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Venezolanos presionan a la derecha de EE.UU. para que aplique sanciones drásticas contra su país

Fuentes: alainet.org

La ex diputada venezolana María Corina Machado exigió a congresistas de la ultraderecha estadounidense que Washington adopte sanciones económicas de gran alcance contra su país, y que tengan un real efecto sobre amplios sectores de la población, especialmente empresarios y grupos de clase media y baja de la sociedad, para coadyuvar al caos y a […]

La ex diputada venezolana María Corina Machado exigió a congresistas de la ultraderecha estadounidense que Washington adopte sanciones económicas de gran alcance contra su país, y que tengan un real efecto sobre amplios sectores de la población, especialmente empresarios y grupos de clase media y baja de la sociedad, para coadyuvar al caos y a la caída del gobierno.

Machado, «valiente» venezolana que publicitó una foto suya con George W.Bush en la Casa Blanca, ha llegado a manifestar que si el precio a pagar por sacar a los chavistas del poder es la quiebra de 400 o más medianas y pequeñas empresas venezolanas, que así sea, lo que le ha valido el repudio de importantes sectores de la llamada Mesa de Unidad Democrática (MUD), conglomerado variopinto que aglutina las fuerzas políticas-radicales y también algunas democráticas- de la oposición a la Revolución Bolivariana.

María Corina ya ni puede esgrimir que es diputada. Machado no fue siquiera expulsada de la Asamblea Nacional. Acorde al artículo 149 de la Constitución venezolana (que quizá jamás haya leído), los funcionarios públicos no pueden aceptar cargos, honores o recompensas de gobiernos extranjeros sin la autorización del parlamento. Ella aceptó ocupar el lugar del embajador de Panamá en la asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA) el viernes 21 de marzo.

Para más, el artículo 191 de la Constitución reza: «Los diputados o diputadas a la Asamblea Nacional no podrán aceptar o ejercer cargos públicos sin perder su investidura, salvo en actividades docentes, académicas, accidentales o asistenciales, siempre que no supongan dedicación exclusiva». Si viviera Carlos Andrés Pérez diría que fue un «autosuicidiio».

Pero la que viaja no es solamente María Corina Machado. Siguiendo sus indicaciones, el diputado acciondemocratista Leomagno Flores, estuvo recientemente en Washington para reunirse con legisladores de origen cubano y otros políticos de derecha, con el objetivo de lograr se presentase en el Congreso estadounidense una nueva propuesta de sanciones económicas contra Venezuela.

Inicialmente, tanto el senador republicano de la Florida Marco Rubio, como su colega de Nueva Jersey, el demócrata y también cubanoamericano Bob Menéndez, habían trabajado la idea de implementar sanciones contra un grupo de empresarios y funcionarios del gobierno chavista, basadas en la prohibición de entrada a EEUU, y la congelación de fondos que pudieran tener los mismos en bancos estadounidense y sus sucursales radicadas en terceros países.

Para ello, están recabando información sobre las principales empresas venezolanas que tienen intereses en territorio estadounidense, para encausar las sanciones contra ellas. Entre las empresas que han considerado aplicar este tipo de sanciones también están Citgo y Pequiven, ambas filiales de Petróleos de Venezuela. Ya han sido advertidos, asimismo, de que este tipo de sanciones podría derivar en un fuerte desabastecimiento de combustibles, habida cuenta que Venezuela es uno de los más seguros exportadores de petróleo a EEUU.

Bon Menéndez está de capa caída tras comprobar el FBI que mantuvo relaciones sexuales pagas con menores dominicanas, mientras investiga los presuntos delitos de tráfico de influencia que favorecieron, sobre todo, al oftalmólogo y empresario dominicano-estadounidense Salomón Melgen, su amigo de fechorías. Menéndez sirve a esos intereses de estrangulamiento de la Ley Helms Burton aprobada en 1996 contra Cuba, que también favoreció los fondos destinados a intentar la caída de Fidel Castro, aportando equipos tecnológicos para la subversión y actos terroristas.

A través su ex suegro Arnaldo Monzón Plasencia, Menéndez confraternizó con Luis Posada Carriles -autor intelectual de la voladura de un avión de Cubana y de numerosos atentados terroristas- y celebró su absolución en el juicio que se le hizo en El Paso, Texas. De todas formas, la propuesta promovida por los senadores mencionados, no satisfizo las expectativas e intereses de María Corina Machado, por ser «demasiado suave», ya que solo afectaría a un pequeño grupo de personas vinculadas al gobierno.

María Corina exige que Washington adopte sanciones económicas de mayor alcance y que tengan un real efecto sobre amplios sectores de la población, especialmente empresarios y grupos de clase media y baja de la sociedad. Ha llegado a manifestar que «si el precio a pagar por sacar a los chavistas del poder es la quiebra de 400 o más medianas y pequeñas empresas venezolanas, que asi sea».

No conforme con Bob Ménéndez y Marco Rubio, la exdiputada se puso en contacto con la congresista estadounidense de origen cubano Ileana Ros, otra ferviente anticastrista, quien ha estado asesorando sobre posibles sanciones económicas que pueden promoverse desde Washington contra Venezuela.

El paquete de medidas en discusión incluye la prohibición de exportaciones de determinados productos, materias primas y equipos estadounidenses, dirigidas a lograr que se agrave la actual crisis de desabastecimiento en los mercados, así como poner en situación harto difícil a productores venezolanos que dependen de las importaciones de materias primas u otros componentes desde EEUU.

De igual forma María Corina exigió a Ileana Ros que presione al gobierno de EEUU a establecer sanciones financieras que prácticamente impidan el acceso y utilización de la moneda estadounidense a empresas y hombres de negocios venezolanos. Por su parte, Leomagno Flores, fue instruido por Machado para que presionara a Menéndez y Rubio para conseguir sanciones duras y algún alcance contra la economía venezolana, para agravar la actual situación de desabastecimiento, hasta llevar a la población a una situación de desesperación, que pueda acelerar la caída del gobierno bolivariano.

Pero estas gestiones realizadas por María Corina Machado, fueron a espaldas de los otros miembros de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), lo que ha provocado alarma entre varios de los principales dirigentes opositores, quienes valoran contraproducentes las posiciones extremas de la exdiputada, sobre todo al divulgarse las conversaciones sostenidas en Washington por ella y algunos de sus allegados como Leomagno Flores.

El secretario ejecutivo de la MUD, Ramón Guillermo Aveledo viajó de Inmediato a Miami y Washigton, para explicar el desacuerdo de la mesa opositora con las posiciones extremas de Machado, y también con sus propuestas de mayores sanciones económicas contra Venezuela.

Aveledo explicó a congresistas y funcionarios del gobierno de Barack Obama que medidas como las propuestas por Machado también afectarían a importantes sectores empresariales que constituyen una vital base de apoyo político y financiero de la oposición. Argumentó, asimismo, que sanciones de este tipo podrían ser utilizadas por el chavismo para desviar la atención de la crisis interna del país, y culpar a EEUU «de los graves problemas económicos que afectan a Venezuela por la incapacidad del gobierno».

Aveledo, Henrique Capriles Radonsky y el resto de la direccion de la MUD no encuentran ya cómo controlar los desmanes de María Corina Machado, Leopoldo López y otros de los llamados radicales dentro de la selva opositora. La actuación de este grupo impide que siquiera en su proyección internacional, la oposición venezolana logre proyectar una misma opinión, objetivo (y mucho menos proyecto de país), dejando a la intemperie la falta de liderazgo y la inconsecuencias en sus estrategias.

Aveledo ha señalado a cercanos colaboradores que está cansado de ir detrás de los «radicales», apagando los incendios y las meteduras de pata que éstos provocan de forma irresponsable. Dejó incluso grabada su satisfacción y tranquilidad cuando Leopoldo López fue apresado por el gobierno, por incitación a la violencia y al golpe de Estado.

El episodio relacionado con los viajes de Machado y Leomagno Flores con exigencia de sanciones de Washington contra Venezuela, demuestra una vez más las profundas divisiones existentes dentro de la oposición que le impiden tener un proyecto de desarrollo económico-social alternativo al chavismo, que les permita ganar el apoyo de amplios sectores populares, y llegar al poder por las vias democráticas y constitucionales.

El circo se traslada a Perú

Un nuevo show mediático con presencia de la vedette María Corina Machado se fabricó en Perú, dirigido al ataque mediático contra Venezuela, organizado por la Fundación Internacional para la Libertad (FIL) -presidida por el escritor peruano Mario Vargas Llosa, una tapadera para el financiamiento de partidos de ultraderecha y servicios de inteligencia- y la Universidad de Lima, ocasión que aprovecharán los enemigos de la Revolución Bolivariana para mantener un escenario más de su guerra ideológica contra la misma.

Patrocinan este evento «personalidades» de la derecha latinoamericana y europea, como los expresidentes Sebastián Piñera (Chile) y Felipe Calderón (México), el cubano-estadounidenses agente de la CIA Carlos Alberto Montaner, el ex canciller mexicano Jorge Castañeda, Antonio Eschotado, del diario español El País y el Grupo Prisa; el jefe de gobierno de Buenos Aires, Mauricio Macri; el candidato presidencial del Uruguay Jorge Larrañaga; el periodista Ian Vásquez, del Cato Institute; Fernando Schüler, de Fronteiras do Pensamiento del Brasil,; el escritor colombiano Plinio Apuleyo Mendoza y el español Lorenzo Bernaldo De Quiroz, representante de Freemarket, entre otros.

La de María Corina es una ruta totalmente alejada de las normas constitucionales y la defensa de la soberanía nacional, mucho más cercana a la necesidad de los conglomerados económicos estadounidenses de apoderarse del petróleo venezolano a cualquier precio. Éstos siempre encontraron y encontrarán cipayos dispuestos a hacerles el juego.

(*) Álvaro Verzi Rangel, sociólogo venezolano, miembro del Observatorio en Comunicación y Democracia.