1. La experiencia histórica de construcción económica, política, social y cultural de la URSS estuvo esencialmente en contraposición a lo postulado por el proyecto científico, crítico y revolucionario de emancipación humana del socialismo y comunismo de Karl Marx y Friedrich. Engels. 2. El proyecto de Marx y Engels sobre el tránsito de la prehistoria de […]
1. La experiencia histórica de construcción económica, política, social y cultural de la URSS estuvo esencialmente en contraposición a lo postulado por el proyecto científico, crítico y revolucionario de emancipación humana del socialismo y comunismo de Karl Marx y Friedrich. Engels.
2. El proyecto de Marx y Engels sobre el tránsito de la prehistoria de la humanidad (todas las sociedades humanas hasta nuestros días) a la historia verdaderamente humana (la sociedad comunista como punto de partida de la misma) parte del reconocimiento de que «hasta hoy la historia se ha erigido sobre dos relaciones de producción totales y básicas: la inadecuación entre el sujeto humano y la naturaleza y la escasez de fuerzas productivas y bienes»1, y de la necesidad histórica de transformar tales condiciones generales materiales.
La primera condición material general -la inadecuación del hombre con la naturaleza2– tiene que ser transformada de tal forma que haga posible «la libre individualidad, fundada en el desarrollo universal de los individuos y en la subordinación de su productividad colectiva, social como patrimonio social»3.
La segunda condición material general de toda la existencia humana hasta nuestros días -«la escasez material»-4 obliga necesariamente a que la toda sociedad y su proyecto civilizatorio se estructure y organice en clases sociales para poder garantizar su reproducción, y ello trae aparejada la explotación económica y la lucha de clases. Este hecho económico material (la escasez material)5, sólo y únicamente puede ser superado definitivamente a través de: a) un alto grado de desarrollo y universalización de las fuerzas productivas del trabajo social (fundamento económico material para transitar del capitalismo al comunismo), y b) de la constitución del sujeto revolucionario comunista: la clase obrera revolucionaria6 (fundamento subjetivo material para ser posible el socialismo y el comunismo). Es decir, que la moderna sociedad capitalista sólo puede ser superada una vez que se hayan desarrollado las suficientes fuerzas productivas materiales para que las use el proletariado mundial en su proyecto de emancipación total. Dando lugar a la construcción de la sociedad socialista mundial, y una vez consolidada la misma, dar paso al inicio del fundamento positivo de la historia, que consistiría en que de ese ahora en adelante los seres humanos elegimos y somos dueños de nuestro destino decidiendo vivir en asociación libre y voluntaria y en armonía con la Naturaleza7.
3. Lo que realmente se construyó en la URSS, no fue una sociedad socialista sino una sociedad capitalista. En donde el intento -después de la revolución de octubre de 1917- de construir una sociedad burguesa de tránsito al socialismo fracasó, debido a causas internas y externas. Las causas internas, básicamente fueron: a) el bajo desarrollo territorial capitalista de las fuerzas productivas técnicas (pues estaban «concentradas» en unas cuantas ciudades, y en el resto sólo existían endebles fuerzas productivas precapitalistas; por ejemplo, la «obshchina» o comuna rural rusa, la cual estaba muy debilitada por la reforma de 1861), y b) específicamente el débil peso de la clase obrera respecto de la inmensa población campesina rusa, y de su proceso de debilitamiento del grado de conciencia histórica y de organización de clase e influencia sobre el resto de la población rusa. Las causas externas que tuvieron el papel decisivo para determinar la derrota de la intención «socialista» de la revolución rusa fueron: a) el fracaso y derrota del movimiento revolucionario comunista en los países de Europa Occidental, en particular, en Alemania, Inglaterra y Francia, debido fundamentalmente a que las fuerzas productivas materiales no estaban lo suficientemente maduras para la revolución socialista, y b) el proletariado europeo occidental no logró desarrollar su conciencia y organización anticapitalista (pues su horizonte fue mayoritariamente reformista) lo suficiente para empujar hacia el socialismo; así también, c) dicha derrota del sujeto proletario revolucionario estuvo determinada por las consecuencias destructivas y de descomposición social que produjo la «Gran Guerra» (primera guerra mundial), entendida ésta como contrarrevolución comunista continental.
4. La contraposición entre la experiencia histórica de la URSS y el proyecto teórico de liberación de la humanidad de Marx y Engels, tiene como base esencial y fundamento económico a la existencia de la escasez material, y la necesidad y posibilidad de hacerle frente y superarla, a partir de las fuerzas productivas específicamente humanas con las que contaba la sociedad rusa (y el resto del mundo capitalista) en ese momento histórico. Es decir, lo que históricamente se mostró, es que la «medida geopolítica mundial de capital»8 en las primeras décadas del siglo XX, no estaba lo suficientemente madura, para hacer posible «la actualidad de la revolución comunista»9.
5. De ahí que, la crítica de la revolución rusa de octubre de 1917, la del Estado bolchevique y la naturaleza de la economía soviética y sus fundamentos económicos, tenga como premisa básica la «crítica de las teorías del Imperialismo»10, en particular, la de Lenin. Porque fue a partir de la caracterización del capitalismo mundial como Imperialismo, fase superior del capitalismo, que se llegó a la conclusión de la actualidad de la revolución proletaria comunista, y por lo tanto, se fundó la estrategia y táctica de la revolución socialista mundial, en particular, la de la revolución rusa; creando la «ilusión» de la necesaria e inminente victoria de la revolución mundial proletaria socialista.
6. Por eso la contraposición entre la experiencia histórica revolucionaria soviética y el proyecto emancipador del proletariado en Marx y Engels, expresó la ausencia de una teoría crítica -por parte de los dirigentes revolucionarios- del desarrollo capitalista. Teoría crítica, que debió mostrar, esencialmente, el grado real de desarrollo de las fuerzas productivas al interior de las relaciones sociales de la producción capitalista. Y, a partir de ahí, evaluar y medir la temporalidad del capitalismo; es decir, qué tanto había cumplido su misión histórica, y ergo, qué tanto se acercaba a su necesario, posible y deseado fin. Y, por lo tanto, qué tan lejos o cerca se encontraba la actualidad de la revolución socialista mundial.
7. El contexto europeo de miseria económica, represión política, de caos y de barbarie social producto de la guerra capitalista imperialista, influyó decisivamente para que los principales teóricos y políticos revolucionarios rusos (Lenin y Trotsky) y europeos (Luxemburg, Pannekoek, Gorter, Lukács, Korsch, etc.) construyeran por la vía de los hechos un doble desconocimiento -y no por ello está cuestionada su autenticidad e intención comunista revolucionaria-. Este doble desconocimiento consistió, por una parte, en el hecho de que no reconocieron consecuentemente, la imperante escasez material en que estaba el mundo capitalista, y, en particular, la sociedad rusa. Por otra parte, y de manera decisiva, no reconocieron que el grado real del desarrollo capitalista de las fuerzas productivas específicamente humanas -es decir, las fuerzas productivas técnicas y las fuerzas productivas procreativas que se desplegaban y articulaban en esos territorios- eran materialmente insuficientes para resolver y superar la escasez material, y, por tanto, hacían inviable la realización de la revolución europea socialista tendiente a construir una nueva sociedad libre de toda explotación y enajenación total.
8. Tal desconocimiento de la impotencia del grado real del desarrollo capitalista de las fuerzas productivas para llevar a cabo la construcción socialista en Europa Occidental, y en particular, en Rusia, conllevó a que los revolucionarios rusos y europeos desplegaran prácticamente un voluntarismo revolucionario, que consistía en creer que -casi- sólo bastaba la voluntad de los militantes revolucionarios -organizados en los partidos comunistas, y reunidos en la III Internacional- para organizar las voluntades de las vastas masas obreras, campesinas y de soldados para que derrocaran todos los gobiernos burgueses, y empezaran la ardua tarea de transitar a la todavía joven sociedad capitalista al socialismo.
9. Toda esta falta de condiciones materiales y subjetivas para llevar a cabo la revolución socialista en Europa, y en particular, en Rusia, trajeron enormes consecuencias negativas para el movimiento comunista internacional, tanto de índole político, como económico y social.
10. A nivel político, la toma del poder estatal encabezada por Lenin, Trotsky y los bolcheviques, no fue la realización de «la dictadura revolucionaria del proletariado»11, sino «la dictadura del partido bolchevique sobre el proletariado y el campesinado»12, puesto que la instancia organizativa proletaria genuinamente revolucionaria que resurgió en la revolución rusa de 1917: los soviets, empezaron a ser desnaturalizados -desde su resurgimiento, en febrero de 1917, cuando fueron primeramente controlados por los mencheviques y socialrevolucionarios de derecha, y posteriormente, a partir de septiembre de 1917, por los bolcheviques y los socialrevolucionarios de izquierda- trayendo como resultado la destrucción de la democracia directa y paralelamente el surgimiento del «Estado capitalista soviético»13, y, que en la era de Stalin devino en un Estado burocrático capitalista controlado por el PCUS. Es decir, que, aunque se hayan dado muestras de combatividad revolucionaria contra la autocracia zarista y la subsiguiente contrarrevolución de la burguesía rusa, no logró construirse un incipiente Estado socialista dirigido por los soviets de obreros, campesinos pobres y militares; lo cual mostró claramente, que la constitución del sujeto revolucionario ruso tuvo enormes límites político organizativos y de conciencia de clase.
11. La tesis marxiana engelsiana señala que la dictadura revolucionaria del proletariado es la forma política estatal más desarrollada para el despliegue de la democracia, la libertad y la justicia para la mayor parte de la población. Pero la experiencia del Estado «soviético», casi siempre fue en dirección contraria a este postulado, sobre todo a partir de terminada la guerra civil (el «comunismo de guerra» 1918-1921). Entre los ejemplos paradigmáticos del carácter represor y autoritario del Estado soviético, se encuentran: a) la represión bolchevique, en marzo de 1921, hacia los marineros y obreros de Kronstadt14; b) la represión del movimiento campesino ucraniano Majnovista; c) las deportaciones masivas y trabajos forzosos de la disidencia política en la Siberia rusa de fines de los veinte y todo los treinta; y, d) los procesos de Moscú de 1936-1937, a través de juicios y ejecuciones, no sólo para la disidencia política, sino para la mayoría de la vieja guardia bolchevique.
12. La naturaleza capitalista del Estado soviético estuvo determinada por su contenido social -o sea, por el carácter de las formas de propiedad y las relaciones sociales de producción que dicho Estado guardó y defendió- que se manifestó realmente en el carácter capitalista de la estatalización de los medios de producción social y de la planificación estatal de la economía nacional.
13. El fortalecimiento y consolidación del Estado burocrático capitalista comandado por el PCUS, marchó en sentido contrario a lo postulado por Marx y Engels sobre la tendencia a la extinción del Estado.
14. Los fundamentos de la economía soviética: la estatalización o nacionalización de los medios de producción social, la planificación estatal de la economía nacional y el desarrollo de las fuerzas productivas, fueron de naturaleza capitalista.
15. La nacionalización o estatalización de los medios de producción social, por parte del Estado soviético, no implicó «ni la socialización de los mismos»15, «ni la transformación de las relaciones sociales de producción capitalistas en socialistas»16. Porque la clase obrera soviética no fue la propietaria colectiva ni controlaba directamente los medios de producción social sino que fue «una casta de funcionarios públicos y directores de empresas quienes concentraban las funciones de control y dirección de los mismos»17. Es decir, al no controlar los obreros todo el proceso inmediato de la producción, siguieron reproduciendo la separación radical de los productores directos respecto de las condiciones materiales de la producción, y por consiguiente, prosiguieron refuncionalizando las relaciones sociales de la producción capitalista, y sobre todo, a la subsunción formal y real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital, dando lugar a que los «directores de empresas» (a nivel de la producción) en coordinación con una parte de la «burocracia estatal» (a nivel de la circulación y distribución económica) no sólo dirigieran y administraran el proceso de producción material, sino también «el proceso de producción y realización de la plusvalía producida por la clase obrera»18 soviética. Dando lugar a que esta burocracia estatal y los directores de empresas personificarán al capital social soviético, y por lo tanto, esta casta burocrática deviniera en «burguesía burocrática de Estado»19.
16. La planificación estatal de la economía soviética tenía esencialmente un carácter capitalista. Por una parte, a) porque «los planes económicos quinquenales estaban fundamentalmente dirigidos a satisfacer las necesidades de la acumulación del capital social único soviético»20; quedando subordinadas y reprimidas la satisfacción de la mayoría de las necesidades económico materiales del pueblo soviético. Y por otra parte, b) porque al llevarse la planificación económica soviética de una manera centralista, vertical y burocrática, se imposibilitó prácticamente que la clase obrera, los campesinos y demás sectores sociales subalternos se organizaran en «consejos obreros de gestión productiva y en consejos de consumidores para que pudieran autogestionar de forma socialista toda la reproducción económica (producción-distribución-consumo) social»21, y de esa manera «ir superando y destruyendo paulatinamente el mercado»22 como «mecanismo cósico y enajenante de dicha reproducción económica»23 e «invalidando la rectoría de la ley del valor en la economía soviética»24. Realmente esto no era posible, porque la sociedad soviética -como el resto del mundo capitalista- estaba inmerso dentro de una gran escasez material, que sólo con el desarrollo capitalista de las fuerzas productivas materiales y humanas a nivel planetario, podría crear las condiciones materiales de la revolución comunista para hacerle frente y superar a la escasez material, y por lo tanto, se inicie «una sociedad verdaderamente humana»25.
17. El desarrollo de las fuerzas productivas en la URSS, no tenía un carácter socialista, porque estas fuerzas se desarrollaron realmente dentro del margen de las relaciones sociales de producción capitalistas. De ahí que todo el desarrollo de las mismas (industrialización acelerada, introducción de la agricultura maquinizada, estajanovismo, etc.) se convirtieron en «medios de explotación de la clase obrera soviética»26; es decir, en métodos de extracción de plusvalor relativo, y «de destrucción y depredación del medio ambiente»27. Así, también durante la era estalinista y la II Guerra Mundial empezaron «a desarrollarse fuerzas productivas destructivas, culminando con la construcción de la bomba atómica»28.
18. La sociedad rusa que surgió de la revolución de 1917, lejos de resolver la cuestión social tendiente a que ya no existieran las clases sociales (realización plena de la sociedad socialista), lo que realmente llevó a cabo, fue la reproducción de viejas y nuevas clases, destacando sobre todo, la clase de la burocracia política y del aparato productivo (los «administradores rojos»), que fueron la personificación del capital social.
19. A nivel cultural, la supuesta validez y comprobación de la «Teoría del Socialismo en un solo país» [Stalin dixit] que enarbolaba el marxismo soviético o stalinismo, convirtió a la teoría crítica comunista de Marx y Engels, en una teoría vulgar y dogmática, que dominó el horizonte intelectual de generaciones de revolucionarios de varias partes del mundo, a lo largo del siglo XX.
20. No porque la revolución rusa de octubre de 1917, la construcción del Estado que emanó de ella y la propia economía soviética hayan sido de naturaleza capitalista, se infiera falsamente que el proyecto de emancipación comunista de la humanidad proletarizada está absolutamente cancelado. Sino más bien, todo este proceso histórico revolucionario del siglo XX -que tuvo como punto de partida la gesta heroica de la revolución rusa- debe entenderse y asumirse como un largo y tortuoso proceso histórico de construcción libertaria. En este sentido, el proletariado ha mostrado, en varios momentos (las revoluciones europeas de 1848-1849, la Comuna de París de 1871, la revolución rusa de 1917, la guerra civil española de 1936-1939, el mayo francés de 1968, etc.) su potencial de lucha anticapitalista.
Todo este proceso histórico de lucha proletaria, sólo muestra la permanente necesidad de trascendencia del capitalismo -aunque las condiciones materiales todavía no estén lo suficientemente maduras para su transformación revolucionaria-. Y esto es así, porque es el propio proletariado el que produce y padece toda esta realidad enajenada, opresiva y explotadora capitalista. Y es en este hecho en el que se funda, esencialmente, su actitud y cometido anticapitalista. Pero también es cierto que, aunque exista una necesidad social e histórica de la clase obrera por trascender el capitalismo, esta necesidad no es sinónimo de que el triunfo del socialismo y comunismo estén garantizados, pues ello depende del desarrollo de las fuerzas productivas técnicas y procreativas, en particular, del proletariado en tanto sujeto revolucionario.
Notas:
1 VERAZA URTUZUÁSTEGUI, Jorge. Karl Marx y la técnica desde la perspectiva de la vida. Para una teoría marxista de las fuerzas productivas. México: Editorial Itaca, 2012, p.159.
2 MARX, Carlos. «Manuscritos económico-filosóficos de 1844» en Escritos de juventud de Carlos Marx. Obras Fundamentales de Marx y Engels, tomo 1. México: Fondo de Cultura Económica, 1987, pp. 654-655.
3 MARX, Carlos. Elementos fundamentales para la crítica de la economía Política (borrador) 1857-1858. Volumen 1. México: Siglo XXI Editores, 1971, 85.
4 MARX, Carlos y ENGELS, Federico. «La Ideología Alemana» en Obras Escogidas, Tomo I. Moscú: Editorial Progreso, 1974, 34.
5 ECHEVERRÍA, Bolívar. El discurso crítico de Marx. México: Ediciones Era, 1986, 51.
6 MARX, Carlos. «En torno a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel, Introducción» en La Sagrada Familia y otros escritos filosóficos de la primera época. México: Editorial Grijalbo, 1983, 15.
7 MARX, Carlos. «Manuscritos económico-filosóficos de 1844», Op. Cit., 655, 658-663.
8 VERAZA, Jorge. Revolución mundial y medida geopolítica de capital. México: Editorial Itaca, 1999.
9 LUKÁCS, Georg. «Lenin. Estudio sobre la coherencia de su pensamiento» en Lenin – Marx. Buenos Aires: Editorial Gorla, 2005.
10 VERAZA, Jorge. Para la Crítica a las Teorías del Imperialismo. México: Editorial Itaca, 1987.
11 MARX, Carlos. «Crítica del Programa de Gotha» en Obras Escogidas, Tomo II. Moscú: Editorial Progreso, 1977.
12 WAGNER, Helmut. Tesis sobre el bolchevismo. España: Editado por el Grupo de Comunistas de Consejos de Galiza, 2005.
13 Ibídem.
14 ANWEILER, Oscar. «Introducción» en Documentos de la revolución mundial II.Kronstadt. Madrid: Editorial Zero, 1971.
15 MILIBAND, Ralph. «Bettelheim y la experiencia soviética» en Acerca de la naturaleza social de la Unión Soviética. México: Universidad Autónoma de Puebla, 1979, 130.
16 BETTELHEIM, Charles. Cálculo económico y formas de propiedad. Madrid: Siglo XXI Editores, 1972, 103-106.
17 CHAVANCE, Bernard. «Sobre las relaciones de producción en la URSS» en Acerca de la naturaleza social de la Unión Soviética. México: Universidad Autónoma de Puebla, 1979, 78.
18 MODZELEWSKI, Karol y KURON, Jacek. Revolución política o poder burocrático. Cuadernos de Pasado y Presente No. 22, Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 1971, 33-64.
19 BETTELHEIM, Charles. Las luchas de clases en la URSS. Primer período, 1917-1923. Madrid: Siglo XXI Editores, 1976, 36.
20 MATTICK, Paul. Marx y Keynes. Los límites de la economía mixta. México: Ediciones Era, 1975, 272-284.
21 KORSCH, Karl. ¿Qué es la Socialización? Un programa de Socialismo práctico. Cuadernos de Pasado y Presente No 45. Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 1973, 29-58.
22 CHAVANCE, Bernard. «Sobre las relaciones de producción en la URSS» en Acerca de la naturaleza social de la Unión Soviética. México: Universidad Autónoma de Puebla, 1979, 93.
23 JAGUIN, Aureliano y LA GRASSA, Gianfranco. Proceso productivo capitalista y socialismo en la URSS. Valencia: Editorial Pre-textos, 1978, 23-45.
24 DUTSCHKE, Rudi. La democracia obrera, el comunismo y el problema de la «abolición del trabajo». Barcelona: Icaria Editorial, 1978, pp. 12-15.
25 MARX, Carlos y ENGELS, Federico. «La Ideología Alemana» en Obras Escogidas, Tomo I. Moscú: Editorial Progreso, 1974, p. 34.
26 DUTSCHKE, Rudi. «La democracia obrera, el comunismo…», Op. Cit., pp. 32-37.
27 O’CONNOR, James. Causas ambientales. Ensayos de marxismo ecológico. México: Siglo XXI Editores, 2001, p. 303.
28 VERAZA URTUZUÁSTEGUI, Jorge. «Karl Marx y…», Op. Cit., 47-50. [Primero en EUA que detonó dos y luego en la URSS. MAAC]
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