Los compañeros Eduardo Núñez y Albert Escusa basándose en mi artículo «El Marxismo Occidental» han abordado con gran interés el estudio de la vida y obra de Gramsci y sus repercusiones, con el fin de demostrar el carácter marxista-leninista de su pensamiento bajo la tutela de una crítica, entiendo que desaforada y a veces distorsionada […]
Los compañeros Eduardo Núñez y Albert Escusa basándose en mi artículo «El Marxismo Occidental» han abordado con gran interés el estudio de la vida y obra de Gramsci y sus repercusiones, con el fin de demostrar el carácter marxista-leninista de su pensamiento bajo la tutela de una crítica, entiendo que desaforada y a veces distorsionada de dicho artículo, extrayendo conclusiones extremistas sobre mi posicionamiento al respecto, que no se corresponden con la realidad, dado que la mar de veces se especula con que si Góngora quiere decir tal cosa, entonces lleva razón y si no, no la lleva y nos conduce a.. y también se afirman sobre la base de «exprimir» concisos párrafos (Bujarin, Frentes Populares) que Góngora ha dicho lo que realmente ni es su intención y ni siquiera dice.
He de reconocer que discernir sobre el Marxismo Occidental en 4 páginas como yo hice, es una osadía que se paga caro, pues se producen lagunas e imprecisiones que pueden ser malinterpretadas o no entendidas en su conjunto.
Naturalmente, cualquiera podría arrimar el ascua a su sardina, yo consideraría que lo que los compañeros afirman por boca de otros autores y no de una lectura directa, que es falso que la Academia de Ciencias de la URSS «proclamaba una separación radical de ambos .»(propugnaba eso es cierto, una independencia relativa entre el Materialismo dialéctico y el materialismo histórico) En Fundamentos de filosofía marxista-leninista (Materialismo dialéctico 1975, la Academia de Ciencias de la URSS) nos aclara:
«La obra de elaborar una teoría científica de la sociedad la efectuaron, por vez primera, Carlos Marx y Federico Engels. Ambos crearon el materialismo histórico, haciendo extensivos a la concepción de la sociedad el materialismo filosófico y la dialéctica, reelaborada con un criterio materialista, y aplicándolos a la actividad práctica revolucionaria de la clase obrera. Lenin dijo al mostrar el irrompible nexo interno existente entre el materialismo histórico y el materialismo filosófico general «»Marx profundizó y desarrollo el materialismo filosófico, lo llevó a su término e hizo extensivo su conocimiento de la naturaleza al conocimiento de la sociedad humana»».
Lo que para mi no significa que no exista una independencia relativa como consta en el Manual, pero a la vez considero que ambas disciplinas forman partes del marxismo leninismo, como asegura la Academia de Ciencias con nexos de unión indisolubles.
También sugeriría a los compañeros Eduardo y Albert que repasasen sosegadamente algunas formulaciones que realizan que son contradictorias, pues cuando imputan a la Academia de Ciencias de la URSS la escisión entre materialismo dialéctico y materialismo histórico podrían estar leyendo a determinados representantes del Marxismo Occidental; en tanto, al referirse al interés de los filósofos soviéticos (al parecer en contraposición a Stalin) por estudiar juntos con los antisoviéticos de occidente «la ética, el humanismo, la alienación», podrían estar recordando a representantes de la escuela gramsciana como Bacca, Sacristán etc., que solían utilizar obras de la juventud de Marx «Escritos Económicos»
Antes de nada, quiero hacer de nuevo una aclaración, dado que no son solo estos compañeros los que me atribuyen de una u otra manera, la autoría de los términos «marxismo occidental» y «marxismo soviético».
En el año 1.955 aparece la obra de Merleau-Ponty «Las aventuras de la dialéctica», en la que dicho autor considera que el marxismo occidental es una corriente que hace una lectura particular de Marx desarrollada por Luckács y Korsch principalmente, allá por los años veinte. Y aunque estos dos autores no han creado escuelas directas; sin embargo, los rasgos que les caracterizaron conforman un núcleo que podríamos resumir en 7 puntos de «intentos», de los cuales una serie de teóricos anteriores, contemporáneos y posteriores toman o coinciden en algunos de ellos y de esta forma, nace lo que se ha dado en llamar mas tarde y con mayor amplitud el «Marxismo Occidental», que en modo alguno significa que todos sus «integrantes» sean idénticos en su totalidad. Los puntos a los que hago referencia son los siguientes:
. la pretendida recuperación de la dimensión filosófica del marxismo y el rechazo de la mitificación positivista y socialdemocrática de la ciencia; . el supuesto esfuerzo de pensar Marx a través de Marx y la concepción del marxismo como plexo teórico y epistemológico con una base filosófica autónoma . el abandono de los esquemas materialistas, mecanicistas, evolucionistas y economicistas del marxismo en el tardío ochocientos. . el uso de la dialéctica de matriz hegeliana, en particular de la categoría de totalidad, como «cámara de reanimación de un marxismo «asfixiado» y carente de nervios revolucionarios . la interpretación de materialismo histórico en términos de un historicista humanístico que, dejando a un lado los aspectos teológico-providencialistas del idealismo y los naturístico-deterministas del positivismo, considera la experiencia en la medida de un proceso cuyo verdadero autor o sujeto agente es el hombre social y su praxis transformadora . el «rechazo» hacia toda forma de marxismo «descarnado», o sea propenso a reducir la historia al solo esqueleto económico, y la insistencia en la «realidad» y en la «importancia» de las ideas y de las formas superestructurales en general . la forma abierta y heterodoxa de relacionarse con Marx y con el marxismo»
En mi opinión Gramsci cuadra perfectamente en los puntos antepenúltimo y penúltimo. Me refiero a sus intentos. Sergio Moravia, explica la globalización del Marxismo Occidental constituido por teóricos dispares «Es verdad»…»que entre estos marxismos existen muchas y considerables diferencias -sobre todo muy fuertes entre austromarxismo por un lado y marxismo húngaro e italiano por otro-. Pero también es justo tener en cuenta algunos caracteres y tendencias en cierta medida comunes (filosofía, del romanticismo al pensamiento contemporáneo, Florencia 1990 vol. III p. 689)
En esta mi respuesta voy hacer caso omiso a las críticas que se vierten contra mí y a cuanto se me atribuye. Lo verdaderamente importante en la discusión planteada es esclarecer por mi parte cuanto expongo en mi «polémico» artículo, que por lo leído a los compañeros Eduardo y Albert consigue resultados que contradicen lo que fue mi voluntad expresar. Lo demás, las deducciones exageradas que succionan los compañeros de lo inexistente para ampliar y darles consistencia a sus refutaciones, son datos que importan mas bien poco y forman parte del deseo de dotarse de mas alta cota argumental.
La figura de Gramsci, su cavilar, su incidencia en el pensamiento marxista-leninista ha sido puesta en vigor unas veces y cuestionadas otras tantas y dependerá de las circunstancias políticas y del grado en que se encuentre la lucha de clases en el terreno internacional que concurran en cada momento. Así Gramsci aparecerá como ya han dicho otros autores como el «teórico de las superestructuras», como el instigador de la revolución procesal (por etapas), como el precursor del «compromiso histórico» que derivó en la alianza del Partido Comunista Italiano con la Democracia Cristiana para acceder al socialismo por vía democrática. También se nos presenta enfrentado a Lenin e incluso a los mismísimos Marx y Engels, pero casi siempre opuesto a Stalin:
«Gramsci constataba la asimilación de aspectos del marxismo por parte de la teoría social burguesa (para hacer del marxismo una teoría social más entre tantas, quitándole su contenido revolucionario), así como su vulgarización entre algunas corrientes del marxismo. Claramente era así en el caso de Bujarin con su «»Ensayo popular de sociología»». O sea, del stalinismo, aunque así no lo planteara Gramsci» -Nicolás Miranda-»
Para otra porción poco desdeñable de ensayistas, en Gramsci se halla la explicación científica del derrumbe soviético que acaece a partir del «entronamiento» de Stalin. En ocasiones, se nos ofrece contemplando algunos rasgos trotskistas:
«una alianza bajo su hegemonía político/cultural, con los sectores intermedios: campesinos, pequeña burguesía en general, etc; no hay diferencia alguna: es algo que abona el terreno común de Trotsky y Gramsci, como creemos – medianamente – haberlo puesto de manifiesto en el segundo apartado de este breve trabajo» Guillermo Pessoa-.
Y por último y como se desprende de la crítica de los compañeros, se reviste, como no, con ropaje stalinista, lo cual no creo que se corresponda verazmente. Es decir, Gramsci por uno u otro motivo ha estado siempre en la mesa de discusión siendo objeto de interpretaciones divergentes, señal inequívoca de su extraordinaria personalidad que entiendo nadie se atreve a discutir y menos yo. Por tales razones, resultará prácticamente imposible que diga yo lo que diga, no se me encasille en algunas de estas posiciones.
Es preciso remarcar que apoyo a Gramsci en su pretensión de aniquilar cualquier posibilidad de vulgarizar el marxismo «Nosotros no consideramos, en absoluto, la teoría de Marx como algo acabado e intangible; estamos convencidos por el contrario, de que esta teoría no ha hecho sino colocar las piedras angulares de la ciencia que los socialistas deben impulsar en todos los sentidos, siempre que no quieran quedar rezagados de la vida -Lenin- y de reducirlo todo a la causa económica, ni puedo obviar su encendida defensa de Marx, frente a determinadas adulteraciones, especialmente cuando se trata de ajustar al marxismo en sus términos correctos, en ese sentido, se puede recordar que cuando A. Graziadei destacó a Marx como el principal de una serie de científicos, Gramsci comentó «error fundamental; ninguno de los otros ha producido una concepción original e integral del mundo. Marx inicia intelectualmente una era histórica que durará probablemente siglos, esto es hasta la desapa rición de la Sociedad Política y la llegada de la Sociedad regulada (Cuaderno, vol. II c. 7)
Pero ello no es óbice para que desde este razonamiento, resalte determinados aspectos del cuerpo ideológico que él ha construido a pesar de que la mayoría de su obra está inconclusa y que se halla en contradicción con lo dicho por Engels y Lenin sin atreverme acusarlo de antimarxista. En el mismo sentido considero que una defensa a ultranza de su presunto lineamiento total con el marxismo-leninismo es precisamente jugarle una mala pasada al espíritu gramsciano que se pretende proteger. Cuanto él dijo y defendió diferente de ambos teóricos lo hizo conscientemente en la confianza de que se trataba de corregir o de interpretar en consonancia con su propio pensamiento y esto es lo que para mi le honra aunque le empuje a determinadas contradicciones.
En síntesis, yo intentaba explicar que mientras el «marxismo-soviético» propende teóricamente a constituirse bajo la forma dialéctica, es decir, presidida por la comprensión universal del mundo; el occidental en cambio, reduce el ámbito de su validez a la sociedad y a la historia, recelando, en oposición a Engels y Lenin, de la veracidad de la aplicación de la dialéctica en la naturaleza.
Engels sugería que se estudiase la naturaleza como un todo integrado por relaciones y procesos dinámicos, en el que se interrelacionan en constante movimiento sus elementos estructurales. Pero fueron Lenin y después Stalin, fundamentalmente Lenin, quien da forma concretando en un sistema cabal las apreciaciones de Engels, ampliando la teoría del «espejo», citada por los dos compañeros. Cabe destacar que el discurso de semejantes formulaciones lleva a Lenin a plasmar su inapelable definición de la materia como base de su sistema filosófico y político, cristalizando en su consecuencia las apreciaciones engelsiana en la correlación espontaneidad, psicología y conciencia que están presentes en sus tácticas de penetración del Partido en las masas (¿Qué hacer?). Posteriormente, gran parte de la teoría leninista, la consagraría Stalin en Materialismo dialéctico y materialismo histórico» y que pese a lo aducido por mis críticos los manuales soviéticos de elaboración muy posterior , alguna que otra vez, continuaron asumiendo, quizás, como puro formalismo disociado de la realidad que ya existía en el seno de la sociedad soviética, o como expresión de los deslizamientos de la correlación de fuerzas entre las distintas tendencias ideológicas.
Algunos autores integrantes del «Marxismo Occidental» ponen en tela de juicio que la dialéctica preceda al hombre y le venga dada, puesto que es el hombre quien la realiza. En lo que respecta a Gramsci afirmé que se percibía dicha duda cuando escribe:
«Es cierto que en Engels (Antidühring) se hallan muchos puntos que pueden llevar a las desviaciones del Ensayo. Se olvida que Engels, a pesar de que le haya mucho tiempo trabajado, ha dejado poco material sobre la obra prometida para demostrar la dialéctica ley cósmica y se exagera al afirmar la identidad de pensamiento entre los dos fundadores de la filosofía de la praxis – Quaderni, vol. II, c.11, p. 1449-
Gramsci insiste en que en la definición corriente del marxismo como materialismo histórico, se ha de «poner el acento sobre el segundo término «histórico» y no sobre el primero de origen metafísico. Aún admitiendo que se tratase exclusivamente de una crítica en particular a Bujarin y a la vulgarización del marxismo, no podemos desvincularla de su pensamiento al respecto del que se deduce que llega a no considerar en determinado grado al marxismo como materialismo y se enfrenta de algún modo al concepto «realidad» objetiva. «Objetivo» quiere decir en Gramsci «históricamente subjetivo». Por lo que objeto y sujeto son inseparables. Entiendo pues que en una reflexión de este calibre no tiene cabida la idea del «reflejo».
Sin embargo, el hombre solo puede «crear» lo que la naturaleza no ha creado y tras un conocimiento exacto de las leyes que rigen en la realidad objetiva que existe independientemente de su conciencia. Por consiguiente, a mi modo de concebirlo, entre objeto y sujeto existe independencia y a la vez interrelación. La Naturaleza es previa al hombre, mas éste es capaz de transformarla por medio de la práctica. Como señala Stalin:
«»bien sean leyes de las ciencias naturales o leyes de la economía política» como un reflejo de procesos objetivos que se desarrollan independientemente de la voluntad de los hombres. Los hombres pueden descubrir estas leyes, conocerlas, estudiarlas, tenerlas en cuenta en sus actuaciones, utilizarlas en interés de la sociedad, pero no pueden cambiarlas o abolirlas».
Creo que Stalin se expresa en términos opuestos a los de Gramsci. En esto también, los últimos manuales de la Unión Soviética recogiendo las tesis de Lenin coinciden con Stalin, -pues para muchos basándose en ello, consideran que el «stalinismo» está presente hasta el final de la URSS y es la causa de su muerte)
«la gnoseología marxista-leninista no ha podido detenerse en semejante definición abstracta de la verdad y ha ido mas lejos. Ha concretado el concepto de verdad, haciéndolo llegar al de verdad objetiva, entendiendo por tal el conocimiento cuyo contenido no depende del sujeto, no depende ni del hombre ni de la humanidad» -véase también Materialismo y Empirocriticismo de Lenin»
Eduardo y Albert insertan una serie de citas de Marx, Gramsci y Lenin para demostrar que Gramsci en este aspecto está en línea con el marxismo-leninismo:
*El defecto fundamental de todo el materialismo anterior -incluido el de Feuerbach- es que solo concibe las cosas, la realidad, la sensoriedad, bajo la forma de objeto o de contemplación, pero no como actividad sensorial humana, no como práctica, no de un modo subjetivo. De aquí que el lado activo fuese desarrollado por el idealismo, por oposición al materialismo, pero solo de un modo abstracto, ya que el idealismo, naturalmente, no conoce la actividad real, sensorial, como tal. Feuerbach quiere objetos sensoriales, realmente distintos de los objetos conceptuales, pero tampoco él concibe la propia actividad humana como una actividad objetiva. Por eso en la esencia del cristianismo solo considera la actitud teórica como la auténticamente humana, mientras que concibe y fija la práctica sólo en su forma suciamente judaica de manifestarse. Por tanto, no comprende la importancia de la actuación «revolucionaria», «práctico-teórica» -Marx
* El criterio de verdad es una practica social consciente históricamente determinada, no hay ni puede haber conocimiento posible fuera de la praxis, fuera de la unidad sujeto/objeto. En realidad, tanto Lenin como Gramsci únicamente planteaban la segunda Tesis de Feuerbach escrita por Marx.: «El problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico, sino un problema práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento. El litigio sobre realidad o irrealidad de un pensamiento que se aísla de la práctica es un problema puramente escolástico. – Marx
*»la formulación de Engels de que «la unidad del mundo consiste en su materialidad, demostrada. por el largo y laborioso desarrollo de la filosofía y de las ciencias naturales», contiene, precisamente, el germen de la concepción justa, porque se recurre a la historia y al hombre para demostrar la realidad objetiva. Objetivo significa siempre «humanamente objetivo», lo cual puede corresponder a «históricamente subjetivo»; es decir, objetivo significaría «universal subjetivo». El hombre conoce objetivamente en la medida en que el conocimiento es real para todo el género humano históricamente unificado en un sistema cultural unitario» Gramsci
* Pero si la historia humana debe concebirse también como historia de la naturaleza (.) ¿cómo se puede separar la dialéctica de la naturaleza? Quizá por reacción contra las teorías barrocas del Ensayo Popular (de Bujarin) Lukács ha caído en el error contrario, en una forma de idealismo» Gramsci
* La conciencia del hombre no sólo refleja el mundo objetivo, sino que lo crea
Justamente se puede comprobar que en el conocimiento de la realidad objetiva existe total similitud entre Marx, Engels, Lenin y Gramsci, en lo que concierne a una parte del mecanismo que permite al hombre conocer y transformar el mundo exterior.
Pero lo que estamos debatiendo es algo distinto y más completo. Que el conocimiento de la realidad objetiva se verifica a través de la praxis, es un aspecto que no se discute, el problema es el siguiente: ¿Existe la realidad objetiva fuera del hombre inmersa en un proceso dialéctico y antes de él y se refleja en su mente y después el hombre es capaz de comprenderla y transformarla a través de la practica? O ¿por el contrario, no existe y el hombre la construye, de ahí que sujeto y objeto sean inseparables?
Cuando se dice que se llega al conocimiento del mundo exterior por la actividad práctica en una polémica como la presente se está diciendo una verdad a media. Antes de ello, la realidad objetiva se refleja en el hombre a modo de sensaciones, la actividad práctica, en todo caso, nos conduce al conocimiento de la verdad de esa realidad objetiva:
«Las impresiones que el mundo exterior produce sobre el hombre se expresan en su cabeza, se reflejan en ella bajo la forma de sentimientos, de pensamientos, de impulsos, de acto de voluntad; en una palabra de «corrientes ideales», convirtiéndose en «factores ideales» bajo esta forma».
Las palabras de Engels se pueden complementar y entender mejor con lo que aduce Stalin y que anteriormente habíamos expuesto:
«..bien sean leyes de las ciencias naturales o leyes de la economía política» como un reflejo de procesos objetivos que se desarrollan independientemente de la voluntad de los hombres. Los hombres pueden descubrir estas leyes, conocerlas, estudiarlas, tenerlas en cuenta en sus actuaciones, utilizarlas en interés de la sociedad, pero no pueden cambiarlas o abolirlas».
Y como en el mundo no hay nada más que materia en movimiento, la definición de Lenin de la materia como realidad objetiva que existe independiente de la conciencia humana, me lleva a entender que antes de aparecer el hombre como fruto del movimiento de la materia tuvo que existir la dialéctica de la naturaleza, no aceptada por muchos autores del Marxismo Occidental y puesta en duda por Gramsci, repetimos lo dicho por Gramsci mas arriba:
«Es cierto que en Engels (Antidühring) se hallan muchos puntos que pueden llevar a las desviaciones del Ensayo. Se olvida que Engels, a pesar de que le haya mucho tiempo trabajado, ha dejado poco material sobre la obra prometida para demostrar la dialéctica ley cósmica y se exagera al afirmar la identidad de pensamiento entre los dos fundadores de la filosofía de la praxis – Quaderni, vol. II, c.11, p. 1449-
Dudas que se manifiestan de nuevo en la cita que insertan los compañeros Albert y Eduardo:
«Parece que puede existir, al parecer una objetividad extrahistórica y extrahumana. ¿Pero quién juzgará esta objetividad? ¿Quién podrá situarse en esta especie de «punto de vista del cosmos en sí» y que significará este punto de vista?
Gramsci duda porque no puede entender una realidad objetiva sin un sujeto. Lo objetivo existe en referencia a lo subjetivo, como existe la cara de una moneda en unidad con la cruz. Eso que parece inapelable, es el quid de nuestra discusión, de la polémica entre los llamados «marxismo occidental» y «marxismo soviético».
Cuando Lenin, Engels e incluso el propio Stalin hablan de un todo, Naturaleza y sociedad, se están refiriendo a que concurren las mismas leyes de la dialéctica tanto en la explicación de los fenómenos físicos como sociales, empero en el Materialismo histórico interviene el hombre, su conciencia y es en éste momento y no antes cuando en mi opinión Gramsci se incorpora al marxismo-leninismo.
Pero para resolver el problema cardinal que los separa, tanto Engels, como Lenin y Stalin han de admitir la relativa independencia entre Materialismo Dialéctico e Histórico, como se recoge (paradójicamente, por lo visto) en algunos manuales de la Unión Soviética posteriores a Stalin
«El materialismo histórico tiene su propio objeto especial de estudio: las leyes mas generales del desarrollo de la sociedad humana. Debido a ello ha adquirido una independencia relativa como teoría sociológica general, como base histórico-científica del comunismo. Simultáneamente, el materialismo histórico es parte inseparable de la filosofía marxista-leninista». -Academia de Ciencias de la URSS
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El segundo distingo que expreso encontrar entre Lenin y Gramsci es el tipo de hegemonía y sus formas de lucha. Pero no sin antes advertir que pese a las diferencias que detecto, haga culpable a Gramsci del Eurocomunismo y de la vía pacífica hacia el socialismo como oportunistamente se aduce para justificar teóricamente ambos aspectos del reformismo. Ni creo que se desprendan de mi anterior articulo dichas consecuencias, pues pretendía decir solamente que muchos «seguidores» de Gramsci llegaron a tales conclusiones al realizar una «lectura exagerada» del dirigente italiano.
Es evidente que a Gramsci no se le puede culpar que muchos de sus «seguidores» interpreten subjetivamente sus postulados para justificar su alejamiento del marxismo-leninismo, pues Gramsci en ningún momento abjuró de la dictadura del Proletariado y ni siquiera de la violencia revolucionaria. ¿Se extraen estas conclusiones de mi anterior escrito objeto de las críticas de los compañeros? En absoluto. Yo decía:
«La hegemonía gramsciana es contraria a las propugnas revolucionarias de Lenin. Pues si Lenin destaca la dirección política, ésta se transforma en Gramsci en dirección cultural, lo que implica que para Gramsci el momento de la fuerza es instrumental, quedando supeditada al instante de la hegemonía. En Lenin, no obstante, dictadura y hegemonía van unidas y en todo caso la fuerza es primaria y totalmente decisiva»
¿Se pueden traducir mis palabras como una denuncia del «reformismo» de Gramsci? No. En este párrafo advierto de lo que yo he encontrado como aspectos tácticos diferenciados entre Lenin y Gramsci. Es cierto y admito que en dicho documento sobra el término «revolucionarias» que acompaña a «las propugnas» porque podría interpretarse que lo contrario de revolucionario es reformismo. Ahora bien, no podemos desligar las concepciones tácticas de Gramsci de sus concepciones filosóficas antes expuestas. En esta dirección yo decía en mi «Marxismo Occidental»:
«El propio pensamiento de Gramsci acerca de la congregación de fuerzas heterogéneas se convierte en su negación, pues éste es el reflejo de las condiciones históricas, económicas y políticas, resultando como aseguraba Lenin en la teoría sobre el reflejo»
¿Qué pretendía explicar con ello? Sencillamente que el sujeto (en este caso Gramsci, en nombre del Partido) llega a la conclusión acertada, o no, de que la realidad de los países de la Europa Occidental se diferencian de la que se dio en la Rusia prerrevolucionaria (reflejo en su mente de la realidad objetiva) y es aquí que el sujeto intenta por la praxis (alianzas y acción) transformar esa realidad objetiva, «construirla». Por consiguiente tenemos una realidad objetiva que se da independientemente de la conciencia humana.
Pero vayamos al fondo de la cuestión. Los compañeros explicitan en su apartado «Hegemonía y Estado: ¿reforma o revolución?»:
«Como hemos remarcado anteriormente, es evidente que los textos de los Cuadernos de la Cárcel contenían, junto a lúcidas y profundas reflexiones, descripciones que se prestaban a la ambigüedad y a una excesiva generalización. Textos de este tipo se prestan a la polémica, ofreciendo un amplio abanico de interpretaciones. El compañero Góngora ha separado de Gramsci algunos elementos escogidos, tal y como hicieron los marxistas occidentales y por ese camino, evidentemente, no era difícil llegar a conclusiones similares acerca de la valoración del pensamiento italiano»
¿Han reparado los compañeros en el alcance de estos renglones? Al no concretar cuales son las ambigüedades y las generalizaciones podemos hacer recaer sobre ellos las críticas que vierten sobre mí, porque se deduce:
. Que los dos compañeros han escogido aquellas partes de los textos de Gramsci que mas les interesan para fortalecer sus posiciones. . Que la culpa del posible extravío sufrido por mí en la interpretación de su obra solo la tiene el propio Gramsci . Que tienen razón quienes culpan a Gramsci de incoar el camino hacia el reformismo y ser el causante y no Togliatti del comienzo de la debacle en el Partido Comunista Italiano . Que Gramsci no tiene un sistema cabal de pensamiento
Y aquí podría darse por finiquitada la polémica, porque todo al final se quedaría en nada. ¿Por qué es lúcida una parte y otra es «ambigua»? En este caso los compañeros utilizan el vocablo ambigua como antónimo de lúcida, que sería entonces oscura. Y lucidez y oscuridad serían empleado según la conveniencia de cada uno sin salirse del pensamiento de Gramsci. Más sería una manera de tratar injustamente al camarada italiano. Para mi él tenía una absoluta coherencia entre su filosofía y su acción, aunque no coincida en su totalidad con Lenin.
El problema es filosófico, ¿Puede Gramsci con el arma que desea construir y con la táctica subsiguiente conocer y transformar la realidad objetiva?y ¿coincide con la táctica leninista?
«Se puede decir que la filosofía de la praxis no solo no excluye la historia ético-política, sino incluso que la fase mas reciente de su desarrollo consiste en la reivindicación del momento de la hegemonía como esencial en su concepción estatal y en la «»valorización»» del hecho cultural, de la actividad cultural, de un frente cultural como necesario junto a aquellos meramente económicos y meramente políticos (Cuaderno, col. II c. 10)
A tenor de los conceptos aquí vertidos, hay quienes atribuyen a Gramsci el padrinazgo teórico de nociones que se identifican con la unión de las fuerzas del trabajo y de la cultura, que constituyó el eje sobre el que gravitó el conjunto de ideas revisionistas que configuraron el eurocomunismo, porque se desprende que el mundo intelectual se substrae del carácter clasista que evidentemente tiene y forma un ente aparte.
Entiendo que es una valoración interesada que cercena desde la raíz el espíritu de Gramsci, pero que duda cabe, que el italiano concede una importancia excesiva al intelectual al que evoca incluso como dirigente, lo que no tiene lugar en Lenin, aunque el intelectual «orgánico» en Gramsci es el partido comunista.
Ahora bien, coherente con su doctrina, Gramsci ha llegado a resumir su oferta estratégica afirmando que en Occidente el choque revolucionario no es frontal y limitado a trincheras, o sea contra el edificio del Estado; el estimó que la lucha debería ser en profundidad mediante una agotadora «guerra de posiciones» contra las fortalezas del enemigo, lo que quiere decir contra el conjunto de las instituciones de la sociedad civil. Se trata de desgastar paulatinamente la supremacía de la burguesía en una guerra de desgaste. También en este sentido, algunos se han servido de su propuesta para acreditar su reformismo o revolución procesal (por etapas para no concluir en la dictadura del proletariado).
En definitiva sirvan las palabras de Malime, compañero que analizó anteriormente mi artículo para sintetizar la diferencia más notable entre Lenin y Gramsci dimanante de cuanto llevo expuesto:
«Tal vez la única diferencia que podemos resaltar entre ambos teóricos es la importancia que Gramsci daba a la formación marxista de las masas trabajadoras antes de la toma del poder, al contrario de Lenin, (condicionado tal vez por la realidad económica, cultural y política del pueblo ruso, tan diferente a la de los países occidentales) donde este consideraba que el partido tomando el poder, construyendo el poder soviético permitiría finalmente que el pueblo se incorporase y controlase el nuevo Estado desde abajo hacia arriba, desde los lugares naturales en donde el pueblo puede ejercer el poder directamente y de forma permanente, como fue tras la experiencia de 1905 con los soviets obreros, es decir, desde los centros de producción y los lugares de residencia que permitían decidir sobre lo más elemental del poder, la administración de la producción y los asuntos sociales, educativos y culturales, lo mismo que la experiencia de la Comuna»
El compañero Maline nos señala la diferencia esencial entre Lenin y Gramsci en el apartado que estamos analizando. Pero estas diferencias devienen de concepciones opuestas, no surge en la mente de uno y otro por obra y gracia de una fuerza sobrenatural.
La formación cultural para unos, ideológica para otros, del sujeto de la revolución se concreta para alcanzar la hegemonía gramsciana en todos los niveles sobre las «fuerzas» que han de ser sus aliados. Mas esta hegemonía cultural no implica solo la lectura de textos o la comprensión de su situación en la sociedad capitalista, sino que es algo mas profundo que abarca a la conjunción teórico-práctica.
El proletariado para alcanzar su hegemonía ha de trabajar y educar en todos los lugares donde se manifiesta el «poder» burgués (Estado, sociedad civil. Etc.) La hegemonía ha de ganársela el proletariado en el decurso de la confrontación de ideas (moral, cultural etc.) con las demás clases acompañantes a la que ha de «dominar o dirigir ideológicamente» simult construyendo y ensanchando los cauces (democracia) para debilitar y abatir a la burguesía (praxis del sujeto). El socialismo solo puede darse después y a través del consenso entre las fuerzas interesadas.
Para alcanzar tales objetivos es imprescindible que la intelectualidad encuentre nexo de unión con el pueblo, es decir, que se erija en cierto modo en su dirigente ¿Quién va a procurar al proletariado el nivel cultural (o ideológico según otros) si no la intelectualidad? Gramsci concede excesiva (creo) importancia a la intelectualidad, que en este caso puede inducir cuanto menos a «confusión». Como decimos anteriormente nada de esto es común a Lenin
En Gramsci el sujeto va construyendo la realidad objetiva desde las entrañas del capitalismo hasta llegado el momento supremo de derrumbarlo (violentamente si es preciso), aniquilándolo y sustituyéndolo por la nueva realidad que ha creado.
Para no cansar más y siguiendo las opiniones de Malime con mis palabras: Si Lenin destaca la dirección política, ésta se transforma en Gramsci en dirección cultural o ideológica, lo que implica, según mi opinión que para Gramsci el momento de la fuerza es instrumental, quedando supeditada al instante de la hegemonía. En Lenin, no obstante, dictadura y hegemonía van unidas y en todo caso la fuerza es primaria y totalmente decisiva.
Un resumen mas escueto de mi tesis central en este apartado me lleva a decir que mientras la hegemonía gramsciana y la lucha por el socialismo se instrumentaliza por medio del consenso y de la educación (para mi superestructural), para Lenin las clases y capas sociales que fluctúan entre la burguesía y el proletariado determinan sus posiciones en el fragor de la contienda donde deciden que están en juego sus intereses (para mi estructural). Los campesinos se ganaron para la revolución a costa de renunciar los bolcheviques a su programa agrario.
He querido sintetizar todo cuanto expuse en Marxismo Occidental en dos puntos universales. Buscar más allá de cuanto expongo, creo que sería debido a hacer una lectura preñada de prejuicios sin objetividad alguna.
Agradezco a los compañeros la atención que han prestado a mi escrito y me alegro de que haya servido o continúe valiendo para discutir ideológicamente entre los comunistas de este país. Y de igual manera que ellos se expresan, una discusión de esta índole jamás puede interferir en la obligación que tenemos todos de desbrozar el camino hacia la unidad de los comunistas, al contrario, ésta es una de las vías más, posibles; aunque, este escrito lo suscribo personalmente y no en nombre del PCOE.