La obra inspirada en la poesía travesti de Claudia Rodríguez, reúne a activistas de la disidencia sexual -como el prostituto Jose Carlos Henríquez- y mediante una arriesgada propuesta escénica expone, con humor negro y crítica, la violencia que viven las mujeres trans en la sociedad chilena.
Activismos, poesía, audiovisual, performance y teatro, se entretejen en la puesta en escena de «Cuerpos para odiar». Un proyecto trans, que busca a través de la transdisciplina de sus integrantes y la transescena de su propuesta estética complejizar los modos tradicionales del quehacer artístico.
Una travesti que se hace llamar la Marilyn Monroe chilena, una madre de la Ligua que quiere abortar a su hijo y un prostituto que quiere ser vampiro, son parte de los delirantes personajes de la obra «Cuerpos para odiar».
La erótica y la política cruzan una dramaturgia creada a partir de la poesía travesti de Claudia Rodríguez, quien a su vez es la protagonista de la obra y en sus palabras nos recuerda «cómo el sistema ha excluido de la educación a las travestis y eso ha significado que en cualquier ámbito las travestis no tengamos qué decir».
«Cuerpos para odiar» es la nuevo proyecto transescénico de Ernesto Orellana, quien continuando con su apuesta por un teatro político, en esta oportunidad convoca y crea la compañía Furia Barroka, conformada por feministas, artistas de performance, poetas y activistas de la disidencia sexual local, en donde rituales sadomasoquistas y la prostitución intervienen como parte de una memoria social de las marginadas de la historia de Chile.
La obra, se inspira y comparte la historia de una generación de travestis donde las cirugías ilegales, la silicona y las matanzas contra travestis son las características de un grupo de olvidadas. «Para el sistema somos una amenaza, somos inmorales y perversas. Esta comunidad tiene un montón de vivencias que no han sido historizadas. Queremos rescatar la vida de las travestis que murieron de Sida o que fueron asesinadas y que son parte de una historia que nadie quiere conocer», explica Claudia Rodríguez.
Para Orellana, «la transescena es escapar a los dominios en la creación por parte de la institución y la formación académica que insisten en categorizar, ordenar y disciplinar a las artes corpóreas. Al mismo tiempo es entender que las artes escénicas son ante todo política del cuerpo y es desde allí que se transgreden. Es contaminarnos entre distintas escenas que utilizamos la teatralidad y la ficción como estrategias políticas de la destrucción del consenso de la normalización en los cuerpos, apostando a la creación y visibilización de otros imaginarios posibles de vivir y habitar nuestras corporalidades. El derecho a la ficción no es exclusivo de las artes representacionales, sino de cómo habitamos y devenimos en nuestras corporalidades y mediante el disenso y nuestros activismos, complejizamos y fisuramos el tejido de lo real».
La obra se instala como una parodia a las normas de la sexualidad imperantes en Chile, donde las travestis, las prostitutas y las mujeres que abortan siguen siendo maltratadas y criminalizadas por una sociedad que promueve sobre ellas, el odio. La abyección y la sexualización de «Cuerpos para odiar» se hace parte de una historia del teatro donde las sexualidades travestis y perversas se toman el escenario. La obra conmemora y homenajea a nuestra compañera, amiga y artista escénica activista Hija de Perra, a un año de su muerte. Y de manera similar, recuerda en este 2015, a 40 años de su odiado asesinato, al inspirador artista italiano Pier Paolo Pasolini.
Claudia Rodríguez es autora de los libros de poesía y crónica travesti «Cuerpos para odiar», «Dramas pobres» y «Enferma del alma». Todos estas «librillas» independientes inspiraron una experiencia teatral colectiva que se estrena este mes de Julio en la Sala Agustín Siré de la Universidad de Chile. Furia Barroka es el nombre de la compañía dirigida por el actor, docente y director egresado de la Universidad de Chile, Ernesto Orellana, en donde también participan artistas y activistas de diferentes disciplinas: Irina La Loca (actriz), Wincy Oyarce (director de cine) y Jose Carlos Henríquez (escritor y prostituto).
Reseña
La Marilyn (Claudia Rodríguez), mítica travesti del Santiago pobre, ha decido abrir su emblemática taberna de shows «La Caverna de las flores travestis». La excitante noche es interrumpida por una madre pastelera de La Ligua (Irina la Loca), que trae consigo a su pequeño hijo prostituto (José Carlos Henríquez), para entregarlo en sacrificio abortista y volver a ser una mujer libre. La Marilyn, ve en la llegada del niño puto y su exquisita impureza vuelta carne, una señal desde lo más profundo de los infiernos, señal que la llama a comenzar su mayor deseo: su santificación. De allí en adelante proclamará la extinción total de la raza humana y el comienzo de un nuevo! orden! mundial: la Dictadura Trava. «Cuerpos para Odiar» es una comedia negra transdisciplinaria que reúne activistas de la disidencia sexual local que investigan y trabajan desde diversos frentes de acción en torno a la sexualidad como práctica política. La performance, inspirada en la poesía travesti de Claudia Rodríguez, propone una acción transescénica y anarcobarroca que cuestiona las normas hegemónicas de los cuerpos y sus sexualidades.
Funciones: 23 de Julio al 15 de Agosto. Jueves, Viernes y Sábados. Horario: 20:30 horas. Valor: $5.000. general y $3.000 estudiantes. Jueves populares a $3.000. Sala Agustín Siré, Escuela de Teatro Universidad de Chile. Morandé 750, Santiago Centro.