Los ataques contra grupos de civiles en diversas ciudades, muestran el fracaso de la mal llamada lucha antiterrorista encabezada por Estados Unidos, y también ilegitiman a las instancias de poder nacionales y globales, incapaces de garantizar el derecho a la vida a pesar de la enorme carga económica que representa para la población el mantenimiento […]
Los ataques contra grupos de civiles en diversas ciudades, muestran el fracaso de la mal llamada lucha antiterrorista encabezada por Estados Unidos, y también ilegitiman a las instancias de poder nacionales y globales, incapaces de garantizar el derecho a la vida a pesar de la enorme carga económica que representa para la población el mantenimiento de los ejércitos y de los organismos de seguridad e inteligencia.
En el año 2015, Francia, por ejemplo, destinó 62 mil millones de euros al capítulo Defensa (el 2.2% del PIB); Reino Unido 62 mil millones y Alemania 46 mil millones. Una cifra mucho mayor se registra en Estados Unidos (610 mil millones).
Los continuos bombardeos en el mismo territorio europeo (en la antigua Yugoeslavia) entre marzo y junio de 1999, la invasión a Irak, las operaciones militares en Libia y los ataques sobre Afganistán, no han hecho del mundo un lugar más seguro, y esto es evidente.
Hoy, a las protestas contra los recortes en el gasto social y contra otras manifestaciones del avance del fascismo en Europa y en Estados Unidos, se añade el creciente cuestionamiento a la eficiencia de los gobiernos más poderosos del planeta.
Los medios dicen que hay una ola de ataques en solitario. Así, un enfermo mental actuó en Orlando (Miami), otro lo hizo en Niza, otro en Múnich… El Estado Islámico reivindicó el ataque contra quienes participaban en Niza de una fiesta nacional, pero los organismos franceses intentan convencer a la gente de que no hay en su territorio células terroristas.
Las líneas generales para el tratamiento público de los hechos, es obvio que están diseñadas.
Al inevitable impacto causado por la noticia, siguen las informaciones manipuladas… Atacantes que se suicidan, búsqueda de vínculos con el Estado Islámico o con alguna organización similar, un nombre que se revela y un rostro que se descubre…
Los gobiernos locales, el poder que encabeza las mal llamadas operaciones antiterroristas, ni las instituciones regionales como la dirección de la Unión Europea, pueden decir a los ciudadanos en qué lugar ocurrirá el próximo ataque o cuáles serían las potenciales víctimas.
¿No ha llegado el momento de pedir cuentas a los sectores que organizaron centros de tortura, esos mismos que utilizaron territorios europeos como centros de tortura y como puentes para los infames vuelos clandestinos de la Agencia Central de Inteligencia, CIA? ¿Cómo se explica que el Estado Islámico, Al Nusra, Al Qaeda u otra organización cuenta con capacidad de convocatoria, influencia y recursos logísticos para auspiciar o realizar ataques con frecuencia y con elevado número de víctimas?
¿Qué responsabilidad tienen en esto los estrategas de la CIA y la dirección política del poder estadounidense que autorizó entrenamientos con miras a derrocar gobiernos en Siria, en Afganistán, en Irak o en Libia?
Si los gobiernos europeos no piden cuentas, es porque han sido partícipes en las aventuras imperialistas y han arriesgado con ello a los habitantes de sus respectivos territorios.
OBAMA EN EL JUEGO
Después de un ataque, Obama emite una declaración de condena; pero sigue aportando su figura y su carisma para dar continuidad al afianzamiento de la hegemonía estadounidense. En nombre del poder que representa, ofrece el concurso de los organismos de seguridad de Estados Unidos para ayudar a investigar los hechos… Y sigue dando puñaladas a la verdad…
En el año 2008, poco antes de asumir la presidencia de Estados Unidos, describió a su antecesor, George W. Bush, como un hombre lleno de amor por su país. Como jefe de Estado, ha evitado exponer al escándalo al propio Bush, a Condoleezza Rice, a Donald Rumsfeld o a Dick Cheney…
En el año 2014, cuando se hizo inevitable la publicación de un informe, declaró que jamás autorizaría la tortura en la lucha contra el terrorismo, porque su ineficacia está probada, además de que riñe con los valores que Estados Unidos sustenta como nación; pero se negó a reconocer que se trata de tropelías de la ultraderecha.
En un comunicado, expresó que «con miedos legítimos sobre más ataques y con la responsabilidad de prevenir más pérdidas catastróficas de vidas, la Administración anterior afrontó decisiones angustiosas sobre cómo combatir a Al Qaeda y evitar más ataques terroristas contra el país». Para añadir: «Nuestra nación hizo muchas cosas bien en esos años, pero también otras que eran contrarias a nuestros valores. Por eso prohibí inequívocamente la tortura cuando asumí el poder, porque una de nuestras herramientas más eficaces en la lucha contra el terrorismo es mantenernos fieles a nuestros ideales».
La prohibición es solo formal, pues la cárcel de Guantánamo (en una parte usurpada del territorio cubano) ha sido centro de escándalo por prácticas como la alimentación forzada a los reclusos que se declaren en huelga de hambre. El cierre es una promesa que no se ha materializado. ¿Cuál es la fecha?
Otra pregunta para Obama: ¿Están dentro de los ideales de Estados Unidos los asesinatos con drones?
¿No está probada también su ineficacia en la lucha contra el terrorismo?
En julio pasado, él reconoció la muerte «accidental» de 116 civiles, en varios medios medios de comunicación ha sido publicado el dato ofrecido por New America Foundation, que afirma que son 250 los civiles muertos por Estados Unidos desde que Obama llegó al poder. La Oficina de Periodismo de Investigación, con sede en Londres, cree que hasta 358 civiles han muerto en esas operaciones, y otros grupos hablan de alrededor de 1.000 bajas. ¡Llegó hasta 116 el cálculo de Obama, quizás por accidente!
Y COMO DE IDEAS HABLA…
Como de ideas habla el presidente de Estados Unidos y Nobel de la Paz 2009, hay que decir que elogia a los presidentes de ultraderecha y finge no ver la ilegitimidad de sus acciones porque se apoya en la ultraderecha para impulsar el proyecto de afianzar en el mundo la hegemonía estadounidense.
Un episodio en esta línea fue visto por el mundo el domingo 10 de julio, cuando repartió felicitaciones, reconocimientos y saludos entre los representantes de la rancia derecha española y sostuvo una breve reunión (10 minutos es tiempo suficiente para posar junto a abyectos pseudoizquierdistas) con dirigentes que han declarado que es más conveniente unirse al sistema que combatirlo y ahora están reclamando más y mejores empleos en las bases yanquis y no el retiro definitivo de las mismas.
Antes de salir de la Casa Blanca, tenía que agradecer a la derecha española (PP o PSOE, la marca es simple detalle) su contribución con el mantenimiento de la hegemonía del poder estadounidense en sentido general y en particular con los proyectos imperialistas cobijados en la estructura de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN.
Nada le impedía agradecer también la claudicación y la asunción de un asqueroso pragmatismo… Una foto, unos regalos para colocar en los estantes de la mansión presidencial o dejar tirados en el avión… Sin esfuerzo alguno, deja esta contribución a la ideología dominante y a quien ocupe la Casa Blanca a partir de enero próximo.
Las crónicas en torno a este episodio han cesado, pero hay que puntualizar que forma parte del quehacer de Barack Obama y de su compromiso con en el objetivo de preservar y hacer más efectivo el control de Estados Unidos sobre las fronteras continentales.
La base naval de Rota y la base aérea de Morón, han sustentado misiones de factura yanqui en Asia, en África y en las fronteras de Rusia. ¿Cómo no reconocer a Rodríguez Zapatero y a Mariano Rajoy, quienes apoyaron el aumento del número de militares yanquis en esas bases y cómo no posar un momentito con Pablo Iglesias, quien ha probado ser más claudicante que el griego Alexis Tsipras?
AMÉRICA LATINA EN LA AGENDA DE SU DESPEDIDA
Iniciada la ceremonia de despedida, Obama deja a su sucesor (el admirador del Ku Klux Klan o la señora del ¡Waaaooo!) su apoyo a una Colombia en paz. (En el lenguaje de Obama, se llama paz el monopolio de las armas en manos de un Estado dirigido por quienes ordenaron la incursión en Ecuador y la política de los falsos positivos).
Deja también instalada, con el desacreditado expresidente dominicano Leonel Fernández como una de las primeras voces, la llamada mesa de diálogo en Venezuela, diálogo que solo sería factible y arrojaría buenos frutos si al mismo tiempo son despojados de sus privilegios los empresarios que acaparan los productos básicos y niegan al pueblo el acceso a determinados servicios.
Deja la conspiración renovada, instalada con otro nombre en Ecuador, Bolivia, Brasil y El Salvador, para solo citar algunos ejemplos.
Y deja a la ultraderecha lavando los crímenes de las dictaduras y auspiciando el retroceso en Brasil, Honduras, Guatemala y Argentina.
En Argentina, Mauricio Macri ha dispuesto generosos desembolsos para el pago de una deuda infame y ha liberado a las Fuerzas Armadas de una parte del control civil al cual estaban sometidas, en una acción que revierte una conquista política lograda hace más de tres décadas.
Macri no ha cuidado ni la forma (ha dicho incluso que los líderes de la independencia de seguro sintieron pena al separarse de España), pero Obama no identifica la ilegitimidad en el ejercicio de poder de la ultraderecha.
LA HEGEMONÍA COMO MARCO
En América Latina, en España, en Turquía (Erdogan es premiado o castigado por Estados Unidos de acuerdo con la colaboración que brinde a los intereses imperialistas en Asia) o en cualquier otra zona del planeta, el poder estadounidense requiere que sean puestos a su servicio los recursos naturales y las riquezas creadas.
A mediados del siglo XIX, Carlos Marx afirmó que «el ejecutivo del Estado moderno no es otra cosa que un comité de administración de los negocios de la burguesía».
Hoy, hay que decir a propósito de esta frase lo que advirtió Antonio Gramsci más de 7 décadas después sobre los postulados de Marx en torno a la ideología: esta definición no es puramente psicológica y moral, tiene un valor gnoseológico.
Obama no solo encabeza un comité de administración de los negocios de la burguesía, también un equipo de aplicación de la política imperialista a nivel global en un momento en que la ultraderecha se propone enfrentar las amenazas que se ciernen sobre su poderío.
En el afán de recuperar cuotas de poder y de enfrentar amenazas a su poderío ese sector manipula en términos ideológicos y realiza acciones sucias. El asesinato en este año de unos 186 ambientalistas a nivel mundial, indica que el sector minero y el grupo terrateniente no han abandonado las prácticas de la década de 1970.
Sobre lo que no es puesto en la obligación de hablar, Obama guarda silencio… Y sigue haciendo su papel de director del comité de administración de los negocios de un poder global cada día más descaradamente criminal. Eso no riñe con los «valores» que él pregona.
Se despide como símbolo de otra estafa… Así se denomina una promesa de cambio no cumplida… El poder hegemónico mantiene su definición esencial y quienes le sirven apadrinan el retroceso político, no la redención de las mayorías.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.