los premios Príncipe de Asturias, que a estas alturas de crisis parece la única satisfacción -pública, se entiende- que tiene la casa real, toda vez que los embarazos reales ya no interesan a nadie, que las regatas en las que participan solo interesan a esas clases medias que declaran […]
Ya está, otra vez se entregan los premios Príncipe de Asturias, que a estas alturas de crisis parece la única satisfacción -pública, se entiende- que tiene la casa real, toda vez que los embarazos reales ya no interesan a nadie, que las regatas en las que participan solo interesan a esas clases medias que declaran 700.000 euros al año y que el discurso de nochebuena del rey tiene más de oración fúnebre que de baño de masas.
Vuelve pues la ceremonia en la que el príncipe apela al esfuerzo y un grupo de gente con frac y vestidos de noche aplaude a rabiar como si la palabra ‘esfuerzo’ (o ‘ejemplo’, lo mismo da) activase un resorte secreto en sus cerebros. Por motivos obvios (la comida y la bebida) puede que usted desee participar en el festín, pero quizá no se haya planteado que puede incluso participar como premiado. Bien, sin negar que hace falta cierta cualificación para optar a uno de estos premios, le vamos a dar una buena noticia: si es usted hombre y tiene la piel clara, tiene las opciones intactas. Si no, le aconsejamos que opte en cualquier caso por los siguientes premios, por tratarse de los más accesibles:
Premio de la concordia: Sirve para celebrar que existe gente chachi en el mundo. Si se bucea en la subjetividad que eso implica, en un jurado tipo de los premios se puede afinar más: sirve para premiar a la iglesia católica en sus formas y sabores más variados. Un año se premia al Camino de Santiago, al año siguiente a una ONG o a las misiones que ponen bocatas en una aldea de Malawi y así todo queda en casa. En la edición de 2011 el premio va para «Héroes de Fukushima». Quizá dentro de diez años el premio vaya para «Héroes de Ascó». Esa puede ser su oportunidad.
Premio de las letras: Esto son palabras mayores. Y masculinas, mayormente. Si es usted mujer y ha nacido en Catalunya o Euskadi puede despedirse de la idea de levantar este trofeo. Es cierto que hasta hace poco ser un varón castellano leonés de entre 50 y 80 años le colocaba automáticamente en la quiniela de candidatos al premio. Sin embargo, hoy día se lleva el rollo ‘underground’. Así que el consejo para ganarlo es que sea usted estadounidense, que escriba sobre la soledad del individuo en una sociedad deshumanizada, y que diga que le ha influenciado Don DeLillo, pero copie a Paul Auster.
Premio de los deportes: Si no se dopa no tiene apenas posibilidades. Cuanto más contaminante sea la actividad que realiza, más opciones tiene, así que intente ser el primer campeón de carreras de todoterrenos enriquecidos con uranio en la superficie lunar. Si eso es difícil, trate de ser la imagen de marca de alguna marca de relojes. Si también eso falla, desista: para perder, más le vale no intentarlo, como ya le habrá dicho mil veces su entrenador.
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/Usted-tambien-puede-llevarselo.html