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Entrevista al analista internacional y activista, Carlos Martínez

«La coyuntura de Venezuela es comparable al Chile de Allende o la Segunda República española»

Fuentes: Rebelión

La batalla geopolítica actual tiene uno de sus escenarios en las redes sociales. El analista internacional y activista, Carlos Martínez, no es neutral. En la contienda que enfrenta en Venezuela al presidente Maduro y sus seguidores con la oposición derechista, Martínez difunde mensajes como que «El narcofascismo financiado por Estados Unidos da su opinión sobre […]

La batalla geopolítica actual tiene uno de sus escenarios en las redes sociales. El analista internacional y activista, Carlos Martínez, no es neutral. En la contienda que enfrenta en Venezuela al presidente Maduro y sus seguidores con la oposición derechista, Martínez difunde mensajes como que «El narcofascismo financiado por Estados Unidos da su opinión sobre Venezuela». Se refiere a las declaraciones del expresidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, en las que éste pide una intervención para que cese «el asesinato del pueblo venezolano y se recupere la democracia». Durante el mandato (2002-2010) del autor de estas afirmaciones, organizaciones de derechos humanos denunciaron crímenes de lesa humanidad y violaciones de los derechos humanos en Colombia.

Carlos Martínez ha respondido asimismo a un mensaje del cantante Miguel Bosé en twitter en el que el artista realizaba una petición al presidente Maduro: «Que deje de matar a su pueblo». El activista recuerda que Bosé participó en 1981 en el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, en Chile, durante la dictadura de Pinochet. Asimismo ha informado de la destitución de Luisa Ortega en el cargo de Fiscal General de Venezuela, a quien ha sustituido el actual defensor del pueblo, Tarek William Saab. «Gobiernos de Latinoamérica y el mundo rechazaron este hecho», según un titular del diario El País.

-¿Qué batalla se está librando realmente en Venezuela, más allá de la propaganda mediática que pinta un enfrentamiento entre la «dictadura» de Maduro y la oposición «democrática» que se rebela en la calle?

En Venezuela se está librando la atávica lucha en la que se enfrentan desposeídos contra ricos. Ni Venezuela es la dictadura que describen los medios, ni a los poderosos ni a sus subordinados les importa la democracia y los derechos humanos en Venezuela. Es inevitable comparar la actual coyuntura de Venezuela con el Chile de Allende o la Segunda República Española, con la circunstancia agravante de que Venezuela posee una de las mayores reservas de petróleo del mundo.

-¿Qué avances y déficit resaltarías de las presidencias bolivarianas?

Las reservas de crudo son a su vez una bendición y una condena. Cuando el barril de petróleo tenía un precio de venta de 150 dólares era fácil gobernar en Venezuela, pero cuando los ingresos han caído a la tercera parte es imposible realizar las mismas políticas. El principal «debe» de los gobiernos bolivarianos es que se han centrado en una redistribución casi caritativa aunque justa, pero no han puesto las bases para disponer de una economía que no dependa exclusivamente del precio del petróleo en los mercados internacionales.

En su «haber» hay que reconocer a Hugo Chávez y sus herederos políticos el éxito de la toma de poder político en Venezuela, sus políticas asistencialistas en sanidad, vivienda y educación. Y sobre todo, y lo más importante es su valentía para haber acabado con la sumisión hacia el imperio, recuperando la soberanía económica y política.

-¿Quiénes son realmente los líderes opositores Leopoldo López (Voluntad Popular) y Antonio Ledezma, alcalde metropolitano de Caracas? ¿Se trata de los dirigentes «demócratas» que presentan los medios de comunicación?

Estos afamados líderes reaccionarios están en prisión no por sus ideas, sino por organizar una campaña violenta para derribar la democracia. Las acciones terroristas por ellos dirigidas han causado centenares de muertos e infinidad de daños y sabotajes. Leopoldo López tuvo un juicio con los mismos derechos que podría haber tenido en España, en los que pudo ejercer su derecho de defensa. Por los mismos hechos por los que fueron condenados, la justicia española los habría castigado más severamente.

Llama la atención sus quejas acerca del sistema judicial venezolano cuando sus seguidores se dedican a asesinar a compatriotas venezolanos por el simple hecho de ser chavistas, bombardean instituciones y boicotean la distribución de alimentos. Me parece incompatible defender la violencia política con la afirmación de que son los defensores de la democracia y los derechos humanos, a la vez que deslegitiman a la judicatura venezolana. El sistema judicial venezolano, con todos sus defectos, es preferible a los ajusticiamientos por bandas facciosas.

-¿Existe «otra» oposición que no apueste por el asalto al poder en la calle y que los medios de comunicación estén silenciando?

Por supuesto. Hay una parte de la izquierda que está desencantada con el gobierno de Nicolás Maduro. Se les podrá acusar de ser desleales pero no participan de los métodos fascistas de la derecha mimada por los medios de comunicación españoles. También es cierto que la situación actual de Venezuela favorece que la sociedad esté muy polarizada entre los partidarios del gobierno y los de la oposición.

-En la jornada electoral para elegir la Asamblea Nacional Constituyente se registraron, según diversas fuentes, entre diez y quince muertos. Los medios de comunicación atribuyen la violencia invariablemente al Gobierno. ¿Se silencian episodios de violencia opositora? ¿Por ejemplo?

Hay una regla de oro que se cumple inevitablemente. Cuando los medios de comunicación españoles afirman «que ha muerto» alguna persona, lo que quieren decir realmente es que la han asesinado la oposición que tanto miman esos mismos medios. Cuando, en contadas ocasiones, la policía dependiente del gobierno o simpatizantes chavistas causan la muerte de alguna persona, los medios ya se ocupan de comunicarlo oportunamente con las palabras clave dedicadas para demonizar a un gobierno: «asesinado por el régimen», «dictadura» y «violación de derechos humanos». Esta norma sirve tanto para Venezuela como para otros países que sufren injerencias imperialistas, como por ejemplo en Siria.

-¿Tiene el conflicto alguna clave geopolítica? ¿Qué función atribuyes a China (por los préstamos e inversiones a Venezuela)?

La geopolítica no es más que el envoltorio de los intereses económicos. Lógicamente el gobierno bolivariano en su proceso de independencia de EEUU ha buscado nuevos socios. Así tiene lazos firmes de amistad y cooperación con Cuba, Bolivia y Rusia. También han aumentado las relaciones comerciales con China. Cualquier persona conoce del potencial comercial y financiero de la potencia asiática, así que lo natural es que en un futuro aumenten y se refuercen estos lazos. Por supuesto, las grandes corporaciones estadounidenses ven con recelo que empresas chinas les arrebaten parte de sus negocios y ofrezcan mejores condiciones comerciales y financieras.

-¿Y a Estados Unidos?

Estados Unidos es el primer destino de las exportaciones petroleras de Venezuela, a su vez este es el tercer suministrador para USA. Sin embargo, las mal llamadas sanciones de EEUU a Caracas no han incluido un embargo petrolero que ahogaría económicamente a Venezuela pero también ocasionaría un aumento del precio del petróleo para el imperio.

-«Fraude de al menos un millón de votos en el golpe de Maduro» (El País); «Maduro rapta a los líderes opositores tras la farsa de la negociación» (El Mundo). ¿Cómo se explica la unanimidad de periódicos, televisiones y radios españolas?

En muchas ocasiones se critica a los militantes que conceden importancia al antiimperialismo bajo la premisa de que las cuestiones de política internacional no son realmente importantes. Pues bien, el enemigo de clase parece que opina todo lo contrario. La desinformación y manipulación sobre Venezuela ocupa las primeras planas de todos los medios. Los capitalistas están dedicando una ingente cantidad de tiempo y dinero para desprestigiar a Venezuela. Y no sólo al país latinoamericano, sino también hay campañas similares contra Rusia, Irán, Siria, Corea del Norte…

Esto nos debería llamar a la reflexión, no podemos rebajar la importancia de estos conflictos cuando en el otro bando, el de los dueños de los medios de comunicación, hay unanimidad para otorgarle una importancia suprema.

Bajo el actual sistema económico capitalista global, la política económica está atada y bien atada con un entramado de tratados internacionales e instituciones supranacionales. Los gobiernos que intentan escapar de esta red para recuperar su soberanía económica son acosados económica, militar y mediáticamente. En los medios en propiedad del capital y los gestionados por la derecha política se inician campañas concertadas tácitamente para tratar a estos estados como «dictaduras», «regímenes», «violadores de derechos humanos»… Nunca se les da voz a defensores de estos gobiernos, al contrario, son acallados por todos los medios. Si hay una dictadura mediática es en los países llamados occidentales, en los que hay muchos medios pero todos tienen el mismo discurso.

Pero es que el conflicto no se produce por la falta de democracia ni por la violación de derechos humanos. Si a los amos de los medios les preocupara esos aspectos de los gobiernos, el foco en latinoamérica estaría puesto en México, Paraguay o, incluso, Brasil. No lo reconocen pero lo que pretenden de Venezuela, como en los casos de Rusia, Siria o Irán, es apoderarse de su petróleo.

-¿Por qué consideras que una parte de la izquierda manifiesta muchas dudas a la hora de posicionarse sobre lo que ocurre en Venezuela?

Me parecen lamentables la equidistancia y el silencio y una traición las condenas al pueblo venezolano como la del ayuntamiento de Madrid. Estamos constatando que esta autodenominada izquierda no es sino la de un grupo de activistas domesticados que, por un cambio de discurso y el abandono de los ideales de justicia e igualdad entre todas las personas, se les permite gestionar entidades locales y autonomías, siempre que su prioridad sea pagar las deudas a los acreedores privados.

¡Qué mejor juramento de lealtad al sistema que condenar o no defender a Venezuela! De esta forma el capital se asegura que estos representantes políticos no representen una amenaza real a su riqueza y que por otra parte esta izquierda legitima el discurso imperialista, cuando no, como hemos comprobado recientemente, la injerencia bélica.

El silencio o la condena a Venezuela es toda una declaración de intenciones de que no se va a intentar una vía similar de ruptura con el imperialismo ni con el capitalismo.

Para alcanzar la democracia total, es decir, que el pueblo decida sobre la riqueza nacional es requisito previo la soberanía nacional, es decir, sin antiimperialismo no habrá socialismo.

-Por último, ¿puede explicarse desde la perspectiva marxista de la lucha de clases el actual proceso que vive Venezuela? ¿Calificarías de racista y clasista a la oposición a Maduro?

La llamada oposición venezolana no tiene ninguna duda de que se trata de una lucha de clases, ellos son la clase elegida y no quieren compartir la riqueza del petróleo con la clase trabajadora. El documental «La revolución no será trasmitida» es todo un clásico donde se describe esta situación. El racismo y el machismo no son sino las manifestaciones más soeces del clasismo, lo usual es que las mujeres estén más explotadas que los hombres, y que los indígenas y los afrodescendientes pertenezcan a las clases más pobres. Por ello una mujer afrodescendiente es muy probable que sufra una triple discriminación, la de su condición de mujer, la económica y la del racismo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.