El presidente Correa, en su discurso del 10 de agosto, presentó la propuesta de zonas especiales de desarrollo. Estas se fundamentan en una estrecha relación entre la academia, a través de la investigación e innovación tecnológica, y los sectores productivos, mediante una mayor diversificación industrial y provisión de servicios logísticos. Con esto se daría un […]
El presidente Correa, en su discurso del 10 de agosto, presentó la propuesta de zonas especiales de desarrollo. Estas se fundamentan en una estrecha relación entre la academia, a través de la investigación e innovación tecnológica, y los sectores productivos, mediante una mayor diversificación industrial y provisión de servicios logísticos. Con esto se daría un paso importante para tratar de superar uno de los problemas de fondo del modelo de desarrollo que tiene el país, que es la falta de articulación entre la universidad y los sectores productivos.
La idea es avanzar en el cambio del patrón de desarrollo vigente, es decir, superar la dependencia en el modelo primario exportador, basado en la exportación de petróleo, banano, camarón, flores, etc., para convertirnos en un país que desarrolle tecnología, bio-conocimiento y el sector de los servicios. Lo principal es contar con centros de investigación que generen nuevo conocimiento para transferirlo hacia los sectores productivos y de servicios. Si esto es posible, en algunos años se podrán sentir los cambios en la matriz de especialización productiva y de servicios del país, así como en la reducción de las grandes brechas científicas, tecnológicas y de innovación existentes con países que apostaron por su desarrollo endógeno hace muchos años.
Aquí, la propuesta del código de la producción, inversión y comercio, debe tener el énfasis en los sectores que van a permitir este cambio en el patrón de desarrollo. Este código debe ser coherente con el Plan Nacional para el Buen Vivir 2009-2013. Los incentivos no pueden ser generales, deben privilegiar la micro, pequeña y mediana producción como parte de la construcción de una economía social y solidaria. Además, deben centrarse en los sectores estratégicos que van a permitir dicho cambio, sin favorecer, como hasta ahora, a los grandes grupos económicos. Esto va a permitir optimizar los incentivos fiscales y los siempre escasos recursos a invertir. Solo de forma planificada y concertada, sobre bases de profunda equidad, se conseguirá un rápido salto en la generación de conocimiento y desarrollo tecnológico.
Por esto es fundamental seleccionar las líneas de investigación y desarrollo que van a contribuir en la generación de una sociedad del bio-conocimiento y de servicios, comprometida con el patrimonio natural y el ambiente. Al analizar las apuestas productivas del gobierno, hay cinco que son fundamentales y que deben promoverse: energías renovables, biotecnología, tecnología en software y hardware, el desarrollo de productos farmacéuticos y químicos, y el turismo, sobre todo el eco-turismo. Estas líneas requieren adecuados vínculos con grandes centros de investigación del exterior relacionados con actividades industriales de avanzada a nivel mundial. Sin embargo, la verdadera potencialidad está en la creación de encadenamientos entre la producción nacional, las universidades ecuatorianas y estos centros de investigación. Esto exige mejorar la excelencia académica de los investigadores, propiciando, inclusive, un programa para alentar el retorno de nuestros mejores profesionales que trabajan en el exterior.
Hay que evitar que estas zonas especiales se conviertan en enclaves que no democraticen los frutos del desarrollo. Por lo tanto, deben constituirse en polos de desarrollo y su localización geográfica no debe ser solo pensada hacia el mercado mundial, sino que debe ser un motor para el progreso de las zonas tradicionalmente marginadas.