Cuando el 20 de enero de 2001 George W. Bush juro como presidente de los Estados Unidos (EU), luego de unas cuestionadas elecciones en las que obtuvo menos votos populares que su oponente, la nación norteamericana estaba en la plenitud de la prosperidad. En el plano político, ejercía un liderazgo global importante, ganándose el respeto […]
Cuando el 20 de enero de 2001 George W. Bush juro como presidente de los Estados Unidos (EU), luego de unas cuestionadas elecciones en las que obtuvo menos votos populares que su oponente, la nación norteamericana estaba en la plenitud de la prosperidad. En el plano político, ejercía un liderazgo global importante, ganándose el respeto hasta de sus más duros adversarios. Su economía crecía a un promedio de 6% anual, una tasa de ocupación laboral record (96%); por primera vez desde 1948, su balanza comercial tenía un superávit que alcanzaba la cifra de 400 mil millones de dólares, el más alto de toda su historia.
Desafortunadamente, W. Bush ha echado todo ese bienestar por la borda. Salpicado por escándalos de corrupción (los casos de la Enron, Halliburton y Blackwater lo evidencian), el actual presidente norteamericano ha colocado a los estadounidenses a orillas del abismo. Ha fracasado estrepitosamente en su autoproclamada «Guerra contra el Terror». La invasión a Irak le ha costado el superávit que le dejo Clinton, sumergiendo a los EU en un déficit que ya supera los 660 mil millones de dólares, lo cual quiere decir que la actual administración se ha tragado la suma de un trillón de dólares (o sea un uno seguido de dieciocho ceros). La tasa de desempleo estadounidense (8%) dobla la dejada por Clinton.
En aras de ejercer una hegemonía, a ratos amenazando la supervivencia de la especie humana, EU ha perdido el respeto de la comunidad internacional. El sentimiento antinorteamericano en el mundo ha sido incrementado por una administración que se empeña en colocarse como odioso policía del mundo.
George W. Bush, sin duda el presidente menos talentoso que ha tenido el pujante pueblo norteamericano, ha colocado a EU en un proceso irreversible hacia la pérdida de su hegemonía como única potencia global. El mundo se apresta a ser protagonista de una crisis global sin precedentes que terminara reordenando la geopolítica mundial. Tres son los factores que desencadenaran esta crisis:
La caída del dólar.
En lo que va del año el dólar ha perdido el 45% de su valor con respecto al euro. Durante las últimas tres décadas, la moneda norteamericana ha perdido veinte veces su valor. Mas grave aun, la depreciación del dólar representa la devaluación de una moneda que esta desempeñando el rol de dinero mundial.
La causa fundamental de esta bajada, ha sido el impresionante déficit de la balanza comercial estadounidense, situada en una cifra equivalente al 5.7% del PIB norteamericano y la astronómica deuda federal que alcanza la suma de 800 mil millones de dólares, ambas provocadas por las erradas políticas del gobierno norteamericano caracterizadas por los cortes constantes de impuestos y el excesivo gasto militar (solo este año el presupuesto de defensa es de 500 mil millones de dólares).
A partir de las últimas medidas anunciadas por la Reserva Federal, es de esperar que la devaluación del dólar se acentúe. Movidos por las altas tasas de interés estadounidense y por su estabilidad, muchos países usaron como refugio para sus capitales financieros la compra de bonos del Tesoro y el depósito de sus reservas en moneda norteamericana. El 80% del ahorro mundial llego a estar en dólares, con lo cual se sostuvo durante mucho tiempo la economía gringa.
Sin embargo, la baja de las tasas de interés hechas por la Reserva Federal para combatir los efectos de la explosión de la burbuja inmobiliaria y la caída de la bolsa, sumado a la desconfianza que esta generando el dólar entre las principales economías del mundo han hecho que muchos países empiecen a salir de los dólares que tienen para convertirlos en otras monedas como el euro o el yuan.
Rusia empieza a hacer una conversión desesperada de sus dólares a monedas más fuertes. Las más sólidas economías asiáticas hacen lo propio. Chile y Brasil comienzan a emitir bonos de deuda en euros. La concreción del Banco del Sur se prevé como un nuevo canal para que gran parte de las reservas de los países latinoamericanos (200 mil millones de dólares) dejen de sostener la economía norteamericana y pasen a formar el capital del naciente banco regional. Sumado a esto los países miembros de la OPEP empiezan ya a convertir sus petrodólares en petroeuros.
Todo parece indicar que el reinado del dólar llega a su fin. Aunque ha pasado por otras crisis parecidas, como la de 1970 en donde se devaluó un 20%, esta tiene la agravante de ocurrir cuando los principales indicadores macroeconómicos están bastante golpeados: alta inflación, déficit fiscal, déficit comercial, altos precios del petróleo, alta tasa de desempleo y resquebrajamiento de la confianza mundial en la moneda.
El Petróleo.
Los precios del petróleo alcanzan niveles record. No hay dudas de que antes de terminar este 2007 tendremos un barril llegando a la cifra de 100 dólares. Este es otro tema que pende sobre los EU.
Hasta hace tres décadas EU era el mayor productor petrolero del mundo. Hoy es solamente el mayor consumidor de todo el planeta: 25 millones de barriles diarios. Los norteamericanos serán los más afectados por las alzas de los precios del petróleo, a causa del agotamiento de las reservas, la inestabilidad en medio oriente, la guerra en Irak y la amenaza de invasión a Irán, estas dos últimas promovidas por la Administración Bush.
Todos sabemos, aunque no queramos admitirlo, que la subida de los precios del crudo son irreversibles y continuaran durante los próximos años, lo cual dificultara que la maltrecha economía estadounidense pueda recuperarse en el corto o mediano plazos.
La inestabilidad política de Medio Oriente y el conflicto que mantiene la actual administración con otros países productores como Venezuela y más recientemente Rusia, no augura nada bueno para su economía. Si a estos le sumamos la reciente amenaza hecha por W. Bush acerca de una posible intervención en Irán y la promesa del posible candidato presidencial republicano, Rudolph Giulliani, de que un bombardeo a esa nación seria seguro en un gobierno suyo, estaríamos ante la posibilidad de una crisis energética sin precedentes que podría llevar los precios del crudo hasta los 200 dólares por barril.
Michael T. Klare, en la pagina 166 de su libro Sangre y Petróleo, nos explica la razón: «Evidentemente Irán no tiene mucha capacidad para una guerra a plena escala con Estados Unidos, pero si dispone del poder suficiente para trastornar o cortar el trafico de los petroleros a través del estrecho de Ormuz, lo que originaria una grave escasez de suministro energético en todo el mundo.»
Mas adelante, en la pagina 176 del citado libro, Klare es mas contundente aun: «la estrategia presidencial del gobierno norteamericano augura un futuro de precios disparados, interrupciones de suministro y, tal vez incluso extorsiones». Debemos establecer al lector que este libro fue publicado en 2004, cuando los precios del barril de petróleo todavía rozaban los 40 dólares.
No hay dudas que el petróleo hará su parte en el resquebrajamiento de la hegemonía global de Estados Unidos. Lógicamente, esto tendrá una repercusión global muy fuerte que será parte de una gran crisis económica mundial.
Alan Greenspan, expresidente de la Reserva Federal estadounidense, nos ilustra mucho mas sobre este tema, en la pagina 462, de su libro La Era de la Turbulencia: «Es obvio que mientras Estados Unidos dependa de productores de petróleo con los que no tenga una buena relación, seremos vulnerables ante una crisis económica sobre la cual tenemos muy poco control. El petróleo es el motor de la economía mundial y una abrupta caída de la oferta o una fuerte alza de los precios, podrían quebrar nuestra economía y la de otros países.»
Justo es reconocer que Greenspan en este libro, que debe ser fuente obligada para quienes pretendan comprender el escenario global que se avecina, pronostica estabilidad en los precios del petróleo durante los próximos diez años, los cuales sitúa entre los 100 y los 130 dólares por barril en ese periodo.
Sin ganas de alarmismos innecesarios, y luego de mucho estudio acerca del comportamiento del mercado y la geopolítica petroleras, no seria una locura pensar que a principios de la segunda década de este siglo tendremos un barril de petróleo cercano a los 200 dólares.
El retiro de los Baby Boomers.
Entre 1946 y 1964, conocida por muchos como la era del boom norteamericano, nacieron 80 millones de seres humanos a los cuales se les conoce con el nombre de los baby boomers. La generación que instauro el denominado American Way of Life y que hizo que muchos ciudadanos de otras latitudes aspiraran a concretar el llamado American Dream, esta envejeciendo y ya empieza a llegar su hora para el retiro.
Dadas las particularidades del Sistema de Seguridad Social estadounidense que protege, correctamente, los derechos de cada ser humano a tener una vejez digna, el retiro de estos millones de ciudadanos, constituye otra amenaza a la economía norteamericana.
El denominado «tsunami plateado» de Estados Unidos, comenzó este año con una avalancha de solicitudes de prestaciones de Seguridad Social. Según estimaciones del Departamento de Seguridad Social, unas diez mil personas se convertirán cada día en posibles beneficiarias del sistema durante los próximos veinte años.
A este ritmo según el propio departamento, el Fondo Fiduciario de la Seguridad Social podría quebrar en el año 2041. Con la agravante de que la campaña electoral norteamericana no permite abordar seriamente el tema por su alto costo político. Se estima que el debate sobre el retiro de los baby boomers podrá tener vigencia plena con la entrada de la próxima administración en 2009.
Hacia un mundo pluripolar.
Visto a grandes rasgos el oscuro panorama que se cierne sobre Estados Unidos y los retos que plantea para todo el planeta, no hay dudas que la preeminencia global norteamericana esta llegando a su final. Todo indica que, a más tardar en la tercera década de este siglo, seremos testigo de la caída de la más grande potencia mundial jamás conocida en la historia de la humanidad.
La debacle de un gigante de esas magnitudes no pasara sin provocar también grandes contrariedades en todo el planeta. Sin aspiraciones de pitonisa me atrevería a pronosticar que la crisis desencadenada por la caída de EU nos llevara hacia dos décadas de inestabilidad.
El resultado final será otro orden mundial caracterizado por la pluripolaridad global. Ese mundo pluripolar que podría estar plenamente instalado en la mitad de este siglo tendrá como uno de sus protagonistas a los Estados Unidos, lógicamente ya sin la fortaleza e influencia de hoy, coexistiendo y conviviendo con otros polos en el nuevo mapa geopolítico mundial.
¿Quienes podrían constituirse en esos polos? Eso será materia de nuestra próxima entrega.