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Estancamiento económico del ‘modelo’ chileno

Fuentes: Agencia Indoamericana de Prensa

Los medios de comunicación occidentales en sus respectivas secciones económicas, suelen destacar a Chile como un país ejemplar, y al cual hay que seguir con atención, pues su modelo económico neoliberal impuesto a sangre y fuego por la dictadura de Pinochet, desde el punto de vista técnico ha dado excelentes resultados, debido además a que […]

Los medios de comunicación occidentales en sus respectivas secciones económicas, suelen destacar a Chile como un país ejemplar, y al cual hay que seguir con atención, pues su modelo económico neoliberal impuesto a sangre y fuego por la dictadura de Pinochet, desde el punto de vista técnico ha dado excelentes resultados, debido además a que éste a beneficiado directamente los intereses económicos de la oligarquía criolla y las trasnacionales que operan a sus anchas en el país, explotando sus recurso naturales al máximo.

Para que esto ocurriera la dictadura pinochetista creo la legislación pertinente que mantuviera a buen recaudo los intereses económicos de los grandes empresarios chilenos y extranjeros, que comenzaron a desarrollar sus actividades en el país después del golpe militar de septiembre de 1973, los cuales han tenido amplias garantías para operar en Chile, y donde prácticamente no tributan absolutamente nada, ahora si tuvieran que hacerlo recurrirían desde diversas formas a la evasión fiscal, en lo cual son expertos.

Luego la dictadura militar junto a los que controlan el poder económico, elaboran y crean un «plan laboral», para arrebatarle a los trabajadores todas sus conquistas sindicales y sociales, que habían alcanzado a través de décadas de lucha y con muchos mártires obreros en el camino. En el Chile actual para el mundo empresarial, lo ideal seria que no existieran los sindicatos para así preservar sus negocios con una alta rentabilidad y solo cancelando la hora de trabajo y nada más.

La economía neoliberal chilena desde la implantación de la dictadura hasta nuestros días, suele ser bastante inestable y debe navegar de acuerdo a los vaivenes de la economía mundial y de las decisiones del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco Iberoamericano de Desarrollo y otras entidades de este tipo. Ahora en materia de desempleo el país ha vivido durante algún tiempo con una media de entre el 4 y 6% de acuerdo a cifras oficiales, y recientemente se ha informado que Chile nuevamente esta alcanzando casi un 7,1% desempleo y siempre de acuerdo con cifras oficiales, y que producto del «estancamiento económico» ha comenzado a vivir la economía nacional. Sin embargo diversos centros de estudio económicos nacionales suelen señalar que la cifra real de desempleo estaría bordeando entre el 10 y el 15% más menos. Ahora de no tomarse las medidas adecuadas, la tendencia mayor seria hacia un aumento mayor de la cesantía.

En este aspecto ocurre algo jocoso y condenable a la vez, pues los vendedores ambulantes, cuidadores de automóviles y otros oficios menores, no entran en las estadísticas de desempleo pues ellos son considerados «trabajadores por cuenta propia», tampoco los que tienen un trabajo temporal, independientemente de quien se los haya concedido.

A raíz de esta «coyuntura» las autoridades de hacienda y economía del país suelen decir que esta situación se debe a factores externos y que no es producto de un estancamiento o recesión de la economía nacional. Y que si bien es cierto el PIB también se encuentra mermado por circunstancias coyunturales ajenas al país, no habría razones para alarmarse. Se dice además que esto es un reflejo de la caída de los precios de las materias primas a escala mundial, y del principal producto de exportación, el cobre chileno. Lo cierto es que un país que prácticamente no produce mercancías con valor agregado, esta condenado a tener que enfrentar duramente las tormentas económicas que genera el capital trasnacional a escala mundial.

Lo otro es que en la medida que en Chile se ha ido desmantelando la industria manufacturera nacional y privilegiando las importaciones, la economía neoliberal del país sudamericano es cada vez más dependiente y frágil ante los coletazos de la economía capitalista internacional en crisis cada vez más periódica. En este sentido constantemente la OCDE y otros organismos económicos internacionales, así como medios de prensa especializados en asunto financieros y económicos, le esta llamando la atención a Chile, por las formas que ha venido administrando el sistema económico neoliberal imperante, y que podría generar conflictos sociales catastróficos.

Desde que la dictadura de Pinochet y sus Chicagos Boys implantaran el esquema económico neoliberal hasta nuestros días, el pueblo chileno se ha visto enfrentado a grandes desigualdades sociales, con una gran brecha entre unos pocos ricos, y la gran mayoría del país con un poder adquisitivo de sobrevivencia y altamente endeudado en créditos de consumo, es más, hoy los chilenos también tienen que comprar al «fiado», vale decir con dinero plástico los productos alimenticios que conforman la canasta básica.

En Chile los medios de comunicación al servicio de las políticas económicas neoliberales y los políticos corruptos del pinochetismo (UDI-RN- y otros) y de la Concertación, además han pretendido hacerle creer a los chilenos que son un país desarrollado o que se encuentran a las puertas del desarrollo.

Lo cierto, es que durante casi 30 años o más de la aplicación de políticas económicas capitalistas neoliberales en beneficio del 1% más rico de la población chilena, en el país aún existen chilenos que viven en la extrema pobreza (13%), alrededor de un 60% de los connaciónales de este país viven en la pobreza propiamente tal, y altamente endeudado en créditos de consumo, la propia prensa del sistema suele decir además que las capas medias se han empobrecido o reducido significativamente su poder adquisitivo.

De allí que ante el estancamiento o recesión económica, el lenguaje del capital neoliberal no sea otro que el llamado a reducir el gasto social, le llaman pomposamente «austeridad», también expresan que hay que privatizar todas las empresas o servicios que estén en manos del Estado, porque ellos sí, administran bien y generan riqueza. Lo que no dicen por cierto, es que esa riqueza suele ir a parar a sus propios bolsillos, y no al conjunto de los chilenos y el desarrollo del país.

Ahora cuando un país con una economía dependiente y sumamente frágil como la de Chile, cuando se ve enfrentada a una recesión o al caos imperante dentro del sistema capitalista mundial, entonces hay que proceder de forma inmediata a los despidos de trabajadores, al estado se le obliga reducir el gasto en lo social y otras medidas anexas, para luego inyectarles ayudas estatales a los señores empresarios, pues ellos nunca pueden perder.

Por ello, que el llamado crecimiento económico de Chile viene a la baja (2,1% 2015) suele ser inestable, en un país como decíamos antes, no produce producto con valor agregado para poder competir en los mercados internacionales. Ahora en lo que respecta a la riqueza que genera su PIB, cabe destacar que éste no es repartido de forma equitativa e igualitaria, beneficiando solo a los caníbales de los grupos económicos. Muy éxitos será el modelo económico neoliberal chileno, pero en honor a la verdad, este no ha resuelto los problemas más candentes que padecen la gran mayoría de los chilenos.

De allí que el «sueño chileno» de sentirse como país desarrollado, no es más que una quimera, pues después de casi cuatro décadas de implantación del neoliberalismo, los únicos que siguen ganando son los carteles económicos y las trasnacionales que saquean el país. Pues persisten diversos niveles de pobreza y desempleo en un país donde la torta sigue aún muy mal repartida, por obra y gracia del capital neoliberal, tan amado y idolatrado por el pinochetismo (RN-UDI) y por los neoliberales corruptos de la Concertación.

Una cosa sí esta clara, el modelo económico neoliberal implantado por la dictadura de Pinochet es un muy buen ejemplo para las grandes empresas de cualquier país del planeta y catastrófico para las condiciones de vida de la clase trabajadora y los pueblos del mundo.

Eduardo Andrade Bone / [email protected]

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.