Muertos de homenaje. Europa lo tiene todo; sofisticadas ciudades, mano de obra calificada, las mejores universidades, turistas por todos lados, seguridad en sus calles, un excelente transporte público, una moneda estable; y muertos de homenaje. Los muertos europeos merecen todo. Conmemorándose 60 años del fin de la segunda guerra mundial, los europeos se han puesto […]
Muertos de homenaje. Europa lo tiene todo; sofisticadas ciudades, mano de obra calificada, las mejores universidades, turistas por todos lados, seguridad en sus calles, un excelente transporte público, una moneda estable; y muertos de homenaje. Los muertos europeos merecen todo. Conmemorándose 60 años del fin de la segunda guerra mundial, los europeos se han puesto de gala. Visitantes tan distinguidos como el presidente George Bush y su esposa, así como miembros de su gabinete, todos ellos han estado presentes en el aniversario que puso fin a las masacres de los humanos contra sus semejantes mismos. En Holanda, el presidente norteamericano y la reina Beatriz, recordaron y rindieron homenaje a los soldados que lucharon y que pusieron fin al conflicto el 8 de mayo de 1945. El presidente francés, Jaques Chirac, ofreció ofrendas florales en el monumento al soldado desconocido en el arco del triunfo parisino. Moscú y Londres fueron otras de las capitales europeas donde también hubo sendos homenajes para recordar el fin de la guerra. En Alemania, los congresistas del país, el primer ministro de Israel, Ariel Sharon, y mas de diez mil jóvenes judíos, participaron juntos en la tradicional «marcha de los vivos», que se celebra entre los campos Auschwitz y Birkenau, recordando las atrocidades llevadas a cabo en estos campos de concentración. «No olvidéis a las victimas, pero tampoco a sus verdugos», pidió, Ariel Sharon, quien recordó que el mundo se hacia el ciego y el sordo cuando los judíos eran exterminados.
Muertos sin recuerdo. África olvidada y muerta poco a poco. Para el pueblo de Argelia, el 8 de mayo de 1945, representa otra historia; ese día, las tropas colonialistas francesas masacraron a más de 40 mil argelinos que se manifestaban para reclamar su independencia del dominio francés. La ciudad de Sétif, al este de Argelia, fue el principal lugar donde la ofensiva terrestre y aérea francesa daba muerte a los manifestantes. Hasta el día de hoy, el presidente argelino, Abdelaziz Bouteflika, continúa exhortando a las autoridades francesas para que se logre reconocer oficialmente esta masacre. En Paris están muy ocupados con otra agenda. Para sostener la «Argelia Francesa», el colonialismo francés destruyo más de 8 mil aldeas, elimino a más de un millón de civiles y utilizo sistemáticamente la tortura. Solo fue hasta 1962, cuando el presidente francés, Charles de Gaulle, firmo un tratado donde daba la autorización al pueblo argelino de realizar un plesbicito de autodeterminación. En Argelia hubo mas de un millón muertos, pero ni uno solo ha merecido un homenaje de grandes personalidades. Paradoja de masacres. El 8 de mayo de 1945, mientas en Europa se festejaba la victoria sobre la Alemania Nazi, Francia continuaba otra masacre contra los árabes argelinos. Muertos también, pero no europeos.
El mundo se hacia el sordo y el ciego cuando los judíos eran exterminados, afirma Ariel Sharon. Ya son más de diez años de la masacre que dejo casi un millón de muertos en Rwanda, al este de África. En 1994 la masacre entre diferentes etnias Rwandeses paso por enfrente de todos, con Bélgica y Francia como principales testigos. En el 94 ya habían pasado casi 50 años del fin de la segunda guerra mundial, y de nuevo, el mundo fue ciego y sordo; pero hasta hoy para los muertos de Rwanda, el mundo sigue estando ciego y sordo; porque en Rwanda no hay homenajes, no hay declaraciones, no hay reuniones de jefes de estado, no hay disculpas hacia nadie, no hay nada. El único recuerdo que quedo en Rwanda eran las fosas comunes que se seguían encontrando casi semanalmente por los años de 1995 y 1996. Ariel Sharon afirma que el mundo se «hacia» el ciego y el sordo contra las muertes. Pero para los africanos, y para muchos otros, el mundo sigue estando ciego y sordo para las muertes diarias; para las muertes por guerras y por las locuras genocidas que se han vuelto lo cotidiano; pero no para los europeos, no para los norteamericanos, solo para los otros, los que no cuentan.
«La única manera para que la historia no se repita es manteniéndola viva», así lo dice Eduardo Galeano. En África la historia se sigue repitiendo, por que el olvido asi lo deja.