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Palabras en el funeral de Salvador Allende - Santiago de Chile, 8 de septiembre de 2011

«Gracias, Presidente, por su legado de lealtad, consecuencia y honor que como pueblo heredamos»

Fuentes: Rebelión

Señoras Señores Amigos Compañeros. La Fundación Salvador Allende, me ha confiado la honrosa tarea de hablar en esta ceremonia en representación de aquellas personas que el 11 de septiembre de 1973, estuvieron junto al Presidente, hasta el momento de su muerte. Para cumplir con esta responsabilidad, los únicos atributos que se reúnen en mi persona […]

Señoras

Señores

Amigos

Compañeros.

La Fundación Salvador Allende, me ha confiado la honrosa tarea de hablar en esta ceremonia en representación de aquellas personas que el 11 de septiembre de 1973, estuvieron junto al Presidente, hasta el momento de su muerte.

Para cumplir con esta responsabilidad, los únicos atributos que se reúnen en mi persona son: haber sido su medico personal, de cabecera, desde antes de su elección y de compartir sin vacilaciones su proyecto político de transformación y progreso de nuestra Patria.

Vivimos hoy una jornada histórica. El Poder Judicial chileno, el Ministro Mario Carroza, el Servicio Medico Legal, el grupo de forenses multidisciplinario nacional e internacional, el aval de la Cruz Roja Internacional, ha confirmado la causa de la muerte del Presidente, dejando en el terreno de las conjeturas y especulaciones, algunas mal intencionadas, que presumían la intervención de terceros. Sus colaboradores, aquellos que estuvimos junto al Presidente, viviendo sus últimos momentos, dimos a conocer su muerte por suicidio, poco después de ocurridos los hechos, sin existir factores que distorsionaran esta afirmación. Como ha sostenido el Director del Servicio Medico Legal la investigación ha transformado una verdad histórica en una verdad pericial. La Historia, la Verdad y la Ética no pueden marchar separadas

Es mi propósito y responsabilidad rendir un homenaje a todos aquellos ciudadanos que vivieron esa jornada, en particular a aquellos que tomados prisioneros fueron posteriormente asesinados.

De los miembros del GAP, sólo 4 escaparon a la furia homicida. Algunos de los cuerpos de los jóvenes fusilados fueron encontrados en el río Mapocho. Años después otros restos se recuperaron en el fuerte Arteaga de Peldehue- restos mínimos- que permanecieron en el lugar, después que la dictadura los lanzara al Océano Pacifico. Recordemos sus nombres:

-Antonio Aguirre

-Oscar Avilés

-Manuel Castro

-Sergio Contreras

-José Freire

-Daniel Gutiérrez

-Reinaldo Lagos

-Juan José Montiglio

-Julio Moreno

-Osvaldo Ramos

-Luis Rodríguez

-Jaime Sotelo

-Julio Tapia

-Daniel Urrutia

-Enrique Valladares

-Alejandro Vargas

Su ejemplo, su valentía, su consecuencia, serán recordados por familiares, amigos y todos nosotros que los vimos por última vez.

El Servicio de Investigaciones, La Policía Civil, La Unidad Policial de la Presidencia, destacó en la Moneda 16 detectives, al mando del Inspector Juan Seoane Miranda; ninguno falleció ese día once, pero en el curso de estos 38 años trascurridos: Carlos Espinoza, Douglas Gallegos, David Garrido, Pedro Valverde ya no se encuentran entre nosotros.

Por otra parte los miembros del Gobierno y/o asesores:

-Jaime Barrios

-Daniel Escobar

-Enrique Huerta

-Claudio Jimeno

-Jorge Klein

-Eduardo Paredes

-Enrique Paris

-Ricardo Pincheira, y

-Arsenio Poupin

Que por decisión autónoma, voluntaria, derivada de una ética responsable y solidaria, los llevó a mantenerse junto al Presidente. Fueron detenidos y torturados en el Regimiento Tacna, y fusilados el día 13 de septiembre en Peldehue, sin mediar juicio salvo la opinión arbitraria y homicida de los militares responsables.

El grupo de 9 médicos, concurrió y permaneció en el Palacio, pasadas las 14 horas. Respondieron con lealtad a un acuerdo previo que se puso en marcha en la madrugada del día once. Todos hemos sido sujetos de entrevistas en muchas ocasiones para periódicos y revistas, relatando nuestra experiencia. Considerando la suerte sufrida por otros compañeros, hemos tenido la fortuna de rehacer nuestra vida y profesión, en Chile o en el extranjero. Una mención especial quiero hacer del Dr. Patricio Guijón, que por contar la verdad de los sucesos, ha sido criticado desde la izquierda y la derecha política. Su honestidad puede reflejarse en la frase de Aldous Huxley: «Los hechos no dejan de existir aunque se les ignore». También queremos recordar al Dr. Walter Stein, que falleció hace algunos años y que formando parte de nuestro grupo ayudó en la Residencia de Tomas Moro a escapar del bombardeo a la Sra. Hortensia Bussi.

Particular mención y homenaje a nuestras compañeras de jornada: Verónica Ahumada, Cecilia Tormo, Frida Modak, Beatriz Allende, Isabel Allende, Carmen Prieto, Nancy Julien, Marta Silva y Miria Contreras. De comportamiento ejemplar, paradigma de la valentía. Con nostalgia, cariño y respeto mantenemos en la memoria a quienes ya no están: Miria Contreras y Beatriz Allende.

Evocamos con admiración a Augusto Olivares, periodista y Director de la Televisión Estatal, el primer mártir de la jornada del día once. Igualmente queremos honrar la memoria de Lautaro Ojeda, Daniel Vergara y Osvaldo Puccio Giesen que fallecieron en el exilio interno o externo, al cual fueron expulsados por el régimen militar.

Señoras y señores, he procurado con objetividad y respeto, recordar a los compañeros del Presidente Allende que estuvieron, junto a él esa aciaga mañana. 64 ciudadanos chilenos, decidimos con responsabilidad que nuestra función era proteger y acompañar al Presidente. 34 han fallecido, la gran mayoría victimas directas de la dictadura militar. Los he mencionado con sus nombres propios, que deberemos recordar. Las personas restantes, treinta, que no menciono, también se incorporaran en el futuro a la historia democrática de nuestro país. La memoria es la verdad y hay que limpiar el pasado con la verdad.

En 1990 Hortensia Bussi de Allende señaló: «el reencuentro entre chilenos no se producirá mientras muchos de nuestros compatriotas y compañeros sigan hacinados en fosas perdidas». La decisión del poder judicial chileno, de enero del 2011, de investigar las situaciones de 721 ciudadanos, en primer lugar la del Presidente Allende ya concluida, se encargará de profundizar en sus circunstancias.

Terminado este episodio, doloroso pero instructivo. Rendimos un nuevo homenaje al hombre que nos convocó el 11 de septiembre de 1973 al Palacio de la Moneda. Como dijo Danton: «No se puede llevar a la Patria en las suelas de los zapatos».

Allende dispuso de su vida, se inmoló en un acto de enorme valentía y dignidad, por la Patria democrática y libre. Sus últimas palabras, reiteran su confianza en su pueblo y predice situaciones esperanzadoras. Quizás, a pesar de nuestros años, las veremos.

Sólo me resta expresar GRACIAS Presidente por su ejemplo de demócrata, de hombre de leyes, de ciudadano preocupado por los mas débiles. Su persona y la figura de Presidente de la República no pudieron ser mancilladas ni ofendidas.

GRACIAS por el legado de lealtad, consecuencia y honor que como pueblo heredamos.

MUCHAS GRACIAS