El domingo 19 de mayo falleció en un accidente aéreo el presidente de Irán, Ebrahim Raisi, el canciller iraní Hosein Amir Abdolahian y otros funcionarios que regresaban en helicóptero de un acto en Azerbaiyán, adonde habían concurrido para inaugurar una represa binacional sobre un río.
Las pésimas condiciones climáticas, con viento, lluvia y oscuridad en la montaña y el bosque, dificultaron durante las primeras horas contar con información precisa al gobierno de Irán, hasta que se pudo certificar el accidente, ubicar el lugar y confirmar las muertes, que enlutaron a Irán. Numerosos gobiernos del mundo, comenzando por los aliados de Teherán, expresaron sus condolencias y declararon días de luto por esas muertes, casos de Azerbaiyán, Rusia, China, Cuba, Venezuela, Nicaragua, Turquía, Siria, Arabia Saudita, El Líbano, Pakistán, India, etc.
Como era obvio, no hubo saludos ni condolencias de parte del presidente Joe Biden ni del primer ministro israelí, el genocida Benjamin Netanyahu, que deben haber festejado la muerte de tan odiado enemigo político. Es más, en las primeras horas hubo fuertes sospechas de que el accidente podría no haber sido tal sino un atentado de origen imperialista y sionista.
Los medios capitalistas de desinformación por supuesto han descalificado a Raisi como un presidente represor y cabeza de un “régimen antidemocrático”, lo que cae por su propio peso de mentira teniendo en cuenta que fue electo en elecciones limpias en 2021 donde obtuvo el 62 por ciento de los sufragios. Lo de “represor” se basaría en el supuesto asesinato de una joven en 2022, Mahsa Amini, detenida en primera instancia por llevar mal puesto el velo que usan las mujeres de ese país. La mujer no fue asesinada por la policía, como mintieron los voceros del Pentágono y el Mossad, sino que se descompensó en sede policial. Y en base a esa mentira, hubo manifestaciones y actos en algunos países del mundo en contra de Irán por ser supuestamente un régimen contrario a las mujeres, algo falso porque allí ellas son, por ejemplo, el factor principal en el estudio y las universidades, los hospitales, medios de comunicación, etc.
Lo que al imperialismo le duele de Raisi, y también del ayatolá Ali Jamenei, es que tienen una política tercermundista, por lo que su país fue integrado al BRICS con Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. También les molesta que Irán haya sido uno de los bastiones de la solidaridad con Palestina, El Líbano, Siria, los hutíes de Yemen, etc, en especial con el pueblo palestino que viene sufriendo el genocidio en Gaza.
El gobierno de Raisi fue objeto de un atentado criminal por parte de Israel, el 20 de enero pasado, que atacó sus oficinas de consulado en Damasco, Siria, asesinando allí a dos altos dirigentes de los Guardianes de la Revolución y un total de 13 personas. Sobre esa base, como forma de autodefensa, Irán atacó el 13 de abril pasado dos zonas militarizadas de Israel, con 350 drones y misiles, dando una fuerte respuesta quirúrgica a la mencionada agresión sin causar bajas civiles.
Irán tiene voluntad pacífica, como se vio cuando firmó los acuerdos internacionales de Viena, en 2015, con el G-5+1 (Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania) para limitar su capacidad de enriquecimiento de uranio. A su vez, no es tonto, de modo que cuando en 2018 Donald Trump anuló esos acuerdos, Teherán continuó con su plan nuclear pacífico y enriqueció más uranio, sin fabricar por ahora armas nucleares. Eso le ha valido numerosas sanciones económicas y políticas del imperialismo, sanciones que sufre como país y también sus dirigentes a título personal, por caso Raisi, sin por eso aflojar ni capitular.
Ahora el vicepresidente ejecutivo de Irán, Mohammad Mokhber, de 68 años, asumirá provisoriamente el gobierno y deberá convocar a nuevas elecciones en los próximos 50 días. Es de suponer que la República Islámica de Irán podrá superar este doloroso trance. Desde Argentina enviamos nuestras condolencias a los familiares de los fallecidos, al pueblo iraní y a sus autoridades, esperando que esta desgracia los haga más fuertes y unidos, más antiimperialistas.
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