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Pinochet y la ‘Operación Colombo’

Fuentes: El Mundo

Augusto Pinochet ha vuelto a ser ingresado el martes en el Hospital Militar de Santiago de Chile a causa de un supuesto mini infarto cerebral, coincidiendo, una vez más, con otra cita con la Justicia. Una vez aplazada ésta, el ex dictador se recuperó milagrosamente y se pudo ir a su casa. A pesar de […]

Augusto Pinochet ha vuelto a ser ingresado el martes en el Hospital Militar de Santiago de Chile a causa de un supuesto mini infarto cerebral, coincidiendo, una vez más, con otra cita con la Justicia. Una vez aplazada ésta, el ex dictador se recuperó milagrosamente y se pudo ir a su casa. A pesar de las abrumadoras pruebas en su contra, el ex dictador ha logrado ya salir airoso del caso Caravana de la Muerte y de la Operación Cóndor, y es posible que el argumento de la demencia senil le permita finalmente librarse de otras causas que tiene pendientes, como la Operación Colombo. Aquel siniestro plan de asesinatos de opositores, que contó con la complicidad de los servicios de Inteligencia de la dictadura brasileña y de la paramilitar Triple A del Gobierno democrático argentino de Isabelita Martínez de Perón, fue de hecho un experimento y precursor de lo que luego sería la Operación Cóndor.

A diferencia de esta última, que nació de una reunión en Santiago a fines de noviembre de 1975 con presencia de la Inteligencia de Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia y Brasil y por la que todos pasaron a colaborar en el asesinato transfronterizo de sus respectivos opositores, en la Operación Colombo todas las víctimas fueron chilenas. Entre mayo de 1974 y febrero de 1975 fueron detenidos 119 activistas de la oposición, casi 100 de ellos pertenecientes al Movimiento de Izquierda Revolucionaria y el resto del PC, el PS y la DC.La macabra trama diseñada por la DINA (policía política), dirigida por Manuel Contreras, se fijó como objetivo convencer a la opinión pública de que esas personas en realidad no estaban detenidas sino que habían huido de Chile y que luego habían sido «ejecutadas» por sus propios compañeros. «Dado de baja por el M.I.R. por el Comando de Exterminio bolches», rezaban habitualmente los falsos comunicados que se dejaban al lado de los cadáveres de esos detenidos a los que la DINA sacaba a diario de distintas prisiones para liberarlos o trasladarlos supuestamente. Esas reivindicaciones se daban a conocer rápidamente a los medios de comunicación, que a su vez propagaban en sus páginas esa información intoxicada. A través de la labor de organismos humanitarios, de familiares de víctimas y del Informe Rettig que elaboró una comisión al fin de la dictadura después de recoger numerosa documentación y testimonios, permitieron reconstruir cómo se realizó aquel montaje. Los detenidos eran entregados a los servicios de Inteligencia de Argentina y Brasil, donde poco después sus cadáveres aparecían brutalmente torturados. Muchos de ellos totalmente mutilados o carbonizados.

La campaña mediática «Cazados como ratones», titulaba el diario chileno Las Ultimas Noticias el 16 de junio de 1975, aceptando como real otra de las burdas mentiras de la dictadura chilena y sus cómplices de Argentina y Brasil: que decenas de guerrilleros se fugaban armados por la frontera y que el Ejército argentino los había aniquilado «en combate». Una fantasmal revista argentina, Lea (editó un único número, en julio de 1975) decía también que: «Sesenta extremistas chilenos han sido eliminados en los últimos tres meses por sus propios compañeros de lucha, en un vasto e implacable programa de venganza y depuración política». De poco valían en ese entonces las denuncias del propio MIR, el PC y el PS desde la clandestinidad y el exilio. La dictadura chilena, la brasileña, la democracia de Isabelita y los otros regímenes del Cono Sur que se irían uniendo con el tiempo, arropados todos ellos por EEUU, contaban con una gran maquinaria mediática que lograba silenciar a sus opositores, confundiendo y logrando sembrar la duda todavía en ese entonces entre algunos sectores de sus respectivas sociedades.