Cuando se cumple un nuevo aniversario del natalicio del «Che» (más allá de la intrascendente discusión sobre si la fecha verdadera de su nacimiento fue el 14 de junio o no) me parece oportuno reproducir algunos párrafos de su célebre «Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental», de abril de 1967. […]
Pese a esas tan difíciles condiciones el Guerrillero Heroico pudo escribir unas páginas en donde retrató con extraordinaria lucidez -y con pasajes asombrosamente premonitorios de lo que luego ocurriría- los rasgos sobresalientes de la coyuntura internacional, el papel crucial que en su resolución tendría la resistencia del pueblo vietnamita ante la agresión del imperialismo norteamericano y las tendencias que luego, con las naturales variaciones impuestas por el paso del tiempo, seguirían presentes en Latinoamérica.
Por lo tanto me limitaré a reproducir su diagnóstico de la situación imperante en nuestros países mediados de la década de los sesentas del siglo pasado. Una radiografía que en lo esencial sigue siendo válida al día de hoy, aun cuando el transcurso de más de medio siglo fue testigo de significativos cambios en la anatomía y funcionamiento del capitalismo contemporáneo y la aparición de nuevos instrumentos y estrategias de dominación que no podían haber sido previstos en su época y pero que hoy, fieles al espíritu abierto y receptivo del Che, debemos incorporar al análisis.
Esto fue lo que escribió el Che en esa ocasión:
«El campo fundamental de la explotación del imperialismo abarca los tres continentes atrasados, América, Asia y África. Cada país tiene características propias, pero los continentes, en su conjunto, también las presentan. América constituye un conjunto más o menos homogéneo y en la casi totalidad de su territorio los capitales monopolistas norteamericanos mantienen una primacía absoluta.»
«Los gobiernos títeres o, en el mejor de los casos, débiles y medrosos, no pueden imponerse a las órdenes del amo yanqui.»
(Comentario: De hecho, la abyecta subordinación de algunos gobiernos actuales a los mandatos de la Casa Blanca es aún más pronunciada de la que existía en momentos en que el Che escribía estas páginas. Casos de Argentina, Brasil, Colombia, Chile, el México de Peña Nieto, Honduras, Guatemala y así siguiendo…)
(Comentario: Aquí habría que añadir algo que apareció mucho después del asesinato del Che: la irrupción de la Guerra de Quinta Generación, y sus nuevas armas: terrorismo mediático, «lawfare», «fake news», manipulación neocortical de la voluntad y la conciencia de la ciudadanía, neuromarketing político, «metadata», redes sociales, papel de algunas ONGs e iglesias pentecostales como tentáculos del imperio, etcétera. Letales innovaciones que, por supuesto, Guevara no podía avizorar en su tiempo y que hoy constituyen el arsenal privilegiado del imperio.)
«Bajo el slogan ‘no permitiremos otra Cuba’ …»
(Comentario: Hoy se diría ‘No permitiremos tampoco otra Venezuela Bolivariana’.)
«Y la clara advertencia de que las tropas yanquis están dispuestas a intervenir en cualquier lugar de América donde el orden establecido sea alterado, poniendo en peligro sus intereses.»
(Comentario: Esto lo han venido repitiendo hasta el cansancio los jefes del Comando Sur, altos funcionarios del Pentágono y el Departamento de Estado y los hampones que hoy pululan por la Casa Blanca cuando reiteran que, en el caso de Venezuela, «todas las opciones están sobre la mesa».)
«Esa política cuenta con una impunidad casi absoluta; la OEA es una máscara cómoda, por desprestigiada que esté;»
(Comentario: Si algo ocurrió con la OEA es que bajo el liderazgo de Luis Almagro su desprestigio se acrecentó extraordinariamente, más allá de lo que el Che podía imaginar.)
«Se ha formado, de hecho, la internacional del crimen y la traición.»
(Comentario: Correcto. No tiene sentido hablar de «burguesías nacionales» en la edad de la internacionalización del capital y del imperialismo recargado y caracterizado por aquello que Fidel caracterizara como el predominio global de una «burguesía imperial» que despliega sus estrategias de acumulación y dominación atravesando las fronteras nacionales. Como correctamente señala el Che, esas «burguesías autóctonas» son clases que de nacional sólo tienen el nombre. Están insertas en la periferia del sistema y se encuentran totalmente sometidas a la dinámica que impone el gran capital transnacional.)
«No hay más cambios que hacer; o revolución socialista o caricatura de revolución.»
(Comentario: Y allí donde la revolución socialista por ahora, como decía Chávez, demuestre ser inviable lo menos que se le debe exigir a las fuerzas populares y progresistas es la radicalización constante de los procesos transformadores en curso. Allí donde aquella se detenga, sin organizar ni concientizar a las masas populares, será inevitable que la derecha recupere el gobierno. Por eso la «moderación» que en algunos casos cultivaron esos gobiernos fue el seguro pasaporte de su derrota. Se requiere, como exigía Dantón en la Francia revolucionaria: ‘Para vencer a los enemigos de la revolución, hace falta audacia, todavía más audacia, siempre audacia.’ Y en Nuestra América esos enemigos responden con un baño de sangre no sólo cuando se encuentran amenazados por una revolución. Basta un módico reformismo para que sus tendencias criminales afloren con inaudita violencia.)
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