Recomiendo:
0

«60 años: ya es tiempo de retirarse», dice el aficionado reggae al FMI

Fuentes: Rebelión

¿Qué tipo de relación puede existir entre el reggae y el Fondo Monetario Internacional (FMI)? Mientras el FMI preparaba el festejo de su aniversario nº 60 en otoño de 2004; nosotros llevábamos a cabo una evaluación de su gestión a través de una perspectiva un tanto original: su intervención en Jamaica durante los últimos 30 […]

¿Qué tipo de relación puede existir entre el reggae y el Fondo Monetario Internacional (FMI)?

Mientras el FMI preparaba el festejo de su aniversario nº 60 en otoño de 2004; nosotros llevábamos a cabo una evaluación de su gestión a través de una perspectiva un tanto original: su intervención en Jamaica durante los últimos 30 años. Hoy en día el movimiento reggae es todo un fenómeno social; muchos jóvenes han adoptado sus códigos vestimentarios, los dread-locks y se apegan a sus estilos o derivados tales como el ragga o el dub; apropiándose de éste en pro de una verdadera revolución. Por esta razón nos preguntamos: ¿si acaso todos esos jóvenes poseen los elementos necesarios para comprender su rebeldía frente a este modelo y en particular al modelo impuesto por el FMI?

La Ex-colonia británica, Jamaica, logra independizarse en 1962; en dicho momento, Michael Manley propone un proyecto político para el país claramente progresista. Michael Manley, líder carismático y defensor del movimiento tercer mundista, concretiza una alianza con los reggaemen y el movimiento rasta; posición que lo lleva a ser electo el 29 de febrero de 1972 como Primer Ministro al son de Delroy Wilson (Better must come), Junior Byles (Beat down babylon) y de Max Romeo (Socialism is love). Sus logros serán incalculables: concretiza la reforma agraria, nacionaliza importantes compañías (de electricidad, teléfonos, transporte público, turismo) y lleva a cabo un programa de electrificación rural entre otros. Además instaura la igualdad de salario entre hombres y mujeres por el mismo trabajo realizado, como el permiso de maternidad, la entrega de locaciones familiares, el salario mínimo, el sistema de pago de pensiones y la reducción de los precios del alquiler. El gasto público en salud por habitante alcanzó a más del 30% y el gasto público en educación a un 20% del presupuesto total en 1973. A fines de los años 70′, la tasa de alfabetización rodeó el 85%. De ésta forma, Jamaica se transforma en un modelo a seguir.

Ya en 1973, el shock petrolero va a afectar directamente la consecución del programa político de Manley. Manley sin el capital necesario para financiar los cambios prometidos, se dirige a los bancos privados, de quienes no consigue ningún tipo de ayuda por la razón de no concordar con las medidas aplicadas por su gobierno. Decide entonces tratar de negociar con Estados Unidos, quien le exigen romper sus relaciones con Cuba a cambio de la ayuda financiera; Manley no acepta el chantaje. El único recurso que queda es el FMI, quien exige a los países en dificultad económica la aplicación de reformas ultra liberales para garantizar a sus acreedores el reembolso de la deuda. El FMI exigía en ese entonces en contraparte del préstamo, la devaluación del dólar jamaicano, el estanco de los salarios y una fuerte reducción del gasto público. Estas medidas eran incompatibles con los principios de Manley quien finalmente rechaza la propuesta del FMI.

La realización de las reformas peligraba, el pueblo se impacientaba y el movimiento rasta y los cantantes de reggae que hasta el momento habían apoyado a Manley comienzan a cuestionarlo. Lentamente, proceden a alejarse de la política mientras que los gangs de los guettos se entregan al tráfico de drogas.

El primer semestre de 1978, el gobierno decide someterse a las condiciones impuestas por el FMI para poder obtener financiamiento lo más rápido posible; pero el FMI impone medidas aún más draconianas: como la reducción de los programas sociales, la fuerte devaluación de la moneda sin aumento de los sueldos, la supresión de las subvenciones a los productos de primera necesidad, el alza de las tarifas públicas y de los impuestos y la plena libertad en la entrada y salida de los capitales. Manley se encuentra con los brazos atados: «No sólo nos han impuesto un programa terrible, sino que además estoy seguro que es una especie de castigo: hacernos pagar el habernos resistido a su plan» Pese a esto, Manley cede y el resultado da origen a un verdadero desastre social.

En 1980 la CIA dirige una enorme campaña de desestabilización del poder. Jamaica está al borde de la guerra civil. Completamente abatido, Manley decide llamar a elecciones para que sea el pueblo el cual decida el destino del país. La violencia invade las calles. Su principal adversario, Edward Seaga, un acérrimo partidario de la libre empresa, un ex representante del FMI en Jamaica y amigo personal de Ronald Reagan; es elegido Premier Ministro el 28 de mayo de 1980. Y como por arte de magia, las reservas turísticas aumentan considerablemente y los capitales vuelven a instalarse en la isla. Según Manley, la violencia desatada fue «premeditada» El periódico Le Monde habla incluso de «golpe de estado». Ante los ojos de los países desarrollados, Jamaica al fin entra al club.

El destino de Jamaica, entre 1980 y 1988, se juega en Washington; lugar donde se encuentran las oficinas del FMI, del Banco Mundial y del Tesoro americano. Desde allí son dictadas las políticas de ajuste estructural a decenas de países en dificultad a cambio de los préstamos masivos capaces de asegurar la sumisión de estos países a las potencias dominantes; privilegiando los indicadores macroeconómicos por sobre el bienestar de la población. Todo esto con consecuencias terribles para el Sur. Después de dos periodos legislativos de Seaga, Manley asevera: «nos han sometido a un tal endeudamiento económico, que aún sufrimos las consecuencias» Frente a lo cual se esfumaron las ilusiones de miles de jamaicanos.

En 1988, el poder se alinea definitivamente ante las exigencias de liberalización económica y de las privatizaciones impuestas por el FMI. El país es vendido a los trusts extranjeros en pequeños pedazos y en 1994, el entonces director general del FMI Michael Camdessus declara: «Yo creo que Jamaica ha mantenido su crecimiento estable y fuertemente» Mas adelante, en 1996, una grave crisis económica golpea al país y hasta 1999 el país cae en recesión. A comienzos del siglo 21, el crecimiento será escaso: 0,7% en el 2000, 1,7% en el 2001 y 1% en el 2002.

La deuda es como una soga que no para de apretarse en torno al cuello del pueblo jamaicano. La prueba: el pago de la deuda (interna y externa) absorbe aproximadamente más del 64% del presupuesto del año 2003/2004, contra sólo un 9% destinado a la educación y un 4% destinado a la salud. En otras palabras, Jamaica consagra al reembolso de la deuda 7 veces más de lo que invierte en su sistema educativo y 16 veces más que los gastos de salud.

En Jamaica, hace 30 años se creó un movimiento popular que tuvo la audacia de querer decidir por él y para él. Manley hoy en día es un símbolo y un testimonio. Testimonio de la violencia con la cual el FMI logró y logra imponer sus medidas y de como los medios finacieros ejercen presión para lograr lo que quieren.

Los más jóvenes lo saben, la música jamaicana aún no ha perdido su fuerza de protesta y de denuncia. En Jamaica la política del FMI ha provocado estragos inconmensurables. Si Jamaica no sale del círculo vicioso de la deuda, todo el pueblo jamaicano va sufrir las consecuencias. El FMI después de 60 años de servicios «desleales» con los países del Sur ya ha demostrado el daño que puede causar. Es por esta razón, que la anulación de la deuda se impone…