Sigamos con la aproximación de FFB. Sigo tomando pie en sus apuntes no publicados del curso de doctorado de 1993-94. Estábamos en las posiciones y reflexiones del Sacristán joven. 1. ¿Qué crisis? Así que: 1) no es nueva la tendencia a la aniquilación física de «los bárbaros», de los otros, ni la tendencia al […]
Sigamos con la aproximación de FFB. Sigo tomando pie en sus apuntes no publicados del curso de doctorado de 1993-94. Estábamos en las posiciones y reflexiones del Sacristán joven.
1. ¿Qué crisis?
Así que: 1) no es nueva la tendencia a la aniquilación física de «los bárbaros», de los otros, ni la tendencia al genocidio (aquí MSL cita a Samuel: «No perdones: mata a hombres, mujeres y niños, aun los de pecho, bueyes y ovejas, camellos y asnos»), y 2) tampoco es nueva la tendencia (la referencia es aquí a Orwell) a la aniquilación de la personalidad (Giordano Bruno, Galileo). En este punto MSL recuerda los antecedentes inquisitoriales de las delaciones que se produjeron en los PC en los años 30 y 40:
Se grita hoy, como contra algo nuevo, contra las confesiones y denuncias de propios amigos que son frecuentes en los labios de los acusados por el Partido Comunista. Pero, ¿de verdad se ignora que Galileo fue obligado a denunciar a quienes siguieran profesando el heliocentrismo después de haberse retractado él mismo, contra toda verdad? ¿Se ignora, en serio? Si se ignora, valgan estas observaciones como humilde recordación de simples hechos»
De la crítica a las exageraciones del existencialismo a la francesa (como relativismo moral) pasa MSL a acotar la tesis de Mann sobre la enfermedad alemana, que es también la europa, con dos consideraciones: 1) que la causa determinante de una crisis no tiene por qué ser un mal en sí misma, 2) que la cultura afectada es la nuestra: la que tiene detrás tres siglos de razón un siglo de historiadores.
Pero dicho esto añade en seguida MSL que esas dos cosas implican una discusión que rebasa el ámbito literario para entrar en el campo de la filosofía de la historia.
Desarrollo de este tema en «Una oportunidad para el sentido común».
Hasta aquí Sacristán y su conferencia. De nuevo es FFB quien habla.
2.Conciencia histórica
La última parte del ensayo confirma, en un nivel superior, el «optimismo esperanzado»: repasa la literatura histórica sobre la crisis cultural (en Grecia y Roma principalmente); distingue entre apologetas y autores de diatribas en los momentos de crisis para detenerse finalmente en lo que considera un hecho nuevo, decisivo, el de la consciencia de la crisis como parte de la consciencia histórica.
Esta es precisamente la novedad. Por eso MSL termina el artículo considerando que ya ese solo hecho -el de la consciencia de la crisis- hace de la nuestra la menos brutal de las crisis históricas. Pues en la medida en que «el hombre no conoce procedimiento alguno para dominar una realidad que no sea el de partir de una conciencia y noción de la misma» estamos en una situación en que el hombre puede dominar mentalmente el flujo que le arrastra:
Con sólo eso, aunque no se consiguiera en este caso ninguna de las posibilidades que abre la conciencia de una cosa /…/ nuestra crisis sería la menos brutal de la historia. Aunque no consigamos dejar de ser arrastrados por la historia –y todavía no está escrita en granito esa imposibilidad– al menos ella, la historia, ha dejado de engañarnos (PyM, IV,27-28).
Creo que el punto de vista filosófico de MSL en ese momento puede describir así: aceptación de la tesis nihilista (procedente de Nietzsche en lo esencial, asumida tal vez a través de T. Mann) en el plano de la descripción de la crisis cultura o de civilización, pero negación del pesimismo estético que generalmente acompaña a la literatura de la crisis en la Europa central y occidental desde Nietzsche. En MSL esta consecuencia está corregida precisamente por el talante racionalista, por la importancia que concede a la consciencia histórica de la misma crisis. Un muy interesante apunte sobre hacia dónde se dirigía esta búsqueda lo encontramos en la parte de la reseña más centrada en la filosofía de la crisis cultural, cuando, inspirándose en Burckhart, MSL afirma que cada una de las culturas conocidas han tenido sus crisis de desarrollo y su gran crisis final para descartar a continuación los documentos literarios de la «gran crisis» o «crisis auténtica» que han sido redactados como apologías o como diatribas. Lo que parece estar buscando MSL es justamente aquello que no se había producido hasta entonces en la cultura europea: el libro escrito en frío sobre una crisis in fieri por hombres pertenecientes al propio mundo amenazado /…/ la objetividad ejemplar que a veces se ha dado por parte de contemporáneos de hechos históricos no-críticos (PyM IV, 25) de los que serían ejemplos el Tucídides que trata de la Guerra del Peloponeso y el Kant de Was ist Aufklärung?
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