Rafael Rodríguez Cruz, Abogado de Derechos Civiles en Hartford, miembro de la Junta Directiva de la Rosenberg Fund For Children visitó a René González Sehwerert, uno de los Cinco Patriotas Cubanos condenado a 15 años de cárcel en la prisión federal de Edgefield en Carolina del Sur.¿Cómo se acerca este abogado de derechos civiles de […]
Rafael Rodríguez Cruz, Abogado de Derechos Civiles en Hartford, miembro de la Junta Directiva de la Rosenberg Fund For Children visitó a René González Sehwerert, uno de los Cinco Patriotas Cubanos condenado a 15 años de cárcel en la prisión federal de Edgefield en Carolina del Sur.
¿Cómo se acerca este abogado de derechos civiles de Hartford al caso de los Cinco Cubanos presos en cárceles de Estados Unidos?
Me acerco como abogado y como humanista. No me gustan los abusos, y aquí hay uno grande. Por otro lado, el caso de los Cinco, como se conoce, tiene una importancia vital para los derechos civiles de toda la población norteamericana, apoyen o no la revolución cubana. Durante todo el proceso, incluyendo el arresto, se emplearon métodos que claramente violentan el debido proceso de ley tal y como se conoce bajo la jurisprudencia de Estados Unidos. De entrada, las acusaciones no guardaban conexión con los hechos. Los Cinco no negaban haber llegado al país con el propósito de infiltrar grupos terroristas cubano-americanos. Tampoco negaban que actuaban como agentes no registrados del gobierno de cuba. Lo primero no es delito alguno. Lo segundo es una violación menor que tiene muy poca importancia. Sin embargo, la fiscalía se inventó toda un gama de acusaciones de conspirar para cometer espionaje y conspirar para cometer asesinato que debieron haber sido desestimadas por la corte enseguida. El que no se hiciera, el que se procediera a un juicio, indica ya que se trataba de un asunto político, de un amapucho entre la mafia de Miami y la oficina local del FBI.
Luego, naturalmente está la negativa de la corte de mover el juicio a otro foro que no fuera Miami. Esto era un reclamo básico que la ley ha reconocido en múltiples casos donde la posibilidad de un juicio justo es remota. Generalmente se niega solo en situaciones donde logísticamente es imposible mover el caso debido a razones administrativas. Si un acto alegadamente ocurre en Nueva York, por ejemplo, no es razonable que el juicio sea en California, pues los testigos entre otros tendrían que viajar miles de millas. El reclamo de los Cinco de un juicio justo fuera de Miami, no presentaba esos problemas, ya que la corte pudo mover el caso a Fort Lauderle, a solo treinta millas de Miami. La decisión de la corte de hacer el juicio en Miami determinó el curso del caso.
Sobre el juicio se ha escrito bastante. Lo esencial es que la defensa ganó el caso en los hechos, en los argumentos y en la ley. La fiscalía no pudo probar que los alegados crímenes habían ocurrido. Como una cuestión estrictamente de derecho, el caso no debió nunca haber ido al jurado, pues los jueces tienen el deber de desestimar cualquier acusación en que no hay prueba suficiente del alegado delito. Más aún, aquí los Cinco presentaron evidencia de que eran inocentes más allá de cualquier duda razonable. El jurado, no obstante, y como se temía por ser Miami, los encontró culpables.
La verdadera razón de todo esto, incluyendo las sentencias exageradas, es de naturaleza política, y tiene que ver por supuesto con la comunidad cubana de Miami. El mismo René me llamó la atención sobre una situación sin precedentes que ocurrió al inicio del juicio. En todo juicio criminal lo central es la intención o mens rea del acusado, para usar un término del derecho común. Sin intención criminal, salvo contadísimas excepciones, no hay crimen, sean cuales sean los hechos. Aquí la fiscalía, temerosa de la inocencia obvia de los acusados, buscó precisamente evitar que se ventilara el propósito o intención confesa de los Cinco porque en palabras de los acusadores «combatir el terrorismo es la verdadera motivación de los acusados y esta motivación no debe mencionarse en el juicio.» Fíjate que la propia fiscalía admite que no había intención criminal de parte de los Cinco.
¿Que valoración ha hecho la RFC sobre el caso ? ¿Hay similitudes con el caso del matrimonio Rosenberg 50 años después ?
Como sabes yo viajé a Cuba en Noviembre del 2003 llevando un mensaje de solidaridad de la Fundación Rosenberg con el reclamo de un juicio justo para los Cinco y de que se permitan las visitas de los familiares, en particular de Olga Salanueva y Adriana Pérez. Las semejanzas entre el caso de los Cinco y el de Julius y Ethel Rosenberg son marcadísimas. En ambos casos se utiliza la acusación de conspirar para cometer espionaje como vehículo para juicios amapuchados y sentencias desproporcionadas a los cargos. Fíjate que ni a Los Rosenberg ni a los Cinco los acusan de cometer espionaje, sino de conspirar, pues no hay realmente evidencia suficiente para el cargo. Son casos políticamente motivados , que ocurren en momentos en que se manipula la opinión pública norteamericana en contra de países y movimientos progresistas. Con los Rosenberg era la Unión Soviética, y con los Cinco es Cuba.
¿Cómo abogado y como persona vinculada a organizaciones de derechos civiles y derechos humanos, que lo ha ha motivado a visitar a René González Sehwerert?
Mi propósito inmediato, como miembro del RFC y como abogado, es contribuir a que se dé pronto la visita de Olga e Ivette. Eso es algo básico, un reclamo que tiene sus raíces en el derecho humano internacional. El RFC es una organización humanitaria que ayuda niños de personas perseguidas por sus convicciones e ideas progresistas. Nunca nos habíamos encontrado con una situación tan extrema, en que un ciudadano norteamericano por nacimiento se le prive de ver a su esposa y niña por varios años.
¿Cómo fue el encuentro con él?
Sobre esto podríamos hablar tres o cuatro horas. Yo sabía de él por mis viajes a Cuba, mi amistad con su familia, nuestro intercambio de correos y la lectura de los alegatos. Al vernos nos abrazamos como si fuéramos dos viejos amigos que se reencuentran. Enseguida comenzamos a hablar de Cuba y Puerto Rico como si fueran un mismo lugar,y de todas las injusticas que pasan en este mundo. Me llamó mucho la atención lo bien informado que está sobre la historia de Puerto Rico y sobre lo que pasa en mi isla. Igualmente se mantiene bien informado de lo que pasa en Cuba y en Estados Unidos. Estuvimos conversando por tres horas.
Lo que más me impacto, sin embargo, es lo tranquilo y fuerte que se ve, la naturaleza real y no fingida de sus convicciones. Su modo de hablar es tan respetuoso y noble, como agudo y certero es su análisis del caso de los Cinco. A veces lo interrumpía simplemente para tomar notas de lo que me decía, de su explicación del porqué del muro de silencio sobre el caso, de la coyuntura actual del movimiento de solidaridad, de las avenidas de lucha. Hasta de Mella, Betances, Maceo, Ruis Belvis, Fidel, Albizu, Corretjer y Agramonte hablamos.
La mayor parte de nuestra conversación por supuesto fue legal, sobre el tema de las visitas de Olga e Ivette, y sobre el caso de Adriana. En realidad, parecía una conversación entre dos abogados, pues hasta su lista de casos y precedentes él había compilado de antemano. Todo esto lo discutimos tomando en cuenta también los esfuerzos de carácter estrictamente humanitario. Tiene una mente verdaderamente dotada, y una visión muy internacionalista de los eventos políticos y personales. En una misma oración pasa de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, al tema de la cultura del norteamericano común, y de las personas que han estado presas con él, siempre con un tono humanitario, informado y humilde.
Creo que nos ayudó mucho el hecho de que ambos somos ciudadanos caribeños y, a la vez, norteamericanos por nacimiento, pues yo nací en Nueva Jersey. René se mueve de una cultura a otra con una facilidad extraordinaria, especialmente en lo que toca a entender al norteaericano común también victimizado por el sistema. No salió una palabra o gesto de rencor de su parte para los muchos oprimidos que abundan en Estados Unidos. Solo mencionó, y yo concuerdo con él, que este país tiene un sistema que favorece a los opresores, les confiere poder sobre las vidas y suerte de otros seres humanos.
Sabemos que el gobierno de Estados Unidos impide desde hace tres años la visita de su esposa y la pequeña Ivette, su niña de 6 años, como sobrelleva René está situación ?
Bueno…la institución carcelaria de Edgefield está en Carolina del Sur, un estado muy conservador y de tradición marcadamente racista. Debo decirte que yo viví de niño en Carolina del Sur, precisamente durante los años de la segregación racial. Era el 1958 y yo tenía cinco años. Mi padre era un sargento en una base en que entrenaban puertorriqueños obligados al servicio militar. Aún así, yo no podía ir libremente con mi familia a los parques de recreo porque estaban vedados para los puertorriqueños y los negros. La gente blanca les echaba arena en las cestas de comida. Las tiendas tenían rótulos que prohibían la entrada de negros, puertorriqueños y perros. Mi mamá siempre me advertía sobre lo que decía y hacía. ¡Imagínate!, ahora regreso, casi medio siglo después, a visitar un héroe cubano encarcelado injustamente en una tierra de la cual tengo no pocos malos recuerdos. Nunca pensé que la vida me diera tal privilegio y, por supuesto, lo asumí como si cada paso lo diera a nombre de mi gente, incluyendo mis amigos de Cuba.
Mucho y poco ha cambiado en Carolina del Sur desde mi niñez. Es un estado muy bello, de paisajes magníficos, ríos y bosques, pero de costumbres que perduran. La televisión local habla de la guerra fría como si no hubiera acabado, en la mañana por ejemplo habían al menos dos programas de TV atacando los logros de la revolución cubana. Al sur de donde esta René, como a veinticinco millas, se encuentra el Centro Regional de Comunicaciones Antiterroristas, desde donde se coordinan alegadamente las operaciones de inteligencia militar para el Caribe. En medio de un bosque no muy lejano está Rene, preso en una aparatosa estructura de cemento gris, rodeada naturalmente de alambres de púas, torres de observación y fachadas que amendrentan solo por el diseño.
Con René ocurre peor que con la segregación. A René le han dado dos sentencias injustas. La primera es la condena expresamente atroz de quince años por un crimen que no cometió. La segunda es la sentencia no declarada de privarlo de ver a su esposa y niña. Ni siquiera a los criminales más violentos se les priva de ver a sus familiares a menos que haya una orden judicial. Aquí, en el caso de René, se hace ocultamente porque ni la opinión pública ni un juez que respete la ley consentiría a ello. Es un abuso, una forma de tortura comparable solamente a lo que ocurre con los prisioneros en Iraq.
No te niego que por mi mente pasaban un torrente de ideas y emociones esperando la llegada de René al cuarto u oficina sin ventanas que nos asignaron para la visita. Con el primer estrechón de manos, sin embargo, sentí simplemente que estaba ante una voluntad inquebratable, que poco importaban los barrotes y las paredes de cemento ante lo que René y Cuba representan para la humanidad. De todos modos, él se encargó de disipar cualquier duda posible, pues enseguida me dijo que estaba bien, y que estaba allí para garantizar que la gente en Cuba estuviera libre de accciones terroristas.
No toqué más el asunto de las condiciones carcelarias, pues no hizo falta. Hablamos de su familia, de Olgui, de Ivette, de la perrita Chencha, como si él los viera todos los días, como si nunca se hubiera ido de Cuba. No hubo una lágrima, pues su amor por su familia nunca ha estado preso, no cabe en realidad en los confines de un calabozo.
Entonces, te digo, yo me olvidé de donde estábamos. Me fui con René y su familia a caminar por toda La Habana y por Cuba, desde Pinar del Rio hasta Bayamo….
El gobierno de Estados Unidos ha impuesto un muro de silencio sobre este caso. A tal punto que diversas personalidades, asociaciones y amigos solidarios dentro y fuera de Estados Unidos tuvieron que pagar 50 mil dólares para publicar un anuncio que dijera la verdad. ¿Ha sido suficiente el anuncio publicado en el N.Y.Times el 4 de marzo pasado para dar a conocer la verdad al pueblo norteamericano?
En mi opinión lo del anuncio del NY Times, fue un verdadero palo. Para que veas lo que fue nuestro encuentro…Yo le expresé a René mi asombro de que el anuncio no provocara una respuesta de la mafia cubana. Él sencillamente contestó que eso es parte precisamente del muro de silencio, que lo que persiguen en Miami es que no se hable del asunto, punto. De ahí que no contestaran.
Yo pienso, por otro lado, que hay todavía mucha ignorancia sobre el caso y que hay que repetir acciones como la de la página en el NY Times, aunque de forma variada y ajustada a las condiciones de cada ciudad o pueblo.
En Hartford, Connecticut, por ejemplo, la prensa comercial no habla del tema, pero un periodista amigo de causas progresistas me ha llevado varias veces a su programa de televisión. El jueves 13 de marzo presentamos el video Septiembre y Más, producido en Cuba, y yo hablé por media hora de los Cinco y de la negativa a conceder visitas a Olguita y Adriana. Pronto estaré de nuevo para presentar el DVD Cinco razones.
El pueblo de EEUU y los medios de prensa han reaccionado frente a las imágenes que muestran lo abusos cometidos contra los prisioneros de Irak y Guantánamo. ¿Conoce el pueblo de EEUU los abusos y arbitrariedades que se cometen con los prisioneros dentro de las prisiones norteamericanas?
No, eso se conoce muy poco. Todo eso se controla de forma rigurosa…Es información protegida.
¿Existen imágenes que muestren las condiciones carcelarias cuando los prisioneros, como en el caso de los cinco, son confinados a celdas de máximo aislamiento ? ¿Las ha mostrado alguna vez la prensa?
De nuevo, la respuesta es no. Por otra parte, como bien me señaló René en la entrevista, la prensa es parte de todo este sistema represivo. Por ejemplo, el NY Times comenzó a cubrir el juicio porque alegaban el arresto de supuestos espías cubanos. Pero en cuanto la defensa empezó a hablar del propósito antiterrorista de los Cinco, el NY Times retiró la corresponsal. Los demás medios noticiosos también se fueron. Actuaron pues en conjunto, como una manada.
¿Qué acciones cree deberían realizarse para que René, su esposa y la pequeña Ivette puedan volver a verse ?
Me gusta esta pregunta. René y yo hablamos extensamente sobre ello, aunque aquí te contesto solo a nombre mío. Lo primero es continuar con la divulgación del caso, dando a conocer particularmente lo de las visitas. Estados Unidos es un país de una tradición larga en lo que toca a los derechos de familia. La integridad familiar, expresada ante todo en el contacto entre padres y niños, es un derecho constitucional primario. No se restringe salvo en condiciones terribles donde contradigan el mejor interés de los niños. Yo creo que el caso de Ivette y Olguita, así como el de Adriana, ofenden ambos el sentido común y la tradición de la mayor parte de los norteamericanos. Algo parecido ocurrió con Elían González y su papá. El trabajo, pues de naturaleza propagandística y humanitaria es vital.
Dado que Estados Unidos es un país tan grande, me gustaría que llegara más información a los grupos humanitarios y religiosos organizados a nivel local. Esto nos funcionó muy bien con el movimiento de solidaridad con Vieques en Estados Unidos, pues mucha gente enfoca sus actividades a nivel del lugar en que viven, y no tanto a escala nacional. Quizás no leen el NY Times o visitan regularmente la internet, pero pueden firmar una petición escrita y hacer reclamos a su representantes locales.
Curiosamente, René y yo hablamos de los escritos de Jose Martí acerca del pueblo norteamericano, de cómo la prensa lo manipula, lo desinforma. Los eventos en Iraq de los que me preguntabas hace un minuto, demuestran que Martí tenía razón, que la bondad puede florecer en todas partes. Mucha de la información acerca de las torturas en Iraq ha aflorado no porque haya una prensa supuestamente imparcial en Estados Unidos, sino porque incluso soldados, gente común como el caso del latino de apellido Mejias, se negaron a participar en las torturas, se arriesgaron para denunciarlas. La brutalidad expuesta en la prensa no ha sido celebrada por el público norteamericano, que ha visto desenmascaradas todas las mentiras nefastas sobre la invasión de Iraq. Yo creo que eso abre una nueva ventana para que se pueda hablar del trato de los prisioneros en Estados Unidos, no solo en Guantánamo y en Iraq, o sea, para que la gente se incline a escuchar sobre las visitas de Olga, Adriana e Ivette, sobre el sometimiento de los Cinco a condiciones carcelarias injustas, para que abran la mente a información sobre lo que pasa en su propio país. Coyunturalmente, debemos aprovechar el momento.
¿Qué pensó usted al salir y atravesar la reja que separa el mundo de René ?
Eso te lo contestó sin tener que pensarlo. Me sentí muy tranquilo, y por alguna razón pensé en el Che…..
La RFC es una asociación sin fines de lucro que ayuda a los hijos de personas perseguidas por sus ideas progresistas. Hasta ahora ha invertido en ello más de un millón de dólares, siendo muchos de sus beneficiarios hijos de activistas progresistas de Puerto Rico. Fue creada por Robert (Rosenberg) Meeropol, hijo menor de Ethel y Julius Rosenberg, ejecutados en junio 19 del 1953.Sus hijos eran Michael y Robert, de 6 y 10 años respectivamente. Desde noviembre del 1950 hasta la primavera de 1951, luego del arresto pero antes de la ejecución de sus padres, los niños fueron enviados a un refugio. En 1954, poco después de que fueron a vivir con los Meeropols, Manny Block, el abogado de los Rosenberg murió. Los niños fueron removidos y enviados a un orfanatorio. Eventualmente, fueron adoptados por Abel y Anne Meeropol. Con la creación de la RFC hace más de una década, Robert Meeropol quiere devolver a la comunidad y el mundo cuanto hicieron en silencio por él y su hermano.