Era de esperar, matemática pura. Al día siguiente de la Huelga General. Con el cadáver aún caliente del último trabajador despedido con cargo a una previsión subjetiva de pérdidas. Con la amenaza aún en el aire de un empresario a un empleado que quiso ejercer su derecho a la huelga. Al día siguiente, digo, el […]
Era de esperar, matemática pura. Al día siguiente de la Huelga General. Con el cadáver aún caliente del último trabajador despedido con cargo a una previsión subjetiva de pérdidas. Con la amenaza aún en el aire de un empresario a un empleado que quiso ejercer su derecho a la huelga. Al día siguiente, digo, el día 30 de septiembre de 2.010, se hace público que la agencia Moody’s ha rebajado la calificación de la deuda española. Al día siguiente!
Los sindicatos y la inmensa mayoría de los trabajadores, menos los que van a heredar, exigen al gobierno que rectifique su improcedente y lesiva reforma laboral.
Los mercados, mientras tanto, por boca de Moody’s esta vez, le ordenan al gobierno que no rectifique. Ni un paso atrás!
Y no sólo eso, este anuncio de Moody’s no es solo una orden para que el gobierno (la tropa en la trinchera), mantenga las posiciones a toda costa, sino que además es un aviso a navegantes, un aviso sobre el torpedo nº2 que van a lanzar contra la línea de flotación del pueblo español, es decir, la reforma de las pensiones.
Dicen por ahí «es que Zapatero no da una derechas» y yo añado,»no da una a derechas, da todas». A estas alturas ya nadie duda de que los giros de Zapatero son siempre a la derecha. Apretando. Atornillando sobre los hombros de los trabajadores la pesada carga de los beneficios que «los mercados» esperan.
Nada más conocer el anuncio de la agencia de calificación, se empezaron a notar los efectos: la bolsa abrió a la baja.
Es necesario recordar que la agencia Moody’s es una empresa privada. PRIVADA. Que responde a unos intereses privados. PRIVADOS.
Puede que solo sea una impresión mía, pero creo que estos fundamentalistas del capitalismo, el juego es «la bolsa o la vida», su bolsa o nuestra vida.
Yo propongo la recalificación de la credibilidad de Moody’s a cero.
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