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Venezuela pugna en el Consejo de Seguridad por el respeto a la soberanía

Fuentes: La Jornada

El embajador Rafael Ramírez, representante permanente de Venezuela ante la Organización de Naciones Unidas, ha encabezado este último año la presencia de la revolución bolivariana en el Consejo de Seguridad por primera vez en un cuarto de siglo, con la intención de cumplir con el objetivo del fallecido presidente Hugo Chávez de hacer valer la […]

El embajador Rafael Ramírez, representante permanente de Venezuela ante la Organización de Naciones Unidas, ha encabezado este último año la presencia de la revolución bolivariana en el Consejo de Seguridad por primera vez en un cuarto de siglo, con la intención de cumplir con el objetivo del fallecido presidente Hugo Chávez de hacer valer la voz de los países en desarrollo, los países del sur en el organismo más poderoso de esta institución mundial.

En entrevista con La Jornada en sus oficinas de la misión de Venezuela ante la ONU, Ramírez recuerda que su país intentó ocupar un puesto en el Consejo de Seguridad en 2006, «pero fuimos boicoteados por manipulaciones de Estados Unidos sobre todo… pero ingresamos el año pasado con una votación histórica en la que obtuvimos unos 184 votos, lo que nos dio gran legitimidad en la Asamblea General y nos permite hablar de manera clara y transparente».

Siempre apegado a la defensa de la soberanía como posición fundamental de su país, Ramírez enumeró una serie de principios que guían su presencia en el Consejo de Seguridad; destaca la exigencia de que todas las decisiones del Consejo cumplan con la Carta de la ONU, ya que se han tomado decisiones intervencionistas que violan el derecho internacional. Da como ejemplo reciente el caso de Libia, donde el resultado de la intervención internacional es un paíssacudido por la ingobernabilidad, que crea un terreno propicio para el terrorismo, como ha ocurrido en otros países del norte de África y Medio Oriente.

Ramírez enfatizó la necesidad de que el Consejo de Seguridad se ajuste al respeto de la soberanía de los países, ante decisiones de intervención que se pretenden tomar, como en el caso de Siria «donde algunos miembros del Consejo de Seguridad se arrogan el derecho de decidir si un gobierno establecido en un país es legítimo o no… decisión que le corresponde al pueblo sirio».

Venezuela también se opone a que el Consejo de Seguridad pretenda tutelar a ciertos países, como es el caso de muchos en África. Más de 50 por ciento de las decisiones del Consejo se refieren a África, informa, y nosotros hemos dicho que la causa raíz de esta situación tiene que ver con el pasado colonial y los lazos que mantienen las antiguas potencias coloniales sobre esos países que pretenden tutelar.

A la vez, Venezuela aboga por una reforma tanto del Consejo de Seguridad como de otras entidades dentro del sistema de la ONU, para superar lo que se considera una estructura ya caduca que se estableció hace 70 años -con cinco países miembros permanentes con derecho de veto y otros 10 rotatorios- y que ya no refleja la realidad geopolítica actual en el mundo.

Por otro lado, junto con Chile en el Consejo se promueve el ejemplo de América Latina en muchos rubros, por ejemplo, que es una zona de paz, sin armas de destrucción masiva y que siempre privilegia la resolución pacífica de conflictos. Agregó que por los cambios políticos de los últimos años, el sur latinoamericano es una zona progresista en muchos sentidos, consolidada en mecanismos multilaterales -Unasur, el Alba, PetroCaribe, un Mercosur ampliado-, que sirve de ejemplo de una región que con cooperación y respeto a la soberanía resuelve sus conflictos, sin injerencias, comparada con otras regiones del mundo.

Hablando de conflictos regionales, se le pregunta sobre el contexto en que estalla la actual disputa venezolana con Colombia (donde, después de que contrabandistas colombianos mataron a tres militares venezolanos, Caracas cerró parte de la frontera y expulsó a unas comunidades colombianas de esa zona), y Ramírez respondió que es importante recordar que después de la muerte de Chávez, el país experimentó una agudización del asedio a nuestro proceso de cambio bolivariano bajo la concepción de que, desaparecido nuestro líder fundamental, nuestra revolución tenía sus días contados.

En ese contexto se realizaron las elecciones nacionales donde triunfó Nicolás Maduro, pero sectores de oposición rehúsan reconocer los resultados e intensifican sus ataques. El asedio, agrega Ramírez, también se da por el lado económico; nuestro país ha sido sometido a lo que calificamos como una verdadera guerra económica. Señaló que la economía enfrenta serios retos, pero no sólo por la caída del precio del petróleo, o por cuestiones estructurales, sino por un ataque económico, incluida una deliberada manipulación sobre su moneda, ataques a sus reservas, entre otras cosas, con el objetivo de «desestabilizar a nuestro país.

En este ataque a nuestro país han participado elementos de la extrema derecha colombiana, sobre todo los vinculados al ex presidente Álvaro Uribe, que han tratado de incidir en nuestra política interna con el objetivo de ampliar y extender su influencia dentro de nuestro territorio, acusó.

Cuenta que aunque se mantienen relaciones cordiales y muy respetuosascon el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, dentro de Colombia hay fuertes sectores económicos enemigos de la revolución bolivariana, y fuertes actores vinculados al paramilitarismo que han buscado establecer zonas de influencia dentro de Venezuela.

Ante esto, argumentó Ramírez, en defensa de nuestra soberanía y de nuestra economía, el presidente Nicolás Maduro ha ordenado un conjunto de medidas para impedir que estos elementos al margen de la ley pasen de Colombia a Venezuela y atenten contra nuestra economía y estabilidad.

Agregó: está demostrado que esos elementos participan de manera directa en un masivo contrabando de nuestros productos con cálculos de que hasta 35 por ciento de la producción nacional de Venezuela se va hacia Colombia. Y es que existen dos modelos: nosotros tenemos uno que favorece a los sectores sociales más necesitados, y ahí en Colombia hay una economía de libre mercado, otro modelo completamente distinto. De manera tal que muchos sectores colombianos lucran e intentan aprovecharse de un conjunto de medidas diseñadas para el pueblo venezolano, al usar todo eso para un mercado negro.

Recuerda: nosotros abrigamos en nuestro territorio a cerca de 5 millones de colombianos y siempre los hemos acogido como hermanos. Somos un país profundamente bolivariano y para nosotros es una sola gran patria Colombia y Venezuela en el espíritu bolivariano. De hecho, cuando Chávez llegó al poder, regularizó a todos los inmigrantes colombianos y les otorgó todos los derechos venezolanos, porque sabíamos que muchos huían y huyen de la situación de violencia extendida de cinco décadas.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2015/09/01/mundo/027n1mun