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Conveniencia o Deber

Fuentes: Rebelión

«Los que no trabajan para sí sino para la patria; los que nos aman la popularidad sino al pueblo; los que no aman la vida misma sino por el bien que pueden hacer en ella, esos, mano a mano, con todos los hombres honrados, con los que no necesitan lisonja ni carteo, con los que […]

«Los que no trabajan para sí sino para la patria; los que nos aman la popularidad sino al pueblo; los que no aman la vida misma sino por el bien que pueden hacer en ella, esos, mano a mano, con todos los hombres honrados, con los que no necesitan lisonja ni carteo, con los que no sacan de la vanidad su patriotismo sino de la virtud, llevan adelante, aunque de las gotas de su corazón vayan regando el amargo camino, la obra de ligar los elementos dispersos y hostiles que son indispensables a la explosión de la libertad y su triunfo.» José Martí
Cuando emergió el Polo Democrático Alternativo (PDA), muchos sentimos que germinaba una esperanza para nuestro pueblo. Este mismo pueblo contra el que se han ensañado durante siglos la furia exterminadora y la dimensión monstruosa de la condición humana. Un pueblo laborioso que ha venido encarando un pérfido proceso dirigido a envilecerlo e inocularle los gérmenes malditos de la intolerancia y el odio ; un proceso infame que puso en funcionamiento una maquinaria de producción de entidades monstruosas y comisión de atrocidades, que ahora destroza vidas con fuerza inercial. Un pueblo tenaz que resiste con la labor cotidiana los estragos en la fe en un porvenir diferente, producidos por el rezago en las ideas y las prácticas, la rivalidad rinconera y la ausencia de unidad ejemplar y fraterna entre quienes han afirmado representar los intereses y los sueños de nuestras comunidades.

Cuando surgió el PDA, veníamos de haber muerto con Jaime Garzón, con Jaime Pardo Leal, con Bernardo Jaramillo, con José Antequera, con Manuel Cepeda , con Ivan Villamizar ,con Guillermo Cano, con Carlos Pizarro, con Luis Eduardo Guerra, con Tirso Vélez, con miles y miles de mujeres y hombres, visibles o ignorados, que han ofrendado su vida por haberse atrevido a no guardar silencio frente a los atropellos y los crímenes con los que a diario se atenta contra los humildes de Colombia. Veníamos de haber muerto con las niñas y niños que siguen siendo masacrados en una espiral monstruosa que se alimenta de la indiferencia y la impotencia instauradas metódicamente para que el régimen inicuo se mantenga. Veníamos de haber muerto y ya en nuestro corazón no cabía ambición alguna diferente de contribuir a variar el rumbo de horror establecido.

¿Cómo podíamos no sangrar por dentro al contemplar un pueblo noble, azotado y escarnecido, y enfrentado a sí mismo, y sometido a la ignorancia sobre el funcionamiento de la economía globalizada, el mecanismo oculto y perverso de la cacareada guerra contra el narcotráfico, y la maraña de poderes foráneos que deciden sobre nuestro alimento y nuestra hambre, las riquezas mineras, lo que se siembra y como se siembra, las formas de movilidad, la manera de habitar la tierra, y el modo como comprendemos nuestra realidad y el devenir regional y global?

Por eso, cuando surgió el PDA, sentimos que se avivaba una esperanza vital: la de la unidad fraterna e invencible de la estirpe del decoro, la de la lucidez y el comportamiento ejemplar frente a la imbecilidad y la involución moral instaurados por el control mafioso del país, y la que abría la participación en el vasto y prolongado esfuerzo conjunto de curación que es imprescindible para sanar tantos estragos en nuestros universos interiores, en el tejido social y en la naturaleza, sin pretender una recompensa diferente de la satisfacción de cumplir con un deber en el que nos iban la vida y el honor.

En el carácter democrático del Polo creímos encontrar una práctica cotidiana de respeto sincero , no de boquilla, a esos valores que Estanislao Zuleta se ocupó de esclarecer: la humildad, la apreciación de la diversidad como riqueza; la libre, fuerte y consecuente deliberación de las ideas; la ruptura con los cacicazgos y las prácticas clientelares, el respeto y el reconocimiento a la labor bien hecha por encima de los favorecimientos por la adhesión grupal, la fraternidad nacida de encarnar ejemplarmente una esperanza para un pueblo sometido y burlado, la no predominancia de ambiciones materiales, vanidades y soberbias, por encima del sagrado deber de privilegiar en cada instante de la vida el servicio a nuestras comunidades.

En el carácter alternativo del Polo creímos hallar la riqueza de un manantial de ideas y prácticas creativas, cooperativas y vinculadas a nuestras propias raíces, frente al orden mental y valorativo del capitalismo mundial, que ha puesto en entredicho la continuidad de la vida por sus heridas a la Tierra, y frente al peso secular del eurocentrismo en nuestra cultura. Creímos encontrar una potencia imaginativa que fuera capaz de vencer el dinero con el decoro, la fuerza bruta con la fortaleza moral, los votos comprados y el poder de los medios masivos con el entusiasmo colectivo y el boca a boca desatados por la capacidad de hacer mucho con poco; alentar la cooperación horizontal, las redes de redes, los encuentros pedagógicos, el aprendizaje diario y el expresar verdades con valor en medio de una atmósfera de persecución, mentiras y manipulación cotidiana.

Pero, desde el año 2008, comenzamos a darnos cuenta de que las esperanzas se ubicaban mucho más en los movimientos y las organizaciones sociales, en los seres singulares ejemplares, en la militancia de base que afronta la precariedad y la represión en el día a día, que en una parte no despreciable de la dirección del Polo que poco a poco fue evidenciando que muchas de sus ideas, valores y prácticas se semejaban demasiado a las ideas, valores y prácticas de la política tradicional. Similares ambiciones de cargos de poder como guía principal de la conducta, similares enfrentamientos feroces y soterrados por encima del deber de construir la unidad ejemplar, similares formas de proceder privilegiando el control de presupuestos y poderes empleadores en lugar consagrar las energías a revelar la capacidad de hacer mucho con poco, de manera proba e imaginativa, similares cálculos estratégicos de conveniencia propia y similar ostentación de los símbolos mismos de poder.

Los voces de los seres honestos, consagrados a servir, conscientes de la magnitud colosal de la tarea de curación de los daños infligidos a la nación -que los hay, y no pocos, en la dirección del PDA-, no fueron escuchadas en medio de la algarabía y los modos clientelares de los ambiciosos que vinieron a medrar en la esperanza que irrumpía. La dinámica de confrontación intestina, sin reparar en los medios utilizados, que se impuso impelió un proceso de degradación de las prácticas , las ideas y la palabra cotidiana, en lugar de una espiral de perfeccionamiento que suscitará el reconocimiento de la virtud y la valoración de la unidad cordial en torno a los principios.

Los resultados electorales del 2010 evidenciaron que el trabajo de construcción de una alternativa al orden imperante -para un pueblo necesitado de un referente de vida en medio de la muerte y de un referente ético en medio una atmosfera degradada por el creciente control social de las mafias foráneas y nacionales – no se hizo. Y no fue hecho porque el tiempo precioso y las energías vitales fueron absorbidas por las ambiciones sectoriales , la feroz rivalidad interna y los agravios irreparables. Además, como si fuera un fracaso leve el hecho de no haber podido construir un referente ético y político capaz de alternar con la continuidad del régimen uribista y sus amplios y profundos daños a la nación, no se reconocieron los errores ni se convocó una asamblea nacional deliberativa capaz de depurar al partido en formación del control ejercido por quienes impidieron, enceguecidos por sus ambiciones, la construcción de una formación ejemplar por su ética, por la nobleza e imaginación de sus acciones , por la claridad de sus ideas enraizadas en el conocimiento del alma de nuestro pueblo , por su absoluta lejanía de cualquier sospecha de manejos indebidos.

El principal logro político, el gobierno de la Alcaldía Mayor de Bogotá, ¡Quien lo creyera! terminó siendo integrado en su mayor parte por integrantes de formaciones políticas con pensamientos y conductas opuestas a lo consagrado en el ideario de unidad del Polo.
No se desconoce la magnitud pavorosa de la guerra sucia adelantada por el gobierno de Uribe Vélez contra el PDA. Ni se ignora el tratamiento adverso de la mayor parte de los medios masivos de comunicación hacia el PDA, su invisibilización de los logros, su silencio frente a la represión, su amplificación de los yerros y su disposición a alentar las divisiones y los enfrentamientos. Pero no se pueden encubrir las conductas indebidas -si no ilegales- en la ofensiva existente por parte del establecimiento contra el PDA. Proceder de esta manera impide la obligatoria rendición de cuentas ante la ciudadanía y la militancia de base , la revisión autocrítica y la depuración del PDA de los elementos que se han insertado en el mismo con ambiciones personales y prácticas contrarias a la pureza ética que tendría que caracterizar al PDA por principio, así como por la necesidad de desmarcarse con claridad absoluta del panorama de corrupción imperante.

No se debiera tampoco acudir al expediente de que no existen pruebas de ilegalidad, para ignorar los procedimientos no democráticos, no transparentes, y favorecedores de intereses económicos ligados a la administración distrital, y así librar a la administración de su responsabilidad ética y política. ¿Alguien ignora acaso que los más hábiles usurpadores del tesoro público conocen la forma de no dejar huellas que los comprometan judicialmente? ¿Está hoy mismo el Comité Ejecutivo Nacional del PDA libre de integrantes que hayan sido señalados públicamente por sus manejos indebidos, como es el caso, por ejemplo, de personajes vinculados a entidades como Metro Vivienda?
El guardar silencio por conveniencia, porque las personas señaladas ocupan cargos y manejan presupuestos que pueden en el inmediato presente o en un futuro cercano servir a los propios intereses , ha sido el mejor camino para que el Polo se deslice por la deriva de la no diferenciación de las formaciones políticas tradicionales que mantienen a la mayor parte de la población alejada de la política, garantizando de esta manera el control de la misma por parte de quienes acuden a ella para satisfacer ambiciones y codicias personales, y todo lo sacrifican en aras de lograr sus objetivos.

No se debiera tampoco señalar los indudables logros sociales de las administraciones del Polo en la capital, sin examinar el detalle de lo que ocurre con los mismos. ¡Que hay comedores populares! ¡Que hay acceso a la atención en salud para los que no tienen dinero! ¡Que hay educación pública de calidad! ¡Muy bien! Y ¿cómo funcionan? ¿Cuánto dinero se destina a ellos? ¿A quiénes y con qué criterios se asignan esos recursos? La transparencia, cuando las cosas se hacen en forma honesta, no sólo no se debe temer sino que asimismo ayuda a que la población reconozca el valor y la virtud donde existen, que es un logro mayor en estos tiempos en que escasean los referentes colectivos de proceder decoroso.

La dirección colectiva del PDA enfrenta hoy el desafío histórico de revisar y variar el devenir de la organización , o mantener el rumbo establecido y languidecer , mas temprano que tarde. Es necesario escuchar de manera no retorica la militancia de base, los integrantes de los movimientos y organizaciones que a diario se juegan la vida por defender espacios invaluables de justicia y libertad , a las mujeres y hombres que sostienen con su labor silenciosa y bien hecha la vida y la dignidad . Es necesario democratizar el PDA y erosionar los feudos que ni han hecho , ni han dejado hacer; es indispensable alentar el examen colectivo , y sin medias verdades , de lo que ha ocurrido con el PDA , y enmendar errores. Es urgente evitar que las decisivas franjas jóvenes se eduquen en la política con la temprana replica de astucias y mañas , y no con el estudio permanente , el sentido del deber y del servicio , la nobleza y la honestidad en el proceder. Es necesario promover los liderazgos de quienes se han caracterizado por su probidad y su consagración al servicio de los sectores mas brutamente golpeados de nuestra nación.

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Hace muchos años, en la primera mitad de la década de 1890, cuando ya nuestro territorio y nuestro pueblo eran objetivo de la codicia imperial de los más poderosos conglomerados económicos de los Estados Unidos y sus representantes políticos, José Martí alentó la creación del periódico Patria y el Partido Revolucionario Cubano, una semilla que fructifico con el tiempo configurando un referente ético y emancipatorio para los pueblos de Nuestra América. En ese periódico y ese Partido es posible encontrar, con palpitante vigencia, las ideas y los valores que pueden brindar luces y energía en este tiempo decisivo

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.