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Zaki Magoa

Fuentes: Rebelión

Sentado a su lado un día del Aste Nagusia bilbaíno este mago de Rekalde me regaló retazos de su gran humanidad. Le conocí hace años en otro Aste Nagusia, luego de una de sus actuaciones para niños en las vaquillas de la plaza de toros. Por falta de control las vaquillas fueron casi toros, muy […]

Sentado a su lado un día del Aste Nagusia bilbaíno este mago de Rekalde me regaló retazos de su gran humanidad. Le conocí hace años en otro Aste Nagusia, luego de una de sus actuaciones para niños en las vaquillas de la plaza de toros. Por falta de control las vaquillas fueron casi toros, muy desproporcionados y, por tanto, peligrosos para el festival de niños anunciado. Y hubo heridos, y el Zaki Magoa de hoy, entonces Agustín Villagra, fue gravemente herido. Y el Ayuntamiento quiso llamarse andanas, pero intervino una abogada en su favor, Juana Balmaseda, y sentó al Ayuntamiento en el banquillo. Hubo indemnización y en adelante se puso sensatez y, sobre todo, control en el festejo.

Zaki Magoa nació en Bilbao en 1956 y durante más de 30 años se dedicó al mundo de la animación infantil y la magia. Creó y dirigió una empresa de parques infantiles y dinamización. Y con su iniciativa, su magia solidaria, y su alegría de vivir visitó campamentos de refugiados en el Sahara, en Argelia, viajó con su fiesta a Kenya, a Ghan, a Sarajevo, a Perú… Y esa gente, sobre todo aquellos niños que fue encontrando por el camino de su vida le robaron el corazón para siempre.

A finales del 2011 Agustín Villagrá deja el confort, gira su vida y se marcha con ellos. «Vendí y alquilé todo lo que había acumulado trabajando desde los 14 años y me lancé en busca de un sueño, no lo hacía por ellos, lo hacían ellos por mí, que pese a lo duro de las situaciones vividas e imposibles de reflejar en palabras, me permiten lograr mi misión de ser feliz». Y, desde entonces, con Zaki Magoa nace «la magia de una sonrisa«, que es un proyecto de ya cuatro años de vida, que ha recorrido 16 países latinoamericanos pisando barrios de miseria, hospitales, cárceles, colegios y hasta algún cementerio.

Y hoy una vez más en Bilbao, con un nuevo proyecto maduro entre manos: «Repartiendo ilusión«, porque quiere crear en Honduras una escuela de magia e ilusión, en una Honduras donde un 70% vive en la pobreza, donde más del 50% de la población activa carece de empleo, donde 400.000 niños y niñas no pueden ir a la escuela, el país de Centroamérica con mayor índice de asesinatos por habitantes (12 al día), donde muchos chavales son carne de cañón de maras, de narcos y mafias…

Y Zaki Magoa nos ofrece la posibilidad de participar en este sueño solidario en www.repartiendoilusión.org

Pero Zaki Magoa es ante todo un regalo en la vida, su encuentro una perla de humanidad.

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.