El objeto de la presente exposición, que parte de una lectura inspirada por el valioso esfuerzo «mariateguizador» del Foro Centenario, es motivar la atención y la investigación sobre los orígenes y la existencia de una corriente marxista propia de Latinoamérica, con características propias y singulares, distintas a las impartidas desde los que podríamos considerar, otrora, […]
El objeto de la presente exposición, que parte de una lectura inspirada por el valioso esfuerzo «mariateguizador» del Foro Centenario, es motivar la atención y la investigación sobre los orígenes y la existencia de una corriente marxista propia de Latinoamérica, con características propias y singulares, distintas a las impartidas desde los que podríamos considerar, otrora, los centros ideológicos mundiales del marxismo : la URSS y China Popular, corriente cuyos principales exponentes son J.C. Mariategui y el Comandante Ernesto «Chè» Guevara, no muy difundida, en la medida en que ambos guardaron discrepancias con lo que se devino en llamar, entonces, la «ortodoxia» marxista.
LA DIFUSIÓN DE MARXISMO EN AMÉRICA LATINA :
Los estudiosos señalan que el marxismo empezó a difundirse en Amèrica Latina hacia finales del Siglo XIX, introducido por emigrantes alemanes (algunos muy representativos, como German Ave-Lallemant), italianos o españoles, inspirando la creación de organizaciones socialistas vinculadas al pensamiento de la II Internacional, como el Partido Socialista Argentino (fundado en 1895) y el Partido Socialista Obrero de Chile. Fue precisamente el argentino Juan B. Justo, uno de los primeros traductores de «El Capital» al español (1896).
Este primer marxismo que tuvimos y experimentamos, que podríamos denominar de la primera generación de difusores y propagandistas, fue en gran medida calco y copia del pensamiento emancipador de origen europeo que había que «aplicar» a las formaciones sociales de América Latina, en lugar de intentar asumirlo como propio desde estas realidades; concepción social evolucionista, determinista, impregnada incluso de darwinismo social, que convertía al marxismo en una doctrina, un conjunto de proposiciones fijas y cerradas.
Es recién con la generación fundacional, generada en los años 20, con base en el Movimiento de la Reforma Universitaria de Córdoba de 1918, y el «arielismo», el juvenilismo, el «modernismo» y el «romanticismo» anticapitalista; que abarca figuras como José Martí en Cuba, Rubén Darío en Nicaragua, José Vasconcelos en México, Rodó en Uruguay, José Ingenieros en Argentina, que contrapone la cultura latinoamericana a la civilización yanqui imperialista, y que se radicaliza a partir de la intervención yanqui en la Guerra entre Cuba y España de 1898, la posesión colonial de Puerto Rico, la creación de Panamá, el bombardeo de Veracruz y las intervenciones en Santo Domingo, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Costa Rica, etc; que se produce una gran ruptura epistemológica y política, y surge un marxismo específicamente latinoamericano, cuyos mayores exponentes van a ser José Carlos Mariategui, Julio Antonio Mella y Farabundo Martí. Una generación que toma el marxismo como una herramienta creadora y no simplemente como una bandera doctrinaria, como una identidad fija y cristalizada, y para la cual hay un núcleo indisoluble entre Reforma Universitaria, antiimperialismo y socialismo. Para ésta el antiimperialismo tiene que ir de la mano con el socialismo, no puede haber socialismo en América Latina sin antiimperialismo. De esa generación fundacional, brillante, radical y perdurable, la figura mas importante, será sin duda, José Carlos Mariategui.
DE LA ESTACIÓN FINLANDESA DE PETROGRADO A LA ESTACIÓN PERUANA DE «LOS DESAMPARADOS» O LA OSADÍA DE PENSAR CON CABEZA PROPIA :
Curiosamente, mientras esto se producía en América Latina, a nivel de la III Internacional, renacían bajo nueva forma el positivismo y el determinismo económico, de los Kautsky y los Plejanov (contra los cuales combatiera V.I.Lenin, y se alzara la demostración práctica de la Revolución Socialista de Octubre en el país capitalista mas atrasado y agrícola de Europa Oriental, y no en las modernas Alemania, Inglaterra o Francia), producto de una interpretación deformada e incompleta de Marx, y pretendiendo que los países de América Latina pasaran por las mismas etapas históricas que la Inglaterra analizada en «El Capital» de Marx, y que en consecuencia su revolución fuese sólo una revolución democrática antiimperialista y antifeudal, y que integrase a la burguesía nacional como aliada.
¿Cuál era el origen de esta forma de pensar?.
Durkheim, importante exponente de la Sociología Positivista moderna señalaba en «Las reglas del método sociológico» : » la primera regla y la más fundamental es el considerar los hechos sociales como cosas«…..»Comte, es verdad, proclamó que los fenómenos sociales son hechos naturales sometidos a leyes naturales. Con ello reconoció implícitamente su carácter de cosas, pues no hay mas que cosas en la naturaleza«.
Kautsky, quien definió el marxismo como «el estudio científico de las leyes de la evolución del organismo social» (Kautsky.»La cuestión agraria»), por su parte señalara que : «la dominación del proletariado y la revolución social no pueden producirse antes que las condiciones preliminares, tanto económicas como psicológicas, de una sociedad socialista no estén suficientemente realizadas» y que «sólo allí donde el sistema de producción capitalista ha alcanzado un alto grado de desarrollo, permiten las condiciones económicas la transformación por el poder público de la propiedad capitalista de los medios producción en propiedad social» (Kautsky. «La revolución social»).
Plejanov, quien en la polémica con los populistas rusos se inclinó hacia una interpretación mecanicista-determinista del marxismo, pretendiendo probar que los hombres no tienen mas libertad que una piedra, dirá «Una causa externa ha comunicado a una piedra determinada cantidad de movimiento….Suponed ahora que la piedra piensa que tiene conciencia de su movimiento, que le hace experimentar placer, pero que no conoce sus causas, que ignora incluso que existe alguna causa externa a ese movimiento. ¿Cómo se lo representará entonces?. Indiscutiblemente como el resultado de su propio deseo, de su libre albedrío : dira que se mueve porque quiere moverse» (Plejanov. «La concepción monista de la historia»).
Bujarin, uno de los principales responsables de la estrategia revolucionaria diseñada por la III Internacional para los países de América Latina, por su parte, dirá : «Del mismo modo en que se estudia una máquina cualquiera, un reloj, por ejemplo, ha examinado Marx el régimen capitalista donde los industriales y los propietarios rurales reinan, y donde los obreros y campesinos están oprimidos. Supongamos que al observar el reloj, advertimos que una de sus ruedas está mal ajustada a otra, y que a cada vuelta, se van enredando cada vez más; podemos prever, después de esto, que el reloj va a romperse y a detenerse…..La sociedad capitalista se parece a un mecanismo mal ajustado, una parte del cual engrana en la otra. Por eso, tarde o temprano, esa máquina se romperá en pedazos, inevitablemente» (Bujarin. «ABC del comunismo»).
El concepto de que una sociedad está «madura» o no para una revolución socialista corresponde a esta problemática social-naturalista, que concibe la historia como un proceso gobernado por «leyes objetivas», semejantes a las leyes de la naturaleza, e independientes de la voluntad o de la praxis humana. Tal es el trasfondo de la línea de la revolución democrático burguesa, agraria y antiimperialista, preconizada por la III Internacional a través del Secretariado Sudamericano de la Internacional, con sede en Buenos Aires, ya que su golpe principal debía dirigirse contra los terratenientes, a través de una reforma agraria profunda y contra la dominación imperialista, mediante la nacionalización y expropiación sin indemnización, de las empresas monopolistas controladas por el capital extranjero. Una línea de fácil implantación si tenemos en cuenta que se respaldaba en el prestigio de Revolución Socialista de Octubre y del propio V.I. Lenin, y que encontró como casi solitario impugnador a J.C. Mariategui, quien cuestionará la aplicación del esquema histórico-económico evolutivo (esclavismo-feudalismo-capitalismo-socialismo) para el Perú y América Latina, la posibilidad de la participación de la burguesía nacional en la revolución, y reclamará para ésta su carácter socialista.
¿Cómo estaba formado este Mariategui?. ¿De donde sacó la talla, el coraje, y el fundamento, para enfrentar, desde dentro del campo revolucionario, las directivas de la Internacional Comunista para América Latina?.
Se trataba de un peruano, cuya estancia en Europa le había permitido añadir, a la herencia del Movimiento de la Reforma Universitaria de Córdoba de 1918, y del «arielismo», del juvenilismo, del «modernismo» y del «romanticismo» anticapitalista, la rica experiencia socialista de la Europa de 1919 a 1923, y que quizás a través del conocimiento de marxistas de la estatura de Gramsci y Rosa Luxemburgo, conocería de la crítica de Marx al «materialismo anterior» porque «sólo concibe las cosas, la realidad, la sensoriedad bajo la forma de objeto o de contemplación, pero no como actividad sensorial humana, no como práctica, no de modo subjetivo«, que «La teoría materialista de que los hombres son producto de las circunstancias«…y de que, «por tanto, los hombres modificados son producto de circunstancias distintas«…..»olvida que son los hombres, precisamente, los que hacen que cambien las circunstancias«…, que «La coincidencia de la modificación de las circunstancias y de la actividad humana sólo puede concebirse y entenderse racionalmente como práctica revolucionaria«, que «la esencia humana no es algo abstracto inherente a cada individuo. Es, en su realidad, el conjunto de las relaciones sociales«, que «La vida social es, en esencia, práctica «, y que «Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo» (Carlos Marx. «Tesis sobre Feuerbach»).
Lo cierto es que conoció de primerísima mano al Antonio Gramsci que señalara sobre la Revolución Socialista de Octubre, que ésta era «la Revolución contra El Capital, de Carlos Marx«, que «era en Rusia el libro de los burgueses mas que el de los proletarios. Era la demostración critica de la fatal necesidad de que en Rusia se formara una burguesía, empezara una Era capitalista, se instaurase una civilización de tipo occidental, antes de que el proletariado pudiera pensar siquiera en su ofensiva, en sus reivindicaciones de clase, en su revolución. Los hechos han superado las ideologías. Los hechos han provocado la explosión de los esquemas críticos en cuyo marco la Historia de Rusia habría tenido que desarrollarse según los cánones del materialismo histórico. Los bolcheviques reniegan de Carlos Marx, afirman con el testimonio de la acción cumplida, de las conquistas realizada, que los cánones del materialismo histórico no son tan férreos como podía creerse y como se ha creído«, que «si los bolcheviques reniegan de algunas afirmaciones de El Capital, no reniegan, en cambio, de su pensamiento inmanente, vivificador. No son «marxistas», y eso es todo; no han levantado sobre las obras del maestro una exterior doctrina de afirmaciones dogmáticas e indiscutibles. Viven el pensamiento marxista, el que nunca muere, que es la continuación del pensamiento idealista italiano y alemán, y que en Marx se había contaminado con incrustaciones positivistas y naturalistas. Y ese pensamiento no sitúa nunca como factor máximo de la historia los hechos económicos en bruto, sino siempre el hombre, la sociedad de los hombres, de los hombres que se reúnen, se comprenden, desarrollan a través de esos contactos (cultura) una voluntad social, colectiva, y entienden los hechos económicos, los juzgan y los adaptan a su voluntad hasta que ésta se convierte en motor de la economía, en plasmadora de la realidad objetiva, la cual vive entonces, se mueve y toma el carácter de materia telúrica en ebullición, canalizable por donde la voluntad lo desee, y como la voluntad lo desee«, y que «La predicación socialista ha creado la voluntad social del pueblo ruso. ¡Por qué había que esperar que se renovase en Rusia la Historia de Inglaterra, que se formase en Rusia una burguesía, que se suscitará la lucha de clases y que llegara finalmente la catástrofe del mundo capitalista?. El pueblo ruso ha pasado por todas esas experiencias con el pensamiento, aunque haya sido con el pensamiento de una minoría» (A. Gramsci. La Revolución contra «El Capital»); añadiendo que «Marx no ha escrito un credillo, no es un Mesías que hubiera dejado una ristra de parábolas cargadas de imperativos categóricos, de normas indiscutibles, absolutas, fuera de las categorías del tiempo y del espacio«.(A.Gramsci. «Nuestro Marx»), y posiblemente conocería también de Rosa Luxemburgo, quien señalaba que : «El socialpatriotismo polaco trató de «elaborar» una opinión de Marx sobre política corriente en un verdadero dogma, inmutable para toda la eternidad e independiente del desarrollo de las condiciones históricas, intocable por las dudas o por la critica simplemente porque lo dijo «el mismo Marx». Sin embargo, tal abuso del nombre de Marx a fin de sancionar una tendencia que se hallaba totalmente en contra de las nociones y la teoría del marxismo pudo haberse mantenido como una momentánea mistificación hecha principalmente a medida de la enajenación mental en las esferas de la intelectualidad nacionalista polaca.
La esencia del «marxismo» no depende de tales o cuales opiniones del momento, sino que se asienta sobre dos principios fundamentales: sobre el sistema dialéctico-materialista de investigación histórica, una de cuyas conclusiones principales es la teoría de la lucha de clases, y sobre el análisis de la economía capitalista, fundamentado por Marx»…»Así, la columna vertebral, el espíritu de toda la doctrina de Marx está constituido por el método dialéctico-materialista de investigación en las cuestiones sociales, método que no reconoce fenómenos, principios y dogmas estables o inmutables, «…método para el cual cada una de las «verdades» es pasible de eternas e implacables críticas por parte del desarrollo histórico» (Rosa Luxemburgo. «Prologo a la Cuestión polaca y el movimiento socialista»).
Bebiendo de tales fuentes, nuestro Mariategui y en polémica con Henri de Man, afirmará a su vez que : » Otra actitud frecuente de los intelectuales que se entretienen en roer bibliografía marxista, es la de exagerar interesadamante el determinismo de Marx y su escuela con el objeto de declararlos, también desde este punto de vista, un producto de la mentalidad mecanicista del siglo XIX, incompatible con la concepción heroica, voluntarista de la vida, a que se inclina el mundo moderno, después de la guerra«, añadiendo que «»El marxismo, donde se ha mostrado revolucionario -vale decir donde ha sido marxista- no ha obedecido a un determinismo pasivo y rígido. Los reformistas resistieron a la Revolución, durante la agitación revolucionaria post-bélica, con razones del mas rudimentario determinismo económico. Razones que, en el fondo se identificaban con las de la burguesía conservadora, y que denunciaban el carácter absolutamente burgués, y no socialista, de ese determinismo. A la mayoría de sus críticos, la Revolución rusa, aparece, en cambio, como una tentativa racionalista, romántica, anti-histórica, de utopistas fanáticos«, y concluye «El carácter voluntarista del socialismo no es, en verdad, menos evidente, aunque si menos entendido por la crítica, que su fondo determinista. Para valorarlo, basta, sin embargo, seguir el desarrollo del movimiento proletario, desde la acción de Marx y Engels en Londres, en los orígenes de la I Internacional, hasta su actualidad dominada por el primer experimento de Estado socialista: la URSS. En ese proceso, cada palabra, cada acto del marxismo tiene un acento de fe, de voluntad, de convicción heroica y creadora, cuyo impulso sería absurdo buscar en un mediocre y pasivo sentimiento determinista» (J.C. Mariategui. «El determinismo marxista», en «Defensa del Marxismo»).
Asimismo añadirá mas tarde que «El materialismo histórico no es, precisamente el materialismo metafísico o filosófico, ni es una Filosofía de la Historia, dejada atrás por el progreso científico. Marx no tenía por qué crear mas que un método de interpretación histórica de la sociedad actual» (J.C. Mariategui. «La filosofía moderna y el marxismo», en «Defensa del Marxismo»), y que : «El marxismo, del cual todos hablan pero que muy pocos conocen y, sobre todo, comprenden, es un método fundamentalmente dialéctico. Esto es, un método que se apoya íntegramente en la realidad, en los hechso. No es, como algunos erróneamente suponen, un cuerpo de principios de consecuencias rígidas, iguales para todos los climas históricos y todas las latitudes sociales. Marx extrajo su método de la entraña misma de la historia. El marxismo, en cada país, en cada pueblo, opera y acciona sobre el ambiente, sobre el medio, sin descuidar ninguna de sus modalidades» (J.C. Mariategui. «Mensaje al Congreso Obrero», Enero de 1927).
Pues bien, todo lo señalado nos da el fundamento de la osadía de J.C. Mariategui, de lanzar la idea de la Revolución, necesaria a la formación económico-social peruana e incluso a América Latina, desde estas tierras, en contradicción con la posición elaborada por Bujarin y Humbert-Droz para éstas, desde la III Internacional, «La revolución latinoamericana, será nada mas y nada menos que una etapa, una fase de la revolución mundial. Será simple y puramente, la revolución socialista. A esta palabra, agregad, según los casos, todos los adjetivos que queraís : «amtimperialista», «agrarista», «nacionalista-revolucionaria». El socialismo los supone, los antecede, los abarca a todos«, y añadirá «No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indo-americano» (J.C. Mariategui. «Aniversario y Balance», Septiembre de 1928), y lo repetirá en la Tesis enviada a la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana, de Buenos Aires, de 1929, «somos antiimperialistas porque somos marxistas, porque somos revolucionarios, porque oponemos al capitalismo el socialismo como sistema antagónico, llamado a sucederlo, porque en la lucha contra los imperialistas extranjeros cumplimos nuestros deberes de solidaridad con las masa revolucionarias de Europa» (J.C. Mariategui «Punto de vista antiimperialista», Mayo de 1929).
El resto de la historia es mas o menos conocido, las tesis del Partido Socialista del Perú, principalmente redactadas por J.C. Mariategui, y fundamentadas en la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana, de Buenos Aires, de 1929, por los delegados peruanos Hugo Pesce y Julio Portocarrero, fueron fuertemente criticadas por la representación de la Internacional Comunista. Un tiempo después de este evento, J.C. Mariategui, renunciaría a la Secretaria General del Partido, a favor de Eudocio Ravines, y tras la muerte de Mariategui, el Partido Socialista adoptaría el nombre de Partido Comunista del Perú, conforme a las exigencias de la Internacional, en Mayo de 1930, y a renglón seguido, en Diciembre de 1933 o Enero de 1934, el Partido Comunista, Sección Peruana de la Internacional Comunista, publicaría un documento titulado «Bajo la bandera de Lenin. Instructivas sobre la Jornada de las Tres LLL», donde dice «Antes de haber bebido de la fuente del marxismo y particularmente del leninismo, Mariategui había conocido del movimiento revolucionario a través de las mas diversas tendencias no proletarias. Tuvo grandes errores no sólo teóricos sino también prácticos. Son en realidad muy pocos los puntos de contacto entre el leninismo y el mariateguismo y estos contactos son mas bien incidentales. El mariateguismo confunde el problema nacional con el problema agrario; atribuye al imperialismo y al capitalismo en el Perú una función progresista; sustituye la táctica y la estrategia revolucionarias por el debate y la discusión, etc. Nuestra posición frente al mariateguismo es y tiene que ser de combate implacable e irreconciliable«…..y luego vendría el texto de V.M. Miroshevski. «El «populismo» en el Perú. Papel de Mariategui en la historia del pensamiento social latinoamericano», 1941, donde el Amauta es calificado de «populista».
LAS VENTAJAS DE RECORRER AMÉRICA EN MOTOCICLETA
Tras una larga noche de olvido, un joven argentino, estudiante de Medicina, amigo de uno de los hijos de Deodoro Roca, el redactor del Manifiesto de la Reforma Universitaria de Córdova de 1918, asiduo lector de su Biblioteca personal, y admirador del humanismo revolucionario de Anibal Ponce, en uno sus ahora famosos viajes en Motocicleta por Suramérica, pasaría por el Perú y conocería con motivo de su interés médico en la Lepra, a un médico, como él, el Dr. Hugo Pesce, (quien precisamente fue uno de los que acudiera junto con Julio C. Portocarrero, en representación del Partido Socialista del Perú al Congreso del Buró Sudamericano de la Tercera Internacional, con sede en Argentina y debatiese sus puntos de vista con Victorio Codovilla, el representante de la Internacional para América Latina), quien le haría conocer personalmente la obra de José Carlos mariategui. Obviamente la influencia de esta obra en este joven, sería fundamental, y escribiría en su diario sobre este viaje : «El personaje que escribió estas notas murió al pisar de nuevo tierra argentina, el que las ordena y pule, yo, no soy yo; por lo menos no soy el mismo yo interior. Ese vagar sin rumbo por nuestra mayúscula América me ha cambiado más de lo que creí.«, como retrata el final de una reciente película sobre esta historia.
Años después, el Dr. Pesce recibiría un ejemplar del libro «La guerra de guerrillas», con una dedicatoria del propio autor :» Al Doctor Hugo Pesce, que provocara, sin saberlo quizás, un gran cambio en mi actitud frente a la vida y la sociedad, con el entusiasmo aventurero de siempre pero encaminado a fines mas armoniosos con la necesidades de América«.
Mas tarde, triunfaría la Revolución Cubana, frente a la sorpresa y condena, del Partido Socialista Popular Cubano (nombre del Partido Comunista de Cuba), cuando el asalto al Moncada y después, cuando las guerrillas en Sierra Maestra. Crítica que compartirían la mayoría de Partidos Comunistas de América Latina.
Los dirigentes mas importantes de la Revolución Cubana, Fidel Castro y Ernesto «Che» Guevara, dirán, en Abril de 1961, en el discurso fúnebre para los caídos defendiendo la Patria cubana, en Playa Girón: «Había que hacer la revolución antiimperialista y socialista. Bien. La revolución antiimperialista y socialista sólo tenía que ser una, una sola revolución, porque no hay mas que una revolución. Esa es la gran verdad dialéctica de la humanidad : el imperialismo, y frente al imperialismo el socialismo» (Fidel Castro. «La Revolución Cubana 1953-1962), y en el «Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental» : ….»las burguesías autóctonas han perdido toda su capacidad de oposición al imperialismo -si alguna vez la tuvieron- y solo forman su furgón de cola. No hay mas cambios que hacer: o revolución socialista o caricatura de revolución» (Ernesto «Che» Guevara).
Está apretada síntesis ha querido solamente, y ojalá haya logrado, acreditar la existencia de un marxismo latinoamericano, que vincula a Mariategui a Fidel Castro y al «Che» Guevara, plasmada en la Revolución Cubana, y que aún goza de buena salud, frente al fracaso de las otras vertientes.
Gustavo Pérez Hinojosa
Foro Centenario de Josè Carlos Mariategui
Exposición en el I Seminario Socialista organizado por el Foro
Noviembre del 2005