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Reseña de “Siglo XX. Tiempo de canallas”, de Andrés Sorel

El resultado de un encabronamiento justificado

Fuentes: Rebelión

Cuando estamos cabreados, algunos tenemos capacidad de expresarlo escribiendo un artículo de opinión, algunas páginas incluso. Andrés Sorel tiene genio, talento y memoria como para escribir un libro fruto del encabronamiento, de la indignación. Cuando estamos encabronados, algunos tenemos capacidad de expresarlo escribiendo un artículo de opinión, algunas páginas incluso. Andrés Sorel tiene genio, talento […]

Cuando estamos cabreados, algunos tenemos capacidad de expresarlo escribiendo un artículo de opinión, algunas páginas incluso. Andrés Sorel tiene genio, talento y memoria como para escribir un libro fruto del encabronamiento, de la indignación.

Cuando estamos encabronados, algunos tenemos capacidad de expresarlo escribiendo un artículo de opinión, algunas páginas incluso. Andrés Sorel tiene genio, talento y memoria como para escribir un libro fruto del encabronamiento, de la indignación. La excusa es el fin del siglo XX, la razón es que el balance para quienes se indignan con el sufrimiento de cualquier persona en cualquier parte del mundo -parafraseando al Che- es desesperante; y el mérito de Sorel es que tiene memoria y coherencia, lo que le convierte en un peligro para los miserables del siglo XX y los que quedan en este XXI.

Andrés Sorel no deja en «Siglo XX. Tiempo de canallas» títere con cabeza, pero es que al terminar de leerlo no podemos dejar de darle la razón por pensar así. No hay poderoso en el mundo que no termine malparado por las palabras de Sorel: el mercado, el imperio, la monarquía española, las editoriales, los bancos, los partidos políticos, los medios de comunicación, la tragedia de la emigración, la educación, la universidad… 

Aunque la primera parte del libro se centra en España: el franquismo, la transición y lo que sea que haya ahora; la obra termina abarcando el estado del mundo, desde la geopolítica a los valores. No hay que olvidar que Sorel pertenece a la generación que más ha sufrido, ha luchado y tiene ahora más razones para sentirse frustrada. Frustrados que no callados parece que nos dice en este libro.  

Con unas páginas repletas de citas y referencias éticas y literarias, Andrés Sorel comparte con el lector su indignación -su encabronamiento como decíamos al principio-. De manera que por sus palabras leemos a Albert Einstein, María Zambrano, Bertrand Rusell, César Vallejo, Arundhati Roy, Harold Pinter, Nietzsche, Alfonso Sastre, Hölderlin, Jack London, Tetrarca, Sami Naïr.. Es como si todos acudiesen al llamado de Sorel a compartir con nosotros su cólera contra la injusticia, la corrupción, el fundamentalismo religioso, la miseria, el imperialismo, la guerra y la traición que ha caracterizado al siglo XX. Y probablemente es esta última, la traición, la que más repudia y menos perdona Sorel, y es que la traición quizás sea el delito que más duele porque te roba la confianza que un día pusiste en alguien: «Intelectuales y artistas, los elementos decorativos de la sociedad actual, se desplazan hacia el abrazo del mercado, adaptándose a las justificaciones de la democracia capitalista y a su filosofía de derechas. (…) Tiempo de canallas».  El mercado, detrás de tanta traición, la mano invisible -o no tan invisible- del mercado, en forma de premios, de ventas de libros, de cuentas de resultados: «Son las nuevas plagas de Egipto las que los valedores del mercado neoliberal han lanzado sobre la mayor parte de los pobladores del universo: hambrunas, epidemias como el sida, explotaciones sexuales a escala planetaria, envenenamiento de los ríos y mares, de la atmósfera. Ellos son los grandes terroristas y encima poseen el monopolio de las armas». Sorel no se queda en acusaciones generalistas y ambiguas, él da nombres propios, empresas, gobiernos. Los criminales tienen nombre y apellidos y nuestro autor los señala. 

Inevitable la sensación de los honestos de estar clamando en el desierto: «¿Te imaginas a un payaso intentando hacer reír a los muertos que yacen en el cementerio? Pues eso resulta ser tu discurso lanzado a los neoanalfabetos y conversos de las virtudes del progreso, de la excelencias del mundo en que viven».

Pero este libro no podría terminar sin esperanza, basada en jóvenes y movilizaciones que «demuestran que ellos, y no los obsoletos movimientos y partidos políticos, quieren ser el sujeto revolucionario del presente histórico». Porque para Sorel «resulta imprescindible combatir por una democracia que impida la continuidad de la farsa de la democracia actual; buscar la socialización de los beneficios, la imposibilidad de que exista esta discriminación que lacra a los seres humanos y a los pueblos; desposeer a los poderosos de sus incalculables fortunas para que la distribución alcance a los desposeídos, desheredados de la Tierra». Para ello «debemos terminar con el mito fetichista de la democracia de las urnas, del voto mediatizado por las fuerzas económicas y las prácticas políticas degenerativas, procedimiento moderno de lo que fue el sistema caciquil vigente en el desarrollo de los Estados a principios del siglo XIX y que tan bien supo manejar la incipiente y explosiva sociedad norteamericana». Ya advertimos que Andrés Sorel no dejaría títere con cabeza. 

Alguien puede pensar que estamos ante un libro deprimente y desmoralizador. No, esta es una obra para indignarse y rebelarse, es un libro para la insurrección. Y para ella se hace necesario un gran llamamiento, «es la humanidad la amenazada. Y la razón ha de convocar, volteando las campanas que provoquen la alerta en todas las ciudades de la Tierra, a éstos, los seres humanos que la conforman, para que acudan, con medios que van del pacifismo a la violencia, a defenderla». Una convocatoria que va dando sus resultados, ahí está la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad trabajando en México, en Cuba, en Venezuela, en España. Porque también el autor reniega de «de los partidos herederos de la vieja izquierda, incapaces de engancharse al motor revolucionario y transformador de la historia. Mensajeros de la impotencia, resignación, abulia y desesperanza».

Estamos ante la obra de un luchador nato, fiel a sus principios, que no perdona la traición y que no deja lugar a concesiones al poder. No se podía esperar otra cosa de que hombre que lleva toda la lucha rebelándose contra el crimen y la injusticia. Un mundo con muchos Andrés Sorel seguro que sería mejor. 

Andrés Sorel. «Siglo XX. Tiempo de canallas», de Andrés Sorel. Editorial Txalaparta. www.txalaparta.com

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