Venezuela tendrá el próximo domingo sus elecciones regionales y municipales. Se elegirán todos los gobernadores y todos los alcaldes del país. También concejales en cada municipio y legisladores en cada estado. Son miles de cargos electivos y una elección particular en cada municipio y en cada estado, pero aun así tienen importancia nacional.
La trascendencia va mucho más allá de cuántas gobernaciones y cuántas alcaldías queden en mano de cada quien. Actualmente el oficialismo del Partido Socialista Unido de Venezuela y aliados menores gobierna en 305 alcaldías y la oposición en apenas 30. En gobernaciones, el PSUV tiene 19 y la oposición 4. Se prevé que tras los comicios de este domingo este mapa pueda variar, y que la oposición pueda recuperar terreno.
En Venezuela no hay guerra de encuestas, y las que circulan a nivel de partidos políticos no siempre son fiables. Aún así pero se prevé que la oposición podría ganar algunas gobernaciones más (algunas importantes, como la del estratégico estado Zulia) y mantener las alcaldías que tiene, que son especialmente municipios urbanos y ganar otras.
En un comunicado sobre las elecciones, la Conferencia Episcopal de Venezuela (CEV) dijo estar consciente de que el tema electoral ha provocado una “fractura de muchas opciones políticas partidistas”. Los o bispos, alineados con la oposición, ven los próximos comicios como una posibilidad para que emerjan “nuevos liderazgos sociales” y “caminos de encuentro”.
Pero la atención política central no está allí. Primero porque la sola realización de la elección, y que toda la oposición participe, sella la derrota de la estrategia del Departamento de Estados de Donald Trump, de desconocer a Nicolás Maduro como presidente y presionar en todos los frentes, especialmente con el ahogamiento económico. Es el entierro y olvido del plan Guaidó, quien ya desapareció deescena.
Por las dudas, Kevin O’Reilly, del Departamento de Estado, afirmó en un foro del Council Atlantic que las elecciones del próximo domingo “no reúnen condiciones para ser “justas ni libres”. Y sólo por casualpidad, la nueva comandante del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson, viajó a Colombia y se reunió con el ministro de la defensa de ese país, Diego Molano, para pasar revista a las actividades y al panorama con las elecciones en Venezuela.
Lo segundo importante es que sabremos, ahora sí, cuánto mueve o conmueve en las urnas el sector de la oposición que siguió la estrategia Trump y llamó a no participar en los últimos electorales. Ellos dicen que la merma en la participación en los turnos electorales en 2017 (regionales), 2018 (presidenciales) y 2020 (legislativas) se debe al llamado de ellos de no votar, pero en rigor, en esa caída de la participación puede esconderse un hastío con la política en general.
Porque también ha ido perdiendo apoyo el gobierno, con una merma en la participación de los suyos que se prolonga desde 2012, en la último presidencial del comandante Chávez.
La prensa internacional ha cambiado su intencionalidad. Por ejemplo, Ruters señala que “con jingles pegadizos y optimismo cauteloso, la oposición venezolana regresa a las urnas”, pero se abstuvo de informar que Américo De Grazia y Raúl Yusef, candidatos de la oposición en el estado Bolívar, se fueron a las manos en presencia de la jefa de la misión de observación de la UE, Isabel Santos.
Lo que vendrá
Este fin de semana que viene sabremos por fin entonces si la oposición convoca lo que dice convocar, y si son mayoría, tal como aseguran. Para ellos es una tarea muy difícil porque tienen que lograr que voten los mismos a los que le dijeron durante años que votar era convalidar al “régimen” de Maduro. Esa parte del electorado les reclama justamente eso, que votar en estas elecciones regionales del 21 de noviembre es darle legalidad a lo que, esos mismos dirigentes aseguraban hasta el año pasado es una “dictadura”.
Y también se sabrá si el Partido Socialista Unido de Venezuela puede o no conservar su hegemonía territorial y puede detener la caída en la participación de los suyos. Y por esto mismo que decimos, esta elección servirá para medir, ahora sí con la oposición participando, qué tan polarizada está realmente Venezuela en este 2021. Tenemos dos polos claros, el gobierno y la oposición divida al menos en dos sectores, pero a cuántos representan realmente? ¿Hasta qué punto la crisis en Venezuela no es solo económica y también es política? Con los resultados del domingo, tendremos más elementos para ese análisis.
Y también habrá que esperar a los días siguientes tras el 21 de noviembre para saber qué actitud toman los observadores internacionales, especialmente los de la Unión Europea, que se despliegan pregonando independencia de movimientos en todos los estados del país. Personajes centrales del chavismo como Diosdado Cabello, ya abrieron el paraguas y advierten que los europeos se preparan para plantear “dudas” sobre el desarrollo de los comicios, que sirvan para seguir con la cantinela de la “dictadura madurista” que amaña elecciones.
Como suele pasar en Venezuela, los días posteriores a la elección pueden ser aún más importantes que el resultado.
*Periodista argentino del equipo fundacional de Telesur. Corresponsal de HispanTv en Venezuela, editor de Questiondigital.com. Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
Fuente: https://estrategia.la/2021/11/18/venezuela-por-fin-una-eleccion-para-medir-medir-fuerzas/