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400 reclusos muertos en seis matanzas del narcotráfico, ¿y el Gobierno?

Fuentes: CLAE

Al menos 44 presos murieron y 10 resultaron heridos, la mayoría de gravedad, tras un enfrentamiento entre bandas rivales vinculadas con el narcotráfico en una cárcel de Ecuador.

En medio de la situación 220 presos aprovecharon para fugarse. De los 220 fugados, 112 fueron recapturados por los uniformados en las afueras de la prisión.

Entre  diciembre de 2020 a mayo de 2022 se han producido unos 400 asesinatos en las cárceles del país. En los últimos años Ecuador se ha convertido en la autopista de la cocaína hacia Estados Unidos y Europa. Como resultado de los cambios de estrategia de los narcotraficantes colombianos, más de un tercio de la creciente producción de cocaína en Colombia llega actualmente a Ecuador.

La policía confirmó que tras la intervención de grupos tácticos y de asalto el centro de reclusión quedó nuevamente bajo el control de las autoridades, en especial el pabellón de máxima seguridad, donde ocurrieron los hechos. En un patio, decenas de reclusos fueron  obligados a arrodillarse con las manos en la cabeza, durante la operación para retomar el control del penal, de acurdo a imágenes difundidas por las autoridades.

Decenas de agentes fueron desplegados en las carreteras de acceso y salida de la ciudad de Santo Domingo de los Tsáchilas, 80 quilómetros al suroeste de Quito, en cuya cárcel estatal se produjo el motín que comenzó en horas de la madrugada. El presidente Guillermo Lasso, de gira en Israel, envió su el pésame a los familiares de los fallecidos. «Este es un lamentable resultado de la violencia entre bandas», añadió, eludiendo la responsabilidad de su gobierno.

La refriega se desató cuando la banda de Los Lobos «agrede y elimina» a unos 40 integrantes de una facción denominada R7, indicó el ministro de Interior, Patricio Carrillo. Los choques se originaron por el traslado a Bellavista de “Anchundia”, un cabecilla del grupo R7, gracias a una medida cautelar. Éste estaba en una prisión de máxima seguridad en la costera provincia de Guayas tras haber protagonizado otro enfrentamiento entre Los Lobos y R7 en la cárcel de El Turi, en la andina ciudad de Cuenca, que dejó 20 muertos hace un mes, explicó Carrillo.

«No quieren rehabilitarse y lo han demostrado, son los hechos los que los definen. Lo que se vivió en el centro carcelario de la ciudad de Santo Domingo fue una crueldad», sostuvo Carrillo, quien destacó que «se puede evidenciar que los que perdieron la vida fueron ajusticiados con arma blanca». Añadió que se encontraron armas de fuego, granadas y otros materiales en poder de los presos de la cárcel Bellavista.

Ahora, las prisiones ecuatorianas suman casi 400 reclusos muertos brutalmente en seis matanzas desde febrero de 2021, en medio de una ola violenta que el gobierno atribuye al enfrentamiento de grupos vinculados al narcotráfico.

En los últimos años las cárceles de Ecuador se han convertido en escenario de violentos ataques entre reclusos, principalmente debido a disputas entre bandas relacionadas con el narcotráfico y rutas de exportación de droga presuntamente vinculadas con cárteles mexicanos. El último de estos motines, que dejó 20 fallecidos, se registró a inicios de abril.

La Oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos reiteró su profunda preocupación y pidió una investigación de los sucesos. La vocera Liz Throssell detalló que el 25 de abril, un enfrentamiento entre presos de diferentes bandas acabó con 15 heridos en cárcel de El Inca, en la ciudad de Quito. Tres días antes, los disturbios en el centro penitenciario de Esmeraldas nº 2, en la costa norte, se saldó con doce reclusos lesionados.

La vocera destacó que estos “preocupantes incidentes” evidencian de nuevo “la urgente necesidad de una reforma integral del ordenamiento jurídico penal, incluido el sistema penitenciario.

En setiembre pasado, el banquero presidente Guillermo Lasso calificó de «lamentable» que las bandas delincuenciales «pretendan convertir las cárceles en un territorio de disputa del poder», antes de decretar el estado de excepción nacional en las prisiones y adelantar la intención de trasladar a los cabecillas de organizaciones delictivas a otros centros penitenciarios del país. 

La bandas, filiales

En los centros carcelarios ecuatorianos operan varias bandas delictivas y cada una de ellas busca hacerse con el máximo poder de las cárceles y están ligadas al narco mexicano. 

«Una es la megabanda de Los Choneros, que está ligada al Cártel de Sinaloa; otras son los Tiguerones, Los Lobos y Los Largartos, que están ligadas al Cártel de Jalisco Nueva Generación», señaló el coronel Mario Pazmiño, exdirector de inteligencia militar.»Estas bandas se enfrentaron entre sí por un control territorial. Trataron de tomar el Pabellón 5, en el que ya estaba una estructura delictiva. Esto desencadenó un enfrentamiento”, dijo. 

Los Choneros, Los Lobos y Los Largartos, entre otras bandas, no sólo se disputan el liderazgo de la cárcel. El portal especializado Insight Crime explica que los grupos criminales ecuatorianos tradicionalmente operan de manera fragmentada, actuando fundamentalmente como subcontratistas de organizaciones criminales extranjeras.

El director del Centro de Inteligencia Estratégica de Ecuador, Fausto Cobo, dijo que «Este es un tema que va más allá del asunto penitenciario, ésta es una amenaza contra el Estado ecuatoriano». 

El año pasado, la Policía Nacional decomisó 128,4 toneladas de droga, la mayor incautación en la última década, según datos del Ministerio de Gobierno ecuatoriano.. «Las bandas necesitan mantener el control, especialmente en las cárceles de Guayaquil, pues ahí está la principal ruta y el punto de partida: el Golfo de Guayaquil y el Puerto de Guayaquil. De allí sale más de la mitad de toda la cocaína que ingresa desde Colombia”, explica el exjefe de inteligencia Pazmiño. 

Recuerda que como en Guayaquil operan tanto el Cártel de Sinaloa como el de Jalisco Nueva Generación, cada banda asociada «necesita atemorizar» a su rival. «Necesitan establecer un control territorial y eso lo hacen a base de fuego y sangre. Esta situación no sólo se ve en las cárceles, sino es un reflejo de lo que se vive en algunos barrios de Guayaquil, en los que se ven combates permanente por otro problema: el microtráfico».

El gobierno y la corrupción

En diciembre último los relatores especiales sobre ejecuciones extrajudiciales y sobre tortura, Morris Tidball-Binz y Nils Melzer, manifestaron gran preocupación por los incidentes y alertaron del riesgo de que vuelvan a suceder. “Deben adoptarse medidas urgentes y eficaces para evitar una mayor matanza”, apuntaron, y lamaron a investigar con celeridad e imparcialidad los acontecimientos para para establecer las circunstancias de las muertes y, en caso de violaciones, enjuiciar a los responsables.

Instaron al gobierno ecuatoriano a evitar más muertes, investigar las ocurridas y enjuiciar a los responsables. El punitivo combate a las drogas, los recortes presupuestarios, la falta de personal capacitado, el hacinamiento y la disponibilidad de armas son algunos de los problemas del sistema carcelario en el país.

Quince años atrás, el informe «La crisis del sistema penitenciario en Ecuador», de  la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) en las cárceles ecuatorianas opera un sistema de corrupción fundado en una relación personalista entre funcionarios e internos. 

El coronel Mario Pazmiño señala que entonces “no había una penetración tan grande del crimen organizado transnacional en el país. Creo que este tipo de acción en el sistema carcelario se ha incrementado por la presencia de las megabandas que controlan directamente el sistema carcelario», afirma. 

Según el experto, las bandas manejan un primer círculo, en el que está la Policía Nacional, pero también círculos que involucran a los guías penitenciarios y a los mismos administradores de estos centros «amenazados por las megabandas”. En julio pasado, Fausto Cobo, entonces director del SNAI, la institución que rige todas las cárceles en Ecuador, advertía que la crisis en las prisiones del país es efecto de la influencia e infiltración del narcotráfico en todas las instancias del Estado.

Una de las formas de la corrupción en las cárceles ecuatorianas se da a través del contrabando de mercancías. Como la comida que se reparte en los centros es típicamente de mala calidad, muchos reclusos dependen de sus familias para alimentarse. Pero el ingreso de los alimentos no es gratis:»Hacer pasar una botella de agua puede costar cerca cuatro dólares», explica Pazmiño.

Y el comercio no se limita a productos alimenticios: «Ingresar un cartucho puede costar hasta cinco dólares, un revolver hasta cuatro mil, un fusil puede estar sobre los 15 mil dólares y un teléfono quinientis. En fin, todo tiene un precio», añade.. 

Acciones de los gobiernos de turno

El hacinamiento sigue dificultando la adecuada gestión de las cárceles ecuatorianas. Según el Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CDH), la capacidad carcelaria ecuatoriana es de 28.500 personas, pero ya en mayo de 2019, cuando el gobierno decretó el primer estado de excepción, el número de reos sumaba 41.836, un hacinamiento del 42%. 

Desde entonces, el número se ha reducido, pero no lo suficiente. Según cifras del SNAI, los aproximadamente 38.000 presos en el sistema actual suponen un hacinamiento del 33%. Y las cárceles de Cuenca, Guayaquil y Latacunga concentran el 70% de todos esos reos.

Después de cada masacre, las autoridades carcelarias y gubernamentales adoptan acciones para evitar nuevos actos de violencia. Una de las acciones inmediatas es movilizar a unidades tácticas de la Policía al interior de las cárceles para recuperar el orden y evitar nuevos disturbios

La primera matanza se registró en febrero del 2021 en las cárceles de Guayas, Cotopaxi y Azuay. En esa ocasión hubo 79 muertos. El último acto de violencia fue la madrugada del 9 de mayo del 2022 en la cárcel de Santo Domingo y hasta el momento se contabilizan 44 fallecidos. El peor incidente se registró el 28 de septiembre del 2021, en la cárcel de Guayaquil. En esa ocasión, 118 reos fueron asesinados.

Analista e investigador ecuatoriano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)