Panfleto para seguir viviendo. Fernando Díaz .Madrid : la Oveja Roja, 2014
Mi amigo Alfonso, editor de la editorial la oveja roja, me envió este libro y me dijo, con un aire algo enigmático ( o quizás no fue así, y me lo imagino ahora) que este libro me gustaría. De entrada, el libro tiene algo de inclasificable porque es una especie de autobiografía anónima. Una persona, cuyo nombre no conocemos, escribe una especie de fragmento de su vida. Lo que destaca, de entrada son dos cosas. La primera es la veracidad. Todo lo que dice suena a auténtico, todo parece escrito desde una especie de ética de la verdad que acojona. Acojona el que uno pueda ser tan sincero consigo mismo, el que uno pueda verse con tanta verdad. Y digo y repito la palabra verdad de una manera reiterativa, pero es que no hay otra. La segunda cosa que llama la atención es como, de una forma totalmente contingente, casi azarosa, el personaje pasa de una especie de nihilismo existencial al compromiso político.
¿ Que puede decirme este libro ? Fernando Díaz es un seudónimo, yo siempre escribo con mi nombre y apellidos. Él ha nacido el año 1979 y yo en 1954 ( si no calculo mal, tres o cuatro años menos que su padre). Él es ordenanza de un instituto y yo soy profesor de instituto ( el escenario puede ser común, pero como Fernando apunta son dos universos paralelos). Él cree en la revolución, yo soy un escéptico que como mucho puedo esperar alguna mejora o que las cosas no empeoren más. Su origen es obrero, el mio pequeñoburgués. Pero lo fuerte es que este libro me dice mucho, que me identifico con Fernando, aunque todas las variables sean diferentes. Soy capaz de reconocerme en muchas de sus experiencias, aunque no sean muy similares a las mías. En muchas de sus reflexiones, aunque no sean exactamente como las mías. Puedo compartir su desesperación, su rabia, su indignación. Y esto es mucho. Porque quiere decir que Fernando Díaz es capaz de transmitir algo que sale de su propio mundo y que es del mundo de todos. Y cuando digo mundo no me refiero al planeta Tierra. Me refiero a este sistema capitalista mundial que ha creado una misera muy propia. Claro que cada sistema crea su propia miseria. Incluso el sistema comunista la creó. Aunque, como dice, Fernando, veamos la cara y la cruz. No su cruz y nuestra cara. Quizás es imposible una sociedad que no genere su miseria. Pero vivimos en esta miseria y Fernando ha sabido expresarla muy bien y ha sabido expresar también como siendo parte de ella podemos ser capaces de salvar algo. ¿ Qué salva él ? Le salva mirar las cosas, a lo otros, a sí mismo a la cara. No tragarse cuentos. Ni ilusiones. Le salva también este compromiso, este querer hacer algo por que las cosas mejoren. También algunas actitudes, gestos, conductas. No somos santos ni vamos de buenos. Tenemos defectos y estamos todos algo embrutecidos. Pero no del todo. Algo de nobleza. De ética nos queda .Resistimos, Fernando, poco o mucho resistimos. Todos los que resistimos algo, aunque sea poco, a esta miseria que nos envuelve, deberíamos agradecerte este libro. Te lo digo sinceramente. Quieres escribir y no ser escritor. Te entiendo. Cuando envío mis reseñas a la revista El Viejo Topo sin cobrar nada estoy contento. Puedo decir lo que quiero y encima me lo publican. Pero ya me gustaría ser capaz de escribir un libro como el tuyo, querido amigo. Y no te digo que no lo haga.
También me ha servido para recordar que las clases sociales y la lucha de clases existen. Para recordar mis años de militancia, a finales del franquismo, en una organización troskista. Pequeña organización en la que aprendí política. No se trata de nostalgia, no es eso. Pero me ha permitido recuperar lo que tuvo de positivo, a pesar de todo. A pesar de que aquellos compañeros que parecían compartir posiciones las abandonaron pronto. Aunque eso sí, nos la jugamos juntos. Y en el fraqnuismo no eran bromas. Fernando hace un elogio de la militancia que me gusta. No es una idealización, es simplemente el grito del que quiere hacer algo y quiere hacerlo bien, como un corredor de fondo que mide sus fuerzas y que quiere ganar. Me ha recordado el último libro de Michel Foucault que habla de la militancia revolucionaria como una alternativa de vida, como la búsqueda práctica de otra manera de vivir. Me ha gustado el final, una llamada de alerta para no bajar la guardia delante de los vientos autoritarios que soplan en nuestro país.
Es un libro para cualquiera,pero no para todos. Para cualquiera quiere decir que esta escrito para cualquiera que quiera leerlo. Bien escrito, por cierto. Cualquiera que pueda pensar, sentir, algo de lo que quiero reflejar con esta reseña. Para todos no, claro, porque no todos comparten estas vivencias. Yo diría, de todas maneras, que para muchos. Un placer, Fernando, un verdadero placer esta lectura.Gracias por escribirlo.