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Entrevista a Carlos I. Hernández-Hernández, historiador, literato y docente-investigador puertorriqueño

«Yo me siento un latinoamericano que tiene la responsabilidad de representar a Puerto Rico»

Fuentes: Rebelión

Carlos I. Hernández-Hernández (Aguadilla, Puerto Rico) es historiador y literato. En la actualidad, es docente-investigador en la Universidad de Puerto Rico, recinto de Mayagüez, Puerto Rico. Estudió su Bachillerato en Artes en Historia de las Américas (B.A., 1990) en la Universidad de Puerto Rico, en Mayagüez, y su maestría en Historia en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe (M.A., 1996), en San Juan, Puerto Rico. En el 2005 completó su doctorado en Historia de Puerto Rico y el Caribe en la Universidad de Puerto Rico (Ph.D., 2005) en Río Piedras, Puerto Rico, y su maestría y doctorado en Literatura de Puerto Rico y el Caribe (M.A., 2010; Ph.D., 2017) en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. Carlos ha contestado todas nuestras preguntas. Todas sus respuestas son para ser compartidas con todos vosotros.

– Wilkins Román Samot (WRS, en adelante) – En el 2006 publicó Pueblo nómada: De la villa agrícola de San Antonio al emporio militar de “Ramey Base”. ¿De qué trató o tratas en Pueblo nómada? ¿Cómo surgió la oportunidad de trabajarle?

– Carlos I. Hernández-Hernández (CIHH, en adelante) – El texto Pueblo nómada: De la villa agrícola de San Antonio al emporio militar de “Ramey Base”, es un libro añadido de lo que fue mi tesis de Maestría titulada: Pasión y muerte de la Villa de San Antonio de Aguadilla, 1939-1941, presentada en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe -CEA- y defendida en octubre de 1996 y dirigida por el doctor Jorge Rodríguez Beruff.

El texto recoge y estudia de manera crítica la historia -hasta ese momento dispersa en la memoria colectiva de los aguadillanos y algunas publicaciones que mencionaban el acontecimiento-, y la complejidad de la geopolítica que hizo posible la construcción de una Base Aérea que se habría de conocer a partir del final de la Segunda Guerra Mundial, como Ramey Base Air Force, en honor a Howard Ramey un héroe de la Segunda Guerra Mundial. Además de hacer acopio de la historia documental en torno a la Base Aérea, me di a la tarea de entrevistar a los sobrevivientes de la expropiación y de esa forma presentar el lado humano de los desposeídos, de los mal llamados arrimaos que carecían del capital económico para emprender una nueva vida. En fin, de los que fueron expropiados y no tenía un lugar a donde guarecerse con sus familias.

En cuánto a cómo surgió la oportunidad de trabajar el tema, yo recuerdo que desde muy niño tanto mi señor padre como mi abuelo paterno me hablaban de la historia de la expropiación con un velo de misterio. Para ambos la Base contribuyó a modernizar la economía aguadillana. Sin embargo, siempre estaba el recuerdo de la crueldad y de la manera insensible que los habitantes del Poblado San Antonio fueron removidos de sus hogares sin previo aviso y sin procurarles un lugar donde vivir. Me contaba mi abuelo que algunos se fueron a vivir a las cuevas cercanas y otros con un poco de suerte fueron ayudados por un alcalde de facto del Poblado de nombre Víctor Rito Hernández, que, aunque tiene el mismo apellido mío no guarda ninguna relación familiar con el entrevistado.

Don Rito, me contaba, mi abuelo con mucha emoción que tuvo la sensibilidad de rescatar algunas casitas de los pobladores y montarlas en un camión y llevarlas hasta un lugar seguro. Otros pobladores, decía mi abuelo con indignación no tuvieron la misma suerte porque los soldados ordenaban sacar las pocas pertenencias que tenían y en un instante destruían las casas y luego las quemaban delante de los niños sin ningún tipo de compasión.

Mi abuelo comenzó a trabajar en la Base desde la apertura de esta, desyerbando el terreno donde se construiría la primera pista provisional.

– WRS – ¿Qué relación tiene su trabajo creativo previo a Pueblo nómada y vuestro trabajo creativo-investigativo entonces y hoy? ¿Cómo lo hilvana con su experiencia de puertorriqueño-caribeño y su memoria personal o no de lo caribeño dentro de Puerto Rico y el Caribe?

– CIHH – Sin lugar a duda, que los cuentos de mi abuelo y mi señor padre abrieron mi imaginación para en el futuro hacer una historia que sacara del anonimato y les hiciera justicia a los miles de expropiados. El reto era por dónde comenzar. Tan pronto me matriculé en el Programa de Maestría en el CEA, tomé una clase de Historia del Caribe con el doctor Antonio Gaztambide y le comuniqué tan pronto tuve la oportunidad mi proyecto del semestre. El profesor me aconsejó que buscara el Censo de Población y de Riqueza de 1935 porque de forma podía recoger la ubicación de los barrios expropiados y la riqueza que los mismos producían. Y es que, como parte de la desinformación de los militares de la zona, se originó una teoría de que el lugar donde se estableció la Base era un terreno baldío, nada más lejos de realidad. El curso de Historia me permitió ver la complejidad y la importancia de Puerto Rico en la zona del Caribe, por entender que la Isla se convertiría en un cinturón de seguridad que discurría desde Panamá, el Norte de Suramérica, el Caribe y sureste de Estados Unidos.  No obstante, el proyecto de investigación lo puse en pausa porque en 1991 tuve que emigrar a Nueva York en busca de trabajo. Pero en 1993 regresé a la Isla a terminar lo que había comenzado y esta vez coincidí con el doctor Jorge Rodríguez Beruff y me brindó una visión más compleja de os asuntos militares y la relación de Puerto Rico en el Caribe.

Los Archivos Históricos de Puerto Rico, a acepción del Proyecto Caribeño de Justicia y Paz tenían muy pocos o ningún documento militar. Es por esa razón que el verano de 1995 me fui al Fuerte Belvoir y a la Base Langley en el estado de Virginia y obtuve los documentos que trabajo en el libro, yo recuerdo que, gracias a mi cuñada Maggie Adams, -que en paz descanse- quien era comandante del Ejército de Estados Unidos facilitó mi entrada a los Archivos de las Bases Militares, vedados para civiles. Lo demás es historia.

– WRS –Si compara vuestro crecimiento y madurez como persona, historiador, docente, investigador y escritor con su época actual de historiador en Puerto Rico, ¿qué diferencias observas en vuestro trabajo creativo-investigativo? ¿Cómo ha madurado su obra? ¿Cómo has madurado?

– CIHH – Me parece una excelente pregunta que a mí juicio invita a reflexionar tanto sobre la labor docente como la de investigación. A partir, de la experiencia del libro de Aguadilla, comencé a laborar en la docencia, pero además me matriculé en el Programa Doctoral en Historia de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. Allí tuve una excelente variedad de profesores/as que tenía la voluntad de trabajar con un anclaje teórico muy definido, aunque ciertamente variado. Es decir, el manejo de la teoría de la Historia era crucial para poder armar un texto para usar una expresión del libro de Gervasio García. Yo empecé los estudios doctorales en la transición de la teoría de la Nueva Historia, atravesada por el Materialismo Histórico y la puesta en marcha del giro lingüístico posmoderno que inició el doctor Carlos Pabón con un ensayo titulado: De Albizu a Madona. Unos años más tarde este incipiente texto se convirtió en el libro: La nación postmortem… Aun cuando, había un fuego cruzado por parte de los historiadores que iban de salida y los de nuevo cuño, los estudiantes no beneficiamos exponencialmente con tales debates. Aun cuando, integro varios análisis al trabajo historiográfico me incliné por el estudio de la Historia Oral, que sin dudas es una hibridez y contraste entre la Historia Escrita en documentos históricos y el rescate de la memoria de los protagonistas de la historia, muchas veces silenciados por la mal llamada Historia Oficial.

– WRS – Carlos, ¿cómo visualizas vuestro trabajo creativo-investigativo con el de su núcleo generacional de investigadores con los que comparte o ha compartido en Puerto Rico y el Caribe? ¿Cómo ha integrado vuestro trabajo creativo e investigativo a su quehacer historiográfico?

– CIHH – Entiendo que mi trabajo investigativo se ha centrado en la recuperación de la memoria de los protagonistas de la Historia. Ahora bien, los debates que te mencioné anteriormente me permitieron tener una visión crítica a la hora de rescatar la memoria de los entrevistados. La Historia Oral es una interpretación en la cual prima el contraste entre la Historia Oficial y la Memoria y para poder hacer eso tienes que cuestionar las fuentes y seguirle la pista a la invención o interpretación histórica de la fuente consultada para entender porqué llegó a esa conclusión, lógicamente la lógica del recuerdo busca establecer su propia historia, alternativa, como lo hace la Historia Oficial.

– WRS – Ha logrado mantener una línea de creación investigativa enfocada en la historiografía de Puerto Rico. ¿Cómo concibes la recepción a vuestro trabajo creativo-investigativo dentro de Puerto Rico y fuera, y la de sus pares?

– CIHH – Te confieso que tener una visión crítica me ha traído algunos encontronazos con historiadores que trabajan la Historia Oral en Puerto Rico, porque lamentablemente la mayoría se limita a recoger la información de los consultados como apoyo fáctico ya sea para cuestionar o no la Historia Oficial. Sin embargo, el rescate de la memoria exige un cuestionamiento a la fuente oral consultada como si fuese un documento histórico. Y es que la mayoría de los consultado te presenta una versión épica de la historia, en fin, una construcción de la realidad parcializada en la cual ellos se conciben como héroes de los procesos históricos.

Contestando la segunda parte de la pregunta: ¿Cómo concibes la recepción a vuestro trabajo creativo-investigativo dentro de Puerto Rico y fuera, y la de sus pares?

Cuando sales de Puerto Rico y vas a los Congresos de Historia Oral, la posición de los Historiadores tanto en España, Italia, México, Brasil, Colombia Argentina es una visión crítica, es decir, nada romántica del rescate de la Memoria. En Hispanoamérica tienen muy claro que el pasado es una reconstrucción de algo que desapareció en el tiempo, Alessandro Portelli estudioso de la Historia Oral en Italia, dice que: “Una cosa es el evento vivido y otra cosa muy diferente es el acontecimiento recordado”. El evento vivido es único e irrepetible, mientras que al recordarlo haces una reconstrucción mediada por los recuerdos y la distorsión en el tiempo. Es decir, la narración que haces de lo vivido es solo una represantacio4n del pasado, no es el pasado.  

– WRS – Sé que vos es de Puerto Rico. ¿Se considera un escritor puertorriqueño o no? O, más bien, un escritor, sea este puertorriqueño o no. ¿Por qué? José Luis González se sentía ser un universitario mexicano. ¿Cómo se siente vos?

– CIHH – Yo tuve la suerte y la dicha de tomar clases que con el insigne historiador puertorriqueño Don Luis Díaz Soler, el autor de la Historia de la esclavitud negra en Puerto Rico. Y recuerdo que en una ocasión un estudiante le lanzó una pregunta que comenzaba con: Qué usted piensa como historiador de tal cosa, a lo que el erudito profesor que con cada contestación daba una cátedra magistral, disculpe joven, pero yo no soy historiador, yo soy un estudiante de Historia. Tomando la respuesta de Díaz Soler como pie forzado yo soy un eterno estudiante de historia que cuando salgo fuerza de Puerto Rico, represento la cultura puertorriqueña y que como tal he sido aceptado en la organización la Red Latinoamericana de Historia Oral, RELAJO, y en esta organización en la cual convergen estudiosos de Latinoamérica, yo me siento un latinoamericano que tiene la responsabilidad de representar a Puerto Rico.

– WRS – ¿Cómo integra vuestra identidad étnica y de género y su ideología política con o en vuestro trabajo creativo-investigativo y su formación en historia?

– CIHH – El concepto que tengo de identidad étnica es sin dudas la puertorriqueña, ese ha sido el signo cultural que ha condicionado mi forma de ser hasta el día de hoy. No obstante, este es un condicionamiento va más allá del asunto político que nos reconoce internacionalmente como una colonial sin estado soberano, pero con una poderosa identidad nacional, yo pienso la puertorriqueñidad como un proceso evolutivo conduce a la adultez, y que para mí la autonomía, la independencia de lo puertorriqueño solo se conquista al superar la adolescencia del colonialismo que ha reducido nuestra capacidad de toma de decisiones adultas como el arte japonés del Bonsái. En otras palabras, somos árboles que dan frutos, pero mutilados en las raíces, por el decreto de un proponente que poda las posibilidades de ser maduro.  De ahí que mi proyecto creativo- investigativo, está atravesado por esa convicción política de la adultez.

– WRS – ¿Cómo se integra vuestro trabajo creativo-investigativo a su experiencia de vida como estudiante antes y después de su paso por la Universidad de Puerto Rico? ¿Cómo integras esas experiencias de vida en su propio quehacer de investigador en Puerto Rico hoy?

– CIHH – Tanto a nivel subgraduado en la Universidad de Puerto Rico de Mayagüez y como a nivel graduado en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y en el Caribe, he ido desarrollando grupos de interés en la Historia Oral. En ambos niveles la curiosidad y compromiso con la metodología de la Historia Oral ha sido excelente.

– WRS – ¿Qué diferencia observas, al transcurrir del tiempo, con la recepción del público a vuestro trabajo creativo y a la temática histórica del mismo? ¿Cómo ha variado?

– CIHH – Bueno, cuando uno comienza en el difícil mundo del trabajo creativo-investigativo, por general una asume un discurso más positivista y se aferra a la descripción y manejo de los documentos, es decir, hay como una exigencia mental de documentarlo todo. Conforme pasa el tiempo los documentos pasan a un segundo plano y no es que sea importante documentar los que dices, lo que sucede es que con el tiempo te preocupas más por el lector, estás pensado en la recepción de lectores y por tanto ahora piensas más en explicar los procesos históricos más que reseñarlos. Hace algún tiempo publiqué en formato de libro, mi tesis Doctoral, titulada: Historia y memoria. Representaciones de la Segunda Guerra Mundial en la ciudad señorial de Ponce, y aun cuando le quite la etiqueta de los formalismos de la academia, os lectores que leyeron Pueblo nómada… se quejan de que el abordaje teórico es muy pesado. No obstante, a pesar de las críticas siempre pienso en los lectores y hago aclaraciones oportunas. Pero aun así el enfoque teórico ha cambiado y debo reconocerlo. Hace algún tiempo tuve una aventura, un affaire intelectual con la literatura y decidí realizar un sueño, hacer otro doctorado, pero esta vez en literatura, publiqué la disertación doctoral bajo el título: El dogma de la realidad y la ciencia de lo improbable: El corazón de Voltaire Luis López Nieves… El enfoque aun cuando me valgo de la investigación histórica, el acercamiento e s totalmente distinto al de la historia.

– WRS – ¿Qué otros proyectos creativos tienes recientes y pendientes?

– CIHH – Bueno, al momento estoy trabajando con tres proyectos de Historia Oral: 1. La participación de puertorriqueños/as en la Revolución Sandinista de Nicaragua, 2. La mirada tanto de los exiliados cubanos residentes en Puerto Rico como de los puertorriqueños a la Crisis de los Misiles en Cuba, 1962, y 3. Las representaciones históricas de los pescadores residentes en litoral aguadillano de la Playa de Crash Boat.

Entrevista realizada en octubre de 2022. 

Wilkins Román Samot, Doctor de la Universidad de Salamanca, donde realizó estudios avanzados en Antropología Social y Derecho Constitucional.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.