Desde el inicio de la escalada petrolera seguimos a diario la oscilación de los precios del petróleo y los análisis que se presentan sobre sus causas. Desde el año 2003 se han utilizado todas las argumentaciones posibles, presentando las causas más variadas -algunas de ellas increíbles- así como una gama amplia de intenciones para detener […]
Desde el inicio de la escalada petrolera seguimos a diario la oscilación de los precios del petróleo y los análisis que se presentan sobre sus causas. Desde el año 2003 se han utilizado todas las argumentaciones posibles, presentando las causas más variadas -algunas de ellas increíbles- así como una gama amplia de intenciones para detener el aumento del precio del barril. Hagamos un pequeño racconto.
Desde mediados de 2003 la causa obvia del aumento fue la guerra en Irak. La reunión de la OPEP en Beirut se preocupó en subrayar que el alto precio del barril respondía a causas «ajenas a la producción», lo que entre líneas quería decir que la guerra o «las causas geopolíticas» -otro eufemismo- eran responsables del salto en los precios. Hacia el segundo semestre de 2003 con la resistencia iraquí en aumento y la baja vertical de las exportaciones desde Basora, el argumento de la guerra entró en el área de la incredulidad. Quiso el destino que la oposición venezolana lanzara su huelga general, que devino principalmente en huelga petrolera, para ofrecerle a los «analistas» un buen argumento para explicar la crisis. Sumaron a la situación venezolana, la huelga petrolera en Noruega y la inestabilidad en Níger, para explicar un alza hasta entonces desconocida, que promedió los 36 dólares por barril. Sin embargo, las huelgas venezolana y noruega terminaron, la situación en Níger se estabilizó, y el petróleo siguió subiendo.
En abril de 2004 el barril llegó a 37 dólares por culpa de «la escalada de la tensión en Irak, agravada con la oleada de secuestros que se ha producido en los últimos días». En mayo el precio de la OPEP alcanzó «un nuevo récord, cuando se vendió a 34,13 dólares el barril, impulsado por el empeoramiento del ambiente de inseguridad en Oriente Medio tras el atentado terrorista cometido el pasado fin de semana en Arabia Saudí». La culpa de Arabia Saudí se esfumó cuando en julio el Brent trepó a 34 dólares porque la OPEP «ratificó su intención de elevar su objetivo de precios, actualmente entre 22 y 28 dólares». A mediados de julio de 2004 los precios tendieron a la baja -luego de mucho tiempo- gracias al «aumento de los inventarios» en Estados Unidos; un nuevo argumento. El 27 de julio el barril llegó a 41.84 ¿la causa? La probable quiebra de la petrolera rusa Yukos, excusa perfecta. El 2 de agosto el NYMEX batía un nuevo record, 43.82 dólares, por culpa de los especuladores «intentaron alcanzar el nivel de 44 dólares pero fracasaron». El 5 de agosto el Brent trepó hasta 41.30, porque la justicia rusa había prohibido a Yukos el uso de sus cuentas bancarias. Al otro día el barril en Nueva York llegaba a 44.77 por «temor a que se cortara el suministro» a pesar de que la OPEP anunciara su disposición «a aumentar la oferta de crudo actual entre 1 y 1,5 millones de barriles diarios, pero a partir de septiembre». Los avisos de aumentos posteriores dañaron terriblemente la credibilidad de la OPEP y su capacidad de frenar los precios con sus repetidos «anuncios». El 13 de agosto el alza era imparable, pero con una nueva excusa: «La noticia de una explosión en una refinería en Whiting, en el estado norteamericano de Indiana, se sumó a los factores que llevaron el precio del crudo ligero estadounidense a 46,65 dólares el barril». Setiembre de 2004 recicló la crisis de Yukos y los atentados a los oleoductos en Irak para explicar porque el barril light llega a 45 dólares. A finales de mes los 48.35 dólares que costaba el barril en EEUU se debieron a que los inventarios de crudo estadounidense volvieron a descender, «esta vez afectados por los huracanes – principalmente Iván- que azotaron la zona del Golfo de México». El mal tiempo duró poco en la escena de los precios, cuando fue desplazado por los rebeldes nigerianos que obligaron a la Shell a cerrar la producción de unos 30.000 barriles diarios como medida de precaución y llevaron el NYMEX a 50 dólares por primera vez. Cuando el 6 de octubre el barril en Nueva York llegó a 52 le echaron la culpa a la baja de las reservas norteamericanas que comenzó a ser «la madre de todos los argumentos». Así, a principios de diciembre el barril cayó a 40 dólares gracias al aumento de las reservas y al anuncio de la OPEP de dejar en libertad a sus socios para que aumentaran la producción si persistían los precios altos.
El 2 de marzo de 2005 el petróleo volvió a 52 dólares, pero ahora por causa de «un informe que muestra un descenso de la actividad en las refinerías de Estados Unidos». A esa altura del proceso, se habían agregado como «causas» la expansión de China e India, que entraron con énfasis en la galería de los argumentos para explicar los aumentos desde principios de 2005. La llegada del barril a la barrera de los 60 se explicó «por las inquietudes generadas por una tormenta tropical en el Golfo de México que ha obligado a la evacuación de varias instalaciones, lo que tuvo repercusión directa en los mercados, preocupados por una consecuente reducción del suministro». Las tormentas han pasado y el valor del crudo sigue hoy, 11 de julio, rondando los 60 dólares.
Esta breve e incompleta síntesis creo que demuestra la debilidad de las excusas públicas para esconder la causa real del incremento de los precios: el cenit en la producción de petróleo. Efectivamente, ¿cómo se puede entender que todas las desgracias se descargaran de golpe contra el mercado petrolero? Quien haya leído el listado de tragedias que afectaron al mercado de hidrocarburos desde 2003 puede sacar dos conclusiones: o les hicieron una brujería a todas las petroleras o los argumentos esgrimidos no son contundentes.
No creo en brujas -pero que las hay…- así que me vuelco a buscar causas más racionales y sensatas, especialmente cuando EXXON, SHELL y la AIE hace poco integraron a sus análisis el cenit petrolero como una de las causas que explica la crisis. ¿Significa esto que se han quedado sin excusas de pantalla y comienzan a asumir y a mostrarnos la realidad?
Prof. Mag. Fernando López D’Alesandro. Docente de historia en el Centro Regional de Profesores del Litoral, y en la Regional Norte de la Universidad de la República (Uruguay). Miembro de la Asociación para el Estudio de los Recursos Energéticos (AEREN)