En el discurso pronunciado a través de Radio Rebelde el 18 de agosto de 1958, con posterioridad a la victoria estratégica de las fuerzas revolucionarias sobre el ejército de la tiranía, el Comandante en Jefe Fidel Castro revelaba los tres objetivos fundamentales concebidos para derrotar la llamada Ofensiva de Verano, el segundo de los cuales […]
En el discurso pronunciado a través de Radio Rebelde el 18 de agosto de 1958, con posterioridad a la victoria estratégica de las fuerzas revolucionarias sobre el ejército de la tiranía, el Comandante en Jefe Fidel Castro revelaba los tres objetivos fundamentales concebidos para derrotar la llamada Ofensiva de Verano, el segundo de los cuales era «mantener en el aire la Emisora Rebelde que se ha convertido en factor de primerísima importancia». Por eso, escuchar decir a Fidel, en su encuentro con los periodistas venezolanos, que las armas para hacer Revolución están hoy en «divulgar la realidad de lo que va a ocurrir» no debería sorprender a nadie.
Desde la Gaceta del Rinh -en manos de Carlos Marx y Federico Engels- hasta Telesur, los vehículos de difusión de ideas han recibido la mayor atención de los líderes revolucionarios. En Cuba, es una tradición que viene desde nuestras luchas por la independencia, cuando Antonio Maceo calificara a la imprenta del periódico El cubano libre como «la artillería de la Revolución». Con las modestas posibilidades de un país pequeño y bloqueado, la Revolución triunfante en Cuba dio a la batalla internacional de la información la mayor prioridad. El surgimiento de la emisora Radio Habana Cuba y de la agencia Prensa Latina- con fundadores como Gabriel García Márquez, Rodolfo Walsh , Jorge Ricardo Massetti y el Comandante Ernesto Ché Guevara- son prueba de ese esfuerzo.
Para algunos, lo novedoso en las palabras de Fidel, estaría en la radicalidad de una afirmación como esta: «ni el Imperio ni los revolucionarios pueden llegar a obtener sus objetivos por la vía de las armas». Pero hasta los «tanques pensantes» de Washington -claro está, sin renunciar al uso de la fuerza- le dan la razón. Por ejemplo, Joseph S. Nye, asistente del Secretario de Defensa durante la Administración Clinton, llegó a afirmar que «el país que mejor sepa conducir la revolución de la información será el más poderoso… Y en el futuro previsible, ese país será Estados Unidos», añadiendo que «al igual que la supremacía nuclear era la clave para el liderazgo de la coalición en el pasado, la supremacía informativa será la clave en la era de la información».
Las fuerzas antiimperialistas, para poder sobrevivir y consolidarse, no pueden ignorar esa estrategia. Lo éxitos alcanzados por países como Irán y Venezuela, en el enfrentamiento a la utilización subversiva de las nuevas tecnologías de la información, son un ejemplo de que es posible derrotarlas y pasar a la ofensiva. El fulminante liderazgo del presidente Hugo Chávez en la red social Twitter y el rol jugado por Telesur en los procesos de cambio en América Latina, así lo confirman.
Aunque los tiempos hayan cambiado mucho, en algo seguramente coincidirían hoy, junto a Fidel y Chávez, el Ché, Carlos Marx, y Antonio Maceo: «revolucionarios de todos los países, comunicaos».
Fuente: http://lapupilainsomne.wordpress.com/2010/08/10/las-armas-para-hacer-la-revolucion/