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Venezuela: Tribulaciones para un año bisiesto

Fuentes: Rebelión

Mientras todos especulaban sobre la herencia política de Hugo Chávez, éste sorprendió nuevamente al declarar públicamente que «Tengo que empezar a buscar un vicepresidente-o vicepresidenta de la República- para el primer trimestre «, tras afirmar que Elías Jaua, quien ocupa actualmente el cargo (no electivo) «tiene que ser gobernador de Miranda». Poco antes, había quitado […]


Mientras todos especulaban sobre la herencia política de Hugo Chávez, éste sorprendió nuevamente al declarar públicamente que «Tengo que empezar a buscar un vicepresidente-o vicepresidenta de la República- para el primer trimestre «, tras afirmar que Elías Jaua, quien ocupa actualmente el cargo (no electivo) «tiene que ser gobernador de Miranda». Poco antes, había quitado a la expresidenta de la Cámara, Cilia Flores (esposa del canciller Nicolás Maduro) de la vicepresidencia del PSUV…

En reunión partidaria, Chávez dijo que la «burguesía» ha intentado una matriz de opinión que señala a Nicolás Maduro como uno de sus supuestos sucesores, pero bromeó diciendo que él le ve al actual Canciller cara de gobernador. Mientras las bases chavistas esperaban participar en la elección de los candidatos, Chávez les participó que el canciller sería su candidato a la gobernación de Carabobo, el ministro del Interior Tarek El Aissami a la de Trujillo, mientras confirmaba que su hermano Adán (Chávez) sería nuevamente el candidato para Barinas. Anteriormente, había anunciado las candidaturas de los generales Mata Figueroa y Carrizalez para las gobernaciones de Nueva Esparta y Apure.

 

Asimismo, en 48 horas, el presidente venezolano aprobó un programa de ayudas económicas para las mujeres embarazadas y los hogares con hijos menores, y otro para los ancianos pobres que no reciben pensión. Según Luis Vicente León, director de la encuestadora Datanálisis y libretista de la oposición, «los nuevos programas buscan evitar a toda costa que la oposición saque ventaja» al presidente, en momentos en que los seis candidatos que buscan rivalizar con Chávez en las presidenciales se movilizan en todo el país para tratar de atraer el voto.

 

Para León-quien no cree en una depresión económica, como vaticinan los apocalípticos»expertos» de la oposición- resulta evidente que el Gobierno necesita una reactivación el próximo año, en medio de un crecimiento relevante de los precios del petróleo. La crisis desmejoró la percepción de la población sobre la situación del país (casi 60% negativa) y esa es una variable determinante para la popularidad del Presidente.

 

El crecimiento del precio del petróleo ha sido relevante en estos últimos meses con lo cual el Gobierno tendrá más dinero disponible y la necesidad de gastarlo para atender un año electoral en el que le resulta vital ganar las elecciones.

 

De todas formas, el escenario muestra, de cara al comienzo del año bisiesto, un chavismo seguro de ganar las presidenciales y una oposición trabajando para sumar poder local en las elecciones para gobernadores y alcaldes.

 

Oposición más aburrida que bailar con la hermana

Sin dudas, la falta de brillo y el vacío conceptual de los candidatos presidenciales de la oposición en los debates, han sido una nueva fuente de aburrimiento. Tal vez si alguno se hubiera atrevido a tratar temas estratégicos…

 

El debate no fue tal: Los venezolanos siguen sin conocer qué piensa cada uno de ellos del actual sistema político y social y qué piensan hacer con él. Los analistas suponen que algunos son partidarios de la «ruptura» (abolición de todo lo actuado en la V República), y que otros se proponen corregir fallas de gestión, superar los abusos, frenar vicios del bolivarianismo, en caso de alzarse con la victoria.

 

A las políticas de ruptura y de abolición del actual modelo corresponde el enfoque de la «transición» -modelo sugerido por los asesores de la ultraderecha española que siguen recordando con nostalgia el franquismo-, pero ninguno de quienes hablan de transición se ha manifestado ni por crear nuevas instituciones y nuevas formas de elección de los poderes públicos, ni por terminar con las políticas de redistribución del ingreso. Se supone que se juegan por la la privatización del sector público, pero ni siquiera se animan a manifestarlo.

 

El único que ha hablado de ello es Diego Arria quien propuso la convocatoria de una Constituyente y un gobierno de «transición», pero todo suena a consigna, ya que tampoco explicitó cuáles son los cambios que va a propiciar. Los restantes precandidatos parecen no acompañar las ideas del veterano político.

 

Algunos declaman la necesaria separación de poderes, pero entiende que se trata de ponerlos en manos de la oposición de ganar las elecciones presidenciales (concentrando el poder, claro), aun cuando no tendrá mayoría parlamentaria. Pero más allá de insinuaciones, a los venezolanos les interesa conocer la opinión de Capriles Randonski, Pablo Pérez, Leopoldo López y María Corina Machado sobre la «transición» o de un esquema de alternancia democrática.

 

El MUD, los paracos y los falsos positivos

Ni Leopoldo López ni Álvaro Uribe hacen caso a las recomendaciones que públicamente, y con la más sana intención, hizo la Mesa de Unidad Democrática al expresidente colombiano: que no interfiera en nuestros asuntos electorales. Parece que hay quienes patean las patas de esa mesa.

 

López fue a Bogotá a reunirse con Uribe para que lo asesorara en materia de seguridad para Venezuela. A esto se agrega algo realmente grave, como es el acuerdo de seguridad suscrito con los colombianos y anunciado por el alcalde de Chacao, Emilio Graterón, que incluye la traída de José Obdulio Gaviria, de los equipos criminales que usa Uribe, ligados al narcotráfico y a los paramilitares. ¿La MUD autoriza ese acuerdo o prefiere mirar para otro lado?

 

Álvaro Verzi Rangel denunció no hace mucho que el «asesor político» venezolano Juan José Rendón –experto en propaganda negra, guerra sucia y desinformación, difamador profesional y gigoló de las campañas políticas-está alineado ya como asesor del MUD. Desde 2003, Rendón viene desarrollando en Venezuela una campaña sistemática en función del deterioro de la imagen del presidente Chávez y la construcción de un arquetipo para su asesinato político-físico y moral.

 

Desde hace meses se viene impulsando una matriz temática a través de diversas plataformas -medios gráficos, páginas web, blogs, radio, televisión- con el objetivo de construir una imagen negativa o criminalizada de Chávez, con la divulgación de indicadores (falsos, manipulados) sobre la ruptura emocional del mandatario, su pérdida de confianza en la base chavista, con ataques a su entorno familiar.

 

En la conformación de esta matriz de opinión juegan papel importante las encuestadoras, que promocionan y divulgan supuesta impopularidad (o pérdida gradual y/o repentina de la misma). La meta de las operaciones psicológicas se focalizan en la deslegitimación del Presidente. No se trata de una campaña publicitaria tradicional, sino de una serie de operaciones puntuales -repetidas desde las distintas plataformas nacionales y foráneas- dirigidas a la percepción (y no a la razón) de la ciudadanía, señala Verzi.

 

Desde el Polo Democrático y el Partido Liberal, le atribuyeron a Rendón una campaña sistemática de desprestigio, basada en rumores de presunta vinculación de sus candidatos presidenciales Carlos Gaviria y Rafael Pardo Rueda con la guerrilla de las Farc.

Los organismos de derechos humanos señalan que junto a su contertulio de José Obdulio Gaviria diseñó para el entonces ministro de Defensa Juan Manuel Santos la campaña de «falsos positivos» que la prensa colombiana bien supo difundir y justificar: las fuerzas armadas secuestraban campesinos a quienes acribillaban vestidos de guerrilleros para hacerlos aparecer como subversivos abatidos en acciones militares. Asimismo, se lo señala como el coartífice -junto a Gaviria, el ahora contratado por Graterol- de varios otros «falsos positivos», como atentados con bombas que -se supo luego- fueron montados por la inteligencia militar.

 

Participación y dedocracia

 

Dice Boaentura de Sousa Santos en su Tsercera Carta a las Izquierdas que cuando están en el poder, las izquierdas no tienen tiempo para reflexionar sobre las transformaciones que ocurren en la sociedad y, cuando lo hacen, siempre es como reacción a cualquier acontecimiento que perturbe el ejercicio del poder. La respuesta siempre es defensiva. Cuando no están en el poder, se dividen internamente para definir quién será el líder en las próximas elecciones, de modo que las reflexiones y los análisis están relacionados con este objetivo

 

Ante la crisis por la burocratización, el secuestro y la ausencia de espacios de participación política de la base militante dentro del PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela), agudizada en 2011, la base popular de este proceso, la que en las elecciones presidenciales de diciembre 2006 sumó más de 7,3 millones de votos, pero que desde entonces no se ha vuelto a hacer presente en esa misma magnitud en los procesos electorales siguientes (el polarizado referendo por la enmienda constitucional de febrero 2009, por ejemplo), sintió una renovación con la constitución del Gran Polo Patriótico (GPP).

 

En los colectivos surgen muchas interrogantes sobre los objetivos del mismo, sobre sus alcances, el tipo de organización que deba tener, si requiere o no estructura y de qué tipo, para que no se convierte meramente en una nueva y mera maquinaria electoral. Rosa Luxemburgo comparaba una Revolución con una locomotora, cuando no avanza inevitablemente retrocede. «El socialismo no es, precisamente, un problema de cuchillo y tenedor, sino un movimiento de cultura, una grande y poderosa concepción del mundo…» advertía.

 

Hoy, dicen las bases, aparece un nuevo y trascendente reto, cómo evitar que las fuerzas contrarrevolucionarias, instaladas, como históricamente ha ocurrido, en todos los espacios, coopten y secuestren el necesario, pero también urgente y perentorio debate, y más allá, su sistematización y, a la vez, cómo asegurar el mayor ejercicio democrático, participativo y protagónico posible.

Por ejemplo, insisten en la necesidad de que la data del registro de GPP sea socializada para que los colectivos se encuentren, que se construya y se haga público un foro digital donde todos los colectivos del GPP, y otros, puedan hacerse las preguntas y darse las respuestas que consideren necesarias.

 

Recientemente se tomaron un conjunto de decisiones sobre los organismos de dirección dentro del PSUV. Las tomó Hugo Chávez, presidente del PSUV y Jefe de Estado, sin ninguna discusión ni debate sobre el papel de la dirección del Partido y de las tareas políticas, al menos difundidas al colectivo. Es más, algunos dirigentes han dejado de serlo, al dictarse una reestructuración de la dirección nacional, colocando como primer Vicepresidente a Diosdado Cabello, quien en las elecciones internas realizadas con participación de las bases no resultó electo, pero que igual fue incorporado a la Dirección por decisión de quien está por encima de la decisión de las bases.

 

¿Dónde queda la proclamada participación democrática y protagónica del pueblo, en este caso de la militancia del PSUV?. Los trabajadores de la nacionalizada cementera Cemex, señalaron que el mesianismo y el personalismo se revierten en una anarquía de ingobernabilidad revolucionaria y en la desviación total de los objetivos revolucionarios. No se permite y menos se impulsan los liderazgos populares ni colectivos. «La disciplina consciente producto de la convicción sobre unos fines, nacida de la comprensión de una teoría y expresión de una conducta apegada a principios y reglas objetivas es sustituida por la disciplina mecánica y la obediencia ciega.

 

Por su parte, Martín Guédez señala que la Revolución debe avanzar por encima de los cosméticos y los afeites del reformismo hasta derrotar la cultura y el sistema capitalista. «A la batalla debemos ir con las armas vivificadoras y redentoras del socialismo. No debe haber lugar para matices o medias tintas: se está con el imperio y la burguesía o se está con la patria, con la Revolución y con el socialismo. (…)El capitalismo no tendrá piedad para arrasarnos y masacrarnos en cuanto encuentre la primera oportunidad. (Libia es un libro abierto)»

 

Hay temas que aún se debieran discutir al interno del bolivarianismo, desde la función del hipertrofiado Estado al rentismo heredado -pero también mantenidopor 13 años- y la definición de las nuevas formas de relaciones sociales de producción, pasando por los esquema de producción de petróleo y gas, y de consumismo estimulado desde el gobierno, en una confusión sobre qué es realmente el «buen vivir».

 

Entre esos temas está la definición de lo que es la participación protagónica y el Poder Popular, terminando con la dedocracia y la subestimación del pueblo sobre su capacidad de autodeterminación, que mucho tiene que ver con el liderazgo vertical y el desestímulo a la formación de nuevos liderazgos, que trae aparejado la rotación permanente de (los mismos) funcionarios y la frustración de amplios sectores básicos y medios del chavismo.

 

Obviamente, queda para debatir la implementación de una política económica que no privilegie las importaciones (y favorezca a una nueva burguesía), que no obstaculice la iniciativa nacional de pequeños y medianos emprendimientos y de empresas de producción social, y también el intercambio internacional. Y ni qué hablar de las políticas de información, comunicación y cultura.

 

Mientras, Chávez, que se va recuperando del tratamiento de quimioterapia, no quiso cerrar el año sin una perlita al espeular con que Estados Unidos haya desarrollado una «tecnología para inducir el cáncer», después de que la mandataria argentina Cristina Fernández de Kirchner anunció que será intervenida por esa enfermedad, la que sufrió la actual presidenta brasileña Dilma Rousseff, y de la quese reponen su antecesor Luiz Inacio Lula da Silva, el presidente paraguayo Fernando Lugo, y el mismo Chávez.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.