(Tomado del libro «Diario de Itxaso». Reflexiones de una bebé)
No voy a ser yo quien ponga en tela de juicio el sabor de un buen marmitako, ni repruebe la ensalada de langosta, el cocido de garbanzos o los callos, así sean madrileños, pero un bebé todo lo que demanda es leche. Y la mejor leche es la natural, la de su madre, porque contiene todos los nutrientes que el bebé necesita, porque los dispone a la temperatura adecuada, los suministra por la vía más tierna y los soporta en el más entrañable pecho. ¡ Y además ofrece servicio las 24 horas y es absolutamente gratis!
Así que, si usted puede amamantar a su bebé porque ninguna causa de fuerza mayor se lo impide, si su religión no se lo censura ni su gobierno se lo prohíbe, aún cuando lo hagan, repita conmigo:
Madre nuestra que nos das el seno,
santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu leche
y hágase la nutrición
tanto de un seno como del otro.
La leche nuestra de cada día
dánosla hoy
y no perdones sus sucedáneos
así como nosotros, tampoco, los perdonamos,
que no hay nada más sano que el pezón,
más líbranos del mal…Nestlé.