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Enfoques cooperativos

¿Está planificada la desigualdad social?

Fuentes: Rebelión

«Un lector nato siempre lee dos libros a la vez: el que tiene en sus manos y el que reescribe interiormente con su propia verdad al tiempo que lee. Un solo libro ambos, pero diferentes entre sí». Augusto Roa Bastos   No ignoramos que el título de este modesto artículo ha sido planteado muchas veces […]

«Un lector nato siempre lee dos libros a la vez: el que tiene en sus manos y el que reescribe interiormente con su propia verdad al tiempo que lee. Un solo libro ambos, pero diferentes entre sí».
Augusto Roa Bastos

 

No ignoramos que el título de este modesto artículo ha sido planteado muchas veces y que siempre causa desconcierto.

¿Es posible pensar semejante cuestión, de que alguien, con poder suficiente, emprenda sin más la planificación de la desigualdad social?

Los economistas pudieran aceptar o rechazar este planteamiento con argumentos académicos o seudocientíficos, pero cabe aquí decir de estos profetas de la oferta y demanda, lo que se dijo del viejo Tolstoi «se enmarañó en teorías que sólo él comprendió». La realidad contesta que ya sea por planificación o no, se plasma la desigualdad.

Por otra parte, nos ilustra Enrique Agilda en su libro «Cooperación, doctrina de armonía»: «Es muy grande el salto imaginario que habría que dar para trasladarnos desde esta sociedad, organizada sobre bases egoístas, a una sociedad asentada en la cooperación con firmes bases económicas, morales y espirituales».

Y en verdad que es así, en momentos en que el neoliberalismo financiero arrasa con todo lo humano que contenía el sistema democrático. Hoy campea otras ideas, en base a la idiotización masiva de los medios comunicacionales concentrados.

«El hambre y la guerra no obedecen a ninguna ley natural. Son, en realidad, creaciones humanas», nos advierte Josué De Castro quien afirma también que «La economía actual no es sólo un arte de establecer empresas rentables, sino una ciencia capaz de enseñar los métodos de promover una mejor distribución del bienestar colectivo». Sin embargo, no hay mejor distribución del bienestar, agregamos nosotros. Nos remata Josué De Castro que «El hambre no es un fenómeno natural, sino un fenómeno social, producto de estructuras económicas defectuosas».

Nos apropiamos de la última parte de lo anterior: «Producto de estructuras económicas defectuosas» como elemento revelador sobre del porqué y del cómo de las desigualdades sociales.

Es nuestra profunda convicción de que las estructuras económicas defectuosas deben ser reemplazadas por otra economía que sea equitativa y proporcional en su distribución acorde al esfuerzo productivo realizado por cada quien: He aquí a la economía cooperativa.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe-Cepal-en su informe denominado «La matriz de la desigualdad social en América Latina» declaró entre otros que «América Latina -la región más desigual del mundo- la desigualdad social representa, además, un rasgo estructural y por tanto un desafío fundamental».

Repasemos: La desigualdad social representa «Rasgo estructural» sinónimo de «Estructura económica defectuosa».

Además, el documento de la Cepal señala «la urgencia de transitar de una cultura del privilegio a una cultura de la igualdad, lo que requiere orientar las políticas hacia un universalismo sensible a las diferencias». Creemos que está todo dicho, ¿o no?

¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.