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La publicación del tomo II de su trilogía autobiográfica pudiera ser postergada.

Gabo atascado

Fuentes: Rebelión

Gabo, que se sepa, no ha tenido últimamente repentinos problemas específicos respiratorios. No ha sentido la necesidad de ir a ver con urgencia un especialista suplementario. Su caso no es un caso de neumología. Sin embargo, el escritor Gabriel García Márquez se ha hecho él mismo una pregunta: ¿No estaría su inspiración en vía de […]

Gabo, que se sepa, no ha tenido últimamente repentinos problemas específicos respiratorios. No ha sentido la necesidad de ir a ver con urgencia un especialista suplementario. Su caso no es un caso de neumología. Sin embargo, el escritor Gabriel García Márquez se ha hecho él mismo una pregunta: ¿No estaría su inspiración en vía de expiración?…

El año pasado, en todo el año 2005, no escribió una sola línea. Es la primera vez en su vida -de periodista y escritor- que le sucede eso. Nunca había conocido una interrupción semejante en su escritura. ¿Preocupante? Ya lo dirá el futuro, o mejor dicho, Gabo en persona lo hará.

¿Es grave, doctor? El «paciente» mismo responde que de todas formas no se desespera en reconciliarse con la inspiración que lo ha convertido, nosotros lo subrayamos, en el escritor más prolífico y más célebre de la literatura en lengua española de América Latina y de fuera del continente, ligeramente aventajado por el castellano Miguel de Cervantes y Saavedra (1547-1616).

Que la magnífica maquinaria GGM haya conocido una avería de motor durante 365 días seguidos y más, inmovilizada al borde de una carretera (en su caso se debería decir autopista) o en un parqueo -privado- de México, Barcelona, París o La Habana, no se trata de una indiscreción, aún menos malévola, todavía menos de una filtración calculada, o de una elucubración de un chupatintas en mal de sujeto.

No. Es Gabo en persona quien habla de esta forma sobre el autor de Cien años de soledad, premio Nobel de 1982…

Para un enviado especial del suplemento dominical de La Vanguardia, diario de Barcelona, Xavi Ayén, el escritor colombiano -que lo recibió a finales del mes de enero último en su casa de México DF- lo afirma categóricamente, sin embarazarse de circunloquios: «He dejado de escribir» (1) explica Gabo, en una confesión que, sin embargo, no toma aire de definitiva, precisa Ayén. Aunque, «el 2005, ha sido el primer ano de mi vida en que no he escrito una linea» (2) no descarta que un día le vuelva la inspiración. A pesar de que diferentes indicios le hagan dudar de ello, afirma el periodista de La Vanguardia.

Ciertamente Gabo agrega: «Con la práctica que tengo, podría escribir una nueva novela sin más problema, pero la gente se da cuenta si no has puesto las tripas»(3). Revela, de paso, que su última novela en librería Memorias de mis putas tristes (2004) no es más que la quinta parte del texto previsto en el original. En cuanto a la continuidad -que todo el mundo esta esperando- de sus memorias (4) Vivir para contarlo (2002), «obstáculos de índole personal impiden una pronta aparición del segundo volumen», reporta Ayén… Sin más precisiones en el sitio www.lavanguardia.es Este libro sobre el que ya había estado trabajando, no saldrá en la fecha prevista. La fecha, entonces, será postergada. ¿Sine die?

Algunos días antes de la publicación de esa «extensa» (escribe La Vanguardia) entrevista excepcional -se sabe que a GGM no le gustan las entrevistas y hace de todo por escaparse de ellas- La Vanguardia publicó una especie de avance, de trailer, en su sitio Web. Escueta. De a penas 800 palabras, notas bibliográficas incluidas, una sola pantalla, imagen incluida. Una versión corta, ligera (5), en la que Gabo no invoca, no aborda la menor cuestión de salud. Para La Vanguardia y su enviado especial, Xavi Ayén, GGM derogó su propia ley y se prestó al jueguito de preguntas y respuestas. Por primera vez en casi tres años… Más o menos.

Para los que exigen -con toda razón, porque esta regla, este imperativo del periodismo es cada vez menos respetado- la cita textual entre comillas, Xavi Ayén escribió: GGM «desvela que atraviesa un parón creativo desde hace más de un año».
Para los que tenían dudas o creyeron haber leído mal, no caben indecisiones. Gabo dejó de escribir.

La prensa latinoamericana, evidentemente, fue cogida por sorpresa, esta revelación la sorprendió como un duro golpe. Literal y figuradamente. A la vista de Clarín, destacado diario argentino, lo más importante a resaltar en la entrevista es su «confesión por la sorpresa» que, además es sin anestesia. «Sin anestesia, le hace saber al mundo que 2005 ha sido, para él, un año prácticamente improductivo». El diario francés Libération, en una breve información titulada «Marquez à sec», califica la entrevista de «curiosa» (curieuse) en el sentido de rara, extraña.

Esos mismos periódicos latinos subrayan también que GGM aceptó dos cosas que nunca acostumbra hacer: en la foto del fotógrafo Kim Manresa, posa en compañía de su esposa, Mercedes Barcha, en el interior de su residencia (ver foto). Uno de sus hijos participó por un momento en la entrevista. Por otro lado, el escritor evoca varios aspectos, anécdotas o episodios de su vida privada y familiar. ¿Chismoso GGM a los 78 años? ¿Egocéntrico? No, no. Tal vez en medio de esas brumas otoñales de su vida, el Patriarca solamente sintió la necesidad de precisar unas cuantas cosas. Balance, no.

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(1) (2) y (3) – Son las tres únicas frases entre comillas de GGM, citadas por lavanguardia.es.

(4)- «Vivir para contarlo», primer volumen de 600 páginas de una trilogía inconclusa, se detiene en 1951. Mantuvo ocupado a su autor durante unos diez años. «Después de una grave enfermedad, escribió Ramón Chao en febrero de 2004 en el mensuario francés Le Monde Diplomatique, García Márquez tomó en serio la necesidad de contarla hasta el final. Como si, a su edad, estimara que la vida adquiere sentido a la misma vez que los recuerdos la salvan del tiempo que pasa. Y como si la existencia no valiera la pena mas que para convertirse en un relato». La traducción francesa de «Vivir para contarlo «, «Vivre pour la raconter» est de Annie Morvan, Ed. Grasset, Paris, 2003, 602 páginas.

(5) – No pudimos tener acceso a la versión larga (hay que ser suscriptor de La Vanguardia). En una página de un sitio personal en español, leímos el extracto siguiente, que no podemos entonces confirmar: «Tomé un año sabático en 2005 (…) Por primera vez en mi vida no he escrito nada. (…) No tengo ni proyecto, ni perspectiva». Por otra parte no sería insignificante saber si G.García Márquez evocó por su propia decisión todas las cuestiones sobre su (falta de) inspiración.