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11-S, lamentable balance de seis años

Fuentes:

El sexto aniversario del atentado contra las torres gemelas de Nueva York llega acompañado del reconocimiento por parte de los servicios de inteligencia estadounidenses de que Al Qaeda no sólo no ha sido desarticulada, ni siquiera descabezada, como llegó a afirmar el presidente George W. Bush hace cuatro años, sino que se ha fortalecido. Cualquier […]

El sexto aniversario del atentado contra las torres gemelas de Nueva York llega acompañado del reconocimiento por parte de los servicios de inteligencia estadounidenses de que Al Qaeda no sólo no ha sido desarticulada, ni siquiera descabezada, como llegó a afirmar el presidente George W. Bush hace cuatro años, sino que se ha fortalecido. Cualquier observador puede apreciar que la situación en Irak tampoco es la que desde el momento de la invasión de aquel país difundía el Gobierno de EEUU, si bien en varias ocasiones se ha visto en la tesitura de confesar abiertamente que no ha logrado los supuestos objetivos de la misma. No sólo esos supuestos objetivos «democratizadores», sino tampoco los militares.

El atentado contra el World Trade Center provocó centenares de muertes injustas, a las que seguirían, y siguen, otras, en número muy superior, tan injustas como aquéllas, si bien no parecen conmocionar al mundo en la misma medida. Con él dio comienzo una nueva era llamada de la «guerra total al terror» y de consecuencias devastadoras. Miles de muertos, torturas aplicadas a los prisioneros, centro de detención de Guantánamo, monumento a la vulneración de derechos humanos y punto de partida de una serie de medidas que en aras de una supuesta seguridad recortan derechos fundamentales y que de la mano de cualquier dictadura serían objeto de condenas internacionales sin paliativos. A todo ello ha de sumarse el clima creado en torno a ese nuevo orden, más compatible con la xenofobia que con la solidaridad, con la sospecha que con la serenidad, con la guerra que con el diálogo. Un clima que se ha extendido incluso en la Europa de tan gran «tradición democrática», muchos de cuyos gobiernos no sólo han colaborado en esas prácticas antidemocráticas, sino que intentan imitarlas.

Seis años han transcurrido desde aquel 11 de setiembre y el balance no puede ser más negativo, tanto en vidas humanas como en el enorme retroceso en lo relativo al respeto de los derechos humanos y libertades.