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Reeditado el Juego de Cartas de Max Aub

Fuentes: La República Cultural

Se presenta la edición con dibujos a color de Jusep Torres Campalans (heterónimo del propio escritor)

El Juego de cartas de Max Aub fue editado por primera y única vez en 1964 en México, a cargo de Alejandro Finisterre. Desde entonces, no se había vuelto a publicar, siendo desconocida entre los lectores españoles.

Esta obra, en el que el autor juega con el doble sentido de la palabra «carta», como género epistolar y naipe de baraja, está compuesta de ciento ocho cartas y pertenece a la faceta más humorística y surrealista del escritor. Es una doble baraja con cuatro comodines, lo que hace un total de ciento ocho naipes, que tienen por un lado, dibujos atribuidos a Jusep Torres Campalans y, por el reverso, misivas de diversas personas que permiten reconstruir la vida del principal personaje, da igual el orden en que se lean.

Estos naipes se recogieron, en su primera edición, en un estuche de cartón azul que incluía, en la parte de atrás, unas reglas del juego escritas por Aub, y en la parte delantera, enmarcando la reproducción central de tres ases y un joker, el nombre del autor y título de la obra. Abajo, el nombre del ilustrador, Jusep Torres Campalans.

Los naipes, de cartón y con unas dimensiones de 17,3 por 11 centímetros, tienen ilustraciones que representan doblemente la baraja francesa y española (picas-oros, diamantes-bastos, tréboles-espadas, corazones-copas).

Son dibujos a color, en algunos casos con trazos sencillos, a veces simbóli cos, otras infantiles, cuando no complejos, como la carta as de oros-picas.

Comodines picassianos o lorquianos, acaso albertianos, en ese estilo de dibujo en trazos tan característico de la generación del 27, a la que Aub perteneció.

En el reverso, encuadrado en cenefas de color rojo y azul, vienen misivas o cartas que diferentes personajes realizan de un hombre ya fallecido, Máximo Ballesteros, el protagonista de la historia, distribuidas de la siguiente manera:

Cinco cartas-naipes comentan la sorpresa por la muerte del protagonista.

Cinco cartas-naipes van dirigidas a la viuda, Carmen • Tres cartas-naipes van firmadas por ella.

Tres son comentarios de unos personajes sobre otros.

Nueve cartas-naipes abundan en la muerte del personaje (suicidio/ asesinato/trombosis coronaria).

Cuatro cartas-naipes recogen palabras literales pronunciadas por el finado en vida.

Nueve cartas-naipes reflexionan sobre la dificultad de conocer en realidad a una persona.

Treinta y siete cartas- naipes comentan distintos aspectos de su vida, aficiones y carácter.

Treinta y una cartas-naipes son de amantes, amadas, pretendidas, enamoradas o despechadas del mujeriego finado.

Todo ello, junto con las reglas del juego marcadas por Aub, van a redundar en algunas características de la literatura de nuestro autor.

El protagonista ha muerto y el discurso es polifónico, al mandarse cartas unos a otros sin que haya nadie que destaque sobre los demás, salvo el muerto, Máximo Ballesteros. (Conviene recordar que novelas importantes de Aub, como la Calle de Valverde o las que componen El Laberinto Mágico tienen un marcado sentido polifónico).

Todas las cartas muestran un Máximo Ballesteros distinto en función del interlocutor. Nos acercamos así a otra de las características de la obra de Max Aub: su obsesión por la literatura especular, por la dificultad de conocer a alguien, por los reflejos de unas personas en otras, hasta el punto de que, cuando nos ponemos a pensar en el enigma que él mismo plantea, ¿quién es Máxi mo Ballesteros?, encontramos parte de su nombre, MAX, y un apellido que comienza con la misma letra conque acaba su apellido real, AUB. Es la obsesión de Max Aub por la identidad, él, que fue de raíces alemanas, francesas y judías, exiliado de niño a España, tras la guerra del 14, exiliado de mayor a México, tras la guerra civil, que pudo aglutinar a lo largo de su vida cuatro nacionalidades distintas: la alemana, la francesa, la española y la mexicana. Pero es eso mismo lo que imprimió un carácter vanguardista y transnacional a toda su obra literaria.

Y ahí está la idea del Juego de cartas: naipe por un lado, epístola por otro, donde el sentido lúdico adquiere su máxima expresión.

Máximo Ballesteros, el protagonista, aparece en imagen múltiple, diseminada, diversa, fragmentada y contradictoria, como si de un caleidoscopio se tratara. Por eso, cuando el autor propone que adivinemos quién fue Máximo Ballesteros, sacamos la conclusión de que es imposible saberlo, porque, según las reglas del juego, deben ser leídas en voz alta por los jugadores y, en función de las cartas que toquen, la descripción difiere. No se cristaliza una imagen clara y unívoca del difunto.

Habrá que recordar que, por esas fechas, hubo también una novela que jugaba a ser leída de múltiples formas: Rayuela, de Julio Cortázar.

Y hay quien afirma que el Juego de Cartas de Max Aub, publicada en 1964 anticipa también el procedimiento de Italo Calvino en El castillo de los destinos cruzados (1973) Es pues, una obra literaria abierta, de un tipo de escritura llamémosla «cubista», directamente relacionado con el autor y la forma de vivir que tuvo Max Aub: la renuncia a puntos de vista totalitarios o unívocos se ilustra en este Juego de Cartas. ¿Llegaremos a saber si Máximo Ballesteros fue asesinado, se suicidó o murió de muerte natural? La voluntad inquebrantable de Aub de sobrevivir pese a los avatares, campos de concentración y exilios, marca de forma decisiva su juego literario. Pese a ser más conocido por sus novelas sobre la guerra civil, el sentido del humor en Aub está tan presente en toda su obra que irrumpe con la fuerza propia de los grandes escritores, ese humor socarrón, lúcido, ácido, pertinaz, como forma de sobrellevar la vida y los desencantos. El sentido del juego en la creación literaria atraviesa en general la obra de Aub, pero en el Juego de Cartas es crucial: comienza con la idea de una novela experimental y continúa al desarrollar toda una red de técnicas narrativas basadas en la ambigüedad y la ilusión, pues sabe que es difícil que alguien juegue de verdad con esas cartas, y que se pueda averiguar quién fue en realidad Máximo Ballesteros. Es todo un reto, y el lector, un jugador.

Hablemos ahora de Jusep Torres Campalans, el pintor vanguardista de los naipes. El artista catalán creado por Aub, que, exiliado en México -como él- le dio la espalda a la cultura de Occidente, pasándose a los indios chamulos como «refugiado de la civilización», es una faceta más del propio Aub, de algo que, quizá, hubiera querido hacer y que realizó a través de su personaje.

En el Rapto de Europa, obra teatral de Max Aub, uno de los personajes refleja un podo de pensar parecido a Campalans: «Y ahora el mundo parece correr hacia atrás. Creíamos que se acercaba el gran día de la libertad, y he visto nacer el fascismo.

¿Qué rapto de locura sacude a Europa? ¡Qué afán de todos de ponerse en las manos de otros! ¡Qué prurito de obedecer, agachar las orejas, el yugo en la cerviz! Atropellar y negar la propia voluntad.

(…) Puede que América sea la única salvación».

Campalans observa el Viejo Mundo desde la distancia y lo critica, aunque no olvida, sin embargo, las experiencias que el pintor tuvo en Cataluña y Francia con la vanguardia histórica de su tiempo, las amistades y querellas con Pablo Picasso, así como las grandes teorías artísticas de la época: «Picasso nunca pintó lo que tenía delante sino lo que decían las cosas que tenía delante. El cubismo fue una escritura, un alfabeto, una pintura para leer. Algo híbrido había ahí entre la literatura y la pintura. ¿Qué de particular tiene que alguna mañana Pablo se levantara con ganas de mandar la literatura a paseo? La verdad es que ahí no nos entendíamos». (Jusep Torres Campalans) Sin embargo, Campalans admirará siempre El Guernica. No en vano se trata de aquella pintura que el mismo Aub presentó por primera vez en el Pabellón Español, en la primavera de 1.937, como delegado cultural de la República española en París con motivo de la Exposición Universal. Jusep Torres Campalans y Max Aub continuaron siendo fieles al mundo artístico de la vanguardia sin estar reducidos a él. Esa es la grandeza que admiramos, como admiramos sus dibujos de naipes futuristas, rompiendo el equilibrio o la simetría, sorprendiéndonos con caballos de perfil o de culo, picas convertidas en senos femeninos, ojos que simbolizan el oro o bastos enfadados prestos a la pelea.

 Unas notas sobre Max Aub

 Estamos ante uno de los grandes escritores en castellano, coincidente con la generación del 27, vanguardista y claro ejemplo de lo que ahora se llama literatura transnacional. Nacido en París en 1903, de raíces francesas, alemanas y judías, llega con su familia a España en 1914, huyendo de la Primera Guerra Mundial e instalándose en Valencia. Tras estudiar el bachillerato, se traslada a Madrid e inicia una compleja obra literaria que comprende poesía, teatro, ensayo, novela y cuento. A raíz de la guerra civil iniciará también un trabajo como guionista de cine que plasma en 1937 en la película L’Espoir o Sierra de Teruel, rodada al alimón con André Malraux.

Posteriormente, tanto en Estados Unidos como en México se vinculará más al séptimo arte.

A él debemos las novelas del Laberinto Mágico, un monumental retablo sobre la guerra civil: Campo cerrado, Campo abierto, Campo de sangre, Campo del Moro, Campo de los almendros, Campo francés. En Calle de Valverde, nos ambienta la época de la dictadura de Primo de Rivera, mientras que Manuscrito Cuervo da cuenta de la vida en un campo de concentración, Le Vernet d’Ariège, donde estuvo internado tras la guerra, con una acidez y sentido del humor excepcionales para las circunstancias que le tocó vivir. (Por cierto, en esta obra, jugando de nuevo con la identidad, aparece traducida fielmente del idioma cuervo por Aben Máximo Albarrón. ¿A qué les suena?) A él debemos también La Gallina Ciega, un lúcido análisis de la España de los sesenta; así como la Verdadera historia de la muerte de Francisco Franco y los famosos Crímenes ejemplares, obras rebosantes también de humor, humor negro como no podía ser de otra forma y, por tanto, humor con mayúsculas.

Max Aub ha representado como nadie la literatura del exilio, la de los trasterrados, convirtiéndolo en un valor universal, en una mirada, en una opción de vida, tanto cuando Jusep Torres Campalans decide irse con los indios chamulos como cuando él mismo adopta el castellano como lengua para sus escritos, opción consciente, pues «uno es de donde estudia el bachillerato». No escoge la lengua materna, el francés, ni la paterna, el alemán, sino la del exilio de su familia, el castellano. A raíz de su exilio mexicano éste se verá reforzado y enriquecido al contacto con esas tierras y esas gentes, como un cante de ida y vuelta. La historia de Europa está marcada por una migración constante que alcanzó su punto álgido en el siglo XX.

No existe escritor europeo de ese siglo que represente la dimensión migratoria de Europa de una forma tan intensa como Max Aub y que haya podido fundir en toda su obra todos esos avatares. Si hay un ciudadano de la era globalizada y sin fronteras que haya vivido en el siglo pasado, ese es Max Aub, anticipándose así a todo lo que vendrá después. Si hay un intelectual consciente de lo que significa serlo, consecuente a carta cabal, diciendo siempre lo que piensa aunque eso le cause miles de problemas, ese es Max Aub.

A propósito de la actual edición.

 La Editorial Cuadernos del Vigía ha asumido el reto de publicar esta obra por su indudable calidad literaria y artística, reivindicando un Max Aub más desconocido entre nosotros, con la idea de situarlo en el lugar que se merece. Es un proyecto ambicioso, que esta Editorial está dispuesta a llevar a cabo con el máximo cuidado y respeto a la idea original del autor, poniendo en ello todo el entusiasmo de su equipo de trabajo para que quede exactamente igual a como fue ideada. Han sido meses de cotejar los mecanoescritos de Max Aub que estaban en la Fundación con los textos de cada una de las cartas; se han limpiado de manchas del tiempo los dibujos, buscado el papel más parecido al original; se han vuelto a reelaborar las cenefas azules y rojas para centrar mejor el texto y que todo quede lo mejor posible.

Sólo se han introducido dos cambios:

• El diseño de la caja anterior ha sido sustituida por otra de color vino (la primitiva era azul) mejorando el diseño del editor Finisterre que, pensábamos, no estaba a la altura de la calidad del contenido de las cartas, tanto en los dibujos como en los textos. Evidentemente, con la aprobación de Elena Aub Barjau en representación de los herederos del escritor.

• Hemos encontrado en la Fundación Max Aub, un comodín inédito, y lo hemos aprovechado, dado que no tenía texto, para incluir una ficha técnica de la actual edición.

Esperamos que todo el que tenga un Juego de cartas en sus manos disfrute con él como hemos hecho nosotros en este proceso, que se vuelvan tan entusiastas seguidores del escritor como nos ha pasado a los que asumimos esta edición y que, de paso, se rían como nos hemos reído ante las ocurrencias literarias del escritor o ante la composición de los dibujos de Jusep Torres Campalans.

Max Aub es, definitivamente, uno de los grandes del siglo XX, en todas sus acepciones.

La editorial.

Cuadernos del Vigía se creó en 1997 con el objetivo de publicar a poetas jóvenes y noveles en lengua española y de incorporar a su catálogo a autores de prestigio en el panorama de las letras hispánicas.

A partir de estas premisas, Cuadernos del Vigía ha fijado su interés hacia géneros como el aforismo y, especialmente, el relato breve.

Atender a nuevos valores, rescatar obras de especial interés, reivindicar a autores olvidados o escasamente editados y dar a los lectores las obras de los más significativos escritores de estos géneros, conforman la línea principal de nuestro trabajo y configuran un mapa de nuevos retos editoriales que entendemos irrenunciables en el momento actual de la literatura en lengua española.

Hacer buenos libros (procurar el cuidado en su confección, tanto en lo relativo a los materiales como al diseño), construir una referencia de calidad y armar un catálogo imprescindible son las señas de identidad de nuestro proyecto editorial.

Otras líneas de intervención se dirigen a la realización de talleres y a la creación de iniciativas de promoción y difusión de la lectura, como el proyecto Relatos para leer en el autobús.

En poesía existen dos colecciones: Serie Menor, con textos de autores jóvenes o noveles en formato plaquette; y Serie Mayor, que incluye obras de autores de prestigio y de líneas poéticas diversas en lengua española.

La colección de relato breve, Cuentos del Vigía recoge libros de cuentos tanto de autores noveles de especial calidad como otros de algunos de los mejores cultivadores españoles o latinoamericanos del género.

Otras colecciones son: Fuera de Serie, que rescata textos relevantes, curiosos o poco conocidos; Serie Crítica, orientada a mostrar trabajos críticos sobre literatura, arte o filosofía; Talleres que publica antologías de poemas y relatos de los alumnos participantes en los talleres de escritura organizados por la editorial; y Libros de Artista.

Por último, iniciamos con el Juego de cartas de Max Aub la colección Ediciones a la carta que ira recogiendo textos heterodoxos de especial interés y singular confección editorial.

El equipo editorial.

Miguel Ángel Arcas (Granada,1956) editor y poeta, dirige la editorial desde su fundación en 1997. Licenciado en Filología por la Universidad de Granada. Es autor de tres libros: Los sueños del realista (2000) Premio Nacional de Poesía Miguel Hernández, 1998; El baile (2002) y Aforemas (2004).

Idea y dirige el proyecto de animación a la lectura Relatos para leer en el autobús, desarrollado en los transportes públicos de diferentes ciudades andaluzas. Durante varios años ha coordinado la Feria libro de Granada.

Jesús Ortega (Melilla, 1968) es licenciado en Filología Hispánica (UGR) y Máster en Gestión Cultural (Universidades de Sevilla y Granada) y en Edición (Universidad de Salamanca). Desde 1997 coordina las actividades culturales de la Huerta de San Vicente, la Casa-Museo Federico García Lorca en Granada. Es autor del libro de cuentos El clavo en la pared (2007), y ha participado en recopilaciones y antologías como Nuevos relatos para leer en el autobús (2009) y Siglo XXI. Los nuevos nombres del cuento español actual (2010). Mantiene un blog dedicado al relato en: http://lacomunidad.elpais.com/jesusortega/posts.

Carmen Peire (Caracas, 1952), Tiene estudios de Historia, Magisterio y Música. Desde hace años ha combinado su actividad como productora musical con su actividad literaria. Vinculada al taller de escritura creativa de Clara Obligado, ha publicado cuentos en diferentes antologías de nuevos narradores, como Historias de amor y desamor (2001), Por favor, sea breve. Antología de relatos hiperbreves (2001); Un lugar donde vivir (2005), y Por favor sea breve 2 (2010). Ha publicado un libro de cuentos, Principio de incertidumbre (2006).

Francis Requena (Granada, 1968 ) es licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Granada, especializado en diseño gráfico, publicidad e ilustración. Su web es www.francisrequena.es 

Fuente: http://larepublicacultural.es/article3295.html