«Quienes desprecian la teoría, niegan la posibilidad de comprender el presente y ver el futuro» Mao Zedong y el Manifiesto Comunista. Mao Zedong, uno de los más grandes dirigentes comunista del siglo XX, leía el Manifiesto Comunista doce veces al año. Toda una disciplina teórica y un compromiso firme con los principios del socialismo. Esta […]
«Quienes desprecian la teoría, niegan la posibilidad de comprender el presente y ver el futuro»
Mao Zedong y el Manifiesto Comunista. Mao Zedong, uno de los más grandes dirigentes comunista del siglo XX, leía el Manifiesto Comunista doce veces al año. Toda una disciplina teórica y un compromiso firme con los principios del socialismo. Esta obra teórica, por una parte, es muy rica en conceptos y en formas de pensar, y por otra parte, es una gran síntesis general del necesario advenimiento del socialismo. Estas propiedades teóricas eran las que impelían a Mao a estudiar este texto una y otra vez, pues con cada nueva lectura extraía nuevos conocimientos y nuevas enseñanzas para la revolución socialista de China. No obstante, hay activistas teóricos de la izquierda radical que creen que con leer el Manifiesto Comunista una o dos veces, ya lo tienen asimilado. Pero esto es un grave error teórico y representa un comportamiento arrogante.
La vuelta a los principios. El ejemplo de Mao Zedong pone de manifiesto además otro hecho importante: la necesidad que tienen los marxistas de volver una y otra vez a los primeros principios, a las primeras ideas, a los primeros fundamentos del socialismo. Tanto en la vida como en la práctica es necesario volver una y otra vez a apuntalar los cimientos del edificio que se está construyendo. No se debe proceder como si lo básico y lo elemental se tuvieran claro de una vez para siempre y a los que nunca hubiera que volver. Que lo sabido, sabido está. Puesto que lo complejo y desarrollado sólo se puede construir sobre la base del conocimiento de lo simple y de lo germinal. Todas las grandes revoluciones teóricas se formulan a partir de revolucionar los postulados básicos de la ciencia en cuestión. Y en el ámbito de las ciencias sociales no podía ser menos.
La conquista de un gran espíritu teórico. Con todo lo dicho hasta aquí quiero evidenciar que el Manifiesto Comunista es una gran obra teórica, que es necesario estudiarlo de un modo regular y sistemático, y que de él los socialistas radicales podemos extraer muchas enseñanzas. Creo también que el Manifiesto Comunista debe ser estudiado con ojos nuevos, con ojos que tengan en cuenta los retos de la izquierda radical, como es la superación de su condición de fuerza marginal y simbólica. Debe prestarse atención a la idea expuesta en ese texto de que hay distintas clases de socialismo, que el socialismo no es una sustancia pura, sino una sustancia con atributos y accidentes. También debe ser estudiado de un modo crítico, en el sentido de que ese texto es de lectura minoritaria y de que nosotros, los que constituimos la izquierda radical, estamos muy lejos del espíritu y de la fuerza teórica que representa el Manifiesto Comunista.
El Capital y la Lógica de Hegel. Habiendo leído Mao Zedong el Manifiesto Comunista doce veces al año, no obstante, nunca leyó El Capital. Esto es un rasgo que caracteriza a la mayoría de los líderes comunistas del siglo XX, a excepción de Ilích Ulianov. No obstante, el propio líder de los bolcheviques hacía la siguiente observación en el año 1914, cuyo fondo crítico le alcanzaba a él mismo: «Es completamente imposible entender El Capital de Marx, y en especial su primer capítulo, sin haber estudiado y entendido a fondo toda la Lógica de Hegel. ¡Por consiguiente, hace medio siglo ninguno de los marxistas entendía a Marx!» . Esta situación se sigue dando hoy día. El Capital sigue sin ser entendido. Y sigue sin ser entendido porque nadie o muy pocos lo estudian directamente. De todo esto extraemos dos conclusiones: una, es necesario que los marxistas estudien a fondo y al detalle cuanto menos el primer capítulo de El Capital, y dos, es necesario estudiar previamente La Lógica de Hegel. Dicho de otro modo: es necesario recuperar a Hegel para estudiar a Marx. ¿Y por qué es importante estudiar el primer capítulo de El Capital? Porque así sabremos qué es el dinero. Y saber qué es el dinero es una cuestión muy práctica y muy decisiva en el mundo de hoy, donde todo está mediado por eso producto social.
El pensamiento sintético general y el pensamiento analítico concreto. ¿Qué es el pensamiento sintético general? Por una parte, es el medio de reducir lo múltiple a lo uno, de reducir lo que está dicho con muchas palabras a pocas palabras, y por otra parte, es el medio de hacer asequible a las masas las ideas complejas. Ejemplo de pensamiento sintético general es el Manifiesto Comunista. ¿Qué es el pensamiento analítico concreto? El medio por el cual estudiamos la realidad en toda su complejidad y en sus múltiples detalles. Ejemplo de pensamiento analítico concreto es El Capital de Marx. No niego la importancia del pensamiento sintético general, puesto que es el medio para popularizar las ideas complejas, pero si señalo como error que entre los marxistas predomine el pensamiento generalista, el pensamiento de las grande síntesis generales, y se tenga en total abandono al pensamiento analítico concreto. Pongamos un ejemplo que ilustre la contradicción teórica entre el pensamiento generalista y el pensamiento concreto. Cualquier trabajador participa de tres de las relaciones económicas básicas que hay en el capitalismo. En tanto trabaja para una empresa de la que recibe un salario, vive la relación de intercambio entre capital y trabajo; en tanto compra en los establecimientos comerciales sus medios de consumo, vive la relación de intercambio con el capital comercial; y en tanto solicita un crédito para comprar una vivienda, vive la relación de intercambio con el capital productor de interés. Estas tres relaciones económicas, la compra y venta de la fuerza de trabajo, el capital comercial y el capital productor de interés, son estudiadas por Marx en El Capital en toda su complejidad y con todo lujo de detalles. Todos los trabajadores viven y conocen estas tres relaciones económicas, pero su conocimiento es práctico y está basado en la economía convencional. Carecen de un conocimiento profundo y científico de las mismas. El Capital representa este conocimiento profundo de dichas relaciones económicas. Siendo misión de una disciplinada vanguardia teórica hacerse con ese conocimiento, para luego poderlo hacer extensivo a las grandes masas sociales. Por su parte, lo que dice el pensador generalista de las tres relaciones económicas mencionadas no son más que generalidades: que los hombres contraen relaciones de producción, que el capitalista explota al trabajador y se apropia de plusvalía, y que lo que hay que hacer es transformar las actuales relaciones de producción capitalista en relaciones de producción socialista. Este es el grave pecado del pensador generalista, su desconocimiento de la realidad en su concreción, en sus detalles, en sus matices. Sustituye las diversas relaciones económicas capitalistas que viven los trabajadores por la categoría general de relaciones de producción. La falta de conocimiento de las relaciones de producción en su concreción, conocimiento que lo proporciona El Capital, es la causa principal que impide a la izquierda radical tocar tierra y someter a verdadera crítica el orden existente.