Este título me suena totalitario y antidemocrático, pero a continuación vamos a ver que lo autoritario y antidemocrático no es precisamente el título, sino precisamente la autonomía harto declarada por la ideología liberal en el caso de los bancos centrales. Martín Redrado es el presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA), hace algunas […]
Este título me suena totalitario y antidemocrático, pero a continuación vamos a ver que lo autoritario y antidemocrático no es precisamente el título, sino precisamente la autonomía harto declarada por la ideología liberal en el caso de los bancos centrales.
Martín Redrado es el presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA), hace algunas semanas recibió una orden de la presidenta del ejecutivo argentino, Cristina Fernández de Kirchner, sobre determinados lineamientos económicos. El funcionario se negó a acatarlas, lo que desató una verdadera batalla política y judicial en torno al caso -ya que Redrado se ha negado a renunciar-.
Redrado defendió el pasado miércoles ante la prensa «la autonomía y la independencia de criterios del Central» para conservas las reservas y hasta lo calificó como un «hecho histórico».
«Estoy convencido de que estamos marcando un hito hacia adelante en la relación entre el Congreso, el Banco Central, las instituciones de la República para que nunca más ni las reservas, que son los ahorros de los argentinos, ni el Banco Central ni el Congreso sea avasallado, más allá de que circunstancialmente tenga la oportunidad de presidir el Banco Central».
Un error del gobierno argentino le permite al neoliberal Redrado mostrarse como defensor de las reservas de los argentinos, pero el hecho es que el titular del BCRA no acató una orden del ejecutivo.
Esto abre la discusión.¿Puede el BCRA o cualquier banco central ser autónomo e independiente de un ejecutivo?
Esto suele ser así porque los funcionarios de entidades como estas responden de manera inequívoca a políticas neoliberales, la mayoría de sus directores han pasado por organismos como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional.
Cuando gobiernos progresistas llegan al poder, entonces se produce la colisión de intereses, y entonces nos dicen que estas entidades son independientes y que el gobierno no debe interferir.
Pero se supone que si el pueblo votó a un gobierno, son esas autoridades las que deben decidir cuál es la política económica del país.
Si Redrado tiene una idea de la economía diferente a la del gobierno argentino, pues que las explique y luego se presente a elecciones para que la gente lo elija, de otra manera debería renunciar -en primer lugar por una cuestión ética-.
Si los bancos centrales deben ser independientes a los gobiernos, entonces que la elección de sus directores se haga por elección popular, y que los candidatos presenten sus ideas económicas. No es democrático que un gobierno elegido por el pueblo no pueda tomar decisiones en materia económica porque el titular de un banco central no está de acuerdo.
La hipocresía de estos tecnócratas y de los que se hacen coro de sus argumentos no persigue otro objetivo que desestabilizar y poner piedras en el camino de los gobiernos que buscan romper la lógica de poder neoliberal.
A lo mejor el título fue totalitario y antidemocrático, pero esta realidad es mucho peor.
Blog del autor: http://andressallari.blogspot.com/