Más de cuatro décadas de implementación de políticas neoliberales en Chile a partir de la dictadura genocida de Augusto Pinochet (1973-1990) ha generado en la sociedad de este país austral un desencantamiento en la política cuyo impacto es la profunda crisis en que se encuentra la denominada democracia representativa por los altos índices de abstención […]
Más de cuatro décadas de implementación de políticas neoliberales en Chile a partir de la dictadura genocida de Augusto Pinochet (1973-1990) ha generado en la sociedad de este país austral un desencantamiento en la política cuyo impacto es la profunda crisis en que se encuentra la denominada democracia representativa por los altos índices de abstención que se vienen registrando en la jornadas electorales tanto nacionales como locales.
Como bien lo sostiene el filósofo francés Jacques Rancière, quien estuvo recientemente en Santiago de Chile, «El neoliberalismo no es solo un credo económico, sino también una forma de pensamiento global sustentado en la desigualdad». Y eso es, precisamente, lo que se puede palpar en una sociedad como la chilena que si bien salió del régimen absolutista de Pinochet en los años 90 del siglo pasado, quienes los sucedieron ya en democracia, fueron incapaces de implementar un modelo económico que reemplazara el criminal esquema neoliberal que ha llevado al país a estar enfrentando una grave crisis de representatividad política.
Para analizar la coyuntura sociopolítica chilena, aprovechamos la reciente visita a Bogotá del científico social y profesor universitario Juan Carlos Gómez Leyton, quien cumplió una serie de compromisos académicos, para sostener un amplio diálogo que nos permita aproximarnos a la realidad de la patria de O’Higgins y Allende, más aún cuando en noviembre de 2017 se realizarán elecciones presidencial para reemplazar a Michelle Bachelet en La Moneda.
Gómez Leyton, es un reputado científico social nacido en Santiago de Chile, con una amplia trayectoria académica e investigativa. Es posdoctorado en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México; doctor en Ciencia Política por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO-México; Magister Artium en Historia por la Universidad de Santiago de Chile, y Licenciado en Historia por la Universidad Católica de Valparaíso. Ha realizado estudios de posgrado en sociología de la cultura latinoamericana en la Pontificia Universidad Católica de Chile y en ciencias sociales en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO-Chile). Se desempeñó como coordinador de Posgrados y postítulos en la Facultad de Ciencias Sociales (FACSO) de la Universidad Central de Chile. Durante 10 años ejerció como director académico del programa de doctorado en Procesos Sociales y Políticos en América Latina de la Escuela Latinoamericana de Estudios Posgrados en la Universidad ARCIS. Fue coordinador del Comité de Seguimiento del Conflicto Social en Chile para el Observatorio Social Latinoamericano, OSAL-CLACSO, entre los años 2007-2012. Integra los Grupos de Trabajo: El Estado en América Latina de CLACSO y Crítica Jurídica. Es autor de diversos libros y publicaciones. Además, ha sido profesor visitante y conferencista en diversas universidades de América Latina y el Caribe, Europa y África.
ABSTENCIÓN Y CRISIS DE REPRESENTACIÓN POLÍTICA
– El pasado mes de octubre se realizaron en Chile unas elecciones municipales con un resultado negativo para los intereses del oficialismo, es decir para el gobierno de la presidenta Bachelet. ¿A qué responde el resultado de esos comicios electorales?
– En primer lugar, habría que señalar que los resultados de las elecciones del mes de octubre del 2016 son malos para la democracia posdictadura. Porque, por primera vez, a lo largo de la democracia electoral post 90 se produce la más alta abstención electoral, un 67% de la ciudadanía electoralmente activa (CEA), que no participó en el proceso eleccionario. En segundo lugar, profundizó la crisis de representación política, especialmente, de los partidos políticos. La alta abstención implico que muchos candidatos fueran electos alcaldes con menos del 10% de la CEA comunal, por ejemplo, en la Comuna de Santiago, el alcalde electo, tan solo fue apoyado con el 9% de las preferencias de los ciudadanos, en la Comuna de La Pintana, la alcaldesa electa solo con el 6% del apoyo electoral comunal. Eso significa, que muchos de las y los alcaldes electos, no son representativos de la ciudadanía comunal. Tampoco lo son los concejales electos. En otras palabras, la representación política a nivel comunal, prácticamente, ha desaparecido. En tercer lugar, la democracia electoral posautoritaria en Chile entra en un proceso de descomposición, especialmente, en su relación entre la ciudadanía y las instituciones políticas que participan en ese espurio régimen político. Sin embargo, y contradictoriamente, la democracia electoral mantiene su vigencia institucional. A pesar, de la crisis de representación; del vaciamiento político ciudadano del régimen; del crecimiento del «partido de no electores»; y de la crisis de legitimidad del sistema político, la institucionalidad política autoritaria, agrietada, se mantiene y continúa funcionando como si en octubre pasado, no hubiera ocurrido nada. Eso fundamentalmente porque, a pesar de altísima «abstención», los partidos políticos, tanto conformes con el sistema, es decir, los vinculados al Chile Vamos (la derecha), los de la Nueva Mayoría (centro-izquierda) como los nuevos partidos políticos discordantes con el sistema, consideran, en un cálculo «rational choice» (o sea, muy neoliberal) que los costos de ganar con un universo electoral pequeño son más factibles que hacerlo en un universo electoral mayor. Por lo tanto, todos ganadores y perdedores se preparan para competir en las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias de 2017, apostando, a que el universo electoral se mantenga o se reduzca aún más. Todos ven en ese escenario la posibilidad de ganar. Por eso, rápidamente, los partidos políticos han «olvidado» o se han despreocupado de la existencia del «partido de los no electores». En un régimen político con baja participación política y electoral la factibilidad de ganar se potencia, principalmente, para las nuevas agrupaciones políticas. Los que pierden son los partidos políticos desgastados por el sistema. Pero, también, puede ocurrir que los nuevos pierdan. La abstención electoral es un arma peligrosa para las democracias. Dos ejemplos, primero, el caso Podemos en España, especialmente, en las segundas elecciones, perdieron un millón de votos, y no lograron desplazar al Partido Popular del poder y, segundo, el caso del plebiscito del 2 de octubre por la paz en Colombia, el triunfo del «NO», como la exigua votación del «SI», tienen su correlato en la masiva no participación electoral ciudadana. De allí que considero que no prestarle atención a la «abstención» electoral es un gran error político.
– ¿En Chile el voto es obligatorio?
– No, el voto es un acto voluntario. La inscripción en los registros electorales es automática y el voto es voluntario, a partir del año 2012. La primera elección con esta regla electoral se llevó a cabo ese año y ya en esa oportunidad llegó a una alta abstención (60%). En las elecciones presidenciales y parlamentarias de 2013, se mantuvo ese porcentaje, aumentando significativamente, en octubre pasado. Habría que aclarar que la abstención electoral no es algo nuevo en la democracia posautoritaria chilena, desde mediados de la década de los noventa del siglo pasado, el «partido de los no electores» ha venido aumentando su presencia e injerencia en el sistema político y en la sociedad neoliberal nacional. La desvinculación de la ciudadanía con el régimen democrático electoral autoritario impuesto por la dictadura militar de Pinochet y sostenido por los gobiernos Concertacionistas se explica por diversos factores que sería largo detallar aquí. Pero, quisiera destacar al que considero muy relevante y primordial, en una primera etapa, la constitución de la ciudadanía neoliberal, cuya principal característica es su condición apolítica. Es decir, el rechazo a la política como una actividad vinculante y primordial de la comunidad. Y, por ende, su activa participación en el mercado. En una segunda etapa, que se abre en el año 2006, con la denominada «rebelión de los pingüinos», estudiantes secundarios exigiendo educación de calidad y su gratuidad, que madura en la rebelión juvenil, estudiantil y ciudadana del año 2011, en que las nuevas generaciones formadas en la democracia electoral autoritaria, que rechazan las formas electorales de dicho régimen político. Esto implica que la ciudadanía electoralmente activa, aproximadamente,14 millones de electores, se conforme, hoy, en dos grandes conglomerados, a saber, «el partido de los no electores», lo integren, aproximadamente 9 millones de ciudadanos, entre los cuales se encuentran desde los apolíticos a sectores ciudadanos que rechazan radicalmente del sistema político. Y, (b) los ciudadanos electores, que aproximadamente, son 5 millones que son electores permanentes de la democracia electoral autoritaria, que votan por los partidos de la derecha, hoy agrupados en el Chile Vamos como de la centro-izquierda, agrupados en Nueva Mayoría. Este grupo, que fluctúa entre elección y elección son las y los electores que han sostenido y han legitimado la continuidad institucional de la democracia neoliberal, en el último cuarto de siglo. Ahora bien, en este escenario político quisiera sostener la hipótesis que a pesar de que el gobierno de Michelle Bachelet y la Nueva Mayoría, pierde algunos municipios emblemáticos, o sea, algunas comunas que son políticamente importante. No es, necesariamente, una derrota política que abra las puertas a la derecha.
– ¿Por qué?
– Aunque fueron adversos los resultados electorales para el gobierno, ello no significa que la Nueva Mayoría, vaya a perder las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias ante la derecha. O, que esta tenga asegurado el triunfo. Bueno, como cualquier elección, está siempre puede ser incierta y producir sorpresas. Lo nuevo del escenario electoral poselectoral-municipal es la constitución de una tercera fuerza política con posibilidades reales de quebrar la hegemonía electoral de las alianzas políticas de la derecha como de la centro-izquierda, coaliciones dominantes en los últimos 25 años.
Se ha presentado un fenómeno político relevante e importante. Ha comenzado a constituirse una tercera fuerza política alternativa. Cuyo referente es la alianza política electoral que apoya al candidato independiente de izquierda, Jorge Sharp y que logra triunfar en la comuna de Valparaíso. Dicha coalición política derrota tanto al candidato de la derecha, el candidato UDI (Unión Demócrata Independiente), Jorge Castro, quien se presentaba a la reelección como también al candidato de la Nueva Mayoría.
La emergencia de la figura de Jorge Sharp en representación de las nuevas organizaciones política de izquierda y, profundamente criticas de la dominación neoliberal, abre una estructura política de oportunidades para iniciar un proceso de convergencia política y social de todas las fuerzas y organizaciones políticas y sociales que se constituyeron luego de la rebelión juvenil, secundaria y ciudadana de 2011. Cuyo actor político y social central fue, el movimiento estudiantil universitario.
Las nuevas organizaciones sociales y políticas provienen de esa rebelión, por esa razón, la extracción eminentemente estudiantil de sus integrantes destaca por sobre el resto de las y los participantes. Ellos se definen de izquierda. Son la nueva izquierda. Una izquierda distinta a la «izquierda neoliberal» que ha integrado a la Concertación de Partidos por la Democracia (1990-2010) como a la Nueva Mayoría (2013-¿?), me refiero al Partido Socialista de Chile, al Partido por la Democracia y al Partido Comunista de Chile, respectivamente. La nueva izquierda es producto, fundamentalmente, de la movilizaciones sociales y políticas del ciclo de protestas del periodo 2006-2012. Es decir, son generaciones nuevas, de recambio, que hoy en día se están haciendo presentes en la sociedad neoliberal chilena y que han comenzado a constituir una fuerza política y social con capacidad electoral para disputarle el poder tanto a la Nueva Mayoría y/o la vieja Concertación como también a la vieja derecha pinochetista ya sea de la UDI o de Renovación Nacional o de la nueva derecha neoliberal, EVOPOLI y Amplitud.
CORRELACCIÓN DE FUERZAS DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS
– Con ese preámbulo, hablemos un poco de como es el espectro político chileno. La derecha está constituida fundamentalmente por dos partidos políticos: la UDI y Renovación Nacional de Piñera. Con el último escándalo que salpica a Piñera con base en los negocios algo turbios con el Perú, ¿es posible que la UDI y Renovación Nacional se vuelvan a unir para impulsar una nueva candidatura de Piñera u otro nombre?
– La derecha política está integrada, principalmente, por Renovación Nacional y la UDI, tienen hoy día, por decirlo así, vástagos nuevos, que han surgido desde el interior de esos dos partidos pinochetistas. En 2012 emerge Evolución Política (Evopoli). Este grupo es fundado por el exministro del gobierno de Sebastián Piñera Felipe Kast y, ciertamente, cercano a la UDI. Amplitud que es otro sector de la nueva derecha fundado por ex militantes de Renovación Nacional que tiene como líder a la senadora Lily Pérez. Estos cuatro partidos más el Partido Regionalista Independiente, PRI, conforman lo que se denomina Chile Vamos. La nueva alianza de la derecha. Que está el proceso de designar al candidato a la presidencia. Candidato presidencial que puede ser definido en primarias internas. Para lo cual ya hay varios aspirantes, entre los cuales podría estar el expresidente Sebastián Piñera, quien actualmente tendría, una mayor cantidad de adhesión ciudadana: entre el 22 y 24%. Sin embargo, hechos como los que tú señalas, lo hacen perder puntos en la opinión ciudadana. No obstante, en la derecha, especialmente, en Renovación Nacional y la UDI, es un nombre que no se discute. Todo va depender de como el propio Piñera salga de las complejas situaciones que lo vinculan a «turbios» negocios. En donde política y dinero no se llevan bien.
– Ahora hablemos de la Izquierda, pero no de la que hace parte de la Nueva Mayoría ni de la antigua Concertación. ¿Cuáles son los puntales, los liderazgos, los nuevos sectores?
– Como decía más arriba, la nueva izquierda estaría compuesta por una serie de grupos que han salido de las universidades, fundamentalmente. Ahí tenemos la Izquierda Autónoma que tenía como principal referente y líder a Gabriel Boric, expresidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile y actual diputado por la región por Magallanes. Luego está la Revolución Democrática que es un partido que se constituyó a partir del movimiento del mismo nombre que dirigía el expresidente la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica de Chile, actual diputado Giorgio Jackson. Cabe señalar que la Izquierda autónoma se divide hace algunos meses atrás. Por un lado, queda la Izquierda Autónoma bajo la dirección política del académico de la Universidad de Chile, Carlos Ruiz, y por otro, el Movimiento Autonomista, bajo el liderato de Gabriel Boric. A estos tres grupos habría que sumarle a otros sectores políticos y sociales de izquierda con menos visibilidad y sin liderazgos reconocidos por la opinión pública, como es el caso de la Izquierda Libertaria, Revolución Democrática, Partido Igualdad, Partido Amplio de Izquierda (PAIS), Partido Poder, Partido Ecologista Verde, el Partido Humanista, entre otros.
– ¿Y el Partido Comunista con Camila Vallejo no es izquierda?
– Por lo menos desde el punto de vista de mi clasificación, no. La nueva izquierda, es una izquierda que yo diría tiene una extracción eminentemente de clase media universitaria y profesional al estilo Podemos de España. Este ha sido un modelo a seguir no a copiar, por cierto, tanto para Gabriel Boric, para Giorgio Jackson como para otros. Ahora, al momento de hacer un análisis de las influencias políticas, teóricas e ideológicas de esta nueva izquierda el panteón es amplio, variado y muy heterogéneo. Y, es complejo hacer una evaluación de ello, pues para muchos la teoría política devenida del pensamiento crítico latinoamericano es un descubrimiento muy reciente. Y, por lo general, el espesor de la reflexión teórica es muy delgada. La relativa formación y praxis política constituyen, en mi opinión, debilidades fuertes de esta izquierda. Es un proceso en desarrollo, combinado y desigual con ritmos diferenciados al interior de cada conglomerado. Pero, sin lugar a dudas, que se ha avanzado mucho y mucho también han realizado en el poco tiempo que llevan actuando. También hay otra izquierda que se ha ido conformando, que es social popular, que se ha sido constituyendo por viejos militantes de la izquierda de los sesenta, setenta y ochenta y de nuevas generaciones de combatientes populares, que asumen otra forma de hacer política. Son sectores populares que se organizan, estudian, y se plantean otras problemáticas que produce el capitalismo neoliberal en la sociedad. Hacen política fuera de la institucionalidad, en la periferia. Son agrupaciones políticas que identifican con el amplio ideario anarquista.
– ¿Electoralmente hablando con posibilidades de crecer y de hacer un buen papel o, simplemente, como estamos acostumbrados en varios países de América Latina a hacer simplemente simbólicos?
– En el caso de que se presente un escenario político dominado por la alta abstención y de baja participación ciudadana en relación a los partidos políticos históricos ya sea de derecha o de la Nueva Mayoría, los nuevos grupos políticos que buscan insertarse en la institucionalidad electoral, tienen opciones políticas de ganar, como la tuvieron en Valparaíso. Jorge Sharp, el nuevo alcalde del Valparaíso, pertenece a la nueva izquierda, viene de la Izquierda Autónoma y después se volvió autonomista y, por lo tanto, él postula como independiente con el apoyo de la nueva izquierda y gana las elecciones. Fundamentalmente, por tres factores, (a) la alta abstención registrada en la comuna de Valparaíso, (b) la pésima calidad política del candidato de la Nueva Mayoría. El oficialismo presento un «out sider» político, Leopoldo Méndez, un cantante popular; (c) el desprestigiado alcalde de la UDI que se presentaba a la re-elección. La combinación virtuosa de estos tres factores, sumada la atractiva propuesta de joven candidato de la Nueva Izquierda, Jorge Sharp, posibilito su victoria. Ahora bien, cabe señalar que en ninguna otra comuna del país esta combinación de factores se presentó y, por esa razón, la nueva izquierda ganó. Por cierto, otros candidatos independientes triunfaron, pero allí operaron, fundamentalmente, otros factores que escapan a este análisis. Otros grupos de la nueva izquierda no clase mediera, sino popular, no tienen, en verdad, ninguna intención de participar en los procesos electorales. Ellos trabajan con otros horizontes políticos de posibilidad.
– ¿Y qué pasa con Marco Enríquez-Ominami?
– Enriquez-Ominami, en mi opinión está «muerto» políticamente hablando. Especialmente, para los sectores sociales que en su momento pudo representar. Él está involucrado en casos de corrupción política electoral y de haber solicitado dinero, a un ex yerno del Dictador Pinochet, con el objeto de financiar su campaña presidencial. Días antes de las elecciones municipales fue formalizado y está siendo investigado por las autoridades correspondientes en torno de los delitos que se le imputan. El hecho de que esté siendo investigado ya genera sombras, desconfianzas y dudas sobre él y su partido, el PRO, partido Progresista. Esta situación lleva a que tenga un magro resultado electoral en las elecciones municipales de 2016.En consecuencia, hoy en día está en una situación muy negativa, no lo veo posicionándose nuevamente para ir a una campaña electoral presidencial, el tema de la acusación es muy fuerte. Pues, Julio Ponce Lerou, dueño CQM, empresa que le pasa el dinero a todos, los partidos políticos, y a Marco, era yerno de Pinochet. Hay que recordar que Pinochet privatizó la industria salitrera y se la entregó a su yerno a muy bajo costo. La corrupción política electoral es uno de los factores que estaría explicando el aumento de la no participación electoral ciudadana.
– Pasemos a la nueva Mayoría. Caracteriza a esta coalición el hecho de que la Concertación se agotó y por lo tanto le pusieron un nuevo vestido y ahora se llama de este modo, pero prácticamente con los mismos partidos. Ideológicamente hablando, ¿es tan neoliberal como la UDI, o como Renovación Nacional? ¿Qué es la Nueva Mayoría hoy en día?
– Lo que tenemos que tener presente es que en el año 2011 estalla la rebelión juvenil, estudiantil y ciudadana Chile. Una rebelión social muy potente, que tiene muchas dimensiones y con una gran potencia política. Que provoca una onda sísmica que agrieta la dominación y la hegemonía neoliberal. La rebelión instala o reinstala el conflicto social y político en la sociedad neoliberal chilena. Todo lo sólidamente construido por la Concertación durante 20 años, en tres años de gobierno de la derecha neoliberal de Sebastián Piñera, se estaba, aparentemente, disolviendo en el aire. La rebelión estalla en un momento en que la Concertación había sido derrotada en el año 2010 y, por lo tanto, la coalición estaba casi inerte políticamente hablando en el 2011. No tenía ninguna posibilidad de plantearse y obtener el gobierno en el 2014, sino modificaba su actuar político y corregía la forma de enfrentar la movilización social y política y asumía el descontento ciudadano que se expresaba de diferentes formas durante el gobierno de Piñera.
Para hacerlo la Concertación debía asumir un programa político reformista y tenía que abrirse hacia los nuevos sectores emergentes como aceptar en una nueva alianza política al Partido Comunista como también a la Izquierda Ciudadana y partido MAS. La principal dificultad para abrirse hacia la izquierda comunista se encontraba en el Partido Demócrata Cristiano, un partido esencialmente anticomunista.
– ¿La Democracia Cristiana (DC) condenó al régimen genocida de Pinochet o nunca lo ha hecho?
– Sí, la DC lo hizo. Pero nunca acepto que se luchara con las armas contra el régimen de Pinochet. La existencia de la Concertación, entonces, era abrirse hacia el Partido Comunista. Entre tanto, los jóvenes y la ciudadanía que estalla en el 2011 plantearon cuatro cosas fundamentales: una reforma tributaria, para poder financiar la reforma educativa. Una reforma política, que significaba la eliminación del sistema binominal electoral. Y, en la nebulosa estaba el planteo de la realización de una asamblea constituyente para la redacción ciudadana de una nueva Constitución. Más tarde se incorpora la necesidad de una reforma laboral. Estos cuatro puntos, lo asumen los partidos que integran la Concertación y, más tarde, también, el Partido Comunista de Chile. Y, hacia 2013, se logra establecer un programa común que propone reformas estructurales al neoliberalismo y así logra triunfar Michelle Bachelet en las elecciones de 2013. Si bien, gana ampliamente en segunda vuelta, cuando se calcula la adhesión efectiva que Michelle Bachelet tenía al momento de asumir el gobierno, no pasaba más del 25%. Esto significa en términos concretos que tenía en la oposición a los sectores de derecha, a todos los jóvenes que se habían movilizado en el 2011 y tenía la indiferencia de mucha de gente. Entonces ¿qué es lo que sucede? Que cuando comienza a poner en marcha las medidas, o las supuestas reformas estructurales, estas eran simplemente correcciones de las fallas de mercado en funcionamiento. En ese sentido, Michelle Bachelet no solo tiene a lo largo de su gobierno la oposición de derecha que tiene representación parlamentaria, sino también la oposición social de miles de personas que le dicen: usted no está haciendo lo que nosotros queríamos, por ejemplo, educación de calidad y gratuita para todos.
– ¿Entonces, en que quedo la reforma educativa?
– La reforma educativa todavía está en proceso. Aun no se completa.
– ¿Qué paso con la reforma laboral?
– La reforma laboral se hace, pero con muchas limitaciones a los procesos de negociación colectiva, con ciertas contradicciones, incluso esas reformas van al Tribunal Constitucional. Lo que pasa en términos concretos es que todo el programa de la Nueva Mayoría hoy día está fracturado o aprobado a medias, pero con mucha intervención de la derecha.
– Hablemos del sistema binominal…
– Ese logro, por fin, sacar, ahora tenemos elecciones con sistema proporcional.
– ¿Pero beneficia a partidos cómo, por ejemplo, al Partido Comunista?
– Es que eso es relativo porque si hay una muy alta abstención no beneficia a nadie. Beneficia, solamente aquellos partidos que tienen voto duro y estos partidos como en Colombia u otros países de la región son los partidos de derecha. El Partido Comunista actual no constituye una fuerza electoral relevante.
– ¿Quién puede perfilarse como candidato presidencial dentro de la Nueva Mayoría? ¿La estructura de esta coalición se puede mantener o depende del resultado del gobierno de Bachelet?
– Yo tengo la impresión que la Nueva Mayoría tiene un ciclo vida política que todavía está por verse si fenece con ahora o todavía le queda algo de vida para presentar un candidato presidencial. Las disputas internas son fuertes. Pero más fuertes son al interior de los partidos que la componen. La DC quiere llevar su propio candidato. El problema de la DC continúa siendo la presencia del PC en la coalición. Este partido se ha comportado como un partido más de oposición al gobierno de la Presidente Bachelet. Por lo tanto, los demócratas cristianos estarían felices si pudieran sacar al Partido Comunista y pudieran recomponer la vieja Concertación. El Partido Socialista (PS) de Chile, tiene «una bolsa de gatos» a su interior como decimos en Chile. Tiene como potenciales candidatos presidenciales a Ricardo Lagos, quien posee doble militancia tanto el PS como el Partido por la Democracia (PPD); al constitucionalista Fernando Atria; a José Miguel Insulsa, y se bajó, recientemente de la contienda, Isabel Allende, la hija del presidente Salvador Allende. Todos ellos están ahí y nadie sabe cómo van a definir esa situación. Las elecciones son en octubre de 2017, o sea, estamos a menos de un año. Ha irrumpido también dentro de la Nueva Mayoría la candidatura del senador Alejandro Guillier. Él fue presidente del gremio de los periodistas de Chile, muy concertacionista que logro una adhesión ciudadana muy fuerte e interesante, no está dentro de un partido especifico, es senador independiente por Antofagasta. El viejo Partido Radical Social Democráta (PRSD) que hace muchos años no había tenido la posibilidad de tener un precandidato para la Presidencia con fuerza, lo ha asumido y lo ha hecho suyo. Guillier tiene muchas posibilidades porque tiene la adhesión de la ciudadanía. Sin embargo, aun el panorama es oscuro, para sostener con seguridad quien de la NM llegará a la papeleta. Es más, tampoco es seguro que la NM llegue a ella. O sea, todo es incertidumbre.
– ¿Y el Partido Comunista a qué va a jugar?
– El Partido Comunista en estos momentos está en un descenso política electoral, «cuesta abajo y en la rodada» diría yo. Lo digo, por lo siguiente: El Partido Comunista durante todos los años que fue anti neoliberal y crítico de la Concertación. Durante esos años (20) no tuvo representantes en el parlamento, pero si tenía el control de importantes gremios. Por ejemplo, tenía la presidencia de la Central Unitaria de Trabajadores, con Bárbara Figueroa, el Colegio de Profesores con Jaime Gajardo y tenía la presidencia de la CONSUFAM, del gremio de la salud, por lo tanto, tenía presencia en lo «lo social» pero no en lo político institucional. Ahora toda esa representación gremial y sindical la ha perdido. Perdió el Colegio de Profesores, la presidente la CUT, está profundamente cuestionada lo mismo que el Dr. Esteban Maturana de la Confusam. Aunque, recién acaba de obtener un triunfo electoral importante al ganar la presidencia de Asociación Nacional de Empleados Fiscales, ANEF, que agrupa a los trabajadores del Estado. La mala gestión y el abandono que hizo el PC de la Universidad ARCIS y su clara postura en defensa de un programa que solo corrige, pero no reforma el neoliberalismo lo ha desprestigiado política y ciudadanamente.
CRECIENTE DESAFECCIÓN O VACIAMIENTO CIUDADANO DE LOS PROCESOS ELECTORALES
– Con ese panorama se puede colegir que es alarmante la situación política de Chile porque como bien lo anotas, hay un desencanto ciudadano por el proceso político electoral. ¿A qué atribuyes ese desencanto, a las políticas neoliberales?
– La creciente desafección o vaciamiento ciudadano de los procesos electorales de la democracia electoral autoritaria es consecuencia directa del neoliberalismo. Al neoliberalismo no le interesa que la gente participe en política y lo dicen claramente todos sus teóricos. Es decir, si a ti te está yendo bien en la sociedad neoliberal no tienes para que molestarte yendo a votar. Entonces en ese sentido mucha gente en Chile le encanta participar en el mercado, su espacio de realización es el mercado. Cuando la gente salió a la calle en el 2011 no lo hizo porque querían modificar la estructura de mercado dominante en la educación, sino que estaba haciendo un reclamo como cliente. Pues, muchos querían que la educación costara menos y que le entregaran una educación de buena calidad por eso estaban pagando, aunque, fuera a crédito. El movimiento estudiantil baja su intensidad y su fuerza de movilización cuando el presidente Piñera decide bajar la tasa del interés del crédito con aval del estado de 6% a 2%. En ese momento las y los jóvenes van y firman nuevos pagares o nuevas obligaciones crediticias.
– ¿Si se bajó el interés también se reduce la calidad?
– No, no necesariamente, porque el negocio de las universidades privadas está en obtener lucro por impartir el servicio educativo.
– ¿O sea, una trampa para endeudar para toda la vida a la familia del estudiante?
– Ni siquiera a la familia, porque ella no se endeuda. Se endeuda el sujeto que obtiene el crédito. Los papas neoliberales chilenos, ¿qué es lo que hacen? «Les dicen a sus hijos arrégleselas, yo no tengo con qué pagarle la educación universitaria, así que vaya y contrate su crédito, pues usted tendrá que pagarlo en el futuro. El CAE es un contrato que obliga al estudiante y no a su familia. Obvio, compromete su familia futura. Entonces, a nivel de la movilización estudiantil se da la presencia de dos sectores: (a) un sector que está en contra del gobierno, en particular, y el sistema político, en general, por no dar lugar a reformas reales y anti-neoliberales; y otro que prefiere que no le toquen el mercado porque en es ahí donde se realizan. Es la gran contradicción que dejó instalada en la sociedad neoliberal la gran rebelión de 2011. Esta aún no concluye.
– ¿La tendencia es al desencanto?
– Pero es que cuando a mí me dicen desencanto, se supone que el desencantado tiene algún juicio crítico, ese es el punto. Yo tengo la impresión de que hay un grupo de desencantados, pero ni siquiera con el sistema, están tan desencantados por todo, quieren que se transforme todo, pero quienes sostienen finalmente el sistema son los neoliberales que son los encantados. Si los neoliberales mañana se sienten amenazados de que le van a tocar el mercado van a ir a votar como cuando lo hicieron en 2010 por Piñera.
– ¿Qué capacidad de reacción y de protesta hay en la sociedad chilena, algo similar a la Argentina?
– Las movilizaciones chilenas son de carácter sectorial, se moviliza la gente por una determinada situación, pero no se moviliza por la integralidad de todo el sistema social y económico. Hoy día se moviliza la ciudadanía. Por las AFP, o sea, por fin del régimen previsional actual. Porque en esa dimensión está recibiendo las consecuencias de aquello que se dijo que iba a ocurrir hace 35 años atrás. Es decir, cuando el sistema se puso en marcha. Yo siempre digo, si nuestros análisis de hace 35, 25 o 20 años atrás hubieran sido leídos, comprendidos y atendidos por la ciudadanía esto no estaría pasando. Estoy convencido que la ciudadanía en general, no creyó lo que se planteaba críticamente con respecto a lo que iba producir el neoliberalismo en nuestras sociedades latinoamericanas, y acepto acríticamente lo que ofrecía y prometía el neoliberalismo. Se hicieron neoliberales. Hoy, tampoco se atreven a salir de él. Y, buscan soluciones raras. Los ejemplos están allí y son elocuentes en la Argentina de Macri, el Brasil de Temer, el Perú de PPK, el México de Peña Nieto, el Chile de la Nueva Mayoría.
Bogotá, diciembre de 2016.