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Entrevista al canciller José Valencia

«El Estado colombiano tiene que evitar que la violencia en su territorio afecte a sus vecinos»

Fuentes: GK

Hacía once años que Ecuador no tenía a un diplomático de carrera como canciller. José Valencia Amores habló sobre el giro en el manejo del Ministerio de Relaciones Exteriores, las relaciones con Colombia y Estados Unidos, la posición del país sobre la crisis en Venezuela y reafirmó la continuidad del asilo político a Julian Assange hasta que se decida algo en concordancia con sus abogados y el Reino Unido.

canciller José Valencia

  • El canciller José Valencia en su despacho, en julio de 2018. Fotografía de José María León para GK.

José Valencia es un hombre muy amable. Está impecablemente vestido con un traje oscuro, camisa celeste y una corbata vino tinto. Mide sus palabras como las miden los diplomáticos de carrera: entre los de su especie, la delicadeza es un ejercicio ensayado para dar pesos políticos específicos. Evita la confrontación y hace pausas, como quien piensa detenidamente lo que va a decir.

Luego de once años de tener una gestión de personajes más bien políticos como cancilleres, ¿cuál es el cambio que podemos esperar al tener a un funcionario de carrera?

El mandato del Presidente con mi designación va encaminado en el sentido de fortalecer la institucionalidad del servicio exterior, de la cancillería ecuatoriana. Es una institucionalidad que se debe al Estado, por supuesto, es una redundancia decirlo, pero creo que es bueno entenderlo: eso marca lo que esperamos hacer bajo la dirección del señor Presidente en la gestión internacional del país.

Una acción diplomática centrada en la carrera diplomática, profesional, que busque avanzar los intereses del Ecuador sin ninguna consideración que no sea esa: la defensa de los intereses del Ecuador. Temas de orden ideológico o político o de cualquier otra índole pasan a un segundo plano. La acción internacional del Ecuador estará encaminada a abarcar a la globalidad de intereses a la sociedad ecuatoriana, no a los de un pequeño grupo.

En ese sentido, ¿el abanico de relaciones se fortalece? Hemos visto un cambio, por ejemplo, en la forma de relacionarse con Estados Unidos. Bajo ese contexto, ¿cuáles se vuelven las prioridades del país con respecto a los países con los que debe tener relaciones más fuertes?

El enfoque que le comento tiene, precisamente, esa orientación y esa ventaja. El Ecuador no se relaciona con un país o con un grupo de países de una manera determinada sino que tiene una proyección internacional hacia todos los actores de las relaciones internacionales y hacia todos los países. Priorizar tal o cual país, en base a consideraciones que no sean estrictamente las del interés nacional, no es una fórmula o un modus operandi que yo voy a seguir. Sí relacionarnos con todas aquellas naciones con las que el Ecuador puede -y debe- desarrollar una agenda en función de sus intereses. Estoy pensando en Estados Unidos, China, Rusia, los distintos países de la Unión Europea; en fin, una visión global del mundo que parte de una atención especial a nuestra región, América Latina.

¿Cuáles serían las prioridades para el Ecuador?

La prioridad histórica del Ecuador este momento es reforzar su camino hacia el desarrollo económico y social. Con cada país hay una distinta relación sobre esa base. Con algunos países los temas que se refieren a comercio, a inversiones, son más importantes por la propia dinámica económica del Ecuador, por su economía dolarizada, por el desarrollo de su comercio exterior; con otras naciones las relaciones tiene otros componentes. Con Perú, con Colombia tenemos una agenda de vinculación directa con nuestra frontera. En el caso de Colombia hay componentes específicos de crimen organizado, narcotráfico, cultivos de coca.

La frontera ha tomado mayor relevancia con lo que ha ocurrido desde enero. Su predecesora fue criticada por cómo manejó las relaciones con Colombia, especialmente en el tema del secuestro y asesinato de periodistas y civiles. El Presidente electo de Colombia ha dicho que reconsiderará el tratado de paz con las FARC. ¿Cuál es la postura del Ecuador con respecto a ese conflicto?

Nosotros respetamos, por supuesto, las decisiones que adopte el nuevo gobierno colombiano. Seguimos con interés esta etapa de transición entre el presidente Santos y la nueva administración que asumirá el 7 de agosto. Sus decisiones competen al ámbito interno colombiano y Ecuador no tiene comentarios qué hacer.

Obviamente sí nos interesa ver cómo eso repercutirá en las relaciones de ambos países y, muy especialmente, en lo que se refiere a la frontera norte. Lo que le puedo anticipar es que el presidente Moreno llamó al presidente Duque el día que fue electo, y le manifestó la disposición del Ecuador a colaborar y trabajar con Colombia en la agenda bilateral que nos une, en la que tenemos que estar permanentemente en contacto.

Colombia siempre será nuestro vecino, y que le vaya bien en los asuntos que quiere llevar adelante es algo que a Ecuador le conviene. En los problemas que tenemos, especialmente en temas de seguridad, el hecho de trabajar juntos significará que a ambos países les irá bien.

En lo que le compete al Ecuador, el propósito es tener en nuestra frontera norte una paz, una cohesión social, una seguridad para todos los habitantes que sea constante y que sea permanente, que los problemas que se generan por acción del crimen organizado en el sur de Colombia sean adecuadamente contrarrestado por las autoridades colombianas.

Evidentemente, nosotros no podemos actuar en territorio colombiano, pero en el nuestro la política del gobierno es desplegar en la frontera una estructura de seguridad pública adecuada sumada a planes de desarrollo social que se están articulando en este momento. Creo que son, de nuestra parte, una buena respuesta frente a cualquier eventualidad del futuro.

¿Hay una postura del gobierno ecuatoriano de decirle a Colombia que maneje un problema que es colombiano? O, ¿cuál es la postura del Ecuador con respecto a estos temas que se dan del lado colombiano pero que traspasan la frontera?

Es una política de Estado la que se refiere a nuestra relación con Colombia. Y digo de Estado porque hace décadas los gobiernos ecuatoriano y colombiano venimos trabajando para el propósito que usted menciona: que los problemas y los efectos de la criminalidad en Colombia no traspasen nuestra frontera, que sean contrarrestados por la acción del gobierno colombiano que tiene una responsabilidad evidente al efecto. Esa es una posición permanente nuestra que vamos a mantener.

El Estado ecuatoriano hace su parte, y estamos seguros de que la administración colombiana está en la misma línea: el Estado colombiano tiene que hacer su trabajo para evitar que los efectos negativos de la situación de violencia o criminalidad que se produzca en su territorio afecten a sus vecinos.

La frontera es un foco de atención, pero, ¿qué otros retos enfrenta la Cancillería?

Los retos van un poco sobre lo que decía al inicio: fortalecer la institución para que pueda manejar de una manera ordenada, sistemática, coordenada, pensando hacia futuro la acción internacional del Ecuador.

Eso significa establecer prioridades que dejen de lado consideraciones del pasado: por ejemplo, abrir sedes diplomáticas sin una real proyección del Ecuador con respecto a determinado país o región.

En este momento no quiero dar nombres de países en concreto pero, en general, la acción internacional del país tiene que ser dictada por el interés nacional, aunque suene redundante, y ese interés nacional también se ajusta con el tiempo.

Puede ser que el Ecuador tenga unos planteamientos y prioridades en un momento y que después tenga otros; entonces, una institución ordenada se adapta a esas necesidades y busca sacar el mayor beneficio posible para el país.

Sobre lo que menciona: las sedes diplomáticas. Allí también hubo cuestionamientos en cuanto al manejo de esas sedes. Se decía que se utilizaban en beneficio del expresidente Correa o de su movimiento político. ¿Va a haber un cambio en el manejo de las sedes? ¿Se va a cambiar los diplomáticos?

Las designaciones diplomáticas son de dos tipos: por una parte funcionarios de carrera del servicio exterior y luego, una cota de designaciones políticas, 20% aproximadamente del total de funcionarios en el exterior, que de acuerdo a la Ley corresponde efectuar al gobierno de turno.

Tenemos un servicio exterior que está claro con respecto a los propósitos del gobierno nacional. Parte de una institución profesional es actuar con disciplina, seguir las instrucciones. Recordemos que quien dirige la política exterior, de acuerdo a la Constitución, es el Presidente de la República y actuar de acuerdo a esa institucionalidad no es un mero capricho, sino que obedece a la necesidad de que la acción de el país sea coherente, tenga prioridades, siga las directrices centrales de la Cancillería en Quito.

Yo diría que en este momento sí hay un cuerpo diplomático que está trabajando en esa función. Si es que eventualmente un funcionario no cumple las instrucciones, en la propia Ley hay mecanismos para tomar medidas al respecto. Recordemos que la función pública es eso: servicio público, al Estado. Mi objetivo es que la Cancillería sea una eficiente institución para que el servicio que le da al país sea positivo.

¿Entonces las sedes se van a mantener como están?

Va a haber algunos cambios. Sobre todo, tenemos que ser mucho más eficientes, tenemos que ahorrar recursos, ser más cuidadosos en el gasto público. Por ejemplo, ciertas misiones diplomáticas tendremos que cerrar para entrar en función de esa lógica, en otras será necesario reducir el personal.

Yo veo a la Cancillería como una institución cuya eficiencia pasa no solo por cumplir las disposiciones que el gobierno nacional y el Ministro de Relaciones Exteriores da para lograr objetivos determinados, sino también en materia de gasto y aprovechamiento de los recursos del país. El país tiene necesidades importantes en recursos entonces los que recibimos nosotros como institución pública tienen que ser aprovechados al máximo.

En el tema Assange, otro de los manejos polémicos en cuanto a relaciones exteriores. ¿Va a cambiar la decisión de otorgarle asilo político a Julian Assange?

La decisión de otorgarle asilo al señor Assange es una decisión que fue adoptada años atrás. El Ecuador en base a normas legales locales e internacionales que sobre el tema del asilo, atendió este pedido.

Ecuador no solamente tiene una visión jurídica al respecto sino también humana. Es una persona que está reducida ya seis años en un espacio pequeño, que no tiene las condiciones para que la gente viva ahí, es un edificio de oficinas. Tenemos también esa consideración.

Por ese motivo, lo que el Ecuador buscaría y así lo ha manifestado públicamente, es que haya una solución pronta a esta situación, no una decisión unilateral que decida el Ecuador, el señor Assange y sus abogados o el gobierno inglés, sino que sea una decisión que concierte los planteamientos de cada uno de estos tres actores. De esta manera aspiramos a que haya una solución positiva.

H ay casi absoluto silencio en la oficina del canciller. Solo estamos él y yo. No hay asesores ni fotógrafos. Al fondo de la oficina, en el lado derecho hay una puerta que conecta con otra habitación, más pequeña, en la que están sus colaboradores más inmediatos. Ninguno lo acompaña en la entrevista.

¿Qué plantea el Ecuador en esa búsqueda de acuerdos?

Ecuador ha sido tremendamente proactivo. No solamente estoy hablando de mi gestión sino de gestiones anteriores. Hemos hecho muchos esfuerzos como Estado para buscar una solución, a través de conversaciones con el gobierno inglés y los representantes legales del señor Assange.

Esos esfuerzos han sido reales y a todos nos constan. Lo que no me parece que sea adecuado es creer que el Ecuador es el que tiene la solución a este tema. No es un tema exclusivamente del Estado ecuatoriano, hay otras dos partes que se encuentran involucradas. Desde ese punto de vista, creo que no nos corresponde, ni podríamos dar, una solución unilateral.

¿Pero propuestas sobre las soluciones que podría haber?

Propuestas creo que hemos hecho muchísimas.

Algunas que no han sido exitosas como conocemos, no quisiera comentar sobre ese tema pero esperaríamos también que haya propuestas de la otra parte, del Reino Unido, del señor Assange.

Sobre todo, y quiero recalcar eso, no creo que se tiene que demandar del Estado ecuatoriano más de lo que puede dar.

Las otras partes no nos pueden pedir la solución, no es factible. Un solo actor no puede determinar el resultado, el resultado tiene que surgir del consenso. En eso Ecuador es claro.

Va a honrar las condiciones de asilo del señor Assange conforme a la ley internacional, a las leyes del país, eso está fuera de duda. Además es un asunto humanitario, pero tampoco al Ecuador se le puede demandar para que dé una solución, si nosotros pudiéramos ofrecer una solución, ya la habríamos dado y se habría concretado.

De momento, ¿la situación está en stand by?

Sí, efectivamente, el señor [Assange] sigue en la sede diplomática de la embajada del Ecuador en Londres, y nosotros damos seguimiento a través de los canales diplomáticos que nos competen.

Hablando un poco sobre relaciones con otros países. Vino recientemente el Vicepresidente de Estados Unidos al país. ¿Qué significa eso para el Ecuador?

Yo creo que es un hito único, importantísimo en la acción internacional del Ecuador, en la relación con Estados Unidos.

Para nadie es un secreto que la relación con Estados Unidos había sufrido importantes bajones en los últimos diez años, que había habido momentos muy críticos de retiro de embajadores, que además estos momentos críticos no se habían limitado a lo político o diplomático sino que habíamos presenciado un continuo declinar en las relaciones comerciales, de inversiones con Estados Unidos.

Aún así, Estados Unidos se mantiene como el principal socio económico del Ecuador. Por lo tanto, la venida del Vicepresidente Pence, luego de que hacía 30 años no venía una alta autoridad de los Estados Unidos, creemos que marca un hito importante para el desarrollo de esa relación.

Es una relación multifacética, de la que esperamos resultados positivos para el país, para inversiones, generación de empleo, incremento de exportaciones, ingreso de dólares, representación del Estado ecuatoriano para atender a nuestros migrantes que son casi 2 millones de personas -entre los que llegaron más recientemente y quienes ya están instalados hace décadas.

Ahora que habido denuncias incluso de irrespeto a los derechos humanos con niños encerrados y separados de sus padres, ¿hay migrantes ecuatorianos involucrados en estos procesos de deportación ante los cuales el Estado ecuatoriano tenga que intervenir?

La relación en materia migratoria tiene una serie de aristas. Desde el bienestar de nuestros migrantes que tienen sus documentos en regla, son residentes e incluso ya tienen la nacionalidad, los ecuatorianos que están en Estados Unidos pero no están con sus documentos en regla, la situación de casos específicos que usted menciona, como resultado de las medidas de la administración Trump muy dura contra migrantes que no tienen la documentación en regla.

Afortunadamente, en el caso de los niños ya ha habido un decreto del mismo presidente Trump y nosotros lo felicitamos por eso, emitimos un comunicado en ese sentido. El hecho de rever un decreto que causaba mucho dolor a niños inocentes es un asunto positivo.

También está la atención que brindamos hacia nuestros ecuatorianos migrantes a través de una decena de consulados repartidos en Estados Unidos.

Hay otras cuestiones como la trata de personas, la explotación que ecuatorianos muy pobres que quieren ir hacia Estados Unidos sufren de verdaderas mafias que hacen mucho dinero y ponen en riesgo la vida de estas personas.

Es un trabajo grande el que tenemos que llevar adelante con Estados Unidos.

Por eso, uno de los hechos concretos y positivos de la visita del vicepresidente Pence es que los países vamos a convocar, y ya están en marcha los trabajos preliminares, a una mesa bilateral sobre temas de movilidad humana.

Ya hizo una visita al país una subsecretaria de Estados Unidos que trabaja en temas migratorios. Nuestra idea es, en esta mesa, tener reuniones periódicas entre ambos países, que permitan a las autoridades de los dos países, al más alto nivel, manejar temas de movilidad humana. Para el Ecuador esa agenda es sumamente importante.

¿Hay fecha de inicio para una primera reunión de esta mesa?

No hay una fecha fijada pero la idea es que esta mesa se reúna en los próximos dos meses.

Como le cuento ya hubo una delegación de una subsecretaria para temas migratorios de Estados Unidos, mantuvimos las conversaciones iniciales.

En la conversación que tuvo el presidente Moreno con el vicepresidente Pence, ambos países acordamos seguir adelante con la convocatoria de esta mesa. Estados Unidos es un país, como le decía hace un momento, donde probablemente viven más de dos millones de ecuatorianos.

Una responsable acción del Ecuador es justamente aproximarse a este país para encontrar soluciones a problemas que tienen nuestros migrantes y que vamos a plantear de manera muy firme buscando resultados mutuamente acordados, resultados que ambos países puedan impulsar.

Justo al inicio de la siguiente pregunta, entra una funcionaria que trabaja con el canciller para averiguar, sin decirlo, si el fotógrafo puede entrar. El canciller me deja responder y cuando le explico que es mejor que se hagan las fotos en medio de la conversación, él sonríe y se acomoda en su sillón. Arregla su corbata, y yergue su espalda.

¿Las reuniones serían periódicas?

Usualmente se reúnen dos veces al año y eso vale para esta mesa de movilidad humana pero también para la mesa central de debate de las relaciones entre Estados Unidos y Ecuador que se denomina Diálogo Amplio Bilateral.

Es una mesa que se reúne entre Washington y Quito y que abordará de manera sistemática los temas de la relación bilateral: económicos, comerciales, de inversión, los impases que existen entre nuestros dos países en temas fundamentalmente económicos, en temas de migración, temas de cooperación para la seguridad, temas referentes al intercambio cultural, tenemos muchos becarios en Estados Unidos. En fin, todo ese ámbito será tratado en esta mesa de amplio diàlogo.

Pero este mecanismo sí existía, ¿no?

Existía pero no se había convocado. Ahora justamente la estamos reactivando.

¿Al cuánto tiempo se reactiva?

Creo que diez años.

¿Ninguna había funcionado en los últimos años?

No, por eso le comento que creo que este es un relanzamiento efectivo de la relación entre Estados Unidos y Ecuador.

Hay una tercera mesa que es clave: el Consejo para Comercio e Inversión, que igualmente no se había reunido. Aunque el Diálogo Amplio Bilateral se convocará antes de fin de año, el Consejo de Comercio esperamos que se pueda convocar máximo el primer trimestre del próximo, aún se debe concertar algunos entendimientos con miras a la convocatoria. Creemos que va a ser clave porque es el ámbito específico en el que vamos a tratar temas comerciales, de inversiones, de turismo. Es una agenda extremadamente compleja que para el Ecuador representa una parte muy importante en la relación con Estados Unidos.

Sobre los acuerdos comerciales, ¿cuál es la política del Ecuador no solamente con Estados Unidos sino quizás también con la Unión Europea?

En ese sentido la relación con Estados Unidos ha estado marcada por el requerimiento permanente del Ecuador a fin de que preferencias arancelarias sean incorporadas en el Sistema General de Preferencias de Estados Unidos. Son trámites y requerimientos que cada dos años deben renovarse. No solamente es demandante para el país, sino un tanto frustrante, porque tenemos que seguir repitiendo los argumentos todo el tiempo, sino sobre todo porque no da una seguridad, una previsidad al sector exportador ecuatoriano y también al sector americano que conduce negocios con el Ecuador.

Lo que nosotros queremos es buscar con Estados Unidos un entendimiento que sea eso, previsible, seguro, constante, que facilite el intercambio comercial entre Ecuador y Estados Unidos, incrementar nuestra balanza comercial.

¿Un acuerdo para saber a qué atenerse?

Sí, para saber a qué atenerse. Cuando dos contrapartes económicas tienen reglas claras, fluidas que les permiten prever a futuro, casi naturalmente el intercambio comercial empieza a crecer e incrementarse.

Es la experiencia de Ecuador con países vecinos, con Colombia, Perú -cuando adoptamos entendimientos comerciales con ellos, el comercio empezó a subir de manera constante y positiva para nuestro país. Los primero resultados de los acuerdos con la Unión Europea van en ese sentido. Pensamos que esos entendimientos con los Estados Unidos serán también positivos. Sabemos que el asunto no es de soplar y hacer botellas, conocemos la orientación en temas comerciales del gobierno del presidente Trump, sabemos sus reservas sobre los entendimientos comerciales con otros bloques de naciones. Pero aún tomando en consideración esas circunstancias, buscamos hacer planteamientos con Estados Unidos para buscar este sendero para forjar este marco de entendimientos globales que faciliten la conexión económica entre nuestros dos países.

Sobre las relaciones con la región, en las últimas semanas hemos visto las terminales, incluso en Quito, llenas de personas que vienen desde Venezuela y que están en condiciones poco humanas. ¿Cuál es la acción del gobierno ecuatoriano con respecto a esta situación que cada vez es más grave?

Una acción de mucha preocupación, mucha preocupación obviamente. En esto creo que estamos en la misma línea de otros países de la región: Colombia, Brasil, Chile.Hay venezolanos en toda Sudamérica, también el Caribe.

Nuestra preocupación va a atender un asunto que es eminentemente humanitario; ¿cómo facilitamos la vida de esas personas que se encuentran en estrés, en vulnerabilidad?

Ecuador ha regularizado a muchos venezolanos, tienen visado, en este momento están viviendo con documentos en regla en el Ecuador, otros no lo están pero están siendo atendidos por el país.

Estamos tratando de atender incidentes que se han dado, incidentes extremadamente censurables de xenofobia, que el gobierno nacional rechaza. Tenemos que buscar una solución.

Hemos hablado con otras carteras de Estado que también tienen que ver con el asunto, hemos hablado con la Defensora del Pueblo, que estuvo aquí ayer, creo que su labor es encomiable porque está atendiendo la vigencia de derechos de personas que no son ecuatorianos pero que están en territorio nacional, por lo tanto deben ser protegidos.

También debemos dar una respuesta regional que involucre un diálogo con los países vecinos con quienes debemos dar respuesta a este fenómeno de migración masiva de venezolanos. Hemos conversado con la Organización Internacional de las Migraciones, con el Acnur, para buscar una coordinación entre los países que estamos viviendo este tema.

Con el propio gobierno venezolano, ¿hay algún diálogo sobre la situación de sus ciudadanos en Ecuador?

Hemos mantenido contacto con la embajada de Venezuela en Quito. Hemos hablado con ellos sobre asuntos de la documentación de ciudadanos venezolanos, muchos de ellos salen del país sin documentación, no los traen o ya han caducado esos documentos. O cuando tienen que realizar trámites específicos se les pide el récord policial y conseguirlo no es tan sencillo.

Es una serie de temas para los que hemos estado en contacto con la Embajada venezolana aquí en Ecuador.

Según publicó el New York Times, Ecuador planteó una resolución pero reculó ante la amenaza de Estados Unidos de retirar financiamiento o cooperación militar. ¿Cuál es la respuesta de Ecuador?

Hay una interpretación de un diario de gestiones diplomáticas que hizo hecho Estados Unidos con muchos países, pero en absoluto hubo un condicionamiento de que no les damos asistencia en la frontera si usted no vota por esta resolución.

Le digo con toda claridad y sinceridad, jamás aceptaríamos ese tipo de condicionamiento.

En las relaciones internacionales, los Estados hacen planteamientos a otros Estados y está en los otros Estados aceptarlo o no.

Por ejemplo Estados Unidos, y no estoy diciendo ningún secreto, ha sido un evidente propulsor de adoptar una política internacional más dura en contra de Venezuela. Ecuador ha mantenido una política que se ha manifestado por ejemplo, en la última votación en la OEA, de mantener su voto de abstención porque creemos que es lo que corresponde de acuerdo a los principios que tiene el Estado ecuatoriano con respecto a la situación crítica de Venezuela.

Lo que ocurrió en la reunión de la Organización Mundial de la Salud, yo no estaba todavía como Canciller pero quiero decir con toda claridad que sí hubo lobby norteamericano, que no es solamente con Ecuador sino con otros países, pero fue un lobby que fracasó porque la propia Organización Mundial de la Salud adoptó la resolución sobre lactancia materna que fue aprobada por consenso.

A propósito de esto quiero manifestarle que Ecuador en sus planteamientos de política exterior, no puede ni debe jamás aceptar presiones de ningún tipo.

La cooperación se debe producir siempre sobre la base de sus propios méritos pero no sobre la base de estas negociaciones. Sacamos un comunicado con la Ministra de Salud sobre que las políticas ecuatorianas sobre lactancia materna, los planes de promoción de la lactancia materna, se mantienen.

Entonces, ¿no es cierto que Ecuador reculó en el planteamiento de esta resolución?

No. La prueba es que la resolución fue adoptada. No hubo en Ecuador ninguna resolución de sus políticas ni ningún planteamiento para disminuir el peso de la resolución que fue adoptada por la OMS.

A ntes de terminar la entrevista, retomamos el tema de Venezuela y el canciller hace énfasis en un planteamiento que había hecho el presidente Moreno ante la Organización de Estados Americanos, OEA, en junio pasado y que difundió a través de su cuenta de Twitter . Allí planteaba una «salida democrática» a la crisis venezolana y proponía una consulta popular en la que «se decida si se deben refrendar los resultados del proceso electoral del 20 de mayo», pues varios organismos internacionales las cuestionaron por «falta de transparencia».

Una precisión sobre el tema de Venezuela. ¿Ecuador no va a condenar ni a censurar lo que está ocurriendo a nivel interno de ese país por no inmiscuirse en política interna o cuál es la postura ecuatoriana?

Ecuador ha observado con preocupación la situación de los derechos humanos en Venezuela, ha habido declaraciones del propio Presidente de la República en ese sentido, ha habido una serie de preocupaciones que las transmitimos públicamente, no es ningún secreto, en virtud de que Ecuador es un firme convencido de que las observaciones en materia de derechos humanos a otros países, no solo a Venezuela sino a cualquier país, no constituye un acto de injerencia en los asuntos internos de los estados. En esto, Ecuador es heredero y reconoce la vigencia de la llamada doctrina Roldós que fue adoptada en 1980 en el marco de la región andina.

Dicho esto, la resolución de los asuntos internos de los venezolanos, de la crisis que vive el país, de las difíciles circunstancias que rodean la relación entre gobierno y oposición, eso sí creemos que tiene que resolverse exclusivamente entre los venezolanos.

No cabe otra opción, fíjese, otros países dictando a Venezuela un menú de lo que tiene que hacer, no es así. Venezuela, los venezolanos tienen que encontrar ese entendimiento como ha ocurrido con otros países de nuestra América en el pasado cuando han tenido que vivir crisis y situaciones extrema, incluso de violencia armada que finalmente, sectores totalmente opuestos de gobierno e incluso grupos subversivos llegaron a entendimientos en un afán de restablecer la paz y construir un país democrático en esas naciones.

¿Lo mismo con Nicaragua?

Exactamente. Nosotros hemos manifestado nuestra condena a losa actos de violencia en que violan los derechos humanos, hemos respaldado la acción de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, hemos llamado a que cese esa violencia, siguiendo exactamente los mismos lineamientos de la Comisión Interamericana.

¿Esto constituye una injerencia en Nicaragua? Bajo ningún punto de vista.

Una vez más, el hablar de derechos humanos no significa intervenir en temas internos de ningún Estado porque son valores que trascienden lo político. En particular lo que decía de Venezuela, la propuesta de la consulta popular que hizo el Presidente, ¿es esa una intervención en los asuntos internos de Venezuela? No, porque nace de la buena fe del Estado ecuatoriano, es un planteamiento, no es un dictado, no es una exigencia ni mucho menos, es una idea que se pone sobre la mesa tomando en cuenta la propia experiencia ecuatoriana de una consulta popular que sirvió para reestablecer una serie de distorsiones a la institucionalidad democrática, por ejemplo la reelección indefinida que había en nuestro país.

Es un aporte que los venezolanos tendrán, entre ellos que decidir, si es un aporte que vale o no vale recoger o en qué condiciones o en qué momento. Eso ya es un asunto del que Ecuador no tiene control, ni debe tener control. Lo nuestro es una sugerencia de un país hermano a otro. Ese es nuestro enfoque. Si es que hay las condiciones legales, eso les compete a los venezolanos. Cuando hay inexistencia de determinadas disposiciones legales, los actores se ponen de acuerdo y los obstáculos se pueden superar.

Fuente: http://gk.city/2018/07/15/canciller-jose-valencia-entrevista-colombia-assange/