SATÁN Mudo, de pie, sobre el peñón erguido se agita en la tiniebla el condenado; La cólera divina aún no ha doblado la indómita cabeza del vencido. Su rostro por el rayo ennegrecido de nuevo yergue el inmortal forzado, y como Prometeo encadenado crece el orgullo de Satán caído. Es el primer rebelde, el primer […]
SATÁN
Mudo, de pie, sobre el peñón erguido
se agita en la tiniebla el condenado;
La cólera divina aún no ha doblado
la indómita cabeza del vencido.
Su rostro por el rayo ennegrecido
de nuevo yergue el inmortal forzado,
y como Prometeo encadenado
crece el orgullo de Satán caído.
Es el primer rebelde, el primer grito,
la más altiva imprecación lanzada
ante la augusta faz del Infinito.
La primera ambición desenfrenada
y la horrible serpiente del delito
que entre la sombra se retuerce airada.
Manuel Gutiérrez Nájera (1859-1895)
El muy íntimo espíritu indómito; el espontáneo, primigenio y adolescente impulso de la rebelión individual; el embriagante (aunque no siempre reconocido) wagnerianismo de verse solo frente al mundo, como el Viajero Frente al Mar de Niebla, de C.D.Friedrich; un cierto aristocratismo moral frente a la goyesca realidad cotidiana; ese esproncediano individualismo acérrimo como coraza defensiva ante la masificación y normalización («Norma-lización») de la estupidez y el borreguismo…
… El rechazo visceral hacia todo eco de tradición, familia, frontera, nación, superstición y religión… así como hacia toda ideología (en tanto que equivalente laico de la religión) y hacia todo «-ismo», en tanto que conductores al encasillamiento y a la acción colectiva; la repulsión histérica hacia la figura de un «líder» que marque el camino…
… El eterno siempre-cuestionar; el siempre-en-guardia escepticismo; el espíritu instintiva y automáticamente contradictorio, transgresor, polémico, antidogmático, alérgico a uniformes, masas, consignas y esquemas preconcebidos…
Todo ello, muy romántico, muy vital y muy necesario… siempre y cuando sea transitorio, convenientemente contextualizado y constructivamente aplicado;
… Porque también (¡ojo con los venenos invisibles!) es muy Occidental, muy Blanco; muy -por tanto- etnocéntrico…
Y, usado indiscriminada e inoportunamente por manos ingenuas; …o bien a plena consciencia por manos torcidas (lo cual no es demasiado extravagante, pues las manos torcidas siempre andan buscando argumentos legitimadores y embellecedores), resulta directamente contrarrevolucionario.
Ya he plasmado en otra ocasión i a dónde llegó en nihilismo ácrata del punk una vez en manos del Mainstream y de la heroína suministrada por los servicios sectretos: «Fuck the World, Save Yourself»… Mon Dieux!!!…
Entendamos bien a Nietzsche: Nihilismo como herramienta (martillo), no como meta; medio -¡¡¡imprescindible!!!-… ¡en ningún caso fin!
Pues, por sórdida y tenebrosa que sea nuestra visión del Mundo, el pretendernos «revolucionarios» implica considerar la posiblidad de un cambio (puesto que lo deseamos; y sería absurdo desear algo que sabemos del todo imposible);
… y por misántropos que parezcamos, sabemos bien -¡o deberíamos saberlo!- que nuestra mala leche es provocada, precisamente, por nuestro excesivo amor al prójimo… y por el dolor que nos produce ver que el prójimo no se quiere a si mismo.
Anteponer nuestra «Libertad Individual» (es decir: la caprichosa arbitrariedad de nuestra rebeldía egocéntrica) a propósitos mayores de emancipación humana colectiva -¡pretendiendo para colmo estar siendo «más radical», «más izquierdista» o «más revolucionario»!- es, ni más ni menos, estar haciéndole el juego a aquellos que, desde hace milenios, sutentan su poderío en la máxima «Divide y Vencerás».
Mantengamos nuestro (¿quizá intrínseco?) espíritu ácrata para no caer nunca en el dogma; pero dominémoslo para no convertirnos involuntariamente en agentes infiltrados del enemigo.