El 12 de febrero hará 202 años del nacimiento de Charles Robert Darwin, en Sherewsbury en 1809. Y su famoso libro On the Origin of Species by means of Natural Selection, or the Preservation of Favoured Races in the Struggle for Life apareció en el mercado el 24 de noviembre de 1859. El famoso diseñador […]
El 12 de febrero hará 202 años del nacimiento de Charles Robert Darwin, en Sherewsbury en 1809. Y su famoso libro On the Origin of Species by means of Natural Selection, or the Preservation of Favoured Races in the Struggle for Life apareció en el mercado el 24 de noviembre de 1859.
El famoso diseñador parisino Philippe Patrick Starck, que acomodó los cuartos privados de Mitterrand en el palacio del Elíseo, rinde homenaje a esta transformación del mundo, descubierta por Darwin:
«Mi sueño comienza hace cuatro mil millones de años, cuando aún todo era puro lodo. Los rayos golpean la tierra y surge la vida. De pronto corretean nuestros antepasados: amebas y bacterias. Las bacterias se transforman en peces. Y los peces disfrutan de la vida, el señor y la señora pez se aman y sus huevas son transportadas por la corriente, algunas se malogran pero no pasa nada porque mamá pez no se entera.
Un buen día de los peces surgen ranas y con sus ancas alcanzan la orilla. Y siguen divirtiéndose entre sí. Pero ahora los huevos no son arrastrados por la corriente y la señora rana lo encuentra magnífico. ¡Qué bellos y qué extraordinarios son!, piensa. Pero muy endebles y quebradizos. Y le dice a su hombre: ¡Amante, tenemos que protegerlos! Él tiene sus propias ideas sobre qué hacer con los huevos y porque todos los tíos son mentirosos y él no ve que su mujer acaba de encontrar el amor, que es la cosa más bella del mundo y que se inicia con el amor de una madre para con sus hijos, dice: Sí, sí, protegeremos los huevos y los mejoraremos, los haremos más resistentes. Vamos a hacer un superhuevo, y prosiguen la vida; ella cree que su hombre ama los huevos tanto como ella pero él reflexiona sobre su idea de progreso y civilización.
Y mientras la señora rana permanece en su cueva él sale al mundo y ve animales salvajes y dinosaurios. Siente miedo, su cerebro no está muy desarrollado. Abre un pequeño cajón de su conciencia y guarda en él lo que le produce angustia, y lo cierra de nuevo. A este cajón, que pronto adquiere un gran poder sobre él, le denomina dios. Y piensa que para servir a este dios él debe ser una mejor rana.
Miles de millones después persiste aún la idea de progreso. Es una idea romántica y sublime, sencilla de entender: Existe un principio y un fin. Nuestra vida en la tierra comenzó hace cuatro mil millones de años y terminará dentro de otros cuatro mil millones de años. Hoy nos encontramos en la mitad. El sol y la tierra un día explotarán y será el acabose. Lo cómico es que el mundo bacterial de entonces no sabía qué llegaríamos a ser hoy nosotros y hoy nosotros no sabemos qué ocurrirá cuatro mil millones de años después. Quizá seamos un aroma, quizá un color o una fórmula matemática. Hasta entonces trabajemos por ser mejores, protejamos a nuestros hijos, tratemos de ser como dios o mejores que él.
Mi sueño es la gran historia de la transformación en la que puedo participar, la gran velada a la que estoy invitado».
Eskerrik asko Charles Darwin a tus 202 después, porque «hay muertes, como la tuya, tan poco moribundas que nos atan los zapatos con los que andar el día».
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