Traducido para Rebelión por J.M. y revisado por Caty R.
El escritor noruego habla sobre el abuso político que se hace actualmente del Premio, de la voluntad de su patrocinador, el doctor Alfred Nobel, y de los conceptos de seguridad internacional.
Ayer, el escritor y activista político peruano Mario Vargas Llosa ganó el Premio Nobel de Literatura, hoy el disidente político chino Liu Xiaobo. Ciertamente la decisión es tan controversial como lo fue el año anterior, cuando el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, recibió el premio Nobel de la Paz. Ahora usted dice que el Comité de los premios Nobel violó los términos de la voluntad del doctor Alfred Nobel, su fundador. ¿Cuáles eran sus ideas?
Nobel deseaba que sus premios cambiasen el mundo, pero hay una gran diferencia entre lo que estos premios hayan podido cambiar en el orden del sistema internacional y los deseos de su patrocinador. El premio se refiere a una elección fundamental entre dos maneras de acercarse a la seguridad. Nobel quería que su premio quebrara el círculo vicioso de las suspicacias, la carrera armamentista y los juegos de poder. El concepto de seguridad que el doctor Nobel quería apoyar cuando en 1895 escribió su deseo era pionero para en su época -de la misma manera que lo es en la actualidad-. Las naciones deben confiar y creer en la cooperación en vez de quedarse atrapadas en enormes y costosas carreras armamentistas, y que resultan exactamente lo contrario a la seguridad.
Ciertamente, estas ideas no se ven reflejadas en la decisión de elegir a Obama y Liu.
Realmente no rescatan sus ideas, ya olvidadas hace mucho tiempo. El intento de la voluntad de Nobel ha sido el mismo que sostenía su compatriota Olof Palme, promovidas bajo el nombre de «Seguridad Común». Es la misma idea fundadora de las Naciones Unidas y el concepto de «general y completo desarme», central en los discursos diplomáticos en las tres o cuatro décadas pasadas. Yo describo en mi nuevo libro la sociedad civil internacional, nombrando a cientos de personas y organizaciones que trabajan en armonía en medio de divisiones nacionales, étnicas, religiosas, de género en búsqueda de las mejores soluciones para el mundo como un todo. Estas extensas redes de trabajo concretan en un subestrato social «la fraternidad de las naciones» que Nobel expresamente mencionaba en su voluntad, y trabajan a través de «congresos por la paz», otra expresión de su voluntad. Los azarosos premios otorgados en todas direcciones, nada pueden hacer en pos del cambio del sistema internacional que Nobel se propuso apoyar.
Entonces, ¿por qué el Premio Nobel cambió?
Los miembros del Comité han sido más fieles a las ideas de la política exterior noruega -fortalecimiento militar y una ciega lealtad al Tratado del Atlántico Norte- que a su obligación legal de respeto a Nobel. Es una tragedia en la historia de la humanidad que haya claudicado en el cumplimiento de la voluntad del doctor Nobel. El mandato legal que tenía el Comité era entregar el premio para apoyar a quienes peleaban por el derecho de la ley en vez del derecho del poder en las relaciones internacionales.
¿Quiénes son actualmente los miembros del Comité y cómo son elegidos? Según entiendo, usted critica la influencia de los partidos políticos.
La tarea de elegir a los cinco miembros del Comité, encomendada al Parlamento noruego, significa la obligación legal de ponerse a buscar y conformar un Comité de los mejores calificados para realizar el propósito, basado en las ideas que el doctor Nobel deseaba alcanzar. En cambio ellos ocuparon el lugar por sí mismos. Esto devino en una desafortunada práctica luego de la guerra, cuando el Parlamento cambió sus actitudes. Desde 1945, los miembros apenas sí tenían alguna lejana simpatía con la idea del legado. En la actualidad el premio lleva sólo el nombre del doctor Nobel, en realidad es el premio de la paz del Parlamento noruego.
¿Es ésta la explicación de la elección del actual presidente de los Estados Unidos, Barak Obama, como premio Nobel de la Paz del último año?
Los políticos del Comité tienden a designar a colegas. Los ex estadistas forman el grupo predominante de ganadores, y los Estados Unidos son los que más ganadores tienen, reflejando la política noruega de alianzas. Las personas que favorecen el fortalecimiento militar, el Tratado del Atlántico Norte, que no tienen en mente favorecer un mundo sin armas y en paz bajo las leyes internacionales, no califican para el premio.
En su libro, usted menciona que la idea de doctor Alfred Nobel era otorgar el premio a «campeones de la paz» (fredsförfäktare). ¿Cuál es la diferencia?
Analizando el legado, descubrí una escondida y olvidada expresión «campeones de la paz», que el Comité siempre ocultó. Nobel deseaba que la recompensa beneficiara al real acercamiento del movimiento por la paz, no a la «paz» en general. Respondiendo a mi crítica, el Comité declaró que siempre utilizó su propio concepto de paz -como si esto fuera una excusa-. Justamente, al contrario, esta declaración confirma que son culpables de una elemental equivocación: ellos no se harán responsables de designar su propio premio, sino de realizar lo que Nobel quería. La tarea es determinar la intención del legado y defender y ejecutar su intención de la mejor manera posible.
Su libro está basado en partes del diario de Gunnar Jahn, quien presidió el Comité del premio Nobel por más de 20 años, ¿qué decía él?
Los libros publicados en los primeros tiempos revelaban transcripciones de discusiones secretas dentro del comité. Contra las reglas, Gunnar Jahn hizo extensas anotaciones en sus diarios privados. En esas notas, Jahn mostraba que a través de 20 años, después de 1945, la mayoría de los miembros del Comité rutinariamente rechazaban insistentes petitorios de la presidencia pidiendo que se respete el trabajo activo por la paz que el doctor Nobel quería apoyar.
Tal como mencioné, el peruano Mario Vargas Llosa ganó ayer el premio Nobel de literatura, «por su cartografía de las estructuras de poder y de sus mordaces imágenes de la resistencia individual, las revueltas y derrotas. Ciertamente, Vargas Llosa es también un actor político y un fuerte detractor de la nueva izquierda latinoamericana. ¿También su nombramiento reflejó una decisión política?
Nobel deseaba que su premio fuera para cambiar el mundo, el premio de literatura debería ir «en una dirección idealista». No solamente otorgan erróneamente el premio de la paz. De hecho, Al Gore habría sido un candidato adecuado para el premio Nobel de literatura, mientras que Harold Pinter con su inolvidable llamado contra la violencia internacional y el abuso de poder, podía haber sido de igual manera, un gran candidato para el premio Nobel de la Paz.
¿Cuál es su opinión sobre la decisión de condecorar a Liu con el premio Nobel de la Paz?
Está claro que el trabajo por los derechos humanos es trabajo por la paz, pero era para apoyar los esfuerzos por el desarme que Nobel estableció el premio para «los campeones de la paz». En lo que respecta a Liu Xiaobo, es otro ejemplo de que ya no es más el premio Nobel, es el premio del Parlamento noruego. Lo mejor que el Comité pudo hacer por los derechos humanos, la democracia, para aliviar la pobreza, la protección ambiental, sería defender incondicionalmente el trabajo que Nobel deseaba apoyar, para fomentar un profundo cambio en las relaciones internacionales y la abolición de las fuerzas militares nacionales.
Entonces, ¿qué debería hacerse?
Los miembros del Comité deberían plasmar el propósito del Premio, admitir que fueron ilegítimamente elegidos y dejar que el Parlamento seleccione un Comité conforme a la ley, esto es, alineado con la voluntad del legado. Debe establecerse un nuevo proceso de selección para dejar al parlamento una cantidad limitada de candidatos que sean adecuados para la tarea del Comité, considerando el propósito del Premio. Hay muchas cuestiones que amenazan con acabar con el respeto por el legado del doctor Nobel; en mi consideración es deseable que la fundación Nobel ahora, después de 109 años, realice una completa revisión a través de la cual examine qué tenía Nobel en mente, cómo se llevaba a cabo en el pasado y cómo puede servir para el mejoramiento de la humanidad. Me sorprendió muchísimo encontrar que en mis libros presenté el primer análisis legal que se ha hecho del contenido del premio Nobel para los «campeones de la paz». Un testamento es, después de todo, un instrumento legal.
Y no hago esto como un asunto de correcto orden legal, sino porque considero el Premio de la paz como el mayor regalo que se ha legado a la humanidad, una idea demasiado importante como para que sea desperdiciada por políticos incompetentes. El doctor Nobel era un adelantado para su tiempo, y aún hoy continúa siendo un adelantado. El Premio fue importante en sus días, hoy es una cuestión de vida o muerte, un asunto del futuro de la humanidad en un mundo que desborda de armas nucleares provocadoras de un holocausto. Nobel dio la respuesta a nuestra apremiante situación de emergencia global, donde los términos militares no son la respuesta, más bien agravan severamente los problemas del medio ambiente, de la pobreza, la polución, la drástica disminución de los recursos, los derechos humanos y de la democracia.
Fredrik S. Heffermehl (1938) es un jurista noruego, escritor y traductor. Ha trabajado como abogado y funcionario civil desde 1965 hasta 1982, y fue el primer secretario general de la Norwegian Humanist Association, (Asocación Humanista Noruega, N de T) de 1980 a 1982. Actualmente, es escritor independiente y activista del movimiento por la paz contra el armamento nuclear. Vive y trabaja en Oslo.