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Entrevista a Daniel Bensaïd, activista del Mayo del 68 parisiense

«El mayo del 68 confirmó que había espacio para una izquierda radical»

Fuentes: L’ACCENT

Durante el mes de mayo de 1968 las protestas estudiantiles y las huelgas obreras sacudieron los fundamentos de la República Francesa. De hecho, el 1968 fue un año de revuelta global que afectó Francia, pero también Checoslovaquia, Japón, la República Federal Alemana, México y los Estados Unidos. Daniel Bensaïd (Tolosa de Llenguadoc, 1946) participó directamente […]

Durante el mes de mayo de 1968 las protestas estudiantiles y las huelgas obreras sacudieron los fundamentos de la República Francesa. De hecho, el 1968 fue un año de revuelta global que afectó Francia, pero también Checoslovaquia, Japón, la República Federal Alemana, México y los Estados Unidos. Daniel Bensaïd (Tolosa de Llenguadoc, 1946) participó directamente de la revuelta francesa. Es uno de los fundadores de la Liga Comunista Revolucionaria (LCR) y actualmente es profesor de filosofía a la Universidad de París-VIII. El pasado 24 de mayo participó en unas jornadas sobre el Mayo del 68 organizadas por el colectivo catalán Revolta Global. Con él conversamos sobre la revolución de los sesenta, la situación actual de la izquierda en el Estado francés y el futuro del marxismo.

Revolución generacional, revolución social o proceso revolucionario. ¿Qué fue el Mayo del 68?

Una mezcla de todo. El componente generacional sin duda lo tenía; éramos la generación de posguerra, la primera que accedió masivamente a la educación superior y éramos un nuevo actor social. También había un componente de revolución social nada despreciable, tanto en el Estado francés como en las grandes revoluciones que poco después estallarían en Italia.

A menudo se olvida que el 68 fue un movimiento de revoluciones que no sólo estuvo focalizado al Estado francés…

En aquel momento, la influencia de las movimientos radicales que existían en lugares como Italia, Japón o entre el movimiento negro de los Estados Unidos era muy grande, y estaban muy presentes. Ahora, en este cuadragésimo aniversario la visión que el 1968 fue un año de protestas internacionales está mucho más presente que en aniversarios anteriores, cuando sólo se hablaba de Francia.

Vietnam era una referencia obligada.

Vietnam era el punto que unificaba esta generación política, fue una referencia mundial. Constantemente recibíamos noticias de matanzas en aquel país asiático, también de protestas y muertes en los campus universitarios norteamericanos. Además, había muchos desertores de aquella guerra que se exiliaron en Europa. Un momento muy importante fue la manifestación contra la guerra de Vietnam celebrada en Berlín a finales de enero de 1968. Era un lugar simbólico, el lugar dónde murió Rosa Luxemburgo, y además era necesario atravesar parte del bloque soviético para llegar. Creo el núcleo que después seria el mayo francés, que no fue paso un movimiento nacido de la nada.

¿Cómo influyó a nivel personal el mayo francés?

Bien, yo ya estaba metido en política antes del 68. A Tolosa entré en contacto con el movimiento comunista, que era muy fuerte y estaba nutrido por muchos exiliados y hijos de exiliados de la guerra civil española; también había el tema de la guerra de Argelia, que me condujo a entrar a las juventudes del Partido Comunista Francés.

El momento clave de mi vida política fue el 1966. A mi y a trescientos compañeros más nos expulsaron del partido por nuestras críticas a la dirección. Veíamos el PCF un partido demasiado moderado, tibio en su apoyo al pueblo argelino y vietnamita, y además, éramos muy críticos con el apoyo del partido a la candidatura de Mitterrand (del Partido Socialista) a las presidenciales. En aquel momento ser expulsado del PCF era muy duro, no teníamos el menor asomo de futuro. Éramos trescientos jóvenes y el partido representaba centenares de miles de militantes y era hegemónico a la izquierda. No teníamos el menor asomo de futuro político… Aun así llegó el estallido de 1968 y confirmó que había espacio para una izquierda radical, que nuestros análisis no eran erróneos del todo. Hizo ver que otro mundo era posible.

Daniel Cohn Bendit fue uno de los líderes del mayo del 68 y ahora es eurodiputado por los Verdes alemanes. Hace poco que ha publicado el libro Forget 68 dónde pide a las nuevas generaciones que olviden el mayo del 68. ¿Qué opina de su actitud?

Daniel Cohn Bendit fue indiscutiblemente una figura importante del mayo francés. Ahora es uno de los muchos líderes de aquella generación que han acabado engrosando las filas del social liberalismo, cuando no lo han hecho de la derecha reaccionaria. Defendió el «Sí» a la Constitución europea.

Según Cohn Bendit la cultura del 68 salió vencedora y por esto no hace falta mirar al pasado. Esto es una barbaridad! En estas últimas décadas el que desgraciadamente ha triunfado ha sido una auténtica contrarrevolución ideológica. La única cosa interesante que dice en su libro es que los jóvenes tienen que aspirar a más de lo que aspirábamos nosotros entonces, y en esto tiene toda la razón, habéis de desear más.

¿Qué impresión le causaron las revueltas vividas últimamente a los suburbios de las grandes ciudades francesas?

Fueron muy sorprendentes. Allá no había ni líderes, ni organización, ni palabra. Era el grito de rabia de gente víctima de represión racial, laboral, espacial y educativa. Ahora se detecta una incipiente organización, así como intentos de captación de algunos miembros de la comunidad por parte de la socialdemocracia y la derecha. De las revueltas de las banlieues me impresionó el hecho que la violencia iba dirigida contra sus vehículos, sus escuelas… En mayo del 68 nosotros queríamos quemar el Banco de Francia, y no las escuelas ni la Sorbona!

¿La izquierda política ha conseguido acercarse a las problemáticas de estas comunidades?

En el Estado francés tenemos un problema. Hemos conseguido un relativo éxito en la participación de las mujeres en las organizaciones políticas y sociales, sin llegar todavía desgraciadamente a la paridad. Aún así, la política continúa siendo cosa de franceses blancos, y los hijos de la inmigración difícilmente se ven representados cómo haría falta en las organizaciones políticas. En los años sesenta, a los activistas, nos era muy difícil hacernos sentir entre los obreros cuando repartíamos panfletos a la entrada de las fábricas, ahora todavía es más difícil hacerlo a ciertas barriadas.

La clase trabajadora está dividida.

No, no del todo. Antes era más fácil estar unidos, los obreros trabajaban juntos a la cadena de montaje, entonces había menos racismo porque había más sentimiento colectivo. Pero hoy a las escuelas y en menor medida a las universidades los hijos de clase obrera conviven sin importar sus orígenes. Es aquí dónde debemos trabajar y crear conciencia de clase.

¿Hay posibilidades para una fuerza anticapitalista unitaria en el Estado francés?

El espacio sociológico lo tenemos y sería bueno. Antes de las presidenciales hubo mucha ilusión respeto una lista unitaria pero fracasó. Una plataforma es posible, tal y como demostró el éxito de la movilización por el «No» a la Constitución europea… claro que siempre es más fácil decir «No», que hacer propuestas…

Desde la LCR ponemos dos condiciones básicas para avanzar hacia a un proyecto unitario. La primera de ellas es la total independencia respeto a la socialdemocracia. La segunda, la democracia interna y el debate. No queremos que pase lo que ha pasado en Italia con la izquierda del Arco Iris. La LCR ha pasado dos décadas intentando pactar con los dirigentes de otros partidos de izquierda, hacer las cosas desde arriba. La nueva generación del partido, encabezada por Olivier Besancenot, piensa muy acertadamente que hace falta trabajar con los movimientos políticos y sociales de base, hacer el cambio desde a bajo. El cambio sólo será posible así.

Usted es profesor de filosofía y se ha especializado en teoría marxista. ¿Qué papel depara el siglo XXI a las ideas Marx?

Hay que verlo. La globalización y el mundo actual dan la razón a Marx y a sus teorías sobre el capitalismo. Marx no está enterrado, como muchos afirmaron en los años 80 y 90. El semanario Newsweek publicó en portada la defunción de Marx. Esto es una tontería, seria como decir que ¡Aristóteles está muerto! El marxismo nace al siglo XIX y ha sufrido muchas evoluciones y seguirá evolucionando mientras sea objeto de estudio, las desigualdades sociales existan. El marxismo será importante en el futuro, siempre y cuando se haga una lectura amplia y no dogmática.