La violencia de cualquier origen es un problema psicosocial, que se manifiesta a nivel de la sociedad bajo dos formas: Violencia institucionalizada o Terrorismo de Estado presente en las colonizaciones y en los sistemas políticos, económicos y sociales pertenecientes a regímenes autoritarios, dictatoriales que conforman una ocupación por parte del que tiene el poder y […]
La violencia de cualquier origen es un problema psicosocial, que se manifiesta a nivel de la sociedad bajo dos formas: Violencia institucionalizada o Terrorismo de Estado presente en las colonizaciones y en los sistemas políticos, económicos y sociales pertenecientes a regímenes autoritarios, dictatoriales que conforman una ocupación por parte del que tiene el poder y por lo tanto restringen libertades básicas. Por otra parte, en el contexto de condicionantes biopsicológicos, socioeconómicos y socioculturales, la violencia se manifiesta entre particulares, en fenómenos tales como la delincuencia, violencia sexual e intrafamiliar. En todos estos casos, se ven violados los Derechos Humanos fundamentales.
ELEMENTOS PARA CONCEPTUALIZAR LA VIOLENCIA Y EL TERRORISMO DE ESTADO:
– Carácter Humano: La violencia como realidad y actividad humana, contiene elaboración, direccionalidad, presupone un sistema de símbolos, representaciones, valores y legalidades comunes o enfrentadas; a diferencia de la impulsividad o agresividad en los animales. Se da en un determinado ordenamiento económico y social, en una estructura de poder.
– Proceso: Implica un conjunto de estrategias, decisiones, hechos, efectos. No es pensar en una serie de hechos sangrientos, inconexos y aislados. Es considerar la totalidad del proceso violento, es establecer los hilos conductores, la lógica.
– Generadora de reacción social: La violencia y Terrorismo de estado, genera una necesaria, capacidad de respuesta corporal a la acción nociva de agentes y procesos en deterioro. Si en buena medida es un problema de relación de poder, es lógico que en ocasiones se ejerza para confrontar al poder o responder a sus abusos. Las históricas resistencias a las invasiones colonialistas, el caso argelino frente a la ocupación francesa, así como el caso palestino frente a la ocupación sionista-israelí, constituyen ejemplos de ésta reacción.
– Intencionalidad: Posee una dirección y un objetivo claro, consistente en el sometimiento del mas débil.
– Productora de malestar: Si la salud es forma y condición concreta de realización de la vida individual y colectiva, subjetivamente traducida en una sensación de bienestar, su correlato negativo lo constituyen todas las condiciones que impiden el desarrollo de la vida, percibidas como malestar individual o colectivo. Concretizando, la utilización del cuerpo, de medios bioquímicos, o el exceso de fuerzas (generalmente mediado por armas e instrumentos), mutila, desequilibra los componentes y el funcionamiento orgánico, hiere y produce dolor. Acompañando y agravando estas concretizaciones de la violencia, se presentan las alteraciones psicoemocionales, las consiguientes secuelas en sus entornos familiares, escolares y sociales. Es también, el clima malsano generado por las amenazas, la difamación, el terrorismo de Estado y las diferentes formas represivas, en donde la vida no solo se altera con su liquidación, sino con las diferentes formas de entorpecerla, entristecerla, hacerla menos placentera y productiva. Posiblemente, por éste reduccionismo social, se tienen mínimos registros de las violencias que no matan pero perjudican la vida cotidiana y salud mental.
– Violencia y muerte: Es diferente morir y ser asesinado, ya que implica que no es la muerte como fenómeno inevitable, sino como imposición por la fuerza, es una lección de poder. No se asesina a alguien o se extermina a un grupo porque sí, sino porque son proyectos en construcción o en descomposición, ya que ¿Cuáles son los mensajes contenidos en las masacres?
TAREAS SOCIOCULTURALES FRENTE AL FENÓMENO DE LA VIOLENCIA Y EL TERRORISMO DE ESTADO:
– Construcción de una sana conciencia social frente a la violencia, implica liberar de percepciones, preconceptos y actitudes acerca de la violencia de muchos contaminantes que impiden o dificultan entenderla y enfrentarla adecuadamente, tales como: Fatalismo, o sea una especie de imperativo contra la humanidad sin posibilidad de intervención en su curso, a esto habría que demostrar con hechos sociales que en tiempos históricos, el problema puede modificarse y reducirse. La otra actitud es la vanalización, o sea la aceptación pasiva, vulgarización, cotidianización de la violencia, el establecimiento de un pacto de convivencia. Vivir como si ella no existiera, sin reconocerla, ni reaccionar o reconociéndola sólo como hechos aislados, sin historia ni contexto. La antivanalización no es el pánico permanente, ni la obsesión monotemática, es la comprensión de la magnitud real del problema, la ponderación de sus implicancias y la capacidad de reacción individual, colectiva y sistemática.
– Contribución a la construcción de un conocimiento científico y un enfrentamiento sistemático del problema. Se trata de participar con los elementos teóricos y metodológicos de las diferentes disciplinas al esclarecimiento de la naturaleza, la diversidad en su génesis, la lógica y dinámica cambiante, y los efectos variables de los diferentes tipos de violencia. Hipótesis, sentido común, historia, ciencias jurídicas, economía, política, antropologia, sociología epidemiología. Pasar del hecho a los procesos, de la emoción al pensamiento reflexivo y del pensamiento a la acción.
– Movilización social en defensa de la vida, implica reducir los niveles de violencia como para ambientar formas de relación social más democráticas y justas, más ciudadanas e igualitarias ,es decir, no es sólo reducir tasas de mortalidad , es también la defensa de las condiciones que hacen que la vida sea mas tranquila, creativa y feliz, o sea, cambios valorativos encaminados a la urgente sustitución de la competencia por la solidaridad, del individualismo por la colaboración, del consumismo y déficit de valores y conducción moral (Ej.The american way of life) versus, la forma de vida e integridad resguardadas en las tradiciones y culturas orientales, como por ejemplo, en las sociedades árabes e islámicas.