El nuevo gobierno de Ecuador surge de la debilidad de una elección reñida y el posible nuevo gabinete expresa esa debilidad. Es un gabinete que muestra diversidad, pero no necesariamente esa diversidad expresa la diversidad de los votos que tuvo el presidente Lenín Moreno en segunda vuelta. No es un gabinete en el que se […]
El nuevo gobierno de Ecuador surge de la debilidad de una elección reñida y el posible nuevo gabinete expresa esa debilidad.
Es un gabinete que muestra diversidad, pero no necesariamente esa diversidad expresa la diversidad de los votos que tuvo el presidente Lenín Moreno en segunda vuelta. No es un gabinete en el que se exprese un apoyo electoral y mucho menos popular.
Parece difícil construir una base popular sobre al debilidad, pero eso se verá en el camino y dependerá de las acciones políticas, que hasta ahora no parecen muy bien encaminadas.
Si tenemos en cuenta el anuncio de la entrega del Bastón de Mando en Pucahuaico primero sin medir consecuencias, así fuese solo una idea; si a eso le sumamos el traslado a Cochasquí, un lugar que no encierra el simbolismo indígena que se necesita; si le sumamos además el cambio de bastón de mando a bastón espiritual; si le sumamos que la convocatoria no es lo amplia que debería ser; podemos ver ya un pequeño error político en el comienzo. Podríamos sumar muchos otros temas analizando las dudas que generan algunos ministros, pero es preferible ver primero la gestión.
Por otra parte este gobierno no podrá cometer los errores políticos cometidos por el de Rafael Correa, porque los errores políticos en un gobierno fuerte se superan pero en un gobierno débil pueden llevar a una mayor debilidad. El futuro dirá si logra consolidarse y luego fortalecerse o se consolida la debilidad. En fin, ver para creer.
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