Los medios de comunicación son protagonistas fundamentales en la difusión de algunos casos de violencia contra la mujer, sin embargo ignora otros, no menos importantes. A principios de agosto, dos mujeres fueron baleadas en nuestro país (Argentina), una a la salida de un banco, la otra en la puerta de la escuela de sus hijas. […]
Los medios de comunicación son protagonistas fundamentales en la difusión de algunos casos de violencia contra la mujer, sin embargo ignora otros, no menos importantes.
A principios de agosto, dos mujeres fueron baleadas en nuestro país (Argentina), una a la salida de un banco, la otra en la puerta de la escuela de sus hijas. De la primera se tomó estado público, todos los medios de comunicación continúan dando cuenta de su situación, se convirtió prácticamente en un hecho político. De la segunda, sólo escuché la noticia en un medio radial, fue baleada por su ex pareja, quien tenía una prohibición de acercamiento hacia la mujer y sus hijas, se acercó disfrazado y la baleó en la puerta del colegio de las niñas.
No es mi intención realizar una comparación entre estos dos terribles casos, ni mucho menos merituar si uno es más importante que el otro. Sí creo oportuno buscar algunos puntos de encuentro entre ambos y analizar cuál ha sido el manejo de la información en cada uno de ellos.
Reflexionaba entonces sobre el denominador común que existe entre estos dos crímenes, y me atrevo a pensar que una posible respuesta podría ser la desigualdad.
Por un lado se ha visto que los delitos como el ocurrido a la salida del banco aumentan, no en los países más pobres sino en los países más desiguales. Si se tiene en cuenta que en América Latina es donde hay más desigual que en el resto del mundo, en términos de distribución de la riqueza, no resulta descabellado incorporar esta variable a la hora de analizar los hechos y las posibles salidas al problema.
Por otro lado los femicidios van en franco aumento en nuestro país, aún cuando no existen cifras oficiales, de los datos relevados por la Organización Casa del Encuentro, surge que muere una mujer cada 36 horas en situaciones en las que el móvil del asesinato tiene que ver con su condición de género.
Las mujeres estamos más expuestas a sufrir un ataque violento en nuestro seno familiar, en nuestra vida privada, que en la vía pública.
La desigualdad en las relaciones entre los géneros es la base de los femicidios, la supuesta superioridad del varón sobre la mujer y la creencia arraigada de que la mujer debe someterse al orden patriarcal establecido, son el caldo de cultivo para que existan varones que atenten contra la integridad física de sus ex parejas, como sucedió en el caso a la salida del colegio.
Entonces, quizás no podamos hablar de seguridad sino hablamos de igualdad, no podremos alcanzar la justicia sino es mediante la garantía de que todos y todas somos iguales en oportunidades y derechos. Los mismos principios de la Revolución Francesa que estudiábamos en el Colegio y que parece que todavía nos falta aprender para la vida en sociedad.
Respecto a mi segunda inquietud, el tratamiento en los medios de comunicación. Ambos sucesos ocurrieron en la vía pública, pero uno fue «más público» que el otro. Me preguntó por qué, ¿Acaso en algún punto se seguirá pensando que uno fue más grave que otro? ¿Por qué?
Se trató de dos mujeres víctimas de violencia, de dos atentados contra sus vidas. Porqué entonces, uno sigue siendo tapa de diarios y el otro ha sido cuasi silenciado por los medios de comunicación masiva. ¿Qué hay detrás de esta diferencia en el tratamiento de la información?
La respuesta nos interpela y nos desafía. La violencia de género también es violencia, también es inseguridad y no un «crimen pasional». La desigualdad también se coló en el modo de informar, algunas noticias «valen» más que otras, algunos crímenes «venden» más que otros, y estas diferencias dan cuenta de cómo algunos victimarios están más «justificados» que otros.
Todos y todas, los que salimos de un banco, los que llevamos a nuestros hijos e hijas a la escuela, tenemos derecho a una vida libre de violencia, para destruir la violencia entonces, habrá que construir igualdad.
* Marianela Ripa, es abogada con orientación al Derecho de Familia del fuero mendocino.
Fuente: http://www.argenpress.info/2010/09/violencia-y-desigualdad.html