El presente artículo está basado en la ponencia presentada al Segundo Seminario: Socialismo Peruano, que se viene realizando por el Foro Centenario:»José Carlos Mariátegui» exitosamente, durante el mes de Agosto del presente año, como parte de las actividades celebratorias del 75º Aniversario del Sindicato Unitario de Trabajadores de Telefónica del Perú S.A.Cuando el Primer Tomo […]
El presente artículo está basado en la ponencia presentada al Segundo Seminario: Socialismo Peruano, que se viene realizando por el Foro Centenario:»José Carlos Mariátegui» exitosamente, durante el mes de Agosto del presente año, como parte de las actividades celebratorias del 75º Aniversario del Sindicato Unitario de Trabajadores de Telefónica del Perú S.A.
Cuando el Primer Tomo de «El Capital» y el «Manifiesto Comunista», parecían explicar todo, y Europa capitalista «era el espejo donde los pueblos atrasados debían ver su futuro», cuando todo parecía por primera vez descubierto y explicado, aparecieron inevitablemente nuevas inquietudes y la necesidad de ahondar las investigaciones al respecto.
LA COMUNIDAD RURAL RUSA Y LA BUSQUEDA MARXISTA DE VIAS NO CAPITALISTAS DE TRANSFORMACIÓN SOCIAL
El pretexto fue la inquietante y desesperada correspondencia de los revolucionarios «populistas» rusos, «Narodnaia Volia» (Voluntad del Pueblo), los cuales venían combatiendo al zarismo en el momento de los inicios del capitalismo en ese país, y habiendo leído los textos antes señalados (los cuales parecían indicar la inevitabilidad de que todas las sociedades pasasen por el mismo desarrollo capitalita que Inglaterra), preguntaban a Marx sino existía una vía, una posibilidad, para que Rusia pasase a la deseada sociedad socialista sin tener que transcurrir por las penurias y horrores que el capitalismo imponía, y si tal vía podría basarse en la vitalidad de la Obschina o Mir, la comuna rural rusa, que abarcaba mas de la mitad del territorio ruso.
Un Marx, distinto del de los inicios, que otorgaba un total «progresismo» a la expansión «civilizatoria» del capitalismo entre los «bárbaros» (por los cuales debíamos entender que no eran Inglaterra, Alemania y Francia), respondió, a través de una carta al director del «Otiechsviennie zapiski», a fines de 1877, «si Rusia sigue por el camino que ha seguido desde 1861, perderá la mejor oportunidad que le haya ofrecido jamás la historia a una nación, y sufrirá todas las fatales vicisitudes del régimen capitalista». Obviamente, aprovecharía dicha Carta para defender su obra, precisando que el capítulo de «El Capital» sobre la acumulación primitiva, no pretendía más que trazar el camino por el cual surgió el orden económico capitalista, en Europa Occidental, del seno del régimen económico feudal, y que sus críticos, habían convertido esbozo histórico de la génesis del capitalismo en el Occidente europeo en una «teoría histórico-filosófica de la marcha general que el destino le impone a todo pueblo, cualesquiera sean las circunstancias históricas en que se encuentre», a fin de que pudiese terminar por llegar a la forma de la economía que le asegure, junto con la mayor expansión de las potencias productivas del trabajo social, el desarrollo más completo del hombre», una suerte de «teoría histórico-filosófica general cuya suprema virtud consistiría en ser suprahistórica».
En igual sentido respondería una Carta a Vera Sazulich (cuando ésta aún era «populista») en que ella, en su nombre y en el de sus compañeros, le solicitaba que expusiera su opinión sobre los destinos posibles de la comunidad rural rusa, y sobre la teoría, que algunos le atribuían a Marx, según la cual todos los países del mundo deben, por una ley histórica inevitable, atravesar todas las fases de la producción capitalista; precisando, que la fatalidad histórica señalada en «El Capital» , estaba «expresamente restringida a los países de Europa Occidental», donde el movimiento era la transformación de la propiedad privada personal a la propiedad privada capitalista, siendo que el caso de Rusia sería el de la transformación de la propiedad común en propiedad privada, caso al cual él no se había referido, y añadiendo el estudio especial que había hecho sobre ella, lo había convencido que «esta comuna es el punto de apoyo de la regeneración social en Rusia; pero a fin de que ella pueda funcionar como tal habrá que eliminar primeramente las influencias deletéreas que la sacuden de todos lados y luego asegurarle las condiciones normales de un desarrollo espontáneo» (Carta de Marx a Vera Sazulich, del 08 de Marzo de 1881).
No obstante, un mas rico indicador de la preocupación especial de Marx, sobre el tema es la existencia de los esbozos previos a esta Carta, que éste hiciese, y en los cuales hace una valoración de las posibilidades de evolución de la comuna rural rusa, señalando que ésta disponía de una posición única, sin precedentes en la historia, porque en toda Europa era la única que tenía todavía una estructura orgánica, que predominaba en la vida rural del inmenso imperio ruso; y que además, la propiedad comunal de la tierra le ofrecía una base natural para la apropiación colectiva, y la existencia contemporánea de la producción capitalista, le proporcionaría ya elaboradas las condiciones materiales del trabajo cooperativo, organizado en gran escala, y que, en consecuencia «La comuna puede, entonces, adoptar los resultados positivos del sistema capitalista sin tener que sufrir sus penurias» y que, …», puede convertirse en el punto de origen directo del sistema económico hacia el que evoluciona la sociedad moderna y cambiar de piel sin tener que suicidarse», añadiendo: «Si la revolución llega a tiempo, si la «intelligentzia» concentra todas las fuerzas «vivas del país» para asegurar el libre desarrollo de la comuna rural ésta será pronto el elemento regenerador de la sociedad rusa y el factor de su superioridad sobre los países esclavizados por el capitalismo» (publicados en «Marx-Engels Archiv», Frankfurt, 1926.).
Por último, en el Prefacio a la Edición rusa de 1882, del «Manifiesto Comunista», Marx volvería a responder nuevamente a la inquietud de los rusos sobre la vía no occidental del desarrollo socialista, señalando: «¿podría la comunidad rural rusa -forma por cierto ya muy desnaturalizada de la primitiva propiedad común de la tierra- pasar directamente a la forma superior de la propiedad colectiva, a la forma comunista, o, por el contrario, deberá pasar primero por el mismo proceso de disolución que constituye el desarrollo histórico de Occidente?. La única respuesta que se puede dar hoy a esta cuestión es la siguiente: si la revolución rusa da la señal para una revolución proletaria en Occidente, de modo que ambas se completen, la actual propiedad común de la tierra en Rusia podrá servir de punto de partida a una evolución comunista».
LAS DIFERENCIAS ENTRE MARX Y ENGELS SOBRE LA COMUNIDAD RURAL RUSA
Notaran los lectores que solo he citado, hasta el momento, documentos sobre la comuna rural rusa, suscritos por Marx, rompiendo la consabida costumbre socialista de citar al binomio «Marx y Engels», y deseo precisar que eso no se debe a un descuido u olvido accidental. Es realmente intencional, pues los documentos suscritos por Engels en la misma época, sobre la misma materia, difieren de las opiniones de Marx., y deben por ello, a mi parecer, tratarse por separado.
Así, Engels, en su Artículo : «Las condiciones sociales en Rusia» (1875), respondiendo a Piotr Nikitich Tkchov, explicará que la revolución a que aspira el socialismo moderno consiste en la victoria del proletariado sobre la burguesía y en una nueva organización de la sociedad mediante la liquidación de las diferencias de clase, y que para ello, se precisa, además de la existencia del proletariado, que ha de llevar a cabo esta revolución, la existencia de la burguesía, en cuyas manos las fuerzas productivas de la sociedad alcanzan ese desarrollo que hace posible la liquidación definitiva de las diferencias de clase, y añadirá «Solo al llegar a cierto grado de desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad, muy avanzado hasta para nuestras condiciones presentes, se hace posible elevar la producción hasta un nivel en que la liquidación de las diferencias de clase represente un verdadero progreso, tenga consistencia y no traiga consigo el estancamiento o incluso, la decadencia en el modo de producción de la sociedad. Solamente en manos de la burguesía han alcanzado las fuerzas productivas ese grado de desarrollo. Por consiguiente, la burguesía es, también en este aspecto, una condición previa, y tan necesaria como el proletario mismo, de la revolución socialista».
Igualmente, Engels responderá mas tarde a N. F. Danielson (17 de Octubre de 1893), también identificado con los «populistas» rusos, precisándole que «a Rusia no le quedaban más que dos caminos : o desarrollar la comuna rural para convertirla en una forma de producción de la que estaba separada por varias etapas históricas y para cuyo establecimiento ni siquiera en el Occidente habían madurado entonces las condiciones -una tarea evidentemente imposible- , o elegir el camino del desarrollo capitalista. ¿Qué otra cosa podía hacer mas que seguir este último camino?», y que mucho temía que la comunidad rural rusa estuviese condenada a desaparecer, no obstante «por otra parte, el capitalismo ofrece nuevas perspectivas y nuevas esperanzas. Véase lo que ha hecho y lo que está haciendo en Occidente»…. «Ninguna gran calamidad histórica deja de tener por compensación un progreso histórico. Lo único que varía es el modus operandi. ¡Que les destinées s´accomplissent! (¡Cúmplase el destino!)», con lo cual éste, volvía a la posición eurocéntrica y defensora del papel «civilizatorio» que tenía la expansión mundial del capitalismo, de los inicios del marxismo (a este respecto, recordar el artículo de Marx en que éste justifica el despojo mexicano de California por los Estados Unidos).
Pues bien, retomando el hilo de esta exposición, tenemos que el problema clave del conflicto entre el socialismo utópico y socialismo científico, consistente en la posibilidad o imposibilidad para servirse de la obshchina o comunidad rural rusa para pasar al ordenamiento socialista, y las condiciones necesarias para ello, fue considerada positivamente por Carlos Marx, por el escaso desarrollo del capitalismo, existente en Rusia y la posibilidad de una revolución socialista en Occidente, y que fue precisamente el impacto del populismo ruso, el que llevó a Marx (tras haber descubierto las leyes fundamentales del desarrollo social hacia el socialismo), a meditar sobre la posibilidad de una vía particular hacia éste, que permitiera al pueblo evitar las horcas caudinas del capitalismo, y le permitiese gozar de los frutos de la civilización.
Muerto, Marx, V.I. Lenin, incluso velando las tesis de Marx al respecto, desarrollaría una dura lucha contra estas concepciones del «populismo» ruso, señalando que éste «no puede ya negar que la economía mercantil haya pasado a ser el fundamento del desarrollo económico,»…, que «la economía mercantil se ha desarrollado hasta transformarse en capitalismo», y que «ahora ya no es posible hacerse ninguna ilusión al respecto». (¿Quiénes son los «amigos del pueblo» y como luchan contra los socialdemócratas?»).
El triunfo de la Revolución de Octubre y el difícil proceso de constitución de un proyecto socialista en un país capitalista atrasado acaparó la atención de los socialistas del mundo y sepultó prácticamente la posibilidad de otra forma no occidental de transformación socialista, defendida por Marx y los «populistas» rusos en los años 1880, convirtiendo al camino «bolchevique» en el único deseable y «permisible», situación que no se conmovió ni con la aparición tardía, en 1926, de los escritos de Marx sobre la Obshcina rusa y sus posibilidades.
MARIATEGUI Y LA COMUNIDAD CAMPESINA EN EL DESARROLLO SOCALISTA PERUANO
Mediando muchos años de distancia, J. C. Mariátegui, posiblemente influenciado por la lectura de la obra de Eugene Schkaff sobre la cuestión agraria en Rusia (o por las investigaciones de Marx y Engels sobre los trabajos de Morgan, y sobre las comunidades primitivas), y basándose en el estudio de la historia y la realidad andina del Perú y América Latina, recogerá la tesis marxista olvidada, y avanzando mas en ésta, inscribe en el Programa del Partido, redactado en Octubre de 1928 y aprobado a comienzos de 1929, «El socialismo encuentra, lo mismo en la subsistencia de la comunidades que en las grandes empresas agrícolas, los elementos de una solución socialista de la cuestión agraria,»…»Pero esto,»…»no significa en lo absoluto una romántica y antihistórica tendencia de reconstrucción o resurrección del socialismo incaico, que correspondió a condiciones históricas completamente superadas, y del cual solo quedan como factor aprovechable dentro de una técnica de producción perfectamente científica, los hábitos de cooperación y socialismo de los campesinos indígenas» (Acta de Constitución del Partido Socialista, Octubre de 1928), añadiendo mas adelante que «Las «comunidades», que han demostrado bajo la opresión mas dura condiciones de resistencia y persistencia realmente asombrosas, representan un factor natural de socialización de la tierra. El indio tiene arraigados los hábitos de cooperación» («El Problema de las razas en América Latina», Junio de 1929); tesis que además atraviesa sus ensayos sobre el Problema del Indio y de la Tierra.
¿Copia mecánica acaso? De ninguna manera.
Recordemos que Mariátegui, como el Marx que contestara a Vera Sazulich, pensaba que «El materialismo histórico no es, precisamente el materialismo metafísico o filosófico, ni es una Filosofía de la Historia, dejada atrás por el progreso científico». (J.C. Mariátegui. «La filosofía moderna y el marxismo», en «Defensa del Marxismo»), y que el marxismo… «, es un método fundamentalmente dialéctico. Esto es, un método que se apoya íntegramente en la realidad, en los hechos. No es, como algunos erróneamente suponen, un cuerpo de principios de consecuencias rígidas, iguales para todos los climas históricos y todas las latitudes sociales»….»El marxismo, en cada país, en cada pueblo, opera y acciona sobre el ambiente, sobre el medio, sin descuidar ninguna de sus modalidades» (J.C. Mariátegui. «Mensaje al Congreso Obrero», Enero de 1927).
LA INTERNACIONAL COMUNISTA Y EL SUPUESTO POPULISMO DE MARIATEGUI
Este rescate mariateguista de la vía marxista olvidada fue el origen de que, continuando con las injustificadas críticas del Buró Sudamericano de la III Internacional, V.M. Miroshevski, calificara de «populismo» el pensamiento de Mariátegui («El «populismo» de Mariátegui en el Perú, papel de Mariátegui en la historia del pensamiento social latinoamericano», publicado en la revista cubana «Dialéctica», en Mayo-Junio de 1942), y lo hiciese retomando mecánicamente los ataques de Lenin contra los populistas rusos, acusando a Mariátegui de tener la convicción de que el Perú marcharía hacia la revolución por su propio camino, un camino «especial», considerar «a los campesinos indígenas peruanos como «colectivistas naturales», creer «que éstos realizarían la revolución socialista independientemente, sin la dirección del proletariado revolucionario», concluyendo que en su aspecto primario sus ideas …»fueron las ideas del «socialismo» pequeñoburgués, una versión especial de populismo adaptada al Perú», y que «fueron los sueños utópicos de un intelectual pequeñoburgués en un país campesino, atrasado».
Esta crítica fue valientemente respondida por el camarada Moisés Arroyo Posadas, con un artículo titulado «A propósito del artículo «El populismo en el Perú» de V. Miroshevski», publicado en la misma Revista «Dialéctica», rechazando la falsa imputación de que Mariátegui no reconociese o plantease la conducción proletaria de la Revolución Peruana y plantease para ésta una vía ajena al marxismo.
Hoy día, podemos entender mas claramente que J.C. Mariátegui no solo defendió ésta tesis frente a la Internacional Comunista, como integrante de las particularidades de la Revolución Socialista en Perú, acorde con el análisis concreto de la realidad concreta, sino que al hacerlo, además, rescató del intencional «olvido» y el oscurantismo del «marxismo» determinista y mecánico, una vía no occidental del desarrollo socialista, avizorada por Marx.